Que tal queridos lectores, aquí les traigo un regalo de año nuevo, para que disfruten, espero el próximo año estar mas activo y traerles mas capítulos de esta serie, mucho placer y buena vibra.
Tollan observo directamente a los ojos de Ishtar, la diabla le regresó la mirada, llena de lujuria observaba el pene erecto del héroe. La cabeza de él estaba hechas un lío, hace apenas unos segundos Lambdamy se estaba corriendo fuertemente sobre su verga, y de un momento a otro este estaba desnudo, solo, caliente y con una diablita lujuriosa apreciando su cuerpo, especialmente su herramienta aún mojada de los fluidos de la catfolk.
-Pero bueno ¿ya estamos listos para un segundo round? – La burla de Ishtar resonó en sus oídos y sacó a Tollan de su aturdimiento, por ello un nerviosismo súbito le invadió -Sabes que mientras yo esté aquí no te tendrás que volver a masturbar… por lo menos no solo, siempre estoy dispuesta a acompañarte- Ishtar avanzó hacia el mientras pronunciaba estas palabras acompañadas de una picara sonrisa, esta acción hizo que Tollan se pusiera aún más nervioso y respondió:
-L-lo sé señora, es solo que…- Tollan se quedó en blanco, si la demonio averiguaba algo sobre su visita las consecuencias podrían ser desastrosas, más aún sabiendo que Elina estaba cautiva en algún lugar de Deathtouch. -… es solo que hay algo en este lugar, en usted que me pone de esta forma. –
Ishtar lo miró sospechosamente y por lo que pareció una eternidad analizó cada parte de Tollan, sin embargo al final sonrió y con una mirada picara tomo su verga (que durante todo ese momento parecía que se hubiera puesto más dura y adquiría un tono rojizo propio de la imposibilidad de eyacular) y comenzó a frotarla, lentamente. -Bueno, perro, mejor te hacemos correr para que te concentres en la misión que te encomendaré-
Empujó al héroe a la cama sin soltar en ningún momento el pene del héroe y comenzó a masturbarlo mientras veía la cara de placer que le causaba al humano. Tollan para sus adentros pensaba que se había salvado, ahora por fin podría correrse y le dejarían en paz por unas horas para reponerse, sintió pues como el orgasmo llegaba apenas unos minutos después que la diabla empezara a masturbarlo.
-Ish-Ishtar, estoy a punto…- balbuceó
Ishtar por su parte sonrió y con sus ojos traviesos le dijo – ¿Qué es esto? – señalando lo mojada que estaba su verga – ¿Acaso te andabas cogiendo a alguien? ¿Está aquí tu esposa? No, lo dudo ¿fue una de esas perras de limpieza o acaso fue una zorrita de guardia? – una sonrisa malévola se le dibujó en su angelical rostro carmesí y mencionó -Bueno, su castigo lo veremos mas tarde, por ahora solo sufrirás tú- Y habiendo dicho esto detuvo la paja que le estaba haciendo y apretó fuertemente, haciendo que Tollan soltara un pequeño grito.
-Y-yo… yo- Tollan no pudo ni contestar y se limitó a aceptar su castigo, contento de que por lo menos la diablita se había equivocado y que no pasaría de un poco de sado sobre su persona
Una vez que Tollan se vio mas recuperado lo soltó y se despojó de su exageradamente corto vestido purpura, viendo al héroe desear su cuerpo tan bien torneado a Ishtar le centellearon los ojos ambarinos y se acercó seductoramente a él, moviendo sus caderas con cada paso. Puso su mano en el pecho de héroe y aplicó un poco de presión impidiendo que este se pudiera levantar, una vez inmovilizado pasó una pierna perfectamente torneada sobre él y se dio vuelta. Por la posición resultaban obvias las intenciones de la demonio, un 69 donde ella estaría arriba. Tollan no protestó y en cuanto la vulva de la demonio se acercó a su cara este empezó a lamerla como si de un poseso se tratara.
– ¡AHHHH! – Espetó Ishtar y avergonzada por mostrar esa debilidad tan rápidamente se enfocó en chupar el pene de este humano, después de todo ¿Cuánto podrá aguantar? Es solo un humano y ya me lo he follado casi hasta matarlo, pensó mientras probaba la gran verga de Tollan.
Tollan sonrió al ver la reacción de la demonio sin embargo en cuanto sintió la calidez de sus carnosos labios la sonrisa se le fue de la cara, Ishtar se la estaba mamando muy cerda, su saliva resbalaba sobre los testículos hinchados del héroe y cada diez segundos se escuchaba una ligera arcada mientras liberaba un poco la verga de Tollan e inmediatamente volvía a hacerle una garganta profunda. Después de unos minutos soportando esto Tollan no aguantó más y se vino, sin embargo mientras se corría copiosamente en la boca de Ishtar metió su lengua hasta el fondo de su vagina y la diablita se corrió únicamente de sentir esa lengua penetrarla, arañó el pecho de Tollan y gimió fuertemente mientras un par de lágrimas caían de sus amarillos ojos, pues la leche de Tollan la atragantaba y un par de gotas escurrían de la comisura de sus labios.
Ishtar rápidamente se paró aunque un ligero temblor en sus piernas la delató, aun así Ishtar lo miró duramente y dijo – Patético, ni siquiera sentí tu inútil lengua- lo miró con desprecio y mientras se limpiaba los restos de semen se dio la vuelta, caminando desnuda rumbo a la puerta
-Ni creas que me he olvidado que te cogiste a alguien, a ti ya te he castigado pero la perra con la que lo hiciste no ha sido castigada, por ende ven a mi cuarto en dos horas, ahí te daré las instrucciones que tengo para ti y ahí también descubriré quien fue la perrita… desafortunada. – Dicho esto salió de la habitación de Tollan dejándolo satisfecho pero preocupado.
Tollan comenzó a vestirse y al hacerlo recordó a su esposa, Elina, tenía tanto tiempo sin verla que realmente la extrañaba, sabía (por lo que le habían dicho Ishtar y Velimount) que estaba viva, sin embargo las ansias comenzaron a corroerle las entrañas, por ende tomó una decisión arrebatada, esa noche, después de visitar a Ishtar se colaría en las inmediaciones del palacio y buscaría a su amada esposa.
Ishtar caminaba de regreso a sus aposentos, estaba hecha una furia y a la vez satisfecha, tenía que admitir que mamarle la verga a Tollan y recibir un excelente cunnilingus era además de caliente muy agradable, pese a ello ella nunca admitiría que un mortal, y mucho menos un héroe le pudiera dar esos orgasmos que la hacían gritar, por eso el castigo que le daría a la persona con la que Tollan se acostó sería tan humillante que incluso el mismo Tollan se sentiría abochornado con la situación. Con estos malévolos planes Ishtar emprendió una rápida caminata por un pasillo del castillo, el cual la iba a dejar a su habitación, sin embargo para ello debía pasar por enfrente de la biblioteca.
– ¡Ahhh! – resonó muy levemente
– ¿Acaso eso era un gemido? – se preguntó Ishtar
– ¡Ahhhhh! –
Si, sin duda aquello era un gemido, pero ¿de dónde provenía?
-Ya métesela toda- una voz femenina parecía decir estas palabras aunque lejanas eran perfectamente distinguibles – Eso le pasa por ser una zorrita cachonda- Sin duda sonaba autoritaria y agresiva -Así no volverá a espiar a nadie que esté cogiendo ¿verdad que no zorrita?
Ishtar utilizó su magia para volverse parcialmente invisible, es decir, mientras no se moviera nadie la vería, y con un salto se agazapó sobre una de los libreros, teniendo una visión perfecta de toda la biblioteca rápidamente identificó a Elina por su roja cabellera, estaba abierta de piernas, sosteniéndose de un librero y protestando ligeramente mientras por detrás había un orco, este la estaba penetrando lentamente, Ishtar trató de identificarlo pero parecía ser solo un soldado raso, cosa que hizo imposible su identificación: Ishtar no perdía tiempo conociendo a todos su efectivos.
Parada detrás de el orco, cubriendo su desnudez estaba Edunë, la elfa bibliotecaria que Ishtar había traído al castillo, la diablita sonrío socarronamente pues jamás habría pensado que la elfa tuviera el coraje para hablar de esa forma, sin embargo aún la veía un poco asustada. Al ver que nadie podía verla desde ahí decidió dejarse ver y excitada por la escena se empezó a tocar, realmente los demonios tienen una libido muy alta, porque aunque Tollan hizo un muy buen trabajo solo bastó ver como un orco estaba forzando a Elina para que la demonio se calentara así.
Elina había estado protestando todo este tiempo, desde que el shock por verla ahí pasó hasta que el orco la sometió e impidió que Elina tocara su brazalete, así pues y con amenazas Elina había estado tratando de huir, pero el orco fue más hábil y la sometió, todo esto mientras Edunë entre miedo y calentura decía:
-Destroza a esta zorra- y se retiraba detrás del orco, lejos de la vista preocupada de Elina.
(Continuará)
No olviden calificar y nos vemos en unas horas para la segunda parte.