Mi cuñada y mi hijo, induciéndola al incesto

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Los que hayan leído mis anteriores relatos saben que tengo relaciones sexuales con mi hijo mayor con quien comparto las experiencias que tenemos cada uno, en uno de mis anteriores relatos conté como mi hijo se lo hacía con su tía, mi cuñada, y en dos de ellos como yo me lo hacía con el hijo de mi cuñada, mi sobrino y como había notado que en él se despertaban sentimientos incestuosos hacia su madre. Cuando, poco antes de follar un día, lo comenté con mi hijo este me dijo:

–Pues estaría muy bien que los dos lo hicieran, de hecho, deberíamos intentar extender lo que hacemos nosotros a todas las madres y todos los hijos que conocemos, así haríamos que fueran más felices, ¿Qué te parece si la próxima vez que va a ver a la tía la comienzo a lanzar indirectas para irla metiendo poco a poco esta idea en la cabeza?

–Si tú crees que puede hacerlo hazlo, mi amor, dije yo, pero debes de tener mucho cuidado de que nuestro secreto no salga a la luz y eso nos perjudique mucho.

Después de esta conversación, como otras veces volvimos a follar con mucha pasión. Y mi hijo llevó adelante su idea como nos cuenta en este relato:

Esa tarde había quedado con mi tía porque ella iba a estar sola en casa, cuando llamé al timbre de la puerta de su chalet, vi que se abrió, mi tía me estaba esperando detrás de la puerta de manera que no se la pudiera ver desde fuera, nada más entrar yo cerró la puerta, entonces me di cuenta de que solamente llevaba una camisa rosita, totalmente desabotonada, de manera que dejaba ver completamente su ropa interior, era un conjunto de lencería blanco muy sexy, como para que uno no se quedará extrañado al saber que mi primo se hacía pajas con esas prendas.

No me dio tiempo a reaccionar, se echó sobre mí y me acaricio el pecho mientras me decía:

–Gracias por venir sobrinito, y con voz insinuante añadió, vamos a pasarlo muy bien.

Rápidamente se puso de rodillas ante mí, y sin perder tiempo me bajo los pantalones y los shorts, mi polla se quedó al aire, ella al verla dijo:

–No sabes las ganas que tenía yo de volver a contemplar esta maravilla de la naturaleza.

Y cogiéndola con su mano la empezó a acariciar, hasta tenerla bien dura, y después se la metió en su boca y comenzó una mamada sensacional, desde que había estado la última vez con ella me lo había hecho con varias mujeres maduras, pero sentir la boca de mi tía sobre mi polla me pareció algo fantástico, recordé la primera vez que lo habíamos hecho cerca de la piscina, eso hacía que mi tía fuera algo especial para mí.

Me la estuvo chupando un rato hasta que dijo:

–Cariño no está bien que te atienda en la puerta, ¿No preferirías que pasáramos al salón?

Hubiera follado con ella en cualquier lugar, pero llevaba razón el salón era un sitio más apropiado para que una tía y su sobrino se demostraran su amor jajaja.

Fuimos dela mano hasta allí y una vez que llegamos, primero la besa apasionadamente y después la empujé hasta el sofá, allí le saqué ese par de maravillosas tetas que tiene del sujetador y se las deje al aire, tras ello me fui hacia ella y abriendo mi boca me puse a chupárselas, ella empezó a gemir, sin dejar de hacérselo, llevé una de mis manos a sus braguitas y la acaricie el coño por encima de ellas, después deslicé mi mano por debajo de ellas y volví a acariciar su coño, mi tía gemía en esos momentos de una manera muy intensa, quería llevarla hasta el orgasmo. Estuvimos en esta postura hasta que se corrió. Cuando lo hizo me dijo:

–Gracias sobrino, tienes una polla divina y sabes utilizarla muy bien.

–Es cosa de familia, dije yo.

–No lo dirás por tu tío, él la tiene normalita y bueno no es que folle mal, si hubiera sido así no me hubiera casado con él, pero tú lo haces mucho mejor que él.

–Pues no sé cómo lo hará, pero el que tiene una buena tranca es tu hijo, ¿No te has fijado en ello?

–No la verdad él es aún un niño, respondió ella.

–De niño nada, ya tiene 18 años, y el otro día nos encontramos en el baño de la discoteca, y cuando bailó pegado con una chica se ve que se calentó y se le notaba un bulto de un buen tamaño.

Esto era mentira, pero quería despertar la curiosidad de mi tía por su hijo y que empezara a verle como algo sexual.

–Bueno ya está bien de chachara, dijo ella, nosotros a lo nuestro.

Se arrodilló ante mí, y volvió a meterse mi polla en su boca y continuo con la mamada que le había hecho interrumpir antes, como ya he dicho mi tía era una mamadora de primera, su boca hacia maravillas con mi polla, hasta que vio que me iba a venir se la sacó de su boca, y la cogió con su mano, y me la meneó hasta que me corrí, procuro que toda mi leche fuera a parar a su cara, y con voz picarona me dijo:

–Dicen que es bueno para el cutis.

Yo estaba alucinado con la mamada, y sabía que debía de agradecerle lo que acababa de hacer por mí, la hice sentarse en el sofá y me arrodillé ante ella, como un devoto ante su diosa, primero besé esas tetas tan divinas que tiene y después fui bajando por su vientre hasta que llegué a su coño, mientras mis manos no dejaban de acariciar sus muslos, introduje mi lengua en su coño, tenía un sabor delicioso, oírla gemir aumentaba mi excitación, busqué llegar a cada milímetro de su coño, mientras ella apretaba mi cabeza contra su sexo y decía:

–Cariño me estas volviendo loca de gusto.

La verdad es que era eso lo que pretendía, y oírla aumentaba mi deseo, tenía una tía adorable, seguí atacando su coño hasta que ella estalló en un orgasmo muy fuerte, como me demostraron su grito de placer y la cantidad de líquido que salió de su coño.

Tras ello me pidió que me pusiera a su lado, me beso en la boca con cariño y pasión y me dijo:

–Muchas gracias, mi amor me has hecho muy feliz.

Luego llevó su mano a mi polla, que se había vuelto a poner dura, me la acaricio un poco y llevándose sus manos a sus tetas me dijo:

–Deja que tu pajarito se caliente en mi nido.

Se tumbó en el sofá y yo puse mi polla entre sus tetas, ella las apretó con sus manos y yo comencé a moverla como si fuera un coño, la sensación que experimenté fue deliciosa, mi tía tenía unas tetas que además de bellísimas, con su calor mi polla se puso a tope de nuevo.

–Tía quiero follarte de una vez, le dije.

Por mi encantada, cariño.

Al parecer tenía muy medido el sofá, pues se puso en una postura en que su coño quedó a la altura de mi polla de rodillas, una postura un poco complicada, pero para una hembra como ella lo que haga falta, saqué del bolsillo de mi pantalón un paquete de condones, y me puse uno, después me puse de rodillas y no sé cómo, llevé mi polla a la entrada de su coño y la penetré, ella se puso a gemir yo también estaba gozando mucho, pero debía de mezclar el placer con los negocios y la pregunté:

–Dime tiita, ¿Te lo haces con alguno de los amigos de mi primo? Seguro que muchos de ellos te desean.

–No cariño, solo follo contigo, además de con tu tío, y los amigos de mi hijo son aún muy niños.

Yo seguía con mi follada, mi tía seguía gimiendo, pero yo continué diciéndole:

–De niños nada yo a los 18 ya llevaba años haciéndome pajas pensando en ti, seguro que a mi primo le encanta el sexo.

Mi tía en ese momento me contó lo de que sospechaba que su hijo la espiaba cuando follaba con mi tío. Yo le dije que era algo normal, y le dije que era mucho mejor que un jovencito como él se estrenara con una mujer madura como ella a que lo hiciera con alguna puta, o con alguna chica inexperta, y le volvía decir lo de que la polla de su hijo era grande.

Después seguimos follando mi polla se movía dentro de su delicioso coño, notaba como ella estaba disfrutando de una serie de orgasmos, yo no quería correrme, prefería que mi polla siguiera disfrutando de ese maravilloso coño, ella me dijo:

–Cariño cambiemos de postura.

Me hizo sentarme en el sofá, ella se levantó y se colocó delante de mí, tenía un culo delicioso, buscó una postura apropiada y puso su coño encima de mi polla y luego lo fue bajando hasta que este esté se tragó mi miembro, otra vez mi polla volvía a estar en el paraíso, llevé mis manos hacia delante y acaricié sus tetas, sus gemidos aumentaron, ahora era ella quien llevaba el control, y lo hacía divinamente, estaba sometiendo a mi polla a un ritmo divino, ella seguía teniendo orgasmos y a mí me tenía controlado buscaba mi máximo placer, pero frenaba cuando veía que me iba a correr, mi tía era una puta maravillosa. De nuevo una idea brotó de su cabeza y dijo:

–Volvamos a cambiar de postura.

Me pidió que me pusiera en el sofá de lado y ella se puso delante de mí, de manera de mi polla entro en contacto con su culo, ella se movió un poco de manera que su coño se colocó al lado de mi polla, y a continuación, se la metió en el interior de su sexo y siguió moviéndose de una manera muy placentera, nuestros gemidos de placer se mezclaban en la habitación, en esos momentos sentí que no podía más, se lo dije y me corrí dentro de su coño, aunque fuera con un condón de por medio, creo que la dije algo parecido a:

–Te adoro tiita.

Ella me sonrió, tiene una sonrisa muy sexy. Y luego añadió:

–Yo a ti también sobrino, pero sobre todo adoro a tu polla, levántate.

Siguiendo sus indicaciones yo me puse de pie, ella se sentó en el sofá llevó sus manos hasta mi polla y dijo:

–Vaya, veo que el soldadito está agotado después de la batalla tan intensa que ha tenido, debemos reanimarle.

Ella me quitó el condón, cogió mi polla con su mano y se puso a acariciarla, y ante los mimos de mi tía mi polla reaccionó, y mi tía dijo:

–Veo que el soldadito, tiene ganas de seguir peleando.

Viendo a mi tía así desnuda y sonriendo ¿Qué polla no se iba a poner dura?, la mía desde luego se puso, ella se levantó del sofá y me hizo una seña para que me sentara yo, ella se arrodilló ante mí, me besó un poco la polla y me colocó el condón, después dijo:

–Deja que la tía te cabalgue.

Por su puesto la hice caso, ella se puso se puso de pie en el sofá, se situó de espaldas a mí y se agachó, encajó su coño con mi polla y en esta postura comenzó a cabalgarme, la muy zorra sabía cómo llevar el ritmo, mientras follábamos en esta postura, sin dejar de hacerlo, pensé que era un buen momento para reanudar el ataqué, y la pregunté por la sexualidad de su hijo, ella me confesó que algunas veces entraba en su ordenador y que había visto que visitaba paginas porno, sobre todo de mujeres maduras.

–Natural dije yo, a los chicos jóvenes nos suelen gustar las mujeres maduras, soñamos que sean ellas quien nos inicien.

Mi tía me confesó que sospechaba que su hijo la espiaba cuando follaba con su marido, en este puto tuve la impresión de que a ella lejos de molestarle esto la excitaba, era algo que debíamos de aprovechar.

Ella seguía moviéndose encima de mí, no pude contenerme y llevé mis manos hacia sus tetas, ella intensificó su ritmo, me di cuenta de que estaba teniendo varios orgasmos, la verdad es que mi tío tenía una inmensa suerte de tener a una hembra como ella en la cama todas las noches, aunque ello le supusiera llevar cuernos. Ella sabía muy bien cómo evitar que me corriera, y yo no tenía ganas de hacerlo.

Al cabo de un rato mi tía me volvió a pedir que cambiáramos de postura, yo me tumbé en el sofá, y ella se puso encima de mi apoyando sus manos en el sofá, volvió a follarme marcando un ritmo delicioso, yo en esta postura lo tenía más fácil para acariciar aquellas tetas que tanto me gustaban.

Pero era inevitable que me corriera y así se lo anuncié mi tía se sacó mi polla de su coño, y me pidió que me pusiera de pie, ella se volvió a sentar en el sofá, me acaricio la polla, después me quitó el condón, y se metió mi polla en su boca, comenzando de nuevo a mamármela, mi polla no pudo aguantar mucho tiempo este ataqué y me corrí en el interior de su boca, ella se lo tragó todo y dijo:

–Esto es delicioso, más que una tarta.

Descansamos un momento, y nos besamos apasionadamente, no me importaba que mi tía tuviera su boca llena de mi leche, al meter mi lengua dentro de ella sentía un sabor delicioso, alguna vez con mis dedos había probado mi leche, pero hacerlo dentro de la boca de mi tía le daba un sabor muy especial, mi polla se recuperó rápidamente y yo le dije:

–Tiita, echamos otro polvo, me despiertas tantas ganas que estaría follando contigo hasta que mi polla no pudiera más.

–Cariño mi coño es completamente tuyo.

Después llevó su mano a mi polla y la acarició, ante el contacto de su mano mi miembro reaccionó, quería estar dentro del coño de mi tía. Cuando la vi muy dura la hice una nueva petición:

–Túmbate, quiero ser yo ahora quien se ponga encima.

–Si ese es tu deseo mi amor, dijo mi tía.

Ella se tumbó sobre el sofá y abrió sus piernas sin dejar de acariciar mi polla, yo con mi mano acogí el paquete de condones, y me puse otro, después me tumbé sobre mi tía en el sofá, y con mi mano coloqué mi polla en la entrada de su coño y la introduje en su interior, nuevamente mí tía volvió a gemir, lo que aumentaba su excitación, después de un primer momento, llevó su mano a mi pecho y comenzó a acariciármelo.

Tener a una mujer como mi tía debajo de mi me hacía sentirme muy hombre, desde luego había tenido fantasías con muchas mujeres maduras, entre ellas la mujer con la que estaba en esos momentos, pero siempre había pensado que se trataría de fantasías que nunca podría llevar a cabo en la vida real, y allí estaba yo, follándome a una mujer como ella, procuré marcar un buen ritmo, ella gemía de una manera muy intensa lo que me llevaba a pensar que estaba consiguiendo hacerla muy feliz, seguí moviéndome, y entonces una idea brotó de mi cabeza y la pedí:

–¿Tiita podría llamarte mama?

–Cariño llámame como quieras, pero fóllame, dijo ella.

Y comencé a llamarla mama mientras mi polla seguía jugando con su coño, hasta que de repente ella dijo:

–Mi niño, ¿No te apetecería follar el culo de tu mami?

Ella había entrado en el juego, no le podía decir que no y de otro lado follarme ese culo tan divino que tenía hubiera sido un sacrilegio, así que acepté, ella se puso a cuatro patas y yo poniéndome detrás de ella introduje mi polla en su interior, ella comenzó a gritar de placer, me parecía algo increíble, mientras decía:

–Sigue mi niño rómpele el culo a tu mami.

Y yo como un hijo obediente, jajaja se lo rompía me movía en su interior ella estaba disfrutando mucho hasta que tuvo un orgasmo impresiónate, poco después era yo quien me corría llenado su culo con mi leche, ella me beso y me dijo:

–Muchas gracias mi niño, por la tarde que me has hecho pasar.

Cuando salía de su chalet yo tuve la impresión de que había logrado despertar deseos incestuosos en ella.

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