Hola nuevamente, les mando muchos saludos y besos cachondos a todos los lectores.
Antes que nada les ofrezco disculpas por no poder subir los relatos como antes lo hacia; pero la vuelta a la normalidad después de la emergencia sanitaria, me tiene vuelta loca con las labores de casa y me queda poco tiempo para escribir. Pero aquí estamos, para seguir compartiendo mi historia con ustedes. Esperando que les siga gustando y la disfruten.
Al estar escribiendo este relato, me di cuenta que iba a resultar demasiado largo, o lo acortaba, omitiendo muchos detalles o lo hacía en capítulos, para contar todo con lujo de detalles; opté por lo segundo.
En el relato anterior, les comentaba, que al medio año de casada, engañe por primera vez a mi esposo, fue algo que no pude evitar y que mi cuerpo necesitaba, pero ya estaba hecho y no había vuelta para atrás.
De ahí continúe con mi vida de casada, a la par de consentirme de vez en diario con alguna rica verga de alguno de mis compañeros o de algún amigo que conocía camino a casa o al trabajo.
Hoy quiero contarles la primera vez que me dieron una muy rica cogida, entre varios de los compañeros de mi trabajo; digo la primera porque después vinieron varias más, pero esta es la que más me gusta recordar.
Era Julio del 88; era aniversario de la empresa en la que trabajaba, como era de esperarse habría una celebración por tal evento. Mi amante principal, no iba a poder asistir ya que tenía un compromiso con su esposa, al principio me molesto un poco, ya que, la fiesta iba a estar muy buena y todos sabíamos que ahí nos desinhibíamos todos y hasta los más serios y serias se soltaban, como en la cotidianidad no lo haríamos nunca, bueno, algunas porque a mi, como me encanta la verga, era lo normal en mi, al no estar mi amante principal, podía coger con quien yo quisiera, sin nadie que me reclamará nada.
El evento comenzaría a las 6 pm, por tal motivo y pensando en aprovecharlo al máximo, le dije a mi esposo, que seguramente terminaría tarde y no quería arriesgarme a tomar un taxi y me fuera a pasar algo, el me preguntó qué si pensaba tomar, le conteste que casi no lo hacía, así que no le veía el problema que por un día, me pusiera un poco pasada de copas, él me contestó que nada más tuviera mucho cuidado, ya que en esas fiestas, los compañeros se aprovechaban de la situación y más con las casadas y ricas como yo (si hubiera sabido mis planes, capaz que no me deja ir), yo le dije que no se preocupara, que me sabia cuidar sola y que en cuanto me sintiera mal, dejaría de tomar.
La fiesta comenzó de lo más normal, una misa, una comida-cena y después a disfrutar; el dueño bailó varias piezas conmigo, luego me dijo que porque no íbamos a su oficina, tenía ganas de cogerme, que me veía muy rica; cabe señalar que, para la ocasión me vestí con un vestido de licra blanco, que se me pegaba muy cachondamente a mi cuerpo, que en aquellos tiempo no estaba gordita como hoy, hacía que mis nalgas se vieran más grandes de lo que realmente eran, un bikini igual blanco, el cual se notaba un poco por el mismo vestido y un brasier de media copa, que hacía que mis pequeñas tetas lucieran más grandes y antojables.
Ya había cogido con él muchas ocasiones, tanto de soltera como de casada. Él era un hombre atractivo, con cierto parecido al actor Richard Gere, tendría alrededor de 55 años más o menos, cogía muy rico y la verga grande y jugosa que tenía, la sabía utilizar bastante bien y no lo decía nada más yo, todas las chicas con las que había cogido decían lo mismo.
Pasamos a su oficina, para tal efecto tenía un sofá, que según era para recibir a la gente, que iba a tratar asuntos de negocios con él, pero todas sabíamos que realmente era para que pudiera cogernos más a gusto.
En cuanto entramos y cerró la puerta, comenzó a besarme de una forma muy cachonda, recorría con sus manos todo mi cuerpo, en especial mis nalgas, me subió el vestido, metió sus manos al interior de mi bikini, me atraía hacia él para que sintiera la gran verga que tenía, ya la tenía bastante parada y dura, sus caricias eran desesperadas, como si en su vida no me hubiera metido su verga, me quito el vestido totalmente, me recostó en el sofá, se desabrocho su pantalón y se lo bajó con todo y calzón, dejando al descubierto su rica verga, estando acostada en el sofá, se acercó a mí y me puso su verga para que la mamara, cosa que él sabía que me encanta y a él le gustaba mucho como se la mamaba, la metí en mi boca muy despacio, la lamí de la base hasta la punta, la cual ya estaba goteando sus deliciosos jugos, recorría cada centímetro de esa deliciosa verga, desde los huevos hasta la punta; para después meterlo, o más bien tratar de meterlo en su totalidad hasta el fondo de mi garganta, cosa que por el tamaño del animal que me estaba comiendo, resultaba algo complicado.
Después de un buen rato de estarle mamando la verga, me dijo que era hora de que la sintiera toda; me acomodo en el sofá, se hinco delante de mí, me subió el vestido hasta la cintura, me quito el bikini, me subió las piernas a sus brazos y comenzó a tallarme la panocha de arriba a abajo con la punta de su verga, como se imaginarán, sentía delicioso ese movimiento, de repente, sin avisarme, me la deja ir de un solo golpe hasta el fondo de mi panocha, di un fuerte grito, que creo que escucho todo mundo en la fiesta; ahí la dejo un momento en lo que me acostumbraba a su tamaño y grosor, después comenzó el mete y saca de una manera lenta y cadenciosa, para que poco a poco, acelerar el ritmo, hasta lograr un ritmo frenético, los dos jadeábamos de manera conjunta, él sabía cuánto me gustaba que se moviera de ese modo.
Después de estar bombeando duramente durante unos 10 minutos, se quedó quieto y me subió todavía más mis piernas a sus hombros, se subió prácticamente en mi dejándome sentir toda su verga, él sabía que de esta manera, lograba hacer algo que a muchas mujeres nos encanta sentir: como la verga de quién te está cogiendo penetra literalmente tu útero; me sentía escurriendo de manera incontrolable, en esa posición, logró hacerme venir como 4 veces.
Luego de 30 minutos de estarme cogiendo, paro, saco su verga de mi panocha y la puso a la altura de mi boca para que se la mamara, yo sabía lo que buscaba, lo hice durante algunos minutos, hasta que se le puso muy dura la verga y comenzó a descargar todos los mocos que tenía guardados. Tenían un sabor delicioso, el cual desde la primera vez que los probé me encantaron. Fue tal la cantidad de mocos que me echó que no lograba contener todos en mi boca.
Cuando terminamos, pase al cuarto de baño que "casualmente" tenía regadera y toallas de sobra, a asearme un poco y quitar restos comprometedores de la gran cogida que me había dado mi jefe, me vestí rápidamente, cuando termine, el hizo lo mismo y le dije que ya me iba a seguir la fiesta.
Serían las 9 de la noche ya, muchos de los compañeros se habían ido, quedaban algunos que sabían que lo mejor estaba por venir.
Se me olvidaba comentar que en la misma oficina trabajaba mi hermana mayor y su "novio", lo pongo entre comillas, ya que él era casado, de hecho él era cuñado del jefe.
Todo esto, lo sacó a colación, ya que también cogía regularmente con él, era un hombre bajo de estatura, flaco y muy sin chiste en general, pero que cargaba una vergota entre las piernas que no lo podías creer y lo mejor de todo que la sabía utilizar de maravilla. Lo encontré en la fiesta mientras mi hermana había ido al baño; comenzamos a bailar y desde ahí empezó con el manoseo, era una salsa y ya saben que ese tipo de baile se presta mucho para fomentar los manoseos entre las parejas. Cómo había quedado cachonda, cada que podía le repegaba mis nalgas en la verga, él por su parte, cada que podía me las agarraba y también los pechos, estábamos al pendiente de ver aparecer a mi hermana, la calentura ya era mucha y su verga cada vez se sentía más dura, en cuanto acabó la pieza, me jalo para el estacionamiento del edificio, él era chófer de reparto y tenía llaves de algunas de las camionetas de la empresa; sacó unas, abrió una camioneta y nos subimos a la parte trasera (como en varias ocasiones, que ya me había cogido), me recostó, me subió el vestido y me quitó el bikini, me dio unos cuantos lengüetazos en la panocha, se desabrochó el pantalón y lo bajó con todo y calzón, se recostó en mi y la metió hasta dentro de mi panocha de un solo movimiento, como estaba muy excitada, no costó nada de trabajo, además todavía estaba abierta de la cogida, que recién me había dado mi jefe; di un grito de placer, él para callarme me empezó a besar, comenzó sus movimientos de manera violenta y poderosa, también él sabía cómo me gustaba que me metieran la verga, fueron 15 minutos de placer sin igual, de repente siento cómo se inflamo más su verga y me descargó sus mocos totalmente dentro de mi panocha, cuando terminó, me pasó un poco de papel higiénico que traía en la camioneta, para limpiar los mocos que escurrían de mi panocha, nos acomodamos la ropa y bajamos de la camioneta.
La fiesta seguía, mi hermana "encontró" a su novio después de un rato de estarlo buscando, tuvieron una discusión y se fueron de la fiesta.
Yo sentía que sus mocos estaban escurriendo por mis piernas, así que fui al baño a checar que todo estuviera bien; ahí estaba cuando de repente entran unos compañeros de la oficina, al principio, no ubique quienes eran, pero ya después los reconocí: era un compañero con el que siempre había querido, por todas las "hazañas" que contaban mis demás compañeras de él y la esposa del jefe. Él nunca había querido cogerme, ya que decía que era muy puta y él no sería uno más, por más que me le había ofrecido no caía, se me fue haciendo un reto poder coger con él, sabía que un día se iba a dar, no sabía que ese sería el día en que probará su rico pitote.
Ellos no se dieron cuenta de que yo estaba en uno de los cubículos del baño, con todo el sigilo del mundo me subí el bikini y acomode mi vestido, abrí un poco la puerta para ver lo que estaban haciendo: la esposa de mi jefe, estaba de rodillas mamándole la verga y por fin, pude ver el gran tamaño que tenía aquel compañero que me tenía obsesionada, no me habían mentido las compañeras que habían cogido con él; la tenía grande y gruesa como a mi me gustaban.
Después de que la esposa terminó de mamarle la verga él la sentó en el lavamanos, le subió el vestido, como llevaba medias, prácticamente se las arranco junto con la pantaleta, entre los jirones de ropa, el encontró el camino hacia su panocha y se la comenzó a meter, ella lo empujaba del pecho, le decía que despacio, pero él estaba enardecido y poco le importo sus súplicas, cuando logro metérsela, ella dio un grito de placer, el comenzó a moverse a gran velocidad, ella le decía que no se fuera a tardar como siempre porque su esposo podría buscarla, el aceleró sus movimientos y le dijo que ya los iba a echar, ella le dijo que adentro no, le saco la verga e inmediatamente empezó a llenarle el estómago de mocos, llegándole unos disparos a la cara, salpicando su vestido, ella entro en pánico ya que era un vestido negro el que traía, lo limpio como pudo pero pude notar que quedaron unas manchas, le dijo que ahora que hacía, el con toda la calma del mundo, le dijo que se derramará un vaso con vino a propósito para evitar que se dieran cuenta; se acomodaron la ropa y salieron del baño, yo vi que tiraron algo a la basura, no le tome importancia en ese momento.
Salí del cubículo y me dispuse a lavarme las manos, tome una toalla de papel para secarme las manos, cuando la iba a tirar al bote de basura, vi que estaban las medias y la pantaleta hechos pedazos, envueltos en papel higiénico, los recogí con una sola idea en la cabeza: utilizar esa prueba para poderme coger a mi compañero de trabajo.
Bueno pues hasta aquí le cortó está primera parte, ya se me hizo muy extensa. Les agradezco la paciencia por esperar mis relatos. Les mando un saludo y procuraré en estás próximas vacaciones navideñas, ponerme a escribir un rato la segunda parte del relato.