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La revancha (06): Bajo el látigo y una comida con sorpresa
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Poco a poco las distintas hembras van llegando al establo, en el suelo, sobre el heno van buscando un rincón, doloridas, azotadas, rebosando semen por sus agujeros, todas satisfechas de haber venido, tan solo Xan dudó por un instante en seguir, pensó en la palabra de seguridad que la devolvería a la comodidad de su vida metódica y previsible, pero vio a Carolina , en cuclillas, empapada en sudor, cabalgando sobre la verga de uno de sus amos, sus brazos separados, cada mano cogida a una verga, un látigo golpeando sus pechos y otro su espalda. Chillaba, gritaba, gemía, oleadas de placer y dolor entremezcladas no dejaban de hacerla vibrar y gozar. Temblaba a cada nuevo azote mientras con sus músculos estrujaba aquella tranca dentro de ella. En aquel momento alguien puso a 4 patas a Xan, noto el peso de su dueño sobre su lomo, y el dolor de una espuela golpeándole la nalga, alguien tiró de sus cabellos y la llevo junto a Astrid, otro golpe de espuela les hizo empezar a correr entre la maleza, doblada, con el culo levantado, intentaba correr, pinchándose las palmas de las manos y sus pies, sus pechos rozaban con algunas zarzas, la jaleaban, le gritaban, ella intentaba correr, avanzar a la esclava nórdica, que con las piernas temblando, con el doloroso pendulear del candado que colgaba de su coño, gruñía y corría. Las espuelas le hicieron sacar su instinto, solo quería correr, ganar, los gritos no cesaban, su dueño se tumbó sobre su espalda, agarrado a sus pechos los pellizcaba, mientras le mordía la oreja y la insultaba. Empapada en sudor, castigada y dolorida aceleraba más y más, las dudas y el miedo se convirtieron en instinto, en adrenalina, en un placer sumiso que mojaba su coño y excitaba su mente. Adelanto a su rival, las espuelas no cesaban de golpearla, su dueño estrujaba y ordeñaba sus tetas y ella seguía adelante, cada vez acompasando mejor patas y manos. Un traspiés hizo que cayera de bruces, sus pechos pararon el golpe, su dueño saltó de ello y con un patada en su culo, la hizo levantar, otra vez a correr, también Astrid había caído un par de veces, y tras casi un kilómetro de carrera, llena de moratones, con raspones ensangrentados por el cuerpo, y con sus nalgas ardiendo por los golpes de las espuelas, cruzó la meta, respiraba agitadamente, cayo golpeando con sus tetas el suelo, su dueño la giró, su piel rebozada en tierra y sudor, su boca abierta buscando algo de aire, su rostro desencajado por el esfuerzo. La penetró hasta el fondo de un solo golpe, Xan le agarro con fuerza por el culo, y se clavó aún más en aquella verga, él no dejaba de moverse, de morderle las tetas, ella arañaba su espalda, ambos gritaban, gemían. Sus contracciones exprimían más y más aquella tranca, mientras su boca se llenaba con la lengua se su dueño, arqueándose entre espasmos de placer gozaba de aquella verga vaciándose en ella. Su amo la sacó de su coño y sentándose en sus tetas le levanto la cara tirando de su nuca, Xan la engullo hasta el fondo, bebía de su placer y del de él, marrana y golosa, sus manos no dejaban de restregar su sexo embadurnado de tierra y semen. Sucia y con la boca rebosando sus jugos, quería más, mucho más, su dueño estaba orgulloso de haberla adquirido, y ella lo estaba de sí misma, de haber roto sus barreras, sus miedos, sus convencionalismos, y entregarse entera a su placer y al de su dueño. Ahora, en el establo sola, tumbada en el suelo, con las patas levantadas, no deja de masturbarse recordando cada jadeo, cada golpe de espuela, cada instante intenso y vital, vivido como hembra y como esclava.

Poco a poco, el silencio va llenando el lugar, todas están agotadas, exhaustas, necesitan dormir las pocas horas que les dejaremos hacerlo…

Se abre el portón y la luz intensa de un sol de verano, os despierta, algunos criados os azotan de manera indiscriminada, os levantáis medio dormidas, y sin tiempo a saber qué pasa, os echan por encima 4 o 5 cubos con restos de comida, es vuestro desayuno, los látigos no cesan de golpearos, mientras recogéis del suelo lo que podéis, un trozo de carne a medio roer, unas rebanadas de pan duro, un resto de hamburguesa que ha caído en la paja. Tú enroscada en un rincón estás peleándote con un trozo de pizza lleno de tierra y paja, Zuleia mordisquea un hueso con algunos trozos de carne. El látigo golpea los pechos de Maria y de Carolina, las dos todavía están rebuscando en el suelo algo que comer. Apenas pasan 10 minutos, cuando nuevamente los azotes resuenan en vuestra piel, hora de salir. Dejáis lo que estabais comiendo y estrujadas como un rebaño os sacan al patio, ahora es Xan quien chilla cuando el látigo impacta en su coño. Llorando, cayendo, corriendo, llegáis ante la casa. Os ordenan que os abráis bien de patas y pongáis las manos sobre la cabeza, al instante, un chorro de agua helada moja vuestra piel, Maria, Hanna y Xan no estaban atentas y el golpe las hace caer al suelo, al momento se levantan, y vuelven a sentir el agua por toda su piel. Tú estás temblando, tiritando, mientras el chorro entra en tu coño, se arremolina dentro y sale con fuerza hacia tus patas. Zuleia también tiembla, os ordenan girar y el agua ahora moja vuestros culos, lomos, cabellos y hombros, Te muerdes los labios cuando impacta en tu marca, en tu N de fuego, también Zuleia intenta no gritar, mientras el agua va limpiándola. Tras unos diez minutos remojándoos, cierran las mangueras. Ahora toca secaros, os dejamos abiertas de patas, con las manos en la cabeza, inmóviles bajo un sol que arde sobre vosotras.

El frio se convierte en calor, el agua en sudor, y el tiritar de vuestras bocas en el jadear ante el aire caliente y enrarecido que os envuelve. Os tenemos un rato, poco a poco va llegando gente, curiosos que quieren ver qué tal se conservan estas viejas yeguas, nostálgicos que aún recuerdan vuestra carrera, jóvenes curiosos ante un espectáculo diferente. Cuando Eva decide que es el momento, os dice que ayer fuisteis subastadas, hoy va a ser lo contrario, a 4 patas vais a ir a elegir quien os azotará, todas empezáis a mirar, a buscar, a excitaros con el recuerdo de la última noche, la primera que a 4 patas sale corriendo es Vane, descarada como siempre, restriega su hocico en mis piernas, Zuleia ve como todas corren, ella quiere ir…, ayer de refilón vio al dueño de aquellos dedos, de aquella verga, pero le da vergüenza ir a 4 patas a buscarlo, tira adelante, atrás, un latigazo de Eva en su lomo la hace decidir, corre hasta aquel desconocido, le besa los pies, restriega sus mejillas por sus piernas, él sonríe. Xan lo tiene muy claro, mira picara y traviesa a su jinete de ayer, él levanta su bota y ella lame y relame la suela llena de fango, mientras mueve su culo y ladra levemente, luego le mira, le sonríe con sus labios llenos de barro mientras con la mano se acaricia los pechos. Carolina llega a los pies de Eva, besa con suavidad su bota, ella sorprendida la mira, todos la temen y Carolina también, pero quiere que cuando su dueño mire el video, esté orgulloso de ella, de su valentía y sumisión, quiere ganar luchando contra la mejor ama. Muchos miran a Lidia, esperan que les elija, pero ella sorprende a todos, besando los pies de Nuria, sorprendida la mira, tarda un rato en aceptar, solo te ha azotado a ti, solo contigo tiene una relación tan especial e intensa, pero al final decide aceptar el reto, cogiéndola de los cabellos, acerca su cara a la suya y la besa. Yoha también nota un hocico junto a ella, es Shanga, es su particular manera de compartir por un instante dueña con Zuleia, la que fue su gran rival. Maria Guadalupe, mira aquí y allá, y al final la sonrisa de uno de los espectadores la anima a ir hacia allí, es uno de los que ayer la monto, hoy será quien la castigue. Tú indecisa, sigues buscando, mientras Hanna y Astrid, van hacia sus dueños de ayer. No quieres ser la última en elegir, giras la cabeza y restriega tu hocico en el primer desconocido que ves, él te mira sorprendido, y tu sonrojada sigues acariciándole con tus mejillas, relamiéndole con tus labios, te gusta y te asusta, más o menos de tu edad, fuerte, con una vara en la mano, mirada seca y ojos oscuros. Golpea tu lomo con todas sus fuerzas, gritas y te enroscas de dolor, mientras él pone sus pies en tus tetas, le miras y él acepta castigarte.

Mientras elegíais, han colocado una barra de hierro de casi 5 metros de largo, anclada al suelo y a una altura de 2 metros. Os van cogiendo y os levantan, con las manos en la barra quedáis todas colgando, a uno de tus lados esta Xan, al otro Maria Guadalupe. Se acercan vuestros dueños, sin avisar suena el primer latigazo, Astrid se retuerce de dolor, pero aguanta sin soltarse, los golpes se suceden, en pleno coño el cuero quema la piel de Hanna, que casi cae, el resto como puede va resistiendo, ninguna quiere ser la primera en caer. Os han azotado a todas, menos a Carolina, Eva se toma su tiempo, ella la mira, respira hondo, aprieta sus puños, y el látigo silba en el aire, entra hasta lo más hondo de su entrepierna, gira por su culo y golpea su lomo, la esclava se mea y cae entre chillidos de dolor sobre su propia orina, Eva se da la vuelta y se va. El resto tragáis saliva, viendo a vuestra compañera llorando de rabia, de dolor, meada, humillada y vencida, quiso ser la más atrevida y le ha salido mal

Ahora golpean tu espalda, tus brazos, sigues aferrada con todas tus fuerzas, oyes como cae Maria Guadalupe, no tarda mucho en hacerlo Astrid, mientras Yoha sigue castigando los pechos de Shanna que sigue aferrada a la barra, Nuria marca las piernas de Lidia, que tiembla con cada nuevo azote, los minutos van pasando y el dolor y el cansancio se nota en cada una de vosotras. Zuleia no deja de mirar a su dueño, que marca a conciencia sus pechos, sus piernas, su coño, ella no quiere soltarse, pero apenas si puede aguantar. Se oye como cae Xan. Miro a Vane, agotada, sudorosa, respira con la boca abierta mientras se muerde los labios, le tiemblan los brazos, le fallan las manos, no podrá resistir mucho y con un azote certero en su vulva, la hago caer. Levantando los manos, el dueño de Hanna, también celebra la caída de su esclava. Eva para el castigo, quiere que os separéis un poco más, vuestros 4 dueños, os ayudan a moveros, las manos de tu desconocido se aferran a tu culo, hasta dejarte en tu lugar, Zuleia nota las manos fuertes de su amo, levantándola por las tetas. También Nuria y Yoha ayudan a sus esclavas.

Eva les da nuevos látigos, son tiras de ortigas entrelazadas y atadas con bolas metálicas de puntas afiladas. Las 4 tembláis, mientras veis como vuestros dueños esperan a que Eva diga que ya os pueden golpear, se toma su tiempo, le gusta veros temblar, sufrir, llevar vuestros nervios al límite, sudorosa y cansada, aprietas tus puños, tensas tus músculos doloridos, a tu lado Zuleia traga saliva, los látigos silban y golpean vuestra piel, Yoha tumba a Shanga, que cae al suelo enfadada, luego de rodillas se acerca a su ama para darle las gracias. Otra espera, te están sudando las manos, no aguantarás mucho, el látigo se ceba en tus pechos, el escozor es brutal y sin poderlo evitar caes, casi al mismo tiempo que Zuleia, su dueño la ha golpeado en su entrepierna, ha caído meándose de dolor. Lidia aferrada al hierro del que cuelga mira a Nuria, solo quedan ellas dos, dueña y esclava, ama y sumisa, el látigo se enrosca en su vientre, de un tirón Nuria lo arrastra por su cuerpo, Lidia aúlla de dolor, pero no se suelta, es la ganadora, la gente aplaude, y ella coge aire, sonríe y se suelta, a 4 patas se acerca a Nuria y besándole los pies le da las gracias por su castigo.

Ya es más de la una del mediodía, cada uno de los dueños que os ha azotado os va limpiando, curando, va calmando con besos y caricias el dolor intenso de vuestros cuerpos.

Tu amo está tocándote, besando cada herida, cada golpe, tu cierras los ojos, te gusta sentirte deseada, excitante, te gusta ver como engordas la verga de aquel desconocido, tu mano la acaricia, la toquetea, mientras él besa tus labios, En otro rincón Zuleia esta reclinada sobre el cuerpo de su dueño, le gusta como recorre su cuerpo con sus manos, con sus dedos, como juega con su cabellera rizada, como recorre las marcas que el látigo ha dejado en ella. Coqueta se contornea, se mueve, se relame los labios, mientras él juega con su vulva, entra sus dedos, ella se aferra a aquella mano, la aprieta con sus piernas, empieza a moverse, a gruñir, le mira, le desea, él sigue sonriendo, sin prisa, dejando claro que es él quien marca el tempo, quien en todo momento decide. Zuleia deja que la toque, la acaricie, que decida que parte de su cuerpo excitar. Orgullosa nota como la verga se endurece más y más, con sus manos la coge, la estruja, la ordeña, él la gira y le pellizca los pechos, Zuleia cachonda y caliente, hunde aquella verga en su agujero, le gusta y le sonroja que la vea así marrana, mojada, una colegiala de más de 40 años, nerviosa y en celo, él pone sus manos en su culo y lo aprieta contra su cuerpo, ella gruñe. se contornea, tensiona sus músculos, jadea, él muerde sus pechos. Feliz y satisfecha se corre entre gemidos de placer, pegada a su dueño, entregada a su placer, orgullosa de estos azotes que él ha marcado en su piel.

Se deja caer sobre el desconocido, él acaricia su lomo, sus cabellos, recorre con sus dedos toda su espalda, hasta tocar la marca de Yoha, Zuleia relajada y tranquila se duerme, enroscada sobre el cuerpo de su dueño, sintiendo aquellas manos que tanto desea y orgullosa de ser la esclava que le ha hecho gozar. Él la besa en los labios, y sin dejar de mirarla, la deja dormir un rato en su regazo. También tú has terminado por dormirte, con tu boca rebosando la corrida del desconocido y tu mano aferrada a su verga. Vane sigue junto a mí, follamos, reímos, hablamos de mil cosas, ella pudo ser mi esclava, pero la vida le llevo por otros derroteros, pero para mí siempre será una mujer muy, muy especial.

Hacia las tres de la tarde, te despierto con un beso, miras a tu alrededor, tu desconocido ya se ha ido, te abrazas a mí, me besas todavía con sabor a él, te digo que es hora de ir a comer, hoy comeremos en el salón principal, hay mucha gente que os ha venido a ver, y merecen que les deis las gracias, sin entender muy bien lo que te digo, afirmas con la cabeza, pregunta por las otras hembras, y te digo que ya están en el establo o junto a sus dueños, la comida de hoy, solo es para ti y para Zuleia.

Buscamos a Zuleia, está aferrada a su desconocido, él la despierta con un beso, la miras cómplice y traviesa, ella también te sonríe, ha valido la pena el castigo, los azotes, el dolor, para conseguir sus besos, sus caricias, su verga penetrándola una y otra vez. Tras limpiaros un poco, os llevamos al salón, la gente ya está dentro, todos os están esperando, Te ato las manos a la espalda y pongo la correa en tu collar, Yoha ata a Zuleia, hoy comeréis de nuestra mano, de las manos de tanta gente que ha venido para veros correr mañana. Al entrar un aplauso atronador os hace enrojecer, y mucho más cuando empezáis a ver quién hay en las mesas, te llaman, tirando de tu correa te acerco, son tus compañeros de trabajo, con una gran pancarta con tu nombre, al llegar te besan, te acarician, te felicitan, sonrojada solo puedes sonreír, con un nudo en la garganta de emoción y vergueza. Alguien se acerca y te da un palmetazo en el culo, es Luna, una de las amigas de Nuria, todo su grupo está aquí, ninguna ha querido perderse ver cómo te cabalgan, bajas la mirada, las conoces des que iban a primaria con tu hija, les has dado de merendar, las has sacado a pasear, las has visto crecer y ahora estás ante ellas, atada, azotada y desnuda. En la mesa de al lado hay un grupo de madres con el que quedas a veces. Zuleia está sentada sobre las piernas de uno de sus compañeros de agencia, le acaricia el culo, Yoha les anima a que la toquetee un poco, otra mano juega con su vello rizado y negro, ríen, bromean y Zuleia excitada y caliente, se abre de piernas para que aquellas manos puedan moverse mejor dentro de su coño empapado.

Nuria te presenta a Iván, su novio, ya lo conoces, pero no de forma oficial, sonríes, mientras él te besa en los labios, Nuria orgullosa le muestra tus azotes, su marca en tu culo, le cuenta cómo te corres solo con tocarte, le enseña donde te azotara mañana si no vas lo suficientemente rápida, bajas la mirada, no puedes evitar excitarte, calentarte, Nuria ve la verga endurecida de su novio y te dice que lo calmes con la boca, un tirón de tu correa te hace caer, engulles la verga, mientras él agarrando tus orejas va moviéndote, hasta correrse entre tus labios. Nuria te ordena tragarlo todo y limpiar con la lengua lo que haya caído al suelo, eres suya y lo suyo es de Iván, y si les apetece compartirte o azotarte juntos, lo harán.

Zuleia saluda a unos primos que han llegado desde Londres, cuando aún estáis saludando gente, llegan los primeros platos, la gente va sentándose en sus mesas, en la nuestra estamos Eva. Lidia, Nuria, su novio, y yo. Yoha y sus primos, comen juntos, Un par de camareros os irán llevando por todas las mesas, para que os vayan dando de comer. Notas un tirón y te acercan a tus compañeros de correos, te lanzan una aceituna que cazas al vuelo, aplauden, otra más, luego ponen un trozo de queso en tu nariz, intentas cogerlo con tu lengua, pero cae en tus pechos, Luis lo coge con sus dientes, lo va subiendo restregándolo por tus pechos hasta tu boca, lo mordisqueas de sus labios. Las primas de Zuleia la han tumbado en la mesa, cogen un par de pinchos morunos y los entran en su coño, los mueven. Los van girando para que se mojes bien, luego los acercan a su boca, Zuleia va comiendo mientras se ensucia la cara, los pechos, el vientre, el marido de una de ellas, va limpiándola con su lengua… mejillas, labios, tetas… Un tirón la lleva a otra mesa, ella se va moviendo su culo y relamiéndose los labios. Tú estás comiendo un poco de arroz de marisco que Nuria ha puesto en la entrepierna de Joanna, una de sus amigas, ella se excita con tu lengua, rebuscando en su sexo, lamiendo cada rincón, mordisqueando y tragando. Todas sus amigas, quieren que comas de ellas, y tú vas recorriendo con tu hocico sucio y pringoso, todos los coños de aquellas chicas. Al terminar son ellas quienes relamen tu cara, tu boca. Un nuevo tirón de tu correa te lleva hasta la mesa de tus compañeros, es la hora del postre, te tumban sobre la mesa, y vierten sobre tu vientre y tus pechos, varias tarrinas de helado de turrón, tu piel se eriza con el frio, tus compañeros empiezan a lamerte, a sorber de tu piel, a comer de tu cuerpo, una de las carteras, va acariciándote las nalgas, las piernas… la miras y te abres de piernas, mientras distintas bocas, distintas lenguas siguen recorriendo tu vientre, tus pechos. Tu amiga toca tu sexo, sus dedos pequeños y hábiles saben dónde acariciar, donde hacerte gemir, te contorneas, te mueves, entrecierras los ojos, mientras mojas sus dedos, los saca y los acercas a tu boca, mirándola vas limpiándolos uno a uno, ella te mira sorprendida y a la vez ilusionada, te aprecia mucho, además de compañera y amiga, es tu confidente y ve que estás disfrutando como nunca. Te dice que elijas un compañero para que te monte. Sonries, les miras, traviesa y coqueta, haces una mueca con tus labios, y con la mano señalas a Antonio, limpian un poco la mesa, tiran de tus hombros, tu cabeza cuelga de un lado de la mesa, tu amiga pone su coño en tu boca, golosa lo lames, lo besas, mientras siente la verga de tu compañero entrar lentamente dentro de ti. Con tus manos buscas otras vergas que agarrar, que acariciar. El sabor, el olor de tu amiga te excita, la oyes jadear, gemir, agarra con fuerza tu cabeza y restriega aún más su sexo por tus labios, por tu boca, por tu nariz. Le gusta como la besas, como te mueves al compás de la verga que te penetra. Antonio se acompasa contigo, se mueve a tu ritmo y los dos gozáis de vuestros cuerpos, mientras, con tu boca también consigues que se corra tu amiga, sucia, relamiéndote sus jugos, miras las vergas a punto de reventar que tienes en las manos, las acercas a tu cara, y dos chorros intensos y largos de leche caliente empapan tu rostro, entre los aplausos de tus amigos.

Nuria pone el video de cuando te hicimos subir las escaleras, empalada, sudando, azotada, meándote, observo una de sus amigas, no quita la vista de la pantalla, se relame, su mano oculta bajo la mesa seguro que está acariciándose. Luego vemos un video de Zuleia, Yoha la azota una y otra vez mientras ella endurece sus patas tirando de unos sacos llenos de piedras atados a su cintura. Te miro y con la vista señalo a Joanna, la miras y sonríes, sudorosa, caliente, no puede evitar excitarse, correrse con vuestros castigos. Cuando finaliza el video, Eva coge el micro, empieza a hablar de sumisión, de bondage, de spanking, escudriña con su mirada a cada uno de los invitados, ve en ellos su excitación, su ignorancia, su deseo, su indiferencia, su miedo a dar el paso. Anima a quien quiera, a que se levante y se entregue a sus deseos más ocultos siempre con la tranquilidad de saber la palabra mágica que les devolverá en cualquier instante a su realidad, a su zona de confort, pero si quieren sentir por primera vez el placer más intenso y salvaje que nunca han conocido, que se levanten. Nuria mira a Joanna, la chica, sonrojada sonríe, no se atreve a hacerlo, ella la anima, hoy cumple 21 años y sus amigas le tienen preparado un pastel, pero una idea pasa por la cabeza de Nuria, le coge de las manos y le pregunta si confía en ella, Joanna afirma con la cabeza, -Pues levántate y disfruta, las palabras de Nuria, animan finalmente a Joanna, que sonrojada se pone en pie, Eva se acerca, y le dice que elija dueño, Joanna traga saliva ,y a 4 patas se acerca a uno de los camareros, se arrodilla ante él, y roja como un tomate, con un hilo de voz, le pide que sea su dueño. Él la mira sorprendida no la conoce, ni ella a él, pero es su fantasía, ser castigada y follada por un desconocido. La levanta, le ordena que se desnude, ella deja caer su vestido, acaricia sus pechos, su vientre liso, juega con su vello rubio, con su cabellera hasta media espalda, mientras la mira, Joanna sonrojada empieza a moverse, a contornearse, aquella mano jugando en su clítoris la humilla y la excita, él la coge por sus labios vaginales y tirando de ella, la lleva hacia el escenario, la gente aplaude, ella gime un poco, le duele como la pellizca, como sus dedos aprietan su zona más sensible. En el escenario, la ata a una cruz de madera, tensa sus muñecas, sus tobillos. Empieza a acariciarle las nalgas, ella asustada y excitada no sabe qué hacer que decir, ni dónde mirar, pero su coño cada vez está más caliente, más empapado. Le mordisquea la oreja y en voz baja le dice que de momento no va azotarla, sabe que es su aniversario y lo quiere celebrar, ella le mira inquieta, mientras él juega con sus pezones endurecidos. Suena la música del feliz aniversario, entran 8 camareros llevando un pastel de 2 pisos, él que sus amigas le habían preparado, se lo acercan a la boca, ella sopla las velas, lo dejan en una mesa y hunden sus manos en el pastel, empiezan a irlo repartiendo por el cuerpo de la chica, sorprendida, aturdida, nota aquellas manos recorriendo su cuerpo, la gente la mira, la pantalla se llena con su cuerpo desnudo, y aquellas manos acariciándola, nota la nata y el chocolate en sus pechos, en sus muslos, en sus brazos, alguien va llenando sus nalgas, otras manos se hunden en su entrepierna, se mojan en su deseo, ella gime, se excita, tensa sus correas. Alguien tira de sus cabellos hacia atrás, empieza a repartir algo de nata por sus mejillas, su nariz, su frente, su cuello, ella abre la boca, también le ponen algo dentro, que ella relame y traga, mientras las manos siguen excitándola. Otras manos magrean sus piernas, sus muslos, otras están en sus brazos, en sus manos. Finalmente, todo el pastel está repartido por su cuerpo, con la boca abierta, jadeando, se muestra caliente y sensual, rebozada en blanco y negro. Su dueño, se acerca, ella le mira ilusionada abre su boca, saca su lengua, quiere sus besos, su verga, le dice que ahora todos los espectadores comerán de su pastel. Tras darle un beso se separa, y empieza a subir la gente, decenas de lenguas recorren su cuerpo, una boca empieza en su culo y sube lentamente hasta su cuello, otras se entretienen en sus pechos. Joanna gime, gruñe, se mueve entre espasmos de placer, mientras una de las lenguas recorre una y otra vez su vulva, entra hasta el fondo de su sexo, alguien tira de sus cabellos, ella con la boca abierta deja que la besen, que la laman, que coman de ella, de sus mejillas, de sus labios, de su cara. Las bocas que pasan por su cuerpo son decenas, quizás un centenar, y ella no puede evitar correrse una y otra vez, Jadea mientras alguien ordeña sus pechos y come los restos de chocolate que aún quedaban en ellos. El placer, la vergüenza, el deseo, la impotencia de sus ataduras, todo se entremezcla en una sensación intensa y brutal.

Finalmente, la gente se va, ella cuelga desmadejada de sus correas, respira agitadamente. En el suelo quedan los restos del pastel que han ido cayendo. Su dueño toquetea su coño, ella mueve sus caderas, su culo, quiere mucho más que unos dedos. Nota tras ella, unas manos que se aferran a su cintura, su dueño la agarra por las nalgas, ella pícara y coqueta sonríe, se relame, de un solo golpe la empalan por delante y por detrás, baila al ritmo de aquellas vergas moviéndose dentro de ella, retozando en su coño y su culo sucio de nata y chocolate. Tira de sus correas, quiere abrazarlos, tocarlos, besarlos, pero solo puede dejar que sean ellos quienes disfruten de ella, quienes la acaricien, la besen, la muerdan, quienes la hagan bailar al compás de sus vergas, mientras se corre una y otra vez.

Relajados y con sus vergas vacías salen de ella, Joanna cuelga sucia y satisfecha, oye de fondo los aplausos de la gente mientras restos de esperma bajan por sus piernas, Su dueño la desata, ella se pega a él, lo abraza, lo besa, le da las gracias una y mil veces, él la separa y le dice que hay mucho pastel en el suelo, quiere que a 4 patas se lo coma, Joanna mira el suelo, restos de pastel entremezclados con esperma, todo sucio y pisoteado. Sumisa se agacha, a 4 patas va relamiendo, comiendo, tragando, oye silbar el látigo y una quemazón intensa cruza una de sus nalgas, él le dice que solo la azotara 3 veces, y no muy fuerte, es el castigo por correrse sin su permiso. Joanna sigue lengüeteando por el suelo, mientras nerviosa espera el segundo azote, que no tarda en llegar, tensa sus músculos, llora, pero sigue lamiendo el suelo, comiendo aquel pastel con sabor a su dueño y también a nata y chocolate. Un nuevo azote termina con el castigo, él deja el látigo, la levanta, la besa y le dice que ya puede volver a su mesa, ella se aferra a él, no quiere acabar, no quiere volver, restriega su coño por su entrepierna, sus pechos por su cuerpo, él la besa y cogiendo un rotulador escribe en uno de sus pechos su número de teléfono, luego la vuelve a besar y con un par de palmetazos en su culo la envía a su mesa. Joanna corre hacia la mesa con sus compañeras, todas la aplauden, la besan, relamen los restos de pastel que aún quedan en su piel, todas quieren saber cómo se lo ha pasado, que ha sentido, incluso alguna quizás envidia no haber sido ella quien se levantase, y Joanna no para de hablar, de explicar, de reviir, mientras se acaricia el pecho donde esta apuntado el teléfono, ya está deseando llamarlo, entregarse a él, a sus deseos y a su imaginación.

La sorpresa de Joanna, ha alargado la fiesta hasta casi las nueve de la noche. La gente va saliendo, en la puerta tú y Zuleia os despedís de vuestros familiares y amigos, les besáis, dejáis que os toqueteen un poco, que os den algún azote en vuestro culo, reis, charláis y les animáis a que mañana ninguno se pierda la carrera de “las mamas”

Una vez solos, os sacamos a pasear, se te ve nerviosa, intranquila, faltan pocas horas para la carrera, y tantas emociones, tantas sorpresas tienen al límite tus sentimientos, lloras de emoción, de nervios, de miedo, de felicidad, todo se entremezcla en estas lagrimas que bajan por tus mejillas, también Zuleia está nerviosa, Yoha intenta calmarla, besándola, hablándola, pero ella añora las caricias y los besos de su desconocido. Nuria también abraza a Zuleia, empezó como rival, pero ahora es parte de nosotros, de nuestra familia, de nuestra gente. Tras pasear un rato, volvemos a la casa. Eva se acerca, y os dice que esta noche habéis de descansar, tenéis dos habitaciones listas para vosotras, mañana ella misma os llamara para prepararos para la gran carrera. Te cojo de la mano y entro contigo en la habitación, me besas, te abrazas a mí, te levanto por el culo, tus piernas se enroscan en mi cintura y te llevo hasta la ducha, Contenta y excitada no dejas de besarme, de restregar tus pechos por mi cuerpo, de desear mi verga para ti, solo para ti. Zuleia en su habitación se deja caer en la cama, nerviosa inquieta, sola, de pronto alguien acaricia su culo, su espalda, ella se gira y se le ilumina su mirada, su desconocido está allí, él la ayudara a sobrellevar la espera, tranquilizará sus nervios y calmará su sexo. Ella se abraza a él, le besa, quiere sentirlo en su piel, él la lleva a la ducha, bajo el agua la acaricia, la magrea, le encanta esta negra sensual y caliente, sumisa y hermosa. Ella levanta la cara, deja que el agua moje su rostro, sus labios, baje por sus pechos. Él la encasta con su verga, el culo de Zuleia se pega a la pared, mientras su coño empalado y mojado la hace vibrar, gemir, gozar de su amante.

Desde nuestra habitación oímos sus gritos, me miras sorprendida y te digo, que también ella tiene quien la cuide. No sigues preguntando, te encanta retozar conmigo en la cama, ponerte encima, debajo, sentir mis manos por tu piel, mis caricias, mis pellizcos, excitarme moviendo tus pechos, tu culo, ser mía y saber que hoy, soy tuyo y solo tuyo.

Durante la noche, apenas si puedes dormir, te desvelas, te abrazas a mí, me besas, intentas volver a dormir, sueñas con azotes, con los últimos metros de hace 20 años perdiendo ante Zuleia. Tu rival tampoco ha podido dormir apenas, la noche le ha servido para follar una y otra vez, pero también para sincerarse, para contarle sus miedos, sus sueños, su soledad, su sorpresa ante la propuesta de su hija, su instinto sumiso recuperado tras tantos años. Él la escucha, la besa, la calma, la anima, mientras ella, a veces llorando, a veces riendo, a veces follando, le cuenta su vida entera.

Alguien llama a la puerta, es Eva, ha llegado la hora…

(Continuará)

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