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La mejor cliente (2): Segundo encuentro
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Después del primer encuentro con María en el cual tuvimos una rica sesión de sexo y dónde nos dijimos lo mucho que nos había gustado coger, seguimos platicando de nuestras intimidades y de lo que nos había gustado de nuestro encuentro, lo nerviosa que estaba y de cómo se masturbaba pensando en mí.

Un día quedamos en no mensajearnos por unos días pues su esposo vendría y pasaría unos cuantos días con ella y no queríamos causarnos problemas.

Durante ese tiempo se me hacían largos los días pues me gustaba mucho platicar con ella y saber que era lo que hacía.

Pasaron los días y nos mandamos mensajes de nuevo, le conté cómo me había ido en la intimidad con mi esposa durante ese tiempo y lo que había hecho con ella, por su parte me comentó que al tener relaciones con su esposo no podía evitar pensar en mi y en lo rico que la habíamos pasado.

Un día quedamos en vernos pero solo podíamos estar arriba del auto por unos cuantos minutos, nuestras citas se fueron volviendo encuentros fugaces pues ambos estamos al cuidado de nuestros hijos casi todo el día, así que sin perder tiempo nos besamos y obviamente yo aproveché para meter mi mano por debajo de su ropa y poder acariciar sus pezones, escuchaba sus ricos gemidos mientras lo hacía, nos besábamos apasionadamente y María inmediatamente decidió sacar mi pene para empezar un rico y delicioso oral dentro del auto, sentía tan rico y me sentía muy excitado, tanto que casi terminaba en su boca pero decidió quitarse por lo nerviosa que estaba. Yo metí mi mano por debajo de su ropa hasta tocar su rica y mojada vagina la cual froté un poco y pude sentir que estaba empapada. Acordamos vernos al día siguiente, pues ya no aguantábamos las ganas.

Llegó el esperado día, esta vez en mi casa, María llegó y yo la hice pasar cuidando que nadie nos viera,

La llevé al último cuarto de mi casa y la empecé a besar desenfrenadamente y aunque no había nadie de quien cuidarnos ni quien nos interrumpiera María me pidió que fuéramos rápido porque tenía poco tiempo, así que mientras nos besábamos nos íbamos desnudando, ella me sentó en el sillón y empezó a darme una gran chupada, pasaba su lengua desde mis huevos hasta la punta de mi pene, comiéndoselo todo, yo veía mi pito entrar y salir de su boca, esto me calentaba demasiado, la recosté en el sillón, le abrí las piernas y empecé a pasarle mi lengua lentamente por su panochita, pude ver su cara de excitación y escuchar esos ricos gemidos que me gustan y que me prendían aún más.

Yo con mi pene duro y palpitando a todo lo que daba, deseando clavársela profundamente, saboreé su sexo hasta que María no aguantó y me pidió que la penetrara, esta vez no me puse condón, apunté mi pene directo a su vagina y lo metí de un solo empujón, entró sin que nada opusiera resistencia pues María estaba más que mojada, le pregunté si quería que me pusiera el preservativo y me dijo que aún no lo hiciera, quería sentirme a pelo y yo quería sentirla a ella también, empecé a bombearla y a acariciar sus pezones, baje mi cabeza para poder chuparlos, María levantó mi cabeza, sentí su lengua pasar por mi oreja. Estábamos muy excitados cuando entró una llamada a mi celular, era uno de mis trabajadores que quería acordar un trabajo que realizaríamos al día siguiente, no sabía como cortar la llamada, pero tampoco pare de bombearla, esta vez un poco despacio pero sin perder la concentración.

Cuando terminé la llamada, empecé a darle con fuerza y María gemía mucho más fuerte también, después ella me pidió ponerme el condón se montó en mi y empezó a moverse como me gusta, mientras yo le daba nalgadas y se las apretaba con fuerza, la besaba y sin dejar sentidos sus pezones duritos bajaba a chupárselos como si estuviera saboreando una deliciosa paleta, el tiempo se nos estaba terminando por lo que ella decidió quitarme el condón y darme una riquísima chupada, una chupada fuerte, con ritmo y sin dejar espacio sin recorrer y ver como se la metía completa a su boca ya era un placer, me sentía en las nubes… empecé a correrme de una manera deliciosa en su boca hasta que terminé exprimiendo hasta la última gota de semen en su boca.

Después nos vestimos y salíamos de la casa como si nada hubiera pasado.

Seguimos hablándonos y comentando sobre los días de sexo que tanto disfrutamos.

Aún no sabemos sí tendremos otro encuentro, pero cuando esto suceda aquí estaré compartiendo mis experiencias con ustedes.

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