Cambio de vestuario:
De un momento para el otro Fabiola comenzó a usar prendas de vestir más sueltas y ligeras, una de esas prendas era ponerse licras de todo color. Cuando yo veía esas licras colgadas en el tendedero, parecía talla como para infantes, pero cuando veía a Fabiola modelando esas licras, madre mía, no sabía sí esa licra moldeaba a su cuerpo o al revés, remarcando toda su figura, siguiendo la silueta de sus piernas hasta su cintura.
Si no eran licras, Fabiola se ponía: vestidos cortos, shorts, faldas, todo acompañado con blusas igual de apegadas al cuerpo. Con semejantes prendas ajustadas no era difícil para la imaginación hacerse una idea de cómo sería verla desnuda, porque sus prendas ya hacían todo el trabajo.
Cuando yo solía estar en la computadora o en la sala mirando pelis, Fabiola se aparecía de la nada a hacerme la conversa. En esas platicas Fabiola me miraba fijamente y me sonreía, al mismo tiempo que se acomodaba el cabello, así llegué a saber que su color favorito era el rojo, que le gustaba escuchar bachata, cosas así.
Por mi parte, debo decir que al ser yo algo reservado, no era de soltar nada de mi vida a nadie, pero con Fabiola era diferente. Cuando me preguntaba cosas no podía negarle nada, y mucho menos cuando me lanzaba esa sonrisa, esa sonrisa pícara y coqueta.
Entre plática y platica surgió una pregunta por parte de ella:
-¿Y… tienes novia?
Yo le dije que no, en eso su cara cambió de alegre a sorprendida llamándome mentiroso, yo le dije que no tenía porqué mentirle, y me dijo:
-¿En serio? entonces no has… ¿besado?
Eso es obvio al no tener novia, fue mi respuesta, y en un todo alentador ella me dijo:
-Bueno no te rindas. Dicen que tu media naranja está más cerca de lo que uno cree
Fabiola me sonrió, y volvió hacer sus cosas.
Toqueteos:
Era un sábado por la mañana, yo estaba en la compu mirando videos de auronplay, y en eso entró Fabiola a sentarse en una mesa de trabajo, y nos pusimos a platicar de tonterías, de pronto el sonido del parlante dejó de funcionar, y para arreglarlo tenía que levantarme levemente para ajustar el cable, y en eso tuve la sensación como de que me espiaban así que miré de reojo a Fabiola, y vi que su mirada estaba fija en mi trasero a la vez que se mordía el labio inferior.
Arreglé el sonido y sentándome nuevamente me quede pensando por qué Fabiola miraba así mi trasero, entonces me dio por mutear el sonido a propósito, y al inclinarme Fabiola volvió hacer lo mismo, esta vez me demore para darle el gusto a sus ojos.
Paso una semana. En casa había fiesta familiar, y cuando yo iba de camino al baño Fátima venía de frente, y antes de alejarnos noté que una mano me tocaba el trasero, al girarme vi que era Fabiola quien me había dado esa palmada en mi trasero, ella solo me soltó una sonrisa y siguió su camino. Más tarde yo me preguntaba:
-¿Esta mujer que querrá de mí?
Me hacia el ingenuo a mí mismo. Las palmadas de parte de Fabiola se fueron haciendo más habituales, y no solo eso, cuando yo solía estar sentado en x parte venía Fabiola por detrás y acariciaba mi cabello, todo esto lo hacía incluso si había gente al rededor o no. Por mi parte yo no le correspondía a sus toqueteos, más que nada, por lo reservado que era, pero ganas no me faltaban.
La timidez se va:
Venía del mall de ver una peli, y al entrar a la casa y abrir la puerta de la sala vi a Fabiola arreglando unos etiquetas, cuando me vio, de lo sería que estaba le cambio el semblante, y con una sonrisa me dijo:
-Hola Marquitos, ¿cómo te fue?
Yo tardé en contestarle, más que todo porque estaba embobado por como estaba vestida
-¿He? Si… me fue bien, y tú que haces, ¿por qué estas molesta?
Ella en tono cansado dijo:
-Es que estoy atareada, y no tengo quién me dé una manito con todo esto. Y para rematar discutí con mi novio
Yo no podía solo salirme e ir a dormir por una razón, bueno eran dos razones, una para ayudarle a terminar pronto, y segunda poder admirar su bello rostro y su envidiable figurita, así que le dije:
-Déjame ayudarte si quieres, así acabaremos más rápido
A Fabiola le cambió el semblante y la note más relajada, estaba puesta una licra que a su vez tenía estampado un billete americano por todo el ruedo, y cuando se agachaba o inclinaba se veía muy sexy, cuando estaba en esa postura sus caderas crecían, y cuando se inclinaba su blusa se le subía levemente dejando al descubierto su tatuaje, al contrario de su licra que se le bajaba unos tres centímetros formando una v, dejando al descubierto una pequeña franjita negra que era el color de su ropa interior. Ella me hacía la conversa, pero yo al mismo tiempo que le contestaba cosas, admiraba su bello cuerpo, y cuando se agachaba resaltaba mucho más su cintura y sus piernas.
Nos tomó una hora acabar. Fabiola me dijo que mientras trae café vea algo en la tv. Estaba pensando que poner, y en eso surgió en mi mente cinco palabras: la chica de al lado, así que la pise.
Al regresar Fabiola con el café, se sentó muy apegadita a mí y me extendió el vaso, y se puso a ver la peli.
Cuando se acabó el café, Fabiola se levantó y dejó los vasos en la mesita de enfrente inclinándose un poquito. Uff, esa licra con el estampe de billete moldeaba su trasero, y sentándose nuevamente a mi lado, puso su mano derecha en mi pierna. Me entró un escalofrío al sentir su mano, pero cuando volteé la vi relajada mirando esa película. Yo quería corresponderle y tocarle la mano, pero cuando Fabiola vio que yo no la correspondía, quitó suavemente su mano, y levantándose dijo:
-Ya es tarde, hay que ir a la cama
Yo le entendí otra cosa por lo que la miré sorprendido, y cuando ella se dio cuenta que yo había entendido mal, hizo la cabeza levemente atrás junto con un gesto de confundida, enseguida lanzó un suspiro seguido de una sonrisa, y dijo:
-¿Esa peli hizo que te confundas? Yo decía ir a la cama, o sea a dormir porque ya es muy tarde. Anda apaga eso y vámonos
Estábamos yendo a nuestras respectivas habitaciones, Fabiola adelante y yo atrás de ella, y note que mi mano derecha bajaba y se fue directo al trasero de Fabiola, en eso entré en razón y quite mi mano rápidamente. Fabiola se giró y me miró sorprendida, pero no dijo nada, yo pasé de largo y me metí a mi cuarto diciéndole hasta mañana.
Ya en mi cama acostado, pasaba por mi mente dos cosas: lo primero era, lo suave que se sentía el tocar el trasero de Fabiola, y segundo es que, cuando ella se giró no la vi enojada, estaba asombrada sí, pero vi en su cara una leve sonrisita.
Al día siguiente yo estaba en la computadora, de repente escuche la puerta de afuera que entraban, y escuche la voz de mi madre y de Fabiola, yo estaba nervioso a ver que me diría al vernos, pero cuando ella entró y me vio a mí, me saludo muy normal, junto con una sonrisa de complicidad, y se fue a la cocina.
Mientras pensaba en lo sucedido Fabiola se asomó nuevamente a lo lejos, y mientras me miraba fijamente se puso una mano en sus labios, besándola, para luego estirarla hacia mí dirección, y después ella antes de regresar a la cocina se despidió de mi moviendo la manito.
Continuará.