Como dijimos en el relato anterior nos saltaremos la parte de la luna miel pues no hay mucho que contar. En este relato contaremos algunas cosas sucedidas en nuestro trabajo.
Continuando… con nuestra luna de miel terminada nos encontrábamos en casa, listos para al día siguiente presentarnos a nuestro nuevo trabajo, íbamos a recibir nuestra orientación como protocolo a nuevo personal. Llegamos y nos recibieron, algunos doctores al ver a mi esposa obviamente empezaron a devorar con la mirada, pues siempre los objetivos de los doctores es ver a que enfermera enredan, aunque mi esposa no les hizo mucho caso.
El lugar era relativamente grande, 10 habitaciones en total que no suele llenarse porque es tratamiento ambulatorio a lo mucho dura 3 días ingresados los pacientes así que se recibe casi cualquier tipo de paciente, nos explicaron protocolos, asignación eran 5 habitaciones para uno y 5 para el otro, explicaron papeleos de ingresos, que exámenes tomar para ingresos, etc. Para no aburrir pasaron las dos semanas de capacitación y orientación, por lo que finalmente estábamos listos para estar por nuestra cuenta, en el día se quedaban 3 de enfermería y en la noche 2.
Aunque por desgracia el primer mes es decir marzo no coincidimos en turnos a pesar de vivir en la misma casa, no me gusta mucho estar separado de ella ni ella de mí, pero era trabajo y no había excusas, hasta que finalmente en abril logramos coincidir en diferentes turnos. Aunque una situación sucedía y recién me di cuenta la primera noche que coincidimos. Ella solía salir un tanto rápido de una habitación en específico, entonces le pregunté y confesó lo siguiente:
-Verás el señor de esa habitación suele buscar a tocarme cuando me acerco a hacerle algo –dijo ella
-¿Ah sí? –dije, pues esas situaciones se daban de vez en cuando en el rubro de enfermería y no solo con mi esposa o en esa clinica…
-¿Pero que hace exactamente? –pregunté
-O se me queda viendo el culo o apoya demás su mano entre mi culo y cadera cuando le tomo la presión –dijo ella
-Déjalo que disfrute –le dije entre bromas
-Lo haría, pero recuerda que no es lo mismo –dijo ella entre optimista y un tanto nerviosa
-Bueno tienes razón –dije animándola.
Y es que a diferencia de los vagabundos el meterse con un paciente para comenzar legalmente no es permitido, segundo es una violación a nuestro juramento y tercero arriesgábamos nuestro trabajo.
Pero íbamos a “tantear” el terreno y ver que sucedía, así que fui a la habitación de ese paciente y sorpresa me llevé que ya era un señor de 65 años… Yo no lo sabía pues no era mi asignación, salí de la habitación y me fui a la estación.
Al llegar a la estación me reí y le dije:
-¿De un señor de 65 te preocupas? –dije riendo
-¡Bah! ¡Pero manos sigue teniendo y pensamientos igual! –dijo ella
-Ya, ya, tienes razón, pero si quieres tratar puedes hacerlo ya sabes que por mí no hay problema –dije ya empujándola al cometido
-Está bien iré una vez más a la habitación –dijo con algo de miedo
-Espera ¿Con que excusa irás? Si llegas así por así será muy obvio –le dije
Ella se frenó en seco, se quedó pensando y dijo: -Han pasado 4 horas desde que le tome signos, llegaré con esa excusa –dijo
-Muy bien –le dije
Y así se fue ella a la habitación del paciente, pero sin decirle quise entrar a la habitación y en efecto encontré al anciano apoyando su mano entre la cadera y culo de mi esposa, pero no le dije nada, llegué como si nada.
Nunca había visto persona más descarada… A pesar de que estaba ahí no le quitó la mano, claro, según el solo éramos compañeros mas no sabía que era mi esposa a quien tocaba.
-¿Todo bien don Rogelio? –le pregunté
-Si aquí esta ella haciendo esto –dijo él
-Está bien ya sabe que estamos para ayudarle, si ocupa algo toque el timbre y ella estará a su disposición –le dije en doble sentido.
-Aún me da miedo sabes –dijo ella
-Pues si el inicia síguele la corriente y jamás iniciar nosotros, si él lo hace es por algo –dije ya de último
Después de eso nos pusimos a ordenar las cosas y a redactar en el expediente todo lo que se había hecho en el transcurso de la noche.
Hasta llegados las 4 de la madrugada era cuando teníamos que bañar a los pacientes, los que se podían bañar por sí solo lo hacían por su cuenta y los que no pues nosotros teníamos que hacerlo.
Llegados a este punto haremos un cambio, será Erika quien comience a escribir.
Continuando.
Al quedar con Román de seguir la corriente, pude aventurarme más con el paciente, nervios aún había pues era eso, un paciente y una enfermera.
Habíamos planificado lo siguiente: primero desabotoné un botón para que al inclinarse se me pudiera ver el brasier y mis pechos, en segundo lugar, no llevé una pijama clínica para cambiarlo, la idea era fingir que se me había olvidado para mantenerlo sin ropa el mayor tiempo posible.
Al entrar con el equipo de baño, don Rogelio trató de estar lúcido después de haber dormido, solo vio que era yo. Lo orienté como es debido, tras fondo me intención era divertirme y ver sus reacciones, jugaba con fuego lo sé, pero tenía que hacer el intento.
Pensé dos formas de hacer el procedimiento, la primera es quitarle por completo la bata y dejarlo sin ropa totalmente, o hacerlo de la manera normal ir retirando la prenda a medida vaya bajando su cuerpo.
Para averiguar eso, cambié un poco el procedimiento y pedirle algo totalmente innecesario… Le pedí que se sujetara de mi con sus brazos para retirar la almohada, cuando lo sencillo hubiese sido que el girara su cuerpo y ya.
¡Bingo! Me abrazó justo por el medio de mis glúteos haciendo un tipo de “cadena” con sus manos para aferrarse. Entonces hice el cambio de almohada lo más lento posible, quité la funda y puse una nueva, mientras las manos del paciente seguían aferrándose, sentía como apretaba y su cara quedó pegada a mi vientre.
Esa fue la señal perfecta para mí, ese descaro… Por lo que le dije que iba a proceder a bañarlo, pero quité la almohada que había cambiado para no mojarla.
Le comenté que iba a comenzar con el baño en cama, a la vez que le iba quitando su pijama clínico dejándolo sin ropa, apenas una palpitación en su pene a esa edad ya no daba para más.
Nuevamente cambié el procedimiento, no usé guantes, lo hice tal cual para que sintiera la suavidad y calor de mi mano, y así ayudarlo a una erección total.
Inicié con su cabeza, pero me interesaba llegar rápidamente a su miembro, por lo que me di un poco de prisa en esa parte, me detuve un poco más en su pecho, en esa zona frotaba más de la cuenta y hacía tipo masaje, y sí que daba resultado pues su miembro solía dar pequeños “brincos” en un ánimo por ponerse erecto.
-¿Le gusta? -Le pregunté a don Rogelio. Según él era el mejor baño de su vida.
Luego fui directo a sus piernas y repetí el mismo patrón, hasta que finalmente llegué a lo que quería: Su miembro. Pero antes inicié por debajo de su abdomen haciendo masajes circulares y presionando suavemente, hasta que finalmente bajé a su pelvis.
Masajeaba suavemente su pelvis, aunque su ligero vello púbico dificultaba los movimientos, eso no impidió que pudiera estimular más y yo disfrutar. Su erección era casi nula solo endureció pero no se levantó, agarré con mi mano izquierda la base de su miembro e hice su prepucio hacia abajo y con la otra agarré la compresa jabonosa, y empecé a tallar su miembro de arriba hacia abajo, técnicamente masturbándolo. No eyaculó pues no era mi intención, retiré el jabón y sequé todo.
Y fingí buscar la nueva pijama, y le digo que se me olvidó traerla pero que puedo pedir una nueva a mi compañero, él dijo que estaba bien, por lo que toqué el timbre para que mi esposo viniera, aunque él sabía que debía de tardarse.
Por lo que le dije al paciente que se iba a tardar y si me podía sentar junto a él porque me sentía rendida, el aceptó. Por lo que me senté a su dirección metiendo más mis glúteos a la cama y el a pesar de todo y como dice mi esposo: Los viejos son más lanzados. Entonces el paciente se acercó más a mí y se acostó de lado, con su miembro apuntando a mi glúteo y así estuvimos conversando.
A los 10 minutos tocaron, fui a la puerta le di una sonrisa de complicidad a mi esposo haciéndole entender que todo está bien y se fue. Finalmente pude cambiar a don Rogelio, le hice soportar un tanto de frío, pero valió la pena.
Después de eso nuestro turno terminó sin novedades, el paciente fue dado de alta.
Estando en casa ambos decidimos planificar mejor nuestras nuevas estrategias y como “matar” el tiempo durante la noche, es irónico que pueda jugar con los pacientes, pero no con mi propio esposo durante los turnos nocturnos.
Habíamos quedado el punto más vulnerable para los pacientes era la hora del baño, a la vez dejarme tocar mis glúteos, aunque claro, algunos estaban acompañados con familiares y otros simplemente no hacían nada cuando me miraban, por lo que entendíamos que no iba a ser seguido además que era bastante arriesgado lanzarme por mi propia cuenta, también habíamos acordado que iba a recibir el turno usando pantalón, pero ya después al quedarnos ambos solos yo me pondría un vestido siempre de enfermería pero sería un vestido relativamente corto es decir a mitad de muslo pero un tanto apretado para que se dibujaran bien mis glúteos.
Bueno, aunque en el mes de abril logramos coincidir más veces ya sea de día o de noche, las oportunidades no se presentaban hasta la última semana y es lo que comentaré:
Como dije, en la última semana se nos presentó una oportunidad con un paciente, si no recuerdo mal su edad era de 45, aunque su ingreso solo era por 24 horas solo para ver su evolución.
Intencionadamente me acercaba más de la cuenta, lo atendía y lo mimaba a manera de ganarme más su confianza y eliminar barreras de comunicación, pero no sería hasta la hora del baño que lo iba a utilizar, me tuve que esperar así que durante la noche solo era tontear y uno que otro piropo que me hacía. Su condición para ese entonces era esguince grado 3 de muñeca, pero no recuerdo cual y trauma en cabeza, pero él estaba estable, solo estaba en observación por 24 horas.
A fin de tenerlo sin ropa le ofrecí baño en cama como el paciente anterior, pero lo rechazó y eso me decepcionó, pero luego dijo que se iba a bañar en la ducha, entonces mi lado caliente y mi lado de enfermera salieron por mi boca y le dije: Pero va a necesitar ayuda para sostenerse, además que tiene inmovilizada su muñeca no podrá hacerlo usted solo. Por un lado, estaba preocupada por su seguridad y por el otro no quería desperdiciar la oportunidad de jugar con él, por lo que el aceptó.
Platiqué con mi esposo la idea de meterme con el paciente a la ducha, le dije que no iba para más, pero sí que iba aprovechar a tocar y Román estuvo de acuerdo.
Entonces sonó el timbre en la estación, era de su habitación, tomé aire y fui, al llegar él ya se estaba intentando poner de pie, por lo que me apresuré a ayudarle pues su seguridad también me importaba, el protocolo me pide darle una andadera o un soporte, pero yo quería ser su soporte, astutamente en vez de apoyar su brazo en mi hombro lo hizo entre mi espalda baja y glúteos, obvio es algo que no me molestó.
Llegamos al baño que la verdad no está lejos está a unos 8 o 10 pasos, su pijama medica no cubría su erección, entonces llegó el momento de la verdad y fue cuando le pedí que se quitara la bata y el pantalón, pudo con la camisa pero con el pantalón casi no, por lo que tuve que agacharme para sacarlo de sus piernas, quedando su glande a la dirección de mi rostro pero yo solo agaché mi cabeza para quitar el pantalón.
Le hice una sonrisa dándole a entender que una erección es normal, después de eso su rostro se tranquilizó, el miembro de él probablemente era más grande que el de mi esposo pero era delgado, me giré rápidamente para que no estuviera mucho tiempo de pie, pero en el trasfondo mi intención era que su pene tocara mi cuerpo, por lo que al segundo intento de querer hacer todo rápido su glande pasó rozando mis nalgas, le pedí disculpas (unas disculpas vestido de agradecimiento) y el me dijo que no había problema.
Luego de eso entró a la regadera, le dije que yo le iba a pasar la esponja y el que solo me ayudara con el agua, me subí a una gradilla para alcanzar su cabeza y lavar su cabello, seguido pasé a su rostro y ese momento no fue planeado pues quedamos cara a cara por un momento pero reaccioné a tiempo y baje de la gradilla para continuar con su espalda, luego pasé a su pecho haciendo movimientos circulares, me toco bajar hasta sus piernas y nuevamente su miembro quedo frente a mí, pero hasta cierto punto lo ignoré, aunque por dentro yo quería girarme e empinarme para que me hiciera aun lado la tanga y me penetrara, pero me contuve.
Continué con su miembro, para ello me arrodille solo con una sola pierna, primero comencé lavando sus testículos con suavidad casi que haciendo un masaje y vi que su miembro solo reaccionaba haciendo movimientos hacia arriba pensé que iba a acabar ahí mismo pero no.
Luego continue enjabonando su miembro desde la punta hasta la base de su pene masturbándolo de por medio mientras el orificio de su glande apuntaba directo a mí rostro, me aseguré de dejarlo bien limpio y luego él se retiró el jabón el agua, después de eso el procedimiento lo hice normal hasta devolverlo a su cama y dejé ordenado todo, salí de su habitación directo al baño y vi que mi vagina estaba muy mojada y no por el agua de la ducha, me cambié de uniforme al normal con el que había recibido el turno.
Había pasado un buen mes haciendo ese tipo de juegos con mis pacientes…
Usualmente me dejaba tocar de mis pacientes, hasta que me involucré un tanto con uno en específico, era de nuestra edad por lo que congeniar no costó mucho, era un chico muy amable pero que le gustaba abordar las cosas directo, desde un principio comenzó con un par de piropos, le correspondí, pero él mal interpretó las cosas pensando en que el me gustaba cosa que no era así, solo queria pasar el rato para nuestros fines.
El pasó ingresado casi dos semanas, en las noches que coincidía con mi esposo aprovechaba, dejándome tocar de él, o yo lo tocaba demás, hasta llegar al punto de hacerle varios orales y beber su semen. Una noche que el turno estaba tranquilo, solo había 3 pacientes, mi esposo Roman se encargaría de los otros dos, yo del chico.
Esa noche técnicamente la pasé con él, hasta el punto en que el intentó besarme cosa que rechacé pues no era algo que me apetecía hacer, irónicamente le hacía orales, pero en los últimos días de su ingreso me involucré más de lo debido.
Esa noche en específico estábamos platicando primero respecto a los avances de su salud y ya por último cambiando el tema, el me solía decir lo bonita que estaba, que era encantadora, etc., muchas adulaciones. Yo solo le sonreía y le agradecía.
Llegados a la madrugada lo fui a revisar a su habitación, en el pasillo me encontré con un familiar de otro paciente ingresado, solo lo saludé, y me fui directo a la habitación de Daniel (así se llamaba), entré plática y plática, el ya estaba muy cerca de mi y no me daba cuenta hasta que finalmente pudo abrazarme, a lo cual me sorprendí y comenzó a besarme en el cuello y no supe reaccionar por lo que para él fue un Sí de mi parte, la ventaja que el tenía es que el no tenía suero, solo un catéter puesto por lo que no le impedía el movimiento.
Entre esos abrazos y besos en el cuello, me fue empujando poco a poco hasta caer de espalda sobre el colchón, agarró mis piernas para terminarlas de subir a la cama y continuaba besándome como loco ni atinaba a donde besaba, entonces él en un rápido movimiento desabotonó otro botón de mi vestido (de por si para ir a verlo desabotonaba uno para dejar a la vista mis pechos) y esta vez si estaba totalmente a la vista y comenzó a besar y morder mis pechos, e hizo hacia un lado mi brasier, y lamió mis pezones, estaba en una situación comprometedora pues si él o yo hacíamos mucho escándalo alertaríamos a los familiares o pacientes de otras habitaciones.
Por lo que traté de apartarlo nuevamente pero él estaba muy decidido, por lo que por un momento lo dejé hacer lo que estaba haciendo, hasta que sus manos se fueron a mis piernas para levantar mi vestido quedando así expuesta mi ropa interior y mis medias, las cuales esas medias las rompió e hizo a un lado mi calzón en ese instante, podía sentir sus dedos jugar con mi vagina y luego esos juegos se detuvieron, y empecé a forcejear nuevamente, gritar no era una opción y el timbre de la habitación estaba del otro extremo de la cama.
Y procedió nuevamente a besarme y esta vez si le correspondí para tranquilizarlo, después mi vista se queda nublada de un golpe y ahí entendí que me estaba penetrando hasta que sentí como abría las paredes de mi vagina y comenzó a mover su pelvis, a lo cual le dije que se detuviera que no era conveniente hacerlo…
Poco le importó así que me mejor me dejé penetrar en misionero, y hasta tuvo el descaro de pedirme que me pusiera en cuatro y ni modo, así lo hice hasta que sentí la vibración y casi instantáneamente pude sentir como estaba terminando adentro… y era lo que menos quería… el rápido se apartó de mí, me puse de pie y sentí como todo el semen bajaba por mi pierna, no le dije nada para no montar escandalo…
Por suerte con Roman como ya saben, habíamos tenido experiencia con los indigentes, aunque ambos inicios habían sido bruscos y sin planear nada, nuevamente me habían cogido sin que yo estuviera 100% de acuerdo.
Finalmente a él le dieron el alta, pero el problema vino a los días cuando el se apareció en mi trabajo con unas flores, el quería que yo saliera con él, cosa que rechacé e incluso mis compañeras por miedo lo retiraron del lugar con la seguridad privada.
Preguntas había entre mis compañeras, por ejemplo que porque me traía rosas, que porque estaba el bien empedernido conmigo, etc. Pero la jefa de nosotros calmó las aguas diciendo que esas cosas suelen pasar porque los pacientes mal interpretan.
Yo en mi mente pensaba que si ella se enterase lo que realmente Roman y yo hemos estado haciendo… Y después de esa reflexión comprendimos que era arriesgado crear estas situaciones por lo que desistimos de realizarlas.
Excelente relato, como siempre, muchachos. Yo tuve una novia que era enfermera. Me hace gracia, porque ella me comentaba que, en la clínica donde trabaja, era así como lo comentaron, un todos contra todos; pero que ella era la ÚNICA que no era así, en su momento le creí pero busque maneras de incentivarla.