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Los primeros problemas
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Habían pasado semanas desde que esta relación sexo afectiva con mi hermana mayor inició, durante esas primeras semanas todo parecía ir de maravilla, manteníamos en secreto lo nuestro, por las noches casi diario se colaba en mi habitación para follar dejándonos llevar por nuestros deseos, habíamos logrado encontrar lo mejor el uno del otro en ese aspecto, haciendo que el sexo estuviera a otro nivel, si podíamos de vez en cuando encontrábamos un espacio para escaparnos y estar a solas para comernos.

No podía pedir mas en ese momento, me sentía feliz con ella, el como me hacía sentir, como el único hombre en su vida que ella necesitaba y los gestos cariñosos nunca faltaban tampoco, siempre dejando algún mensaje por las mañanas diciendo el que tanto me amaba, escribiendo cuando no estábamos cerca sobre como extrañaba mi presencia, diría que pasábamos por esa especie de luna de miel por la que todas las parejas pasan, donde puedes ver todo a través de un filtro color rosa. Yo en serio amaba a esa mujer y quería siempre hacerla feliz.

Por desgracia como en todos los casos, siempre habrá cosas que al final pueden desencadenar problemas, mas o menos graves, siempre van a aparecer y es normal, o es lo que considero hasta el día de hoy.

Durante mi último año en preparatoria, y ya a punto de graduarme e ir a la universidad, es algo muy común que tantos jóvenes en ese rango de edad comiencen a salir mas, a fiestas, a antros, a infinidad de lugares, ya sea por querer ganar cierta aceptación social, conocer mas gente o divertirse en un mundo nuevo que a esa edad se les abre. Yo no era la excepción en ese sentido, si bien quería tanto estar en casa sólo follando con mi hermosa hermana, también quería divertirme con este mundo nuevo del que hablo, sin lugar a duda a veces puede ser una especie de limitante el estar en una relación pues habrá cosas que lleguen a querer ambos que no sean siempre las mismas, mi hermana al tener mayor edad y tener una responsabilidad con su hija pequeña no podía darse siempre el lujo de salir a divertirse con sus amistades, ambos teníamos claro que muchas de las cosas que yo podía hacer, no estarían tan al alcance en su situación.

Si hubiera una manera en que yo habría hecho muchas de esas con ella, seguro que la habría hecho, pero no fue así, pues ademas de lo contado con sus responsabilidades, también estaba el hecho de mantenerlo en secreto frente a las personas que nos conocían a ambos y seguro lo hubieran visto de una mala manera.

Fue una noche que decidí salir con mis amigos a una fiesta, la verdad tampoco era la gran cosa, sólo un montón de jóvenes legalmente adultos, que sin duda aun no acabábamos de madurar, pero con ganas de querer divertirnos. Ella al verme salir me detuvo.

-¿Vas a salir?

-Si, habrá una fiesta en casa de Diego.

-Mmm… bueno.- noté un tono serio en su voz.

-¿Pasa algo?

-Pues no, todo va bien. – de nuevo ese tono.

-¿Estás segura?.

-Pensaba que podríamos estar juntos hoy.

-Me encantaría, ¿que te parece si regreso temprano y te veo en mi cuarto?. – yo esperaba que con esa sugerencia pudiera estar conforme.

-Mmm… pues ya vemos, tú ve a divertirte-. Me besó levemente en la mejilla y subió rápido a su cuarto.

Por un momento dudé en si ir o quedarme en casa, quizás no estaba valorando la situación en la que estaba de tener a la mujer de mis sueños sólo para mí y que ella estuviera dispuesta a todo por mí. Mi mente mas joven se decantó por ir a la fiesta, pensando que ella lo vería como algo sin importancia y que nos arreglaríamos bien después.

La fiesta la verdad fue bastante aburrida, bebíamos gracias a algunos de esos juegos tontos que siempre hacen en las fiestas que te incitan a emborracharte, cantábamos y algunos bailaban, nunca se me dió a mí eso, siempre me sentía apenado bailando, cada vez se hacía mas grande la idea de que quedarme en casa hubiera sido mejor, mas viendo a algunos de mis amigos con sus novias y como parecían estarlo pasando muy bien. En un punto de la noche a eso de las 12, estaba sentado un rato solo. Le escribía mensajes a mi hermana preguntando si estaba despierta y que pensaba en regresar sólo para estar a su lado. No recibí respuesta, ni si quiera me dejó en visto, claramente estaba molesta, o si tenía suerte, sólo estaría dormida sin más.

-¿Qué pasa contigo?.- me dijo una voz femenina un tanto opacada por una canción de Avicii que sonaba en ese momento. Subí la mirada, era una chica de la escuela, no era de mi clase, pero la habría visto antes por ahí en los pasillos, era bastante bonita y atractiva, pero no tanto como yo veía a mi hermana mayor.

-Sólo he querido sentarme un rato, me empiezo a sentir borracho.

-¿No quieres levantarte a beber conmigo?.- me extendió su mano para llevarme con ella, a una de las mesas con sus amigos.

Era divertida, hacía comentarios graciosos sobre cosas que ocurrían, chistes haciendo referencia a series que estaban en su pico de popularidad en ese entonces, o contando algo sobre la escuela. Sus amigos en general eran agradables, pues me incluyeron en su círculo sin ningún reparo, al cabo de una hora mas o menos, la atención de ella se centró en mí, preguntando cosas típicas de cuando conoces a alguien nuevo, uno que otro gusto en películas, mi música favorita, o mis aficiones, era curioso como compartíamos varías cosas en común, al final llegó la pregunta “¿sales con alguien?” Lo pensé un instante, era obvio que lo mío con mi hermana era mas que sólo acostones, y que sin duda existía una relación afectiva. Respondí que en efecto, había alguien mi vida, que yo lo consideraba una relación, pero que era un tanto inusual ¿Por qué dije eso último?, lucía como esos tipos que engañan a su esposa con el argumento de “estoy casado, pero tenemos problemas y bla bla bla…” o si no parecía así mi comentario me sentí en ese momento de aquella manera. Quizás mas bien era mi deseo de contarle a alguien mi estado actual, externarlo, como un secreto que sabes no debes contar, pero quieres hacerlo. No lo sé.

-Pero, si ella no está aquí ¿es por alguna razón?

-Si, no tiene tanta libertad para venir a algo así, además de ser mayor que la media aquí y quizás estar con jóvenes no sea ya lo suyo.

-Entonces ¿eres libre en este momento?

-Yo diría que siempre, pero me gusta respetarla, la quiero.

-Eso es dulce, es sólo que en este momento quisiera en serio follar, el alcohol me pone así siempre.- bastante directa con ese comentario, era una chica sin trabas a la hora de expresarse. -Diego es tu amigo ¿no? Seguro que conoces su casa y sabes donde podemos estar a solas.- Claro que sabía en dónde, pero yo honestamente no deseaba nada con ella, no me malinterpreten, seguro que en otra situación diferente a la mía no lo hubiera ni considerado, habría aceptado, pues ella era bastante guapa, con un gran cuerpo y que lucía bastante bien en ese vestido entallado que llevaba puesto, y seguro que mas de uno de mis amigos me llamaría idiota si supieran que se me ofreció sin mas y yo la rechacé. En fin, aunque me sentí extraño, simplemente no pude, tenía la mujer perfecta en casa y hacía allá iría.

Corrí pensando en si fue la mejor decisión, si debía quedarme y follar con esa chica, pero al final era claro, yo amaba a mi hermana y quería mantenerme fiel (por tonto o raro que suene) a ella, fue un recorrido mas largo de lo que me hubiera gustado, pero al menos la borrachera bajó considerablemente. Llegué a casa con el corazón latiendo fuerte, no eran por nervios, creo, fue mas el ejercicio de correr, pero vaya que me preocupaba el hecho que siguiera molesta conmigo. Intenté no hacer tanto ruido al entrar, me dirigí a mi cuarto y allí estaba ella, durmiendo en mi cama, con una de esas cosas llamadas baby doll (supongo que así se llaman), en la parte de abajo con una tanga roja a juego, me encantaba esa tanga, con encaje, era un regalo verla así. Me quité todo menos los boxers, fui a lavarme los dientes y luego entré a la cama con ella, la besé de forma tierna en la frente, despertó y con voz ronca me habló.

-Si que se te ha hecho un poco tarde.- me dijo un poco adormilada.

-Quizás un poco, pero he querido llegar lo antes posible. Lamento no estar contigo desde antes.

-Claro que lamentarás no haber estado aquí con todo lo que tengo para ti.- me lo dijo mientras pasaba una mano por su cuerpo, dando a entender que me había perdido.

-En serio no quiero hacerte enojar, quiero que sepas cuanto te amo.

-¿Si? ¿Cuánto?- usando esta vez su tono juguetón, una de sus manos entró dentro de mi boxer, tomando mi pene y empezando a frotarlo de arriba a abajo. -Pues este de aquí sin duda me ama, se puso duro de sólo tocarlo.- Era verdad, ella no tenía que hacer gran cosa para ponerme caliente.

-No quiero hacer algo que te moleste de nuevo, en serio no.

-Escuchame bien.- me decía mientras me seguía masturbando. -Han pasado años desde la última vez que pude follar tanto como quisiera. Si yo te digo que quiero follar, va a pasar, éste de aquí es sólo mío y yo lo voy tener dentro de mí si me dan ganas.- ¿Por qué me excitaba tanto que me dominara? Ese poder que ella sabía tenía sobre mí me ponía a full. -Entonces si quiero que te quedes, te vas a quedar a follar ¿queda claro?

-S… si, muy claro.

Me empezó a besar, en serio parecía que tenía ganas de sexo ese día y no lo disimulaba, no tardó en montarme e ir de arriba a abajo con mi pene dentro de ella, si el sexo seguía siendo así de bueno, seguro iba a seguir siempre a su disposición, siendo suyo. Me estaba dando un sexo de lo mas delicioso, se volteó para darme la espalda y viendo ese culo que tanto me gustaba, subía y bajaba, escuchaba sus gemidos reprimidos junto con los sonidos de ella chocando contra mi cuerpo, hubo un par de nalgadas, pero con su hija durmiendo a lado, prefería siempre hacer el menor ruido posible, llegó un orgasmo tras otro, podía sentir en mi pene esos espasmos y sus fluidos cada vez mas notorios.

-Hoy no quiero que termines hasta que te lo diga yo.- me dijo volteando hacía mí. -Me debes esta follada por dejarme esperando.

-Todo… lo… que tú digas. -Se lo dije jadeando. Me iba a ser difícil no hacerlo, se movía de forma tan deliciosa que si podía aguantar, sería un milagro, hice mi mayor esfuerzo.

Me jaló hacía la silla en mi escritorio, la posición en la que estaba ayudaba mucho a que ella se moviera mejor. Saltaba y saltaba en mi pene, yo trataba de tomarla por las nalgas con una mano mientras la otra tomaba uno de sus pechos, nos seguíamos besando, amaba tener su saliva en mi boca, sentir su lengua juguetona, me mordía el labio inferior de vez en cuando, y me arañaba un poco el pecho, eso si que me iba a dejar marcas, aun así me encantaba su parte mas salvaje y brusca, esa parte que se vio reprimida por años debido a sus responsabilidades como madre de mi sobrina, la parte que ahora a mí me daba y la iba a explotar siempre que quisiera.

Pasarían unos 15 minutos en aquella posición, y en serio trataba de concentrarme para no llenarla con mi semen, sentir las paredes de su coño tan apretado aferrandose a mi pene, lo mojada que llegaba a estar y esos gemidos tan maravillosos que a mí me encantaban, tenía que hacer el esfuerzo, quería cumplir esa orden que ella me había dado.

-Has aguantado muy bien. -Me dijo, y bajándose de mí, caminó a la cama, se recostó boca abajo.-Ahora ven y follame hasta que termines.

-Como tú me lo digas. -Dije con una enorme sonrisa.

Me monté sobre ella, ella con las piernas cerradas, lo que hacía aun mayor fricción y su coño se sintiera mas apretado aún, la imagen de ella era perfecta, su espalda desnuda, esa tanga que me incitaba a no querer pensar en nada mas que no fuera mi hermana.

-Ah… ahh… ahhh… mi amor… así… así… dame toda tu leche… mi amor… mas duro… dame todo…

-Te encanta… esto, ¿verdad, putita?- Decía yo entre jadeos por el esfuerzo de follarla con todo lo que tenía aun de fuerzas

-Mi amor… me vuelves loca… asi… asiii… soy tu puta… tu hermana es tu puta…

No pude mas, saqué lo mas rápido que pude mi verga, no por temor a embarazarla, me dijo desde los primeros días que usaba pastillas anticonceptivas, no fue por eso, era la fantasía de verla ahí acostada con todo mi semen en su espalda, me descargué, salieron chorros potentes que llegaron incluso hasta su nuca y parte de la almohada, su espalda regada con mi leche, y escuchando un “ahhhh” de su parte en tono juguetón al final.

-Pues no me los has dejado dentro, pero me gustó. Jaja.

-Tenía las ganas enormes de que quedaras así.

-No vuelvas a fallarme, o la siguiente vez no será así de buena la reconciliación.

-No te volveré a fallar.

-Es hora de dormir, en la mañana quiero empezar mi día con tu polla en mi coño.

La verdad, amaba a esa mujer, todos sus deseos, todas sus condiciones las haría, quería que fuera la dueña de mi vida, y quería tenerla siempre conmigo.

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