Los sueños ¿sueños son?

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Me llamo Alex, tengo 40 y pico bien llevados, mido 1,85m y peso en torno a 78 kg; cuido mi cuerpo todo lo que puedo, en el gimnasio, pero me apasiona la buena comida, el buen vino. Lo que dificulta que mi cuerpo este perfecto y definido, pero tengo buen tono muscular y nada de barriga. No soy atractivo, lo asumo, llevo la cabeza rapada, para disimular mi incipiente calvicie, tomo rayos uva varias veces por semana, soy, como mucho, resultón. Estoy divorciado hace 17 años, y casado por segunda vez, hace 12, con una maravillosa mujer, Lara, un año menor que yo.

Lara mide poco más de 1,5, y pesa menos de 50 Kg. No suele hacer deporte, no toma alcohol, pero tiene un metabolismo envidiable, coma lo que coma, no engorda. Luce una 90 de busto, firme y erguido, a pesar de la edad, que muchas veces luce sin sujetador. Cintura fina y prominente cadera. Estoy loco por ella, y por su pequeño cuerpo, que antes manejaba a mi antojo en nuestros encuentros sexuales. Estos, eran abundantes y extenuantes.

Aprovechábamos cualquier situación, para un buen polvo, incluso varios al día. Se dejaba hacer, y tenía iniciativa. Más de una vez, me he despertado a medianoche, con mi polla en su boca, o con ella cabalgándome mientras dormía. Vivíamos una luna de miel permanente. Pero la cosa, poco a poco, se fue apagando, bajando, primero la cantidad, luego la variedad, y por último la intensidad. En el último año, menos de una vez al mes, y siempre a fuerza de insistir e insistir yo. Lo curioso es que una vez se pone a ello, vuelve la fiera que conocía, per se va una vez terminamos.

He llegado a plantearme una folla amiga, o ir con profesionales, pero la quiero demasiado para serle infiel, y termino en páginas porno y masturbándome como un adolescente, algún día, varias veces incluso. Me encanta todo el rollo de dominación, bondadge, fetichismo, bdsm, y el sexo en grupo o Gangbangs. Fantaseo como seria formar parte de una de esas sesiones. Está claro que todo esto, lo hago en la intimidad y a escondidas, conociendo a Lara, imagino cómo se pondría si un día me pilla. En fin, se acercaba julio, vacaciones, mi cumpleaños, y Lara me pregunto si tenía algo pensado para hacer, pues era mi “cambio de prefijo”, iban a caer los 50, y me pregunto si no quería algo especial

–Pues lo cierto es que no he pensado nada, –dije

–Me dejas organizarte algo? –Pregunto ella

–Por supuesto, seguro que será especial, pero sin mucha gente, por favor, –respondí

–Son 50, cariño, y este año has tenido mucha paciencia conmigo, te hare algo inolvidable, déjame a mí, –y fundió sus labios en los míos

Pasaron varios días, y una noche, mientras cenábamos, me comento:

–Cielo, no hagas planes para el próximo fin de semana

–Ok, ¿a dónde vamos? –Pregunte

–A celebrar tu aniversario como mereces, es todo cuanto necesitas saber, esta todo preparado

–Genial, me encantan las sorpresas

–¿Tienes el 4×4 disponible para viajar? ¿O está en el taller, como siempre? –Me dijo con ironía, pues es mi consentido, un Wrangler Rubicon de 2008, que se lleva mi tiempo y una buena parte de mi sueldo, en preparaciones y extras, pero que es la envidia de todos mis amigos, y mi orgullo personal.

–Está listo para lo que necesites, como yo, –respondí

–Perfecto, el viernes por la tarde, nos vamos

Y llego el viernes, llegue del trabajo, y dos bolsas de viaje me aguardaban en la entrada. Lara vestía unos jeans cortos, que dejaban sus morenas y contorneadas piernas totalmente a la vista, y por detrás, un poco de su redondo y duro culo. Unas botas de montaña marrones, un top blanco, dejaba ver su liso, y moreno vientre, donde destacaba brillante, el piercing que lucía en su ombligo, y que tan loco me volvía, aunque no tanto como los que traspasaban sus 2 pezones, y los mantenían erguidos e insinuantes todo el tiempo, que se dejaban adivinar tras la tela del top. El pelo recogido en coleta, y una gorra de NY, completaban su atuendo. Su sola visión me provoco una buena erección.

–¡Llegaste amor! –Exclamó–, bajo las bolsas al coche mientras te cambias, y nos vamos, ¿vale?

–Perfecto cielo, espérame abajo, no tardo. –Cambié mi traje por unos pantalones de trekking, camiseta, y botas, y bajé al coche.

Al lado del imponente Rubicon negro, con su nueva suspensión de +3” y las impresionantes ruedas de 40”, estaba mi mujercita, agachada, con el culo en pompa, mirando, como si entendiese algo, jeje, los dorados amortiguadores Fox que resaltaban tras las ruedas. Daban ganas de bajarle el pantalón y follármela allí mismo, contra el coche. Absorto en mis pensamientos calientes, creí oírle hablar…

–¿Perdona decías algo? –Pregunte

–No Alex, hablaba con Marian

–¿Marian? –Pregunte mientras me fijaba que llevaba un auricular en la oreja

–Si, la tenemos que recoger, de camino, ¿te importa?

–No, en absoluto

–¿Este coche cada vez que lo veo es más grande? ¿O son cosas mías? –Pregunto sonriendo

Subimos al coche y metió unos datos en el Maps

–Amor, déjate guiar y no preguntes, ¿vale?

–Perfecto, –dije

Siguiendo las indicaciones del GPS y manteniendo una conversación trivial, fuimos saliendo de Madrid, dirección Segovia. En un punto de la ruta, el GPS me guía fuera de la Autopista y me detiene en un área de Servicio.

–Vengo ahora, –dijo Lara mientras se bajaba, o más bien, saltaba abajo.

–Vale, te espero, –dije–, tráeme un café para llevar, por favor

–Claro

Unos minutos después, Lara y Marian, salieron de la cafetería.

Marian era una inseparable amiga de Lara, 44 años, soltera, 1,65 aproximado de estatura, delgada, unos 60 kg, con una buena delantera, y un buen culo. Llevaba siempre el pelo bastante corto, y lucia varios tattoo y piercing también. En los años que la conozco, tuvo varias parejas, tanto hombres como mujeres, y creo que siempre le gusto Lara, pero hasta donde yo sé, siempre la respetó. Venía vestida con unos leggins claros, muy ajustados, una camisa tipo leñador, pero de verano, de manga corta, que dejaba ver una camiseta de tirantes, y sus tetas bambolearse libres, sin sujetador, debajo de la tela. Unas cuantas pajas, habían caído en su honor, lo reconozco.

–Hola, Alex, –me dijo al llegar al coche. Al subir, se hecho para delante a darme un beso, y el escote de la camiseta, me dejo a la vista una generosa cantidad de pecho

–Hola, –le respondí, con la mirada perdida en su escote

–Tu café, –me dijo Lara con una sonrisa– ¿Seguimos? Estamos cerca

–Adelante, dije, mientras el rumor del poderoso V6 me trajo de vuelta a la realidad

El GPS indicaba menos de 20 km, de sinuosa carretera al destino.

–Cuando Lara me dijo el plan, acepté de inmediato, espero que te guste lo que tu mujer te ha preparado, dijo Marian, con una sonrisa de oreja a oreja en la cara.

–Seguro que me encanta, respondí mirándola por el retrovisor.

–Seguro, dijo Lara

–Preferí dejar el coche en la Estación de servicio, esta carretera dentro de unos km, sería un infierno para mi MX5

–No lo dudes, si esta como recuerdo, dije, no creo que tu cabrio llegara muy arriba, y una mirada al GPS me descubrió, que realmente íbamos a subir alto

–¿Qué coño hay ahí arriba? Pregunte

–Ya lo veras, dijeron las 2 a la vez

Lo cierto, es que sabía hacía km. A dónde íbamos, por lo menos la zona. Hace años, cuando conocí a Lara, la había subido a unas cabañas que se alquilaban por allí, a pasar el fin de semana. Íbamos en mi antiguo Toyota, y dado que ella nunca había hecho rutas antes de conocerme, me pareció una buena idea llevarla. Eran pequeñas cabañas de ganaderos, habilitadas con lo justo para pasar un finde tranquilo. Una pequeña cocina, habitación completa y un aseo. Lo justo para lo que tenía pensado hacer todo el finde.

Lo cierto es que cuando nos metimos en la parte más fácil de la ruta, Lara se soltó el cinturón, recogió el pelo en una coleta, me bajo la bragueta, saco mi pene, medio erecto ya, como sabiendo que iba a pasar, y se pasó los últimos km deleitándome con una increíble mamada, que casi me hace correrme un par de veces. Según llegamos, y sin bajarnos del coche, le subí la minifalda, le aparte un poco el tanga, y me la folle en el asiento del copiloto, como un adolescente salido. Tarde muy poco en correrme, y he de decir, que la deje a medias, porque yo llevaba muchos km de excitación previa.

Entramos en la cabaña, la tire en la cama, y me amorre a su entrepierna, aun escurriendo mi semen, y le hice una comida que la llevo al orgasmo casi instantáneo. Era muy sexual, y sensual, y además multiorgásmica. El fin de semana transcurrió entero de esa forma. No se las veces que follamos, y cada vez mejor que la anterior.

La rutina y los que hacer es diarios, hicieron que dejara de hacer aquella ruta, y ahora no sabía muy bien que me iba a encontrar allí, ni como estaba la zona.

Al final de la senda, encontré una indicación que desviaba, ya por un camino más arreglado, y llegamos a la zona de cabañas. Eran 6 en total y estaban completamente reformadas por fuera, pero con un aspecto rustico para no desentonar con el paisaje silvestre de la zona. Estaban cerca unas de otras, pero con la suficiente distancia para proporcionar intimidad, y además estaba cada una rodeada por un seto natural de más de 1,5 metros de altura. En el lateral de la más a la derecha, vi coches conocidos.

Estaba mi antiguo Toyota HDJ 80, propiedad ahora de mí, más que amigo, hermano, Sergio, y su mujer, Silvia. Eran nuestros mejores amigos y además padrinos de boda, lo compartíamos casi todo con ellos. Un Nissan Navara delataba la presencia, también, de Alberto, el soltero empedernido, al que le habíamos conocido ya más de 10 parejas, que llevaba ya un tiempo, demasiado para él, con Raquel, una abogada de 40 años, 12 menos que él, que parecía haberle pillado. Sergio y Marian habían tenido un Affaire que no duró demasiado, pero se llevaban muy bien, y me consta que follaban de vez en cuando.

Y por último, el Isuzu Rodeo de Sebastián y Rodrigo. Sebas, empresario hostelero, nos dio la sorpresa a todos, hace unos años, cuando anunció que se divorciaba, habiendo cumplido sus hijos la mayoría de edad, para irse a vivir con el amor de su vida, Rodrigo. Quedamos perplejos, pues ninguno de nosotros sabia de su homosexualidad, y mucho menos su ex mujer, que saco del divorcio un buen pellizco. Todos compartíamos nuestra afición al 4×4 y habíamos hecho incontables viajes por todo el país, parte de Europa y norte de África.

Tras saludarnos fuera y admirar los chicos las últimas “chuches” del Rubicon, fuimos dentro de la cabaña, donde todo estaba preparado para mi fiesta de cumpleaños. Comimos, bebimos y reímos hasta bien entrada la noche. Poco a poco las parejas fueron marchando a sus cabañas. La nuestra era la más grande, con 2 cuartos, por lo que di por hecho que Marian se quedaba con nosotros. Se retiro al suyo después de un par de chupitos, y Lara y yo, al nuestro.

–Muchas gracias por la sorpresa, le dije, me ha gustado mucho

–Tu mejor regalo te lo voy a dar ahora, me dijo, mientras me empezaba a desnudar

Me desnudó por completo y me empujo a la cama, boca arriba, mientras ella se desnuda, provocativamente, quedando solo con un minúsculo tanga puesto. Se subió en la cama sobre mí, besándome apasionadamente la boca, frotando su entrepierna sobre mi erecto miembro, que estaba a mil. Llevaba meses sin sexo con ella, y el que Marián estuviera en el cuarto de al lado, no me molesto lo más mínimo, es más, me excitó sobremanera la idea de que nos pudiera escuchar.

Mientras Lara me besaba, tomo mi mano derecha contra el cabecero, y la inmovilizó con unas correas que no había visto; hizo lo mismo, con la otra. Me estaba poniendo tan cachondo, que creo que podría correrme solo pensando en la situación que estaba. Se bajo de la cama, fue a su bolsa y vino con un fular de seda negra, que anudo en mi cabeza, dejándome totalmente carente de visión. Me estremecí cuando noté su boca, lamiendo mi pezón derecho, y mordisqueándolo.

He de decir, que es una zona de mi cuerpo muy erógena, me excita muchísimo que me los muerdan y chupen, y Lara lo sabe y lo hace muy bien. Una mano, se deslizo hasta mi polla, y comenzó a masturbarme lentamente. Estaba en la puta gloria. Noté como se acomodaba sobre mí, y sentí su palpitante coño, cerca de mi boca. Saqué mi lengua, que se deslizó entre sus húmedos labios, y alcancé su clítoris, que lamí y succioné golosamente, sacando unos gemidos de su boca, que enseguida ahogo agachándose para tragarse mi polla en su boca.

La introducía casi hasta la garganta, para sacarla muy lentamente, y lamer mi glande, haciendo círculos con la lengua en el, para volver a introducirlo entero dentro de la boca. Estaba tan absorto dando y recibiendo placer, que no note movimiento en la cama, hasta que sentí una legua lamiendo mis depilados huevos.

–Que coñ…? Intente decir, pero Lara me silenció, hundiendo su vulva en mi cara

Que mas daba, me deje llevar, Lara se quitó de encima. Su boca atrapo uno de mis pezones, y la otra boca, el otro. 4 manos recorrían todo mi cuerpo, cogían mi polla y la masturbaban. Alternaban bocas y manos en pezones y polla, hasta que, cuando una de las bocas engullía casi por completo mi exultante hombría, me corrí, sin previo aviso. Lejos de apartarla, la boca engullo y chupó con mas avidez, y la otra, se unió al festín. Sentir 2 bocas, 2 lenguas, 4 manos, dedicándose exclusivamente a darme placer, era una situación difícil de explicar con palabras.

Yo, además, inmovilizado como estaba, poco podía hacer, más que entregarme a ese placer.

Sentí como mi hombría se desvanecía entre aquellas dos bocas, pero una mano ávida, apretó fuertemente la base de mi pene, y sentí como lo rodeaban con algo apretando bastante fuerte. Una lengua recorrió todo mi torso desde allí, deteniéndose y jugueteando con mis pezones como a mi me gustaba, continuó su recorrido hasta mi boca y me dio un profundo beso.

–Abre la boca, me susurro Lara al oído

Obedecí, sintiendo como depositaba unas gotas de algo muy amargo en mi lengua.

–Traga, me volvió a susurrar, mientras iniciaba el camino descendente a mi pene, que estaba siendo estimulado de nuevo por la otra boca

Una de las mujeres, me hizo levantar las piernas, para arquear la espalda e introducir un cojín debajo de mi cadera. A horcajadas de espaldas a mi cara, una lamia y chupaba mi polla, que poco a poco se volvía a poner en forma. Mientras la otra, entre mis piernas, lamia mis huevos, totalmente depilados e hinchados por la presión que algo ejercía en la base de mi pene, y bajaba su lengua por el perineo hasta introducirla en mi culo, nunca antes había experimentado una sensación parecida. Un dedo, bastante resbaladizo, sustituyo la lengua, que volvió a mis huevos y polla, y poco a poco, suavemente, se fue abriendo paso dentro de mi culo. Yo me dejaba hacer, por lo que le costó muy poco.

No sé qué era lo que me habían dado, pero mi polla estaba dura como una piedra. La mamada a dos bocas y el hábil dedo, dentro de mi culo, me estaban poniendo otra vez al borde de correrme, pero esta vez, quería aguantar y disfrutar más.

Alguien libero la venda de mis ojos. Pude ver, cuando estos se acostumbraron a la luz, la cara de mi mujer, sonriéndome. Se apartó un poco, alce la cabeza, y como imaginaba, allí estaba Marian, con mi pene dentro de su boca, y un par de dedos suyos dentro de mi culo. Lara se coloco, ofreciendo de un nuevo su coñito a mi boca, que lo degusto con placer, Sentí como mi polla se deslizaba dentro de Marián, y pude ver como las dos frente a frente, se tocaban las tetas y se besaban apasionadamente mientras me una me follaba y a la otra le ofrecía un delicioso cunnilingus.

Lara tardo muy poco en empezar a jadear y apretar su entrepierna contra mi boca, para correrse en ella. Noté sus flujos deslizarse en mi boca, y pude entrever a Marian lamiendo sus pezones. Intercambiaron posturas y ahora era el coño de Marian el que tenía en la boca mientras mi pene se enterraba sin dificultad dentro de mi mujer. Marian tardo muy poco también en correrse en mi cara, la situación era muy morbosa y excitante.

–¿Podéis desatarme, por favor? Pedí, quiero colaborar un poco

–Por supuesto, dijo Marian mientras lo hacia

Lara se tumbó en la cama, y Marian sobre ella, en excitante 69. Las dos empezaron a lamerse y chuparse mutuamente sus depilados conejitos, deslizando uno varios dedos dentro. En esa postura, me situé detrás de Marian, y enterré mi polla dentro de ella. Cuando la sacaba, la boca de Lara, la lamia y chupaba, hasta que la volvía a meter. Estuvimos unos minutos hasta que jadeando fuertemente, Marian comenzó a decir:

–Mas fuerte cabron, me voy a correr, me voy a acorrer, ah, ah, ahhh

Saque mi pene, empapado del flujo de Marian, que cayó sobre la cara de Lara. Rápidamente cambiaron de postura, y comenzó de nuevo el juego, follándome ahora a mi querida esposa. Aproveche el grado de excitación, para escupir varias veces en su culo, y meterle un dedo dentro. Se mostro poco receptiva al principio, pero presa de la excitación se fue dejando hacer. Con Marian lamiéndole labios y clítoris, mi polla empalándola y dos dedos ya es dilatado esfínter, empezó a moverse mas fuerte y jadeando dijo:

–Voy a morir de placer, joder, me voy acorrer, me voy a co… ¡Ah ah ah si, seguir!, si aaaah

–Joder, joder, joder, siiii, siii fue todo cuanto pude decir, mientras yo también me corría abundantemente dentro de Lara.

Extenuado, retire mi pene de dentro de Lara, y un chorro de flujo y semen, cayó sobre la cara de Marian. Lara se giró sobre ella y se fundieron en un apasionado beso. Me hicieron un hueco, y ambas abrazadas a mí, nos quedamos dormidos. Sentí una mano liberar la correa que aún me apretaba la base del pene, que aún no se había relajado del todo.

Por la mañana la cabaña olía a sudor ,sexo y madera. Me levante para darme una ducha. Las dos mujeres se buscaron, para abrazarse, y seguir durmiendo. Me vi tentado de sacarles una foto, era una situación para inmortalizar, y que probablemente jamás se volvería a repetir, pero me contuve, y me fui a duchar. Lo que no reparé, fue en la pequeña luz roja centelleante en la estantería frente a la cama. Tras ducharme, prepare tostadas y café. El olor de este levanto a Lara y Marian, que desnudas y de la mano, se fueron a duchar juntas. Unos minutos después, salieron de la ducha, limpias, tapadas solo por una camiseta.

–Gracias por el desayuno, dijeron entre risas, casi al unísono

–Gracias por el postre de la cena, respondí yo

Y entre risas nos sentamos en la mesa. No sabía muy bien cómo sacar el tema, pero tener algún tipo de recato o pudor, después de lo acontecido la noche anterior, no tenía sentido

–Bueno, dije, no esperaba una celebración de cumpleaños así. Aun estoy sorprendido

–¿Te ha gustado, amor? Dijo Lara

–Creo que se notó que si, respondí

–Se notó, se notó, dijo, con una picara sonrisa en la cara, Marian

–Aunque creas que no me doy cuenta, comenzó Lara a decir, se lo abandonado que te he tenido este tiempo atrás. Mi cuerpo ha cambiado, no me veía atractiva, y la pre menopausia, me dejó fatal. No me gustaba y no podía creer que te gustara a ti o a nadie. Tú me has ayudado muchísimo, a pesar de yo no darte nada de pasión a cambio, y sé muy bien que jamás me has sido infiel. Marian se ha volcado en mi en cuanto le conté lo que pasaba, y con ayuda de una psicóloga amiga suya y algo de tratamiento natural, he podido darte hoy este regalo, que es solo el principio de lo que te espera conmigo a partir de ahora, si quieres.

–¡Si quieres, y si puedes! Jajaja corto Marian

–Bueno, ya he visto, que si no puedo, también tenéis ayuda para eso, jejeje

–Pidiéndola, hay ayuda para casi todo, dijo Marian

–Me ha dejado un poco perplejo vuestra compenetración, y pasión, me siento un poco abrumado, ¿ya lo habíais hecho antes? Necesito saberlo

–No cielo, tu mujer ha sido solo tuya, solo la he tocado, bueno más bien ayudado a tocarse, como parte de unos ejercicios para conocer su cuerpo. Esto ha sido nuevo para los 3, aunque admito que yo llevaba años insinuándoselo a Lara, cada vez que me pasaba un poco de copas, jejeje. Habéis dado un paso muy grande en la relación, y he sido participe, gracias a los dos por dejarme hacerlo, dijo más seria

–No sé si decir, que eres como de la familia, después de lo que hemos hecho, sea lo más apropiado, jajaja reímos los tres.

Alguien llamo a la puerta. Eran Sebastián y Alberto.

–Habíamos quedado de arrancar a las 11, ¿se os pegaron las sábanas o qué? Vocifero desde la puerta Sebas

Nosotros tres, nos miramos y nos echamos a reír. Alberto dio un buen repaso con la mirada a Lara y Marian, que aún estaban vestidas solo con las camisetas, y que insinuaban los erectos pezones de las 2 mujeres bajo la fina tela.

–Yo también me habría rezagado con este panorama, acertó a decir, ¿para estas fiestas no llamáis eh? Dijo riendo

–Vamos ahora respondí, darnos 10 minutos

Nos vestimos y salimos fuera. Todos estaban listos para la ruta programada, de la cual yo no tenía conocimiento. Íbamos a intentar subir a un lago que estaba cerca del final de un telesilla de una vieja estación de sky que había en la zona, para desde allí enlazar con una calzada romana transitable, que nos llevaba a Segovia a comer. Como Alberto se conocía aquello muy bien, tiro delante. Los demás, le seguimos.

El finde de mi cumpleaños había sido impresionante, y el inicio de un episodio en mi relación de pareja. No sé hasta qué punto, Marian iba a ser parte de ese episodio, pero no me importaría que fuese un personaje principal de la misma. Pero la vida da muchas vueltas, y te depara sorpresas, unas más agradables que otras.

Continuará…

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