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Mi amigo de 22 años me coge en la calle
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Tuve un buen amigo que su nombre es Osvaldo.

Nuestra relación de amistad fue un poco extraña, él me trataba como su amiga, pero eran notorias las ganas que me tenía, yo en ese entonces tenía 34 y el 23, soy 11 años mayor y era mi fiel escudero.

Pasó de declararme su amor a cada vez que tenía oportunidad manosearme, yo no le decía nada, ya que no me desagradaba tanto, además siempre pensé que los amigos se pueden tocar, total, no pasaba de eso.

Poco a poco se fue desenvolviendo más, pasó de ser un tipo raro a llamar la atención, sé que él empezó a tomar y bailar por mí, hasta su forma de vestir cambió.

Una noche fuimos a tomar y charlar, la verdad el ambiente era muy bueno, bailábamos y todo era alegría.

La verdad el alcohol, ya me había dominado, Osvaldo ya estaba de chicle como acostumbraba, podía sentir su pene erecto, me acariciaba las nalgas y me besaba el cuello, la espalda y los hombros, no sé porque, pero eso más que molestarme comenzó a excitarme.

C: ¡Ya cabrón! ¡Deja de manosearme!

O: Perdón, pero no lo puedo evitar, me pones a mil.

C: ¡Ya, somos amigos ok!

O: Lo sé, pero una cosa es eso y otra cosa es el deseo que te tengo.

La verdad me halagaba eso, continuamos bailando y tomando como hasta las 3 de la mañana, ya ebrios nos fuimos caminando a mi casa ya que era la que nos quedaba ms cerca.

O: ¡Pinche Cindy!

C: ¿Qué onda?

O: ¡Te deseo un chingo, dame un chance!

C: ¡Ya cabrón, además eres un peque!

O: Jajá y eso que, la edad solo es un número.

Estaba a punto de mandarlo al carajo cuando se me ocurrió calentarlo un poco, me acerque a él y le permití abrazarme por atrás, sentí su erección a tope, el pobre ya no aguantaba, moví un poco mis caderas lo cual él respondió con un beso en mi oreja, tomé su mano y la llevé a mi teta, eso lo hizo ponerse más duro.

O: ¡Dios, que rica!

C: Jajá, nunca tocaras otra así.

Una vez dicho eso, lo aventé y con una sonrisa me distancia caminando enfrente, justo cuando pasábamos por el camellón de un parque, él me tomó con fuerza y me jaló hacia el camellón, ahí me besó, yo forcejeé un poco con él, pero él estaba muy caliente.

C: ¡Espérate!!

O: Déjame hacerte mía.

C: ¡Basta!!

O: ¡Estas buenísima!

Me arrinconó en una barda y me besó a fuerza, sus manos apretaban mis nalgas y mis piernas, sentía como su pene duro estaba por estallar, no sabía porque era tan fuerte, solo sabía que estaba a punto de violarme.

Me besaba el cuello, yo ya no sabía qué hacer, me quitó la sudadera que me cubría y bajó a mi escote, yo cerraba mis ojos, prácticamente permití que me hiciera suya…

O: Cindy estas buenísima, ¡que ricas tetas!

C: ¡Ah, Osvaldo!!

O: ¡No sabes cuantas ganas te tengo!

Me levantó la blusa y sacó mis tetas de mi brasear, las lamia como desesperado, yo gemía, él era bueno con su lengua, yo volteaba a todos lados, aunque era de madrugada me daba pendiente que nos descubrirán.

Él se daba gusto lamiendo mis tetas y sobando mi vagina por encima de mi licra.

O: ¡Deliciosa!

C: ¡Chupas bien!

O: ¡Aun no es nada!

Él bajó su lengua por mi abdomen y de sopetón me bajó la licra y la tanga, su lengua lamía mis muslos, olía mi vagina, para después darle lamidas, poco a poco abrió mi vagina con sus manos y luego metió su lengua, me chupaba magnifico, la verdad eme estaba empezando a gustar su trabajo oral.

C: ¡Ah, que rico!

O: Eso, disfruta.

C: ¡Eres un cabrón!!

O: Hermosa vagina, ¡ya la quiero penetrar!

Se puso de pie y mientras se baja su pantalón me besaba, sacó un pene súper erecto y húmedo, no la tenía mal, era de tamaño mediano, unos 17 cm, ¡pero de buen grosor!

Mientras me besaba, me tomó de la cadera, y llevó su verga a mi vagina, por lo mojada que estaba no le costó trabajo y me penetró, al sentirla una adrenalina me recorrió, su grueso pene se sentía genial.

O: ¡Oh, que rico!

C: ¡Ah, uf!

Se movía muy rico, su pene me estaba dando mucho placer, nos besábamos salvaje, la verdad él besaba muy rico, no podía creer que un chamaco de 22 años me estuviera cogiendo.

Me sacó su pene y me dio vuelta, me levantó la pierna y me la metió de golpe, me encantaba sentir su dureza en esa pose, yo jadeaba y gemía, él hacía lo mismo, me jalaba el cabello y me mordía la oreja, besaba mi espalda y me apretaba mis tetas, me estaba dando una rica cogida.

C: ¡Así, que rico, ah!

O: Soñaba con esto desde que te conocí.

C: ¿En serio?

O: Tus piernas, tus nalgas, tu cara, ¡todo me encanta!!

C: ¡Ah, cógeme, ah, cógeme!!

O: ¡Oh, toma, ah, toma mi verga!!

Mi amigo me estaba dando rico, se notaba que estaba disfrutando lo que tanto había deseado, de haber sabido que cogía rico, le hubiera permitido hacérmelo desde hace tiempo.

Él se pegó a la pared y tomándome de los hombros, me empujaba hacia él, eso me hacía sentir más su verga, yo movía mis caderas, ya no me importaba que nos descubrieran, estaba gozando, estaba sintiendo muy rico.

O: ¡Así, que rico te mueves!

C: ¡Dámela, agh, no pares!

O: ¡Eres la mejor, ah!!

C: ¡Ah, dámela, dámela!!

Había una jardinera con unas bancas de concreto, él sin sacármela me llevó hasta ahí, donde poniendo mi sudadera de cobija subí y me puse de perrito, él disfrutaba dándome en esa pose, me daba de nalgadas, me empujaba con fuerza, yo le rogaba que lo hiciera más fuerte, me encantaba como se movía, ambos éramos unos salvajes depravados, los gemidos eran fuertísimos, en cualquier momento nos descubrirían, pero eso no importaba ya.

C: ¡Ah, Osvaldo, ah!

O: ¡Ahí viene alguien, ah!

C: ¡Sácala, ah, ya!

O: ¡Ni madres, toma, toma, agh, me vengo, agh!

C: ¡Agh, Osvaldo, agh!!

Su semen salió disparado, como buen joven, me llenó de bastante, era espeso y caliente, yo gustosa moviendo mi cadera recibía su néctar, él jadeaba de placer y a lo lejos se notaba la presencia de alguien pero el orgasmo no se detuvo.

El orgasmo aun no pasaba, cuando nos vestimos con velocidad, nos acomodamos la ropa y salimos del camellón, escuchamos los pasos de alguien, pero no nos detuvimos, ya más cerca de mi casa, con una satisfacción enorme platicábamos de lo sucedido, él estaba orgulloso de haberme cogido y la verdad admito que me gustó que me penetrara.

Esa fue la única vez que cogimos, Osvaldo se fue a vivir a Monterrey, no sé si aún somos amigos ya que tiene tiempo sin escribir, pero esa noche jamás la olvido, la noche que mi joven amigo me violó en la calle.

Con cariño su amiga Cindy.

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