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Tiempo de lectura: 2 minutos

El sol brillaba alto y una leve brisa tira de las velas adentrándonos cada vez más en la inmensidad del mar. Juntos en el timón, sintiendo la cercanía del otro, mecidos por las olas, navegando juntos.

Sentimos la libertad que ofrece el momento, la complicidad el deseo… y como el calor aumenta bajo un sol que nos mira desde arriba. Echamos el ancla y decidimos tomar un baño.

El agua con tonalidades esmeralda se convierte en un marco incomparable donde ambos nos buscamos. Nadamos cerca el uno del otro. Nuestros cuerpos se rozan, miradas que se encuentran…, abrazados en medio del océano besándonos, deslizándonos sobre las aguas, empujados por las olas y el deseo que va creciendo… decidimos subir, tumbarnos en la cubierta y abandonarnos al calor del astro rey, que va poco a poco secando nuestras pieles. Besos lentos, pequeñas caricias que hacen que tus ojos se cierren.

Mis dedos resbalan por tu espalda, despacio disfrutando de cada centímetro de tu piel presionando levemente. Me incorporo, tú permaneces tumbada.

Aparezco con dos cócteles y un hielo. Este último resbala sobre tu nuca, descendiendo despacio, tu piel se eriza, poco a poco va fundiéndose y las gotas van descendiendo, seguidas por mis yemas. Mi boca las toma lentamente, sientes mi lengua como va poseyéndolas, recorriéndote bajando por ti… Mis manos deshacen el nudo de la parte superior de tu bikini. Te acarician y poco a poco vuelven a bajar, mientras mis labios van besándote.

Tu cuerpo se gira, me observas y tomas mi cara, me haces ascender, besándonos despacio, saboreando la sal de nuestras bocas.

Brindamos con los cócteles. No paramos de observarnos. Muerdes tus labios y la excitación comienza a crecer en mí. Mis manos se posan en tus senos. Los acaricio suavemente sintiendo como tus pezones se endurecen bajo mis yemas. Volvemos a besarnos. Nuestras lenguas se deslizan se desean, inundando la boca del otro, traviesas y deseosas… Abro mis ojos y lamo tu cuello, lo giras y lo ofreces… Tus dedos en mi cabeza mostrándome el camino del placer… Me gusta sentir tus pezones entre mis labios, los presiono con ellos, y mi lengua los roza levemente. La presión aumenta y tus dedos quieren que permanezca allí.

Mi cintura roza contra tus piernas, poco a poco mi polla va creciendo bajo la bermuda, dibujando su silueta bajo el tejido… Vuelvo a observarte. Mis dedos se detienen en la goma de tu braguita, juego con ella tensándolo bajo la presión de mis dedos… Los tuyos comienzan a empujarme nuevamente, abandonando tus senos humedecidos por mis labios… Degusto del sabor salado de tu cuerpo aun mojado por el baño… Comienzo a deslizar tu prenda siguiendo tus piernas… hasta caer en la cubierta.

Acaricio tus gemelos, ascendiendo por ellos y sientes mi boca besando el interior de tus muslos, separándolos e incrementando ese deseo de poseerte… Tus manos tiran de mí, acercándome a tu sexo y lo rozo sutilmente con mis labios. Mis dedos los abren como del mejor regalo que pudiera tener.

El primer contacto, lento, cálido y suave…

Sigue…

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