Antes de empezar con el relato tengo que darles algo de información. Mi madre se había vuelto a casar hace unos meses atrás, y como nuestra casa era grande, su esposo vendría a vivir junto con su hija. Cuando nos presentaron yo algo nervioso le dije:
-Bienvenida, mi nombre es Marcos.
Ella todo lo contrario, y sonriendo de oreja a oreja me dijo:
-Mucho gusto Marcos, yo me llamo Fabiola.
Tenía un cuerpo envidiable y de piel blanca, su estatura era 1.55 cm, y por mi madre supe que tenía 26 años, seis años mayor a mí que tenía 20 años. Ella con el pasar de las semanas fue cambiando su personalidad, cuando platicábamos se reía mas de lo normal, me coqueteaba cuando estábamos a solas, y más adelante subiría de tono.
El minivestido blanco:
Era un sábado y junto a un amigo mío íbamos rumbo a mi casa, para jugar videojuegos, y ya entrando a la casa vi que, en el patio estaba Fabiola colgando la ropa, y al vernos nos saludó a los dos, pero tenía la mirada fija en mí, lanzándome una leve sonrisa. Cuando mi amigo la vio soltó un: ¡wow! Y no era para menos pues Fabiola estaba puesta un minivestido blanco muy cortito que le llegaba a las pantorrillas, además estaba puesta unos tacos del mismo color blanco tipo malla, y para rematar no estaba puesta sostén, obviamente se le marcaban sus senos, pero ella estaba como si nada, paseándose por la casa colgando la ropa y vestida así.
Mi amigo y yo estábamos en la sala jugando videojuegos, y en media partida me invadieron por mi mente imágenes de Fabiola vestida con ese minivestido cortito, imágenes de como ese minivestido le quedaba tan sexy y coqueto, estilo Kawaii, con tirantes blancos, moño ajustado que le moldeaba su figura, por ejemplo: al colgar la ropa rebotaban sus senos y se marcaban sus pezones, pero a mí lo que más me llamaba la atención de Fabiola era ver como resaltaban sus piernas, y como era de piel blanca se veía una mujerón. Desde ese día comencé a ver a Fabiola con otros ojos, y con ello dio inicio a sucesos que irían pasando más adelante.
A través de la ventana:
Era un fin de semana, en casa solo estábamos Fabiola y yo, ella estaba por meterse a duchar, pero antes abrió toda la ventana del baño, esta era la novena vez que lo hacía en lo que iba del mes, y en esta ocasión me invadió la curiosidad y me dispuse a echar un vistazo, no alcanzaba a la ventana y me fui por algo para hacerme grande y poder ver, y lo primero que vi fue un valde de plástico, así que me subí ahí y me asome muy despacio y pude verla lavándose el cabello mientras cantaba cerrada los ojos.
Pude admirar su cuerpo desnudo, el agua que caía de la ducha pasaba en medio de sus pechos, de pronto se giró, y el agua ahora bajaba como cascada por esa hermosa espalda, y noté que tenía un tatuaje de dos alas abiertas en su espalda baja. De repente el valde en que estaba parado se rompió y salí disparado a la sala. Estaba nervioso pensando en que me iba a decir Fabiola al salir del baño, pero ni bien salió seguía tarareando la misma canción y se metió a su cuarto. Ese día se me perdió las ganas de curiosear por el incidente del valde y me puse a jugar play.
Ruidos en la pared:
Era un feriado y mi madre ya tenía todo preparado para ir a visitar a los abuelos, pero amanecí con mucha fiebre y no me quedaba de otra que quedarme en casa. Fabiola tenía trabajo pendiente en la casa, así que le dijo a mi madre que ella se encargaría de darme medicina y atenderme, así que ellos se fueron tranquilos.
Por la tarde yo estaba en cama adolorido, y Fabiola me dio una pastilla, y diciéndome que me mejore se fue hacer sus cosas.
Yo estaba durmiendo profundamente cuando un sonido de un auto me despertó, era el disque novio, un tipo que ella había conocido en una discoteca, y ya estaban saliendo por dos semanas. Volviendo al tema, el carro del tipo me despertó, yo estaba más aliviado ya, y al cabo de un rato escuché que abrían mi puerta, era Fabiola que entraba despacio, y con un tono susurrante me decía:
-¿Marcos? ¿Marquitos, estas despierto?
Yo me hice el que roncaba y no dije nada, y ella al no escuchar una respuesta mía, cerró la puerta despacio e inmediatamente se fue a su cuarto, eso me intrigó así que me levanté de la cama y puse mi oreja en la pared que daba al cuarto de Fabiola. Cerré mis ojos para concentrarme solo en lo que mis oídos escuchaban, no era difícil adivinar lo que ella y el tipo ese estaban a punto de hacer, ya me di cuenta cuando Fabiola entro a mi cuarto, era para confirmar que yo siguiera durmiendo y así no tenerme de testigo de lo que estaban a punto de hacer.
Cuando puse mi oreja en la pared, se escuchaba el más mínimo ruido, era como si estuviera presente en el cuarto. Al inicio escuché lo típico: que mi amor, que cariño, que besos, pero el tono subió, y escuché un gemido de Fabiola diciendo:
-¡Ahh!, ¡Auch! No muerdas
Después note como que ella se atragantaba, similar al sonido cuando te cepillas la lengua y el cepillo se te va de más, dicho en castellano Fabiola estaba mamándole el pene. La cama comenzó a rechinar más y más y desde ahí vendría palabras de Fabiola que me dejarían anonadado. Sus frases fueron estas:
-Que delicia… así papito así… no pares mijo no pares… que rica verga papito rico… fóllame duro… ¡auch!
Casi me quede sordo por los gritos de placer que soltaba Fabiola, y de vez en cuando se escuchaba que sus gritos se ahogaban, era porque ella se ponía la almohada en el rostro para no hacer ruido, pero incluso así se la escuchaba.
Llevaban en el acto unos 10 minutos cuando, él le comenzaba a decir:
-¿Ya termino?
Fabiola seguramente estaba con ganas de más porque le decía, casi rogándole:
-No, continua. No pares por favor
Pero él le insistía:
-¿termino?
Ella con tono de desganada le dijo:
-Termina
Ahí cesaron los ruidos, y por mi parte me volví a recostar, y en mi mente me decía a mí mismo:
-¿Cuánto tiempo tendría que estar en el acto, para satisfacerla?
Continuará.
Hola. Si quieres la 2da parte puedes apoyarme comentando y dejándome un like, así yo podré saber cuanto les gustó. Gracias.