Me llamo Andrés (seudónimo, al igual que el resto de componentes) y soy el que va a escribir por “Los4”. Voy a contar historias que nos han ocurrido a dos parejas, bien juntas o por separado. Espero que os gusten y disfrutéis.
Empezaré presentándonos. Primero Andrea, mi pareja. Española, más bien alta, delgada pero con las curvas justas, un culito que es el deleite de todos los que la ven en bikini o con ropa ajustada y unas tetitas pequeñitas, con un tamaño justo, coronadas por un pezón que sobresale mucho y que siempre va marcando sin sujetador o sujetador deportivo, su areola es pequeña. Muy viciosa y exhibicionista. Le encanta ir calentando a la gente.
Milena es la otra chica de Los4. Colombiana, muy distinta a Andrea. Color de piel más oscuro, algo más baja y con muchas más curvas. Las tetas son muy grandes y siempre con escote, todo el mundo se vuelve loco con él. No tan viciosa como Andrea pero si muy caliente. Necesita sexo a todas horas. Se me olvidaba decir que Andrea es bisexual y Milena, aunque le gusta el juego con chicas, no lo es tanto.
Ahora los chicos. Miguel, pareja de Milena, español, fofisano, aunque algo pasado de kilos es atractivo y atrae a las chicas. Rabo de tamaño medio tirando a grande, 16 cm y bastante grueso. Más de una vez tiene problemas con las penetraciones. Le encanta el papel de cornudo, Milena necesita mucho sexo y a él no le importa compartirla con otros chicos, ya sean uno o varios.
Y, por fin, yo, Andrés, pareja de Andrea. También español (no lo digo por nada, es por contraponer a Milena, con otras costumbres, sobre todo sexuales, mucho más caliente y fogosa que nosotros tres). Me cuido bastante, hago deporte, alto y con buen cuerpo. Mi rabo también mide 16 cm, pero de un ancho normal. No destaca por el tamaño, pero pequeña tampoco es. Muy vicioso y, entrado en fiesta, algo heteroflexible.
Este va a ser el primero de muchos relatos y voy a empezar por cómo nos conocimos los 4. Ambas parejas teníamos una cuenta en Twitter y empezamos a reaccionar a las aportaciones de los otros, mandarnos mensajes… Hasta que un día decidimos conocernos. Quedamos en ir a un pub liberal, pues el ambiente ayudaría.
Las chicas iban espectaculares, ambas con faldas cortas ajustadas y por arriba Millena con un súper escote que dejaba poco a la imaginación y Andrea una camiseta ajustada marcando sus pezones. Nosotros, más normales, como la mayoría de los hombres.
Al saludarnos los besos fueron muy cercanos a los labios con un ligero abrazo que ya nos hizo entrar en calos, al notar nuestros cuerpos. Tomamos unas copas y empezamos a charlar amigablemente. Ya habíamos hablado mucho por mensajes y nos conocíamos bastante bien. Rápido empezamos a lanzarnos piropos, a hablar de sexo abiertamente. Ellas más picaronas que nosotros. Cada uno estaba sentado al lado de su pareja y pronto empezamos a tocarnos, meternos mano, calentarnos unos frente a otros. Hasta que Milena agarró a Miguel y se fue para uno de los reservados, nosotros les seguimos.
Nada más entrar nos empezamos a besar y tocar, por parejas. Milena empezó a desnudar a Miguel y al llegar a su polla, ya tiesa, se arrodilló y empezó a comerla, pero más que dedicárselo a Miguel, nos la dedicaba a nosotros. La cogía en sus manos y nos miraba, se la llevaba a la boca sin dejar de mirarnos. Con su anchura era complicado metérsela entera, pero sí que se metía buena parte de la polla en su boca. Andrea hizo lo mismo, me desnudo y mi polla tiesa se puso a la altura de su boca. Como si fuera una competición, me la mamaba mirando a Miguel y Milena. Lo hacía más despacio, se la metía y sacaba con deleite, con esa cara de vicio que tiene. Cada vez más hasta que se la metió entera en la boca, quedándose así unos segundos. Casi me corro, tuve que parar la situación para calmarnos un poco.
Ahora les tocaba a ellas, ummmm, que placer ver sus cuerpos desnudos. Tan distintos y tan excitantes a la vez. Seguíamos con nuestras parejas. Yo acariciaba y comía a Andrea y Miguel a Milena, intercambiando las miradas. Recorríamos cada rincón de sus cuerpos, al llegar a las tetas empezaron a sonar los primeros gemidos. Sobre todo Andrea, que los tiene mucho más sensibles. Mientras la comía le empecé a meter un par de dedos, guau, como entraban, estaba muy mojada por lo que decidí bajar a comer su sabroso coñito. Miguel hizo lo mismo y en cuestión de segundos oímos a Milena alcanzar su primer orgasmo. Se puso a cuatro patas y Miguel empezó a follársela muy fuerte, ella empezó a tener orgasmos casi de forma continua. Andrea se puso igual, a cuatro patas, al lado de nuestros nuevos amigos. Se la metí en el coñito, entró con mucha facilidad, ella gemía más despacio, pero lo disfrutaba, aunque pronto cambió de agujerito, es su debilidad, le encanta el anal. El 90% de las veces se corre mientras le follo ese agujerito. Aceleré el ritmo hasta que nos corrimos a la vez, echándoselo por la espalda mientras que Andrea se tocaba el clítoris. Eso ayudó a acabar a Miguel, dentro de Milena. Nos recuperamos un poco y salimos a la zona de sillones del local.
Estuvimos un rato comentando lo mucho que nos gustó el follar mientras la otra pareja lo hacía a nuestro lado. Ver los cuerpos desnudos, oírnos, sentir como los otros alcanzan el orgasmo…
Fue Milena, y su calentura, la que dijo de ir al cuarto oscuro. Entramos y nos pusimos a bailar todavía vestidos. Los cuatro juntos, más que bailar era tocar, sobar, rozar, besar… y empezar a desnudarnos. Por fin desnudos los cuatro cuerpos éramos uno, excepto Miguel, que no le va lo de tocar a los chicos, y yo que le respeté, jeje, todo era un montón de manos tocando al resto. Nosotros acariciábamos a las chicas, por primera vez a la de la otra pareja y ellas a nosotros y entre ellas. Nos besábamos y acariciábamos. Que placer tocar las maravillosas tetas de Milena. Yo sabía que Andrea también estaba recibiendo el mismo tratamiento por su forma de gemir. Tiene las tetas súper sensibles. Fuimos bajando, mi polla fue agarrada por una mano, no sabía cuál, pero por la forma de hacerlo sabía que no era Andrea. Las chicas intercambiaron las pollas de sus chicos, pajeándonos suavemente.
Nosotros hicimos lo mismo, empezamos a meter mano a la otra chica. Me gustaba el nuevo coñito que estaba tocando, mucho más mojado que el de Andrea, con un clítoris más abultado. Que calentura de mujer, al poco rato se estaba retorciendo en un nuevo orgasmo que la dejó con las piernas temblando. Se apartó un poco para descansar y, entonces, me puse por detrás de Andrea. Miguel se puso por delante, sin penetrar pero con su polla a la entrada del coñito de Andrea y yo por detrás, pegado a su culo. Creo que Miguel estaba tan excitado que le daba lo mismo que nuestras pollas se tocaran al movernos. Nos centramos en Andrea, con nuestras manos, nuestras bocas, nuestras pollas frotándose con su coñito y su culo, hasta que se corrió quedándose abrazada a nosotros para no caerse. Al igual que Milena, se apartó.
Allí estábamos, en la oscuridad completa, Miguel y yo con las pollas bien duras a punto de reventar. Nos acercamos a donde estaban las chicas, el cuarto era oscuro, pero pequeño, no fue difícil, con alguna indicación, saber dónde estaban. Las chicas empezaron a hacernos una mamada. Era la boca de Milena la que me comía, Andrea lo hace de otra manera. Se la metía y sacaba más rápido y se ayudaba con su mano, me pajeaba cuando estaba fuera. Que forma de chupar, guau, succionaba mi rabo con ansia. Yo tenía que concentrarme para disfrutar sin llegar a correrme, era complicado. Aguanté un poco, hasta que por mis gemidos notó que me iba a correr, se la sacó de la boca y, por la inclinación, supuse que estaba dirigiendo mis chorros a sus tetas, luego me enteré que es el lugar donde más le gusta recibir la leche, aunque no le molesta el sabor y también le encanta recibirla en la boca.
Degustó los restos de mi corrida, llevándosela de nuevo a la boca esta vez lo hacía más despacio, aunque succionaba con mayor fuerza aún. Luego Andrea me contó lo que disfrutó de la polla de Miguel, tan ancha. Intento lamer por fuera, luego ir metiendo poco a poco y le fue imposible metérsela del todo dentro de su boca, cosa que le encanta. Su forma de chuparla es más pausada, aunque lo hace de una forma que es difícil aguantar mucho, eso es lo que le pasó a Miguel, también por la calentura que llevábamos. Avisó de su corrida, pero Andrea no se apartó. Después del anal, lo que más le gusta es saborear una buena corrida, por lo visto la de Miguel no era de mucha cantidad, pero si muy densa, no sale disparada como la mía. Miguel y Andrea disfrutaron de la corrida. Nos recompusimos y, antes de salir, Andrea me besó, aún con restos de la corrida de Miguel, sabe que me encanta que lo haga, lo vemos muy cochino y vicioso a la vez.
Esa noche ya no hicimos más, era tarde y estábamos cansados. Eso sí, comentamos que nos había encantado y que nos gustaría repetir. Cosa que iré contando en posteriores relatos.