Por la mañana al despertarse escuchó que estaba lloviendo. El calor intenso de los días anteriores había provocado un día de verano de tormentas. Se preguntó si su vecino saldría a caminar a pesar de la lluvia, a ella no le importaba. Las mañanas eran los momentos del día mas emocionantes para ella, nunca sabía como iban a terminar, aunque si sabía que le gustaba terminarlas en casa de Braulio.
A las ocho lo vio allí esperándola bajo un fuerte aguacero. Al acercarse a él no le gustó la manera de mirarla. Estaría así de serio por el mal día que hacía? Estaría enfadado con ella por algo?
-Buenos días joven.
-Buenos días, que tal está? No sabía si querría caminar con este día.
-Por mi si. Tu quieres?
-Claro!!
Comenzaron a caminar y él estaba serio. No le decía nada. Después de un buen rato, Braulio rompió el silencio.
-Tania ayer no estuvo bien lo que hiciste.
-Que hice? -intentó recordar todo lo que había echo. A que se refería?
-En el jardín, cuando tu marido dormía.
-No le gustó? Pensé que le había gustado?
-Claro que me gustó -le hablaba con seriedad -Pero no te das cuenta que fue una temeridad?
-Usted me dijo que siempre hiciera lo que quisiera. Yo sentía ganas de que usted me mirara -Tania se sentía desconsolada casi a punto de llorar por sentirlo así enojado con ella. -Siempre me dice que me sienta libre.
-Por supuesto que si Tania, pero yo quiero que tu marido y tu sigáis así de felices y que nada pueda estropear vuestro amor. Por eso te ofrecí mi casa para que en ella te sientas libre. Cuando estés con tu marido debes vivir la sexualidad en común con él. Tu sexualidad personal debes ponerla a un lado y debes disfrutarla cuando estés sola o conmigo. Lo comprendes?
-No se enfade conmigo por favor.
-Nunca me enfadaría contigo, solo intento ayudarte. Me gustaría que comprendieras esto.
-No volveré a hacerlo, vale?
-Si por favor. No pongas en peligro tu amor.
Siguieron caminando un rato. Ella estaba mas tranquila de sentir que no estaba enfadado. Cada vez llovía mas fuerte.
-Volvemos?
-Volvamos Tania.
Esa mañana al llegar a sus casas no dijeron nada cuando él abrió la puerta de su jardín. Ella lo siguió en silencio y entró con él en casa. Braulio fue al baño y le trajo una toalla.
-Sécate por favor. Vengo ahora que voy a cambiarme.
-Braulio! -lo llamó antes que desapareciera por la puerta del baño.
-Dime!
-Hágalo aquí por favor.
-Quieres que me cambie delante de ti?
-Me gustaría mucho.
Tania miró como se quitaba la camiseta y se quedó mirando el torso desnudo de su vecino. Nunca lo había visto así de cerca. Era un pecho normal y corriente de señor mayor pero le gustaba mirarlo así con descaro.
-Quieres que me cambie de todo?
-Si por favor -sus mejillas se enrojecieron de pedirle eso
Braulio se descalzó y se quitó los calcetines de deporte, se bajó el pantalón y deslizó su slip por las piernas quedando totalmente desnudo delante de aquella joven. Ella lo miraba directamente al pene. Era un poco mas pequeño que el de su marido, se fijó en sus testículos que estos si que eran bastante mas grandes que los de Rodrigo. Tania se fijó que llevaba muy poquito vello y que como en su pecho eran blancos. Era como excitante mirar desnudo a aquel señor y sintió un hormigueo bastante intenso entre sus piernas cuando vio que aquel pene estaba hinchándose un poco. Tania se sacó la camiseta y el sujetador sin apartar la vista de aquel sexo varonil, deseaba ver lo que su cuerpo provocaba en él. Y suspiró al darse cuenta que aquella polla se puso dura al momento cuando su vecino miró sus tetas.
Braulio se mantenía quieto, desnudo, con la polla dura. Miraba las tetas desnudas de aquella mujer con atención. Ella se bajó el pantalón y las bragas y vio como aquella polla se tensaba por completo a pesar de la edad de su dueño.
-Le gusta ver mi cuerpo desnudo?
-Muchísimo Tania.
-A mi me gusta ver su polla – ambos gimieron al decir eso -está durísima Braulio.
-Tu haces que se ponga así de dura. Tu tienes el coño mojado, lo puedo ver desde aquí.
-Usted hace que se ponga así de mojado siempre. – decir esas cosas tan intimas la excitaba aun mas
Siempre me pongo cachonda.
-Cuando te pones cachonda?
-Cuando me mira, cuando me habla -la excitación era mas fuerte que la vergüenza
-Libérate Tania -Braulio se daba cuenta que a esa joven le excitaba decir todo lo que sentía – Dilo todo, se libre.
-Me pongo cachonda cuando estoy con usted – necesitaba decirlo todo – cuando caminamos me siento mojada y deseo venir a su casa.
-Sigue, no reprimas nada.
-Deseo venir a su casa para mostrarle mi coño, para masturbarme delante suyo – Tania no apartaba la vista de la polla de Braulio – y me masturbo pensando en su polla.
-Mira mi pene Tania, mira como está por ti.
-Me gusta su polla Braulio – ella llevó su mano a su coño y se lo empezó a frotar con ansia y gimió al ver como ese hombre agarraba su excitado miembro y se comenzaba a masturbar. – pienso como será tocarla.
-Piénsalo Tania, algún día serás tu la que me masturbe.
-Siempre lo pienso. Y usted me tocará el coño cuando quiera.
-Si. Tocaré tu coño algún día. -se masturbaban uno delante del otro cada vez mas rápido.
-Y yo su polla y si me lo pide follaremos – al decir eso comenzó a temblar y sentir un orgasmo muy intenso.
Se estaba corriendo y veía como el glande de Braulio expulsaba tres potentes chorros de semen. Braulio la sujetó por temor de que se cayera pues sus piernas temblaban muchísimo. Se habían corrido juntos, mirándose. Ella se apoyó en él, le fallaban las piernas. Braulio la llevó en brazos hasta su cama y la dejó tendida en ella. Estuvo un rato recuperándose de aquel orgasmo, él mientras la calmaba acariciando su cabello.
-Braulio esa caricia en mi pelo forma parte del sentido del tacto? – ella ya estaba algo mas tranquila.
-En el sentido del tacto entran todo tipo de caricias, desde suaves hasta algo mas intensas.
-Pensará que estoy loca pero deseo conocer todos los sentidos con usted.
-No estás loca. Probaremos el sentido del tacto cuando estés preparada.
-Cuando estés totalmente segura y tengas claro que nada afectará en tu matrimonio.
-Lo que pasa en esta casa es todo fuera de mi matrimonio. Yo amo a Rodrigo y lo amaré siempre.
-Entonces conocerás el sentido del tacto conmigo. Pero debes saber una cosa y no sé si tendrás la suficiente paciencia para esperar.
-Que debo saber? – sentía mucha curiosidad
-El sentido del tacto es el mas usado por la gente en la sexualidad y ese debe ser el último que conozcas.
-Los que faltan cuales son – intentó recordar cuales había descubierto con él. – el primero fue la vista…
-Faltan el gusto y el olfato Tania. El oído lo has podido descubrir ayer y hoy.
-Si – se ruborizó al recordarlo.
-Y esos como serían?
-Seria oler y saborear el cuerpo. Te ves capaz de realizarlos? Si no te ves capaz lo entenderé y no pasa nada Tania. Nada cambiará, este seguirá siendo tu sitio de libertad.
-No se si seré capaz – la idea de realizar aquellas cosas con Braulio le daba mucho reparo.
-Entiendo que no es fácil, no te preocupes. Si alguna vez deseas descubrirlos me lo dices. De acuerdo? Y sobre todo recuerda que eres libre de aceptarlo o no. Quiero que te sientas cómoda.
-Gracias Braulio
-Una pregunta, solo contesta si quieres.
-Dime
-Es verdad que cuando caminas conmigo sientes tu vagina mojada?
-Tonto!!! -Tania le dio un manotazo en el brazo a modo de reproche por haberle hecho esa pregunta y se puso muy colorada -Pues si, es verdad. – se levantó de la cama para evitar mas preguntas comprometidas en ese momento.
Durante todo ese día se sentía distraída y nerviosa. Intentó estudiar pero constantemente recordaba lo ocurrido por la mañana. La imagen de su vecino desnudo acudía a su mente. Recordaba su sexo y como se había hinchado totalmente al verla desnuda. La voz de Braulio martilleaba sus oídos con aquellas frases tan morbosas. Se ponía colorada cuando pensaba en las cosas que le había dicho. En serio se dejaría follar por ese señor? Tanto le excitaba su polla que hasta le había dicho que deseaba ser ella quien lo masturbara? Varias veces metió la mano por dentro de sus bragas y se masturbó con aquellos pensamientos y se corría al visualizar en su mente aquella polla eyaculando.
Por primera vez aquella mañana sintió como algo de miedo al salir de casa. Cuando vio a su vecino esperándola estuvo a punto de girar y meterse en casa. Toda la noche había pensado en lo que habían hablado el día anterior y se había excitado mucho. Se había masturbado con Rodrigo durmiendo a su lado. Por primera vez se había dado cuenta que ese señor la excitaba demasiado y siempre terminaba haciendo cosas que nunca se imaginaría hacer. Deseaba ir a casa de ese hombre pero solo la idea de hacer una locura la torturaba. Había dormido apenas dos horas en toda la noche.
-Buenos días joven.
-Buenos días, que tal está?
-Bien y tu? Traes mala cara Tania. Ocurre algo?
-Solo he dormido dos horas.
-Pero como has venido? Deberías haberte quedado a dormir.
-Es que tenia ganas de estar con usted.
Braulio en vez de caminar hacia donde siempre se dirigían, giró y fue hacia la puerta de su jardín. La abrió y con un gesto que no admitía un no por respuesta le indicó que entrara. Entraron en la casa y ella lo siguió hasta la habitación. Ella no sabía que era lo que Braulio quería hacer cuando lo vio abrir un cajón. Había cogido una camiseta y la apoyó en la cama. Se sorprendió cuando Braulio se puso frente a ella y arrodillándose la descalzó con cuidado, una vez descalza se puso de pie y le sacó la camiseta y el sujetador. Lo hacía con mucho cuidado y ella se dejaba hacer. Él vio por un pequeño instante sus pechos que se habían erizado por la situación y a continuación se volvió a arrodillar y le bajó el pantalón y las bragas. Enseguida su coño se mojó al sentir la cara de ese señor tan cerca. Braulio otra vez frente a ella cogió la camiseta de la cama y se la puso.
-Debes dormir un rato jovencita – estaba retirando la ropa de la cama – descansa y te despertaré yo.
Tania no dijo nada, simplemente obedeció y se metió en la cama.
-Gracias – estaba agotada y en seguida se durmió pensando en lo mucho que se había excitado al sentir que ese hombre la desnudaba. Antes de dormirse olió la camiseta y olía a Braulio.
Se despertó al escuchar unos ruidos, se sentía desconcertada, en donde estaba? Abrió los ojos y vio a Braulio abriendo unos cajones. Enseguida recordó que estaba en la cama de su vecino. Que hora sería? Los días que había estado allí se fijó que había un reloj-despertador en la mesilla de noche y sus ojos lo buscaron viendo que eran las once de la mañana, había dormido tres horas. Se quedó observando a ese hombre. Le gustaba mirarlo, ese señor le hacía sentir tranquila, le daba confianza, seguridad. Era como una figura paternal que siempre te da los mejores consejos y te hace sentir protegida.
Lo observó en silencio. Miró su espalda, en esos momentos hacia calor, durante el sueño había apartado inconscientemente la ropa de la cama y estaba caída a un lado, él estaba solo con un slip puesto que se ceñía a sus nalgas de señor mayor aunque al ser un hombre que hacía ejercicio a diario se veían firmes. Gracias a él había descubierto que se podía disfrutar mucho mirando el cuerpo de un hombre , había comprobado que ser observada podía ser muy excitante, más que muchas caricias. Seria igual de excitante sentir la mirada de un desconocido? Lo que más le tenía desconcertada era que el cuerpo de Braulio era totalmente normal y en cambio le atraía mirarlo. Recordó cuando estaba comiendo con Rodrigo en el jardín y ella no podía evitar mirar disimuladamente el torso desnudo de su vecino.
Le gustaba mirarlo haciendo sus cosas cotidianas, ahora estaba ordenando los cajones, lo hacía en silencio, concentrado en lo que hacía y sintió nacer la excitación entre sus piernas. Cuando abrió el segundo cajón y lo vio con su diminuto pantalón en las manos sintió como sus pezones se endurecían en un segundo. Braulio desdobló la escasa tela de ese pantaloncito y extendió los brazos para mirarlo detenidamente y ella sintió un pinchazo de placer en su vagina. Deseaba no respirar para que nada molestara ni interrumpiera ese momento. Absorta vio como Braulio ponía del revés el pantalón y miraba concentrado justo esa zona de la tela que había estado en contacto con su vagina. Sabia que el día que lo había puesto lo habían guardado sin lavar. Cuando Braulio acercó aquella prenda a la cara y lo vio oliéndola se puso cachonda. En silencio flexionó las piernas y cada rodilla se dirigió a un lado de la cama quedando totalmente abierta, agradecía sus años de hacer deporte pues tenia mucha flexibilidad y le encantaba poder apoyar las rodillas en el colchón y sentirse totalmente abierta y notar sus flujos resbalando por su piel.
Se sentía libre, él le había recalcado que su casa sería su refugio para sentirse libre, y así se sentía. Y en silencio para no estropear ese momento se subió la camiseta y aprovechando que su vecino estaba tan concentrado oliendo su pantalón se la quitó. Estaría excitado de oler donde había estado su vagina apretada? Recordó que aquel pantalón al ser tan pequeño la tela se le metía un poco en el coño. Su respiración cada vez era mas agitada. Tendría la polla dura como el día anterior? Silvia rozó sus pezones y no pudo evitar gemir. Él sorprendido la miró y Tania se sintió feliz de que él se girara sin dejar de oler su prenda. Aunque la vio despierta mirándolo, él siguió haciéndolo . La miraba totalmente abierta, excitada de saber que le gustaba su olor. Braulio se acercó a la cama sin apartar el pantaloncito de su nariz. Ella miró su slip totalmente abultado y se sintió feliz de saber que su aroma intimo podía provocar eso en un hombre. Tania estaba empapada y la mancha en el slip de él le hacía ver que ese hombre también lo estaba.
Braulio se agachó y cogió la braga que llevaba esa mañana puesta. Ella lo miraba expectante, deseosa de que hiciera lo que estaba imaginando. Y Braulio lo hizo, la braguita reemplazó el lugar del pantalón y ahora estaba oliendo. Tania gimió al verlo, recordó que esa mañana estaba excitada, sabía que esa prenda tendría muy reciente el olor de sus flujos. La mirada de ella volaba desde el rostro embriagado de él hasta su slip mojado. Deseó ver de nuevo la polla de aquel hombre. Siéntete libre, en esta casa cumple tus deseos, él se lo había dicho muchas veces. Estaba totalmente excitada y acercó sus manos al slip y se lo bajó. Ambos gimieron con ese gesto, los dos estaban muy cachondos. Tener aquella prenda intima de Braulio en su mano la hizo estremecer, podía sentir la humedad que aquella polla había dejado en la tela. Se miraban, se escuchaban gemir. Vista y oído, dos sentidos unidos. Braulio olía sus bragas, vista, oído y olfato, ella lo miraba disfrutar de esos tres sentidos a la vez. Ella también deseó vivir eso y lo hizo. Braulio vio como las manos de ella ponían del revés el slip y muy excitada acercaba su slip a su pequeña nariz y olió, olió con deseo y desesperación. Tania gimió al estar oliendo la excitación de ese hombre en la tela. Braulio gimió al oler los flujos de ella. Siéntete libre, haz lo que desees siempre Tania. Y lo hizo, Tania acercó su cara, acercó su cara a aquella polla y olió directamente de ella. Y ese olor la embriagó de deseo. Se comenzó a masturbar ansiosa. Respiraba de aquella polla y se frotaba el coño empapado. Braulio acercó su cara entre las piernas de ella y pudo olerla directamente. Sentir que ese hombre le estaba oliendo el coño la hizo estallar de placer, él con su mano agarrando su polla se masturbaba con la nariz de ella a escasos centímetros y al oler el orgasmo de esa joven se corrió con cuidado de no mancharla. Tania olió el orgasmo de él y se sintió fascinada con aquel aroma.
Braulio la dejó sola un rato, ella con los ojos cerrados pensaba en todo lo que estaba viviendo con ese señor. Estaba descubriendo cosas que le gustaban mucho, que la excitaban demasiado, el placer que sentía en los momentos que estaba con su vecino era totalmente diferente al placer que sentía con su marido, y eso la inquietaba porque con su marido disfrutaba muchísimo. Es tu sexualidad, recordaba las palabras que ese señor siempre le recalcaba. Y recordando todas aquellas sensaciones separó sus piernas y comenzó a masturbarse. En aquella casa era libre de hacer lo que deseara y su deseo era masturbarse en aquella cama.
Gemía de placer al mover sus dedos dentro de su vagina. La sentía empapada, caliente. Con los dedos indicé y pulgar de la otra mano se daba pellizcos en su endurecido clítoris y aquel placer la volvía loca. Abrió los ojos y vio a su vecino en la puerta mirándola.
-Has descansado? -él le hablaba sin dejar de mirar como ella se daba placer y como si lo sucedido hacía unos minutos no hubiera pasado.
-Descansé muy bien -Tania no dejó de tocarse mientras le respondió y esa sensación le gustó -Gracias por permitirme descansar en su cama.
-Ya caminaremos mañana si lo deseas – él no dejaba de mirar su coño siendo masturbado por su pequeña mano -Te gusta mucho masturbarte y que te mire?
-Si, es que no se explicarlo.
-Es tu sexualidad, siéntete libre, estás en mi casa, recuérdalo.
-Es que me excita como mira mi coño – la voz entrecortada de ella delataba el placer que estaba sintiendo.
-Me gusta mucho tu coño y que me permitas mirarlo -Braulio se sentó en la cama a la altura de las piernas de ella y en ningún momento apartó la mirada de aquella vagina.
-Mírelo, estoy cachonda Braulio. Me deja ver su polla?
-Por supuesto -se bajó el pantalón corto y dejó a la vista su miembro totalmente erecto.
-Me excita mirarlo así -Tania comenzó a mover su mano muy rápido frotándose con deseo la vagina – Me corro…
-Si, estoy mirando como te corres -se sintió fascinado al ver como ella comenzó a temblar mientras se provocaba un intenso orgasmo.
-Me encanta esto que siento cuando estamos juntos.
-Estás descubriendo tu verdadera sexualidad, una sexualidad muy fuerte que con tu marido es muy complicado. Pero recuerda que debes amarlo mas que nunca y no reprocharle nada. Me lo prometes?
-Si, nunca le reprocharé nada y mi otra sexualidad la viviré aquí en su casa. Se lo prometo.
-Así tiene que ser Tania, sino todo se estropeará, recuérdalo siempre.
Tania se levantó de la cama y se quitó la camiseta que Braulio le había dejado para dormir. Él la observaba con atención y ella al saberse observada se movía por el cuarto con picardía, se agachaba con la excusa de coger sus bragas del suelo y así mostrarle sus nalgas. Braulio se sintió fascinado de percibir como aquella muchacha le permitía la visión de una zona tan íntima como su ano en esa postura. Lo miró sonrojada y una risa pícara le hizo entender que aquella situación le gustaba.
-Puedo ducharme aquí?
-Esta casa es tuya joven. Recuérdalo siempre.
-Gracias Braulio.
Al ir hacia el baño Tania movía sus caderas de una manera muy sensual y al verla fue él quien sonrió al sentirse feliz de que esa joven estuviera disfrutando de aquella sexualidad diferente.
Escuchó el agua cuando Tania abrió la ducha y se acercó a la puerta. Estaba enjabonando sus preciosos pechos cuando se asomó al interior del baño. Ella lo miró y Braulio comprendió que estaba excitada por como sus pezones habían crecido y su color rosa era ahora mas oscuro.
-Puedo mirar como te duchas?
-Claro, por favor. -una de las manos de ella bajo hasta su vagina y la comenzó a enjabonar despacio -Me gusta que me mire ducharme.
Se quedó quieto apoyado en el marco de la puerta imaginando como sería ser él mismo quien estuviera enjabonando aquellos pechos jóvenes, deseó estar lavando en ese momento aquella vagina. La cara de Tania era de una excitación sublime al sentirse de nuevo observada. Ella se giró y él vio como se enjabonaba la espalda, las piernas. Solo quedaban por enjabonar sus nalgas y las manos se dirigieron a ellas comenzando a llenarlas de espuma gracias a como las frotaba. Vio los dedos pequeños de esa joven perderse entre ellas y vio como se estaba enjabonando su pequeño y precioso ano. Braulio deseó romper todas las reglas y abrir la transparente mampara y poner sus gruesos dedos sobre aquel delicado orificio pero tenía que ser sensato, tenía que ser paciente y esa era una de sus virtudes.
Cuando Tania se giró aquella imagen la hizo estremecerse. Vio a su vecino desnudo, totalmente excitado y se masturbaba mirándola. Sentir como aquel hombre se ponía solo con mirarla la hizo excitar muchísimo. Le gustaba ver aquella polla totalmente dura por su culpa. De nuevo se estaban masturbando juntos, gemían excitados. Braulio observó como Tania salió de la ducha sin pararse a cerrar el grifo, se acercó a él sin ni siquiera secarse. La vio arrodillarse frente a él y como acercaba su rostro a sus muslos. Olió su polla, sus testículos. La mano de ella se movía desesperada entre sus piernas mientras buscaba el aroma de hombre excitado. La escuchó gemir, jadear de placer, aquella joven se estaba corriendo de nuevo mientras olía su polla y él sentía su polla apunto de estallar de placer. Ella se puso de pie y lo miró, estaba totalmente colorada. Braulio se estremeció cuando ella le mostró la palma de su mano y ésta estaba totalmente mojada por el orgasmo que acababa de sentir. Braulio gimió cuando ella acercó esa mano a su cara y se la ofreció para que oliera su corrida. Braulio se corrió, se corrió abundantemente al oler la mano empapada de Tania y ésta miraba fascinada como aquellos chorros de semen salían disparados por su aroma.
-Braulio tanto le gusta mi olor? -sentía curiosidad por todo lo que provocaba en aquel hombre.
-Me gusta muchísimo Tania, es embriagador y excitante
-A mi… -A pesar de todo algunas veces le daba timidez decir algunas cosas estando así relajada, excitada era distinto -A mi me gusta su olor y me provoca excitación olerla -ella miró la polla de él haciéndole saber a que se refería.
-A partir de hoy podrás olerla cuando lo desees.
-Usted también podrá oler mi coño cuando desee.
-Gracias. Si tengo tu permiso así lo haré.
-Ahora tengo que irme. Hoy mi marido no vendrá a comer pero quedé con unas amigas para hacerlo con ellas.
-Claro, no tienes que darme explicaciones joven. Aquí estaré para cuando lo necesites.
(Continuará)