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La profesora dominante (2)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Esa noche llegue a casa muy pensativa, temía que todo esto se me saliera de control, la verdad nunca había hecho nada así, nunca había jugado así con nadie ni me había atrevido a ser dominante con alguien pero a la vez mi corazón latía con más fuerza cuando lo hacía, era como una adrenalina, pero a la vez tenía miedo de perder mi trabajo, no solo porque alguien nos encontrara, sino porque también la esposa del director podía enterarse o peor aún él podría perder los estribos y yo perdería el control, la verdad no sabría qué hacer si se me rebelara o cometiera una imprudencia, por un momento pensé en su pobre esposa pero se me paso rápido al desnudarme, acostarme y empezar a jugar con mis pechos y mi vagina recordando como sometí a mi jefe y todo lo que pensaba hacerle.

Al día siguiente empecé dando clases con normalidad, aunque en mi mente esperaba cualquier cosa, al punto que iba preparada, iba con otro vestido un tanto holgado, zapatos sexys y con un buen escote, la verdad ya estaba metida en mi propio juego y no podía parar.

En el receso lo vi y trató de ignorarme, pero como siempre usé mis habilidades de seducción, cruzaba mis piernas constantemente, acariciaba mis piernas suavemente y lentamente asegurándome que me viera lo cual hacia con disimulo, yo trataba igualmente de verlo disimuladamente hasta que de pronto se me acercó y sabía que me pediría otra reunión, aunque eso ya me estaba poniendo en duda ya que todos sospecharían tanta “reunión”, cuando por fin se acercó me saludo cordialmente

-Profesora Alexa, espero se encuentre bien, sé que esto puede ser tedioso, pero necesito que nos reunamos antes de la salida de lecciones, debemos hablar nuevamente de su vestimenta, parece que todos siguen quejándose sobre ello. La espero en mi oficina.

Y se retiró dejándome ahí casi sin dejarme responder. Así que llegó la hora de la reunión, cuando llegue esperaba ver a mis compañeras y compañeros reunidos pero lo que me topé fue al director mirándome seriamente recostado a su escritorio. Me senté como de costumbre mirándolo pícaramente pero aun así el seguía serio, de pronto comenzó a hablar

-Señorita Alexa, lamento mucho tener que pasar por esto, pero he recibido más quejas sobre su manera de vestir y la verdad ya no sé cómo “apaciguar las aguas”, parece que voy a tener que pedirle nuevamente que medite sobre mi petición.

Sabía muy bien que quería manipularme así que decidí llevar el juego a otro nivel y para eso venia preparada, puse cara de tristeza y lo vi a los ojos haciendo una mueca de niña buena así que le dije:

-Pero señor usted ¿qué piensa de mi vestimenta? Acaso ¿no le agrada el vestido que ando hoy? (mientras lo subía un poco) o acaso ¿le parece que no me veo bien? -mientras abría mis piernas y mostraba que no llevaba ropa interior mostrando mi vagina ya húmeda.

El pobre hombre se puso blanco, me levanté, me puse en frente de él, le acaricie su rostro e hice un ademan de bajar su cabeza, él ya sabía que debía hacer, bajo, abrí mis piernas mientras él se aferraba a mis piernas y las mordía, las chupaba, y yo tomaba su pelo con fuerza, sin pensarlo más lo tomé con fuerza y lo llevé a mi vagina, deseaba sentir una lengua entrando en mí y probando mi clítoris y así lo hizo, el desgraciado sabia como hacer bien un oral, lo estaba disfrutando y él también porque no se detenía, tomaba mis nalgas y las abría mientras chupaba desesperando, la verdad estaba demasiado excitada y ahora necesitaba atarlo más a mí, lo aparte y tome su corbata, me puse de cuatro en el sofá y le dije “CHUPA” sin decir nada comenzó a probarme todo, desde mi vagina hasta mi culo, nunca nadie me había hecho algo así pero la verdad ya ni pensaba solo me estaba dejando llevar por mis instintos, tomaba su cabeza con más fuerza y hacia mis caderas hacia atrás, quería tener un orgasmo lo más pronto posible, ya no soportaba, pero quería retrasar lo inevitable, así que lo aparté le dije:

-Quítate el pantalón

El muy inocente se los quito tan tapido como pudo, creía que lo dejaría tener sexo conmigo pero no, quería jugar y aún faltaban cosas por hacer, entonces le ordene masturbase frente a mí y así lo hizo de rodillas ante mí, mientras yo me acariciaba y abría mi vagina para que él la viera como me humedecía manchando el sofá, él se masturbaba lentamente, quería que sufriera y supiera que no sería tan fácil así que le hice señas para que se acercara pero eso si le ordene no detenerse, que siguiera masturbándose. Cuando estaba a la altura de mi vagina tomé su cabeza y le dije:

-Has que me venga en tu boca o es que ¿ya no quieres probar mis jugos?

Sin decir ni una palabra continúo masturbándose mientras me chupaba, en ese momento perdí la cabeza y comencé a pensar en cómo él llegaría y con su boca llena de mis jugos besaría a su esposa, eso me mató y terminé mojando toda su cara y su pelo, en ningún momento cerro su boca, me incorporé y él estando de rodillas le di la orden de besar así a su esposa nuevamente como el otro día, me vestí y me fui.

La verdad me sentía increíble, ser dominante y ante mi jefe era algo excitante, me calentaba más que cualquier encuentro sexual que tuve en mi vida. Así que decidí seguir con el juego, pero ahora llevarlo a otro nivel, quiero controlarlo y ver hasta dónde llega esto, me daba ansiedad ir a trabajar, nunca antes había deseado tanto ir cada día al instituto desde que inicie con este juego y ahora deseo más que nunca ver al director de rodillas.

Al día siguiente cuando vi al director le sostuve la mirada y él estaba con vergüenza, sabía que ahora yo debía llevar las riendas, así que en receso tomé la decisión, entre a su oficina, cerré la puerta, se quedó de piedra verme entrar a esa hora, lo miré con firmeza y le dije:

-De rodillas

Tímidamente lo hizo, subí mi falda (no andaba ropa interior) tome su cabeza y la hundí en mi vagina, sentía su lengua entrar y como le costaba respirar, estaba como una perra en celo, el morbo de la situación me podía más, lo levanté, de arriba lo empujé en su silla, le ordené que abriera las piernas y quitándome un tacón y quedando con mi pie solo cubierto por mi pantimedia lo puse en su entrepierna, podía sentir su bulto, era un pene común pero eso no me importaba, solo quería torturarlo, que supiera que de ahora en adelante haría lo que yo quisiera, así que presionando con mi pierna sobre su pene y moviendo abajo, viendo como su cara se ponía roja y sus ojos casi hablaban por sí mismos le dije:

-¿Harás lo que yo te pida?

-Si, lo haré (con voz temblorosa)

-¿si, que?

-Si señorita

-Así me gusta, ven quiero que me limpies (un poco de mis jugos bajaba por mi muslo).

Y así lo hizo, se puso nuevamente de rodillas y empezó a limpiarme. En ese momento sonó la alarma del recreo, me acomodé y le dije:

-Nos vemos en la salida, quiero que estes desnudo para cuando yo llegue

Me fui a dar lecciones con mi andar más seguro que nunca, no sé qué me pasaba, pero esa no era yo, lo estaba disfrutando, tanto que en toda la clase no sabía cómo limpiar mis jugos que seguían cayendo por mi muslo, cada vez recordaba todo y me ponía peor, deseaba tanto masturbarme, tanto que fui al baño de profesores y terminé mojando hasta la puerta.

Al llegar la hora de salida tomé mi laptop para que los que pasaran por mi aula vieran que yo trabajaba y por eso no me iba, no quería que sospecharan nada, cuando al fin vi que todos se fueron y luego de cerciorarme que el carro del director seguía allí, fui directo a la dirección, quería correr, pero al llegar baje mi paso, no quería que notara ni entusiasmo, al abrir la puerta estaba el director en su escritorio desnudo, me paré frente a él y le dije:

-¡vaya! Si que eres obediente, eso me gusta

Él solo asintió con la cabeza, estaba dispuesto a todo, tome pañuelo negro lo puse alrededor de sus ojos y le ordene que esperara, mientras tanto ponía un trípode compacto en el cual puse mi celular a grabar. Cuando estuve lista me subí la falda y le ordene que chupara como el perrito que era mientras yo estaba sentada en el sofá con las piernas bien abiertas y así escuche su respiración acelerada y sentía su pene palpitar supe que era el momento de avanzar, así que le pregunté:

-¿hiciste lo que te pedí ayer?

Paró de chupar y se quedó pensativo.

-¿de-de-de qué hablas?

-¿Recuerdas lo que te pedí luego de que me limpiaras la vagina con tu boca?

-Si, me pediste que cuando llegara besara a mi esposa

-¿y lo hiciste?

Agachó su cabeza y respondió:

-Sí, pero fue un beso corto

-Bueno supongo que no fui muy específica del como debías besarla ¡vamos continúa chupando! Supongo que ahora no debo explicarte que debes besarla apasionadamente ¿verdad?

-No señorita

-Así me gusta

Cuando me cansé de sentir su lengua en mi vagina le ordené acostarse en el piso, su pene estaba duro como un tronco así que seguí acariciándolo con mi pierna, saque mis pechos y apretaba mis pezones, estaba deseosa de tener un orgasmo, pero aún no quería terminar, me puse encima de él como si lo fuera a cabalgar.

-¿deseas penetrarme?

-Si-si-si

Lo hizo, pude ver como su pene crecía con cada lamida que me daba así que con bajé una de mis piernas y comencé tocarlo mientras él continuaba con su ardua labor, cuando acercaba mi vagina a su pene, que sintiera como mis jugos lo mojaban invitándolo a entrar y acercaba mis pezones a su boca sin que pudiera meterlos del todo.

-¿Cuándo fue la última vez que se la metiste a tu esposa?

-La semana pasada

-¿Le hiciste un oral?

-No-no, casi nunca lo hago

Sentí corte que me dijera eso, sabía que él era el típico hombre que solo se procuraba placer así mismo y ahora aquí lo tengo, sometido a mi voluntad

-¡eres un cerdo! ¿lo sabias?

Se quedó en silencio lo tome de su cara y lo escupí mientras movía mis caderas como si estuviera siendo penetrada, podía sentir la tensión en su cuerpo deseando poder penetrarme, pero quería jugar con él, así que empecé a moverme más rápido casi al punto de ser penetrada, acerque mis pechos a su boca mientras le decía:

-¿Qué harás por mí?

-Lo que desees, te lo prometo

-Entonces quiero que hoy cuando llegues beses a tu esposa, luego de eso quiero que la pongas de rodillas, le metas tu pene en su boquita, quiero que pruebe mis jugos y luego de eso la pondrás de cuatro y quiero que le hagas el mejor oral que hayas hecho jamás, cuando sientas que no puede más penétrala con fuerza tanta que gritara tu nombre, quiero que lo grabes y me traigas la prueba.

Se quedo en silencio, pensando así que sabía que tenía que meter presión.

-Por lo que veo no harás lo que sea por mi

-Claro que si te lo prometo lo haré

En ese momento me clave su pene hasta el fondo para dejarlo lleno de mi diciéndole al oído:

-Ahora si ya estas lleno de mis jugos para que tu esposa también los pruebe

Me incorpore y poniéndome de cuclillas le ordene que abriera la boca, comencé a masturbarme, sin mucho esfuerzo solté toda la presión acumulada, jure que me desmayaría. Luego de reponerme me puse mi ropa, tomé mi celular sin que él lo viera y me despedí no sin antes recordarle lo que debía hacer.

Continuará…

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