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Invitados a una fiesta swinger (parte 4)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

En las partes anteriores, nos invitan a una fiesta swinger, pagada por un excéntrico que iba a usar los videos allí rodados para hacer una film más largo, comienzan los intercambios y las performances más extremas en pos de lograr la mayor atención de las cámaras.

En las partes tres ella tuvo lo que quería, tuvo un puño dentro de su vagina.

En esta parte, amanece un nuevo día y habrá que trabajar duro para ganarse la paga.

Dormimos toda la noche, en algún momento sentimos unas risas y pasos fuera de la cabaña, amanecimos tarde y casi nos perdemos el desayuno eran las diez casi. Aprovechamos la ventana de tiempo y fuimos a tomar algo, algunos cafés negro bien cargados para activar los sentidos y algo de fruta para estar bien nutridos e hidratados, hasta la cena no habría otra comida y era probable que tuviéramos mucha actividad. En cada habitación iban a colocar algo de frutas y otras cosas para comer y mientras tanto terminábamos de desayunar. Estábamos en eso y mi mujer sintió dolor de barriga, se fue a la habitación y comenzó la limpieza, cuando llego estaba en la ducha, agachada con la manguera metida en el culo, la sacaba y salía agua limpia, se paraba, volvía a agacharse y salía otro poco de agua.

-Quieres que te ayude? Le dije

-No, ya está, contestó

Nos recostamos otro rato, y le hice unos masajes en el colon, al poco rato se levantó corriendo al baño y volvió a repetir la limpieza.

-Ya debe estar dijo.

La hice ponerse en cuatro me unté lubricante en los dedos y metí dos, tres, y estuve un rato jugando con su ano, parecía limpio.

-Estas lista para que te llenen el tanque? Salgamos temprano aprovechando que todos están descansados.

Acuérdate que hoy, parte del acting es mostrar a la cámara como brota la leche de tu culo.

-Quieres que agregue un cuarto dedo? Eso te va a dejar lista por si el tipo de pija grande quiere primero.

Y así estaba ella, conversando conmigo, con cuatro dedos en el culo incluso hasta los nudillos dentro.

Una vez más salimos de la habitación a paso decidido, y le hice volver en sus pasos, ven, me olvidé de algo, un buen chorro de lubricante en lo más hondo del culo va a ayudar. Entramos de nuevo , se acostó levantó las piernas, le metí el envase de lubricante en el ano hasta más de la mitad y lo apreté, debe haber salido un buen chorro antes que se escuchara ruido a aire Le pedí que mantuviera apretado para que al caminar no se le cayera nuevamente nos encaminamos hacia la piscina, pero no entramos, ella buscó una sombra porque el sol quemaba ya, eran cerca de las once, buscó una mesa, y se inclinó en ella apoyando toda su barriga y pechos en la mesa, y apoyando su mentón en ambas manos, dejando su culo lubricado y su vulva a la vista.

Un tipo se arrimó de pija dura, le preguntó algo y cuando fue a meter su pija en la vagina, ella la agarró y la metió en el culo, el tipo fascinado, empezó a bombear, apareció una cámara que comenzó a dar vueltas sobre las escena, el tipo eyaculó bastante rápido y a ella le habían quedado las nalgas rojas porque el tipo la agarraba muy fuerte, cuando se retiraba la cámara llegué yo y metí todo mi pene dentro, sin ninguna resistencia, adentro estaba caliente y ya se sentía y escuchaba el ruido del líquido en su interior, ella miró para atrás y me vio y se sorprendió, me costó un poco eyacular pero lo conseguí, esperé que la última gota saliera y dejé aquel culo con su agujero esperando otra, continuó el tipo con que habíamos estado en el hotel, aquel que casi la dejó desmayada cuando le dio por el culo, y ella ni se inmutó, hacía caras a la cámara miraba a sus clientes de reojo y les decía:

-Dale papito, lléname el tanque hasta que se vuelque.

El cuarto tipo que andaba por allí era el de la pija gigante, deambulaba sin rumbo, mirando para todos lados de pene semi erecto, le hice una seña y se arrimó a mirar, al ver lo que estaba pasando se empezó a tocar mientras esperaba, se sobaba la pija, no lo miré mucho pero parecía más grande que el día anterior, o más dura. Apoyó la cabeza en el culo de ella y no entró como las demás, tuvo que hacer un poco de fuerza y venció la resistencia del ano, mi mujer miró hacia atrás y se dio cuenta que era el tipo de pija grande, ahora si le tocaría gozar?, el tipo la agarraba de las nalgas, cada estocada el tipo gruñía y su ano emitía un ruido como de aire que salía y de líquidos que se revolvían adentro, sus nalgas temblaban a cada embestida, ella de ojos cerrados gemía, al final gritaba, hasta que dejó caer su cabeza arriba de la mesa, en ese momento era un pedazo de carne inmóvil cogido por una bestia.

El tipo demoró como diez minutos, pero eyaculó, con prepotencia y violencia, al sacar la pija quedó un agujero que no se cerraba, ella tenía el cuerpo totalmente recostado sobre la mesa y las piernas colgando, se fue moviendo de apoco, se tocó las nalgas, las agarró con sus manos, las separó y dejó expuesto ese hermoso ojete, hizo fuerza y brotaron borbotones de semen de su culo, no paraba de chorrear junto con exceso de lubricante que yo le había puesto, al ponerse de pie y recostarse a la mesa apoyando sus nalgas todo ese líquido siguió cayendo, resbalaba por sus piernas y ensuciaba el piso, tres cámaras se apagaban y las personas que habían estado mirando se retiraban.

Avergonzada agarró mi mano y me pidió que la llevara a la habitación. Estuvimos un rato sentados en el baño, ella en el wáter, no paraba de chorrear liquido junto con pedos de su ano y yo sentado en un taburete limpiándole la cara y las tetas.

-Muy bien, le dije. La mejor actriz porno que he visto

Se sonrió, me dijo que se iba a bañar, tomó dos relajantes musculares y mientras cerraba la puerta del baño me dijo.

-Sabes qué? Tuve un orgasmo anal, mientras el tipo de pija grande me cogía a lo bruto.

-No me reconozco, hace poco éramos una pareja normal y ahora me haces coger con muchos tipos y encima lo disfruto.

-Somos una pareja normal, le dije, pero con gustos medio raros.

Y cerré la puerta tras de mí.

Mientras ella se bañaba y descansaba salí un ratito de la habitación, yo había salido con ganas de investigar lo que ocurría dentro de la casa, en el camino me crucé con una chica que se follaba la vagina con una banana bien grande mientras una cámara no le perdía pisada, entré a la casa y me largué a explorar, me incomodaba un poco caminar de pene duro, dentro de otras cosas por el efecto de las pastillas, la casa estaba en penumbras, demoré unos segundos mientras mis ojos se acostumbraron y vi un gran salón, con sillones de terciopelo, donde la dueña de casa mamaba a un hombre mientras el marido le daba instrucciones de que se la tragara toda y la cámara no paraba de filmar.

Allí había tres puertas, una que daba a la cocina, otra a un escritorio grande con vista al jardín y otra a un pasillo donde había baños y habitaciones, en una puerta un cartel de “Privado” igual que en las puertas de nuestras cabañas, y supuse que era la habitación privada de ellos, al final del pasillo otra puerta, que daba a una gran sala, bastante oscura porque tenía pocas ventanas y las cortinas corridas, esta sala tenía distintos sillones con formas raras, se me ocurrían posiciones sexuales, lo que lo confirmó fue en algunas paredes había cuerdas colgando y amarres, una gran viga de donde colgaban piolas con amarres de cuero, látigos, etc. etc.

Al principio cuando entré no vi nada, cada vez que prestaba atención encontraba más cosas, era una habitación para dar y recibir placer, pero lo que me llamó la atención es que nadie la estaba usando, o eso parecía.

Me quedé en silencio y la vista se me fue acostumbrando más, había una máquina de follar con un dildo puesto, había un cubo en el medio de la habitación acolchado pero como forrado en cuero o látex negro, la imaginación comenzó a volar y mi pene que estaba perdiendo de a poco algo de potencia volvió a quedar duro. Salí rápidamente de allí y al pasar al lado del dueño de casa le pregunté si se podía usar la habitación del final del pasillo, se sorprendió de mi pregunta y me contestó que sí, y continué el camino hacia mi habitación. Al llegar encuentro a mi mujer leyendo un libro que había encontrado en un cajón y comiendo una fruta, como era de esperar era una edición del Kama Sutra, le conté de mi expedición y de la habitación que había encontrado al final del pasillo. Ella no quería saber nada de estar atada, le gustaba la libertad de tocar y de mirar. Le propuse ir ahora que había poca actividad, ya era más de mediodía y por el calor la gente estaría descansando.

En el camino nos cruzamos con una chica que caminaba rápido a tirar un buche de esperma que tenía en la boca y con otras dos chicas que nos detuvieron y nos pidieron que les enseñáramos la técnica del fisting, ellas habían visto como se lo hacían a mi mujer, parecían amigas, tal vez se conocían de antes y este encuentro donde estaba todo permitido las liberaba, para ellas era algo nuevo y tenían miedo de hacerse daño, tal vez esa fuera la forma de desbloquear ese miedo. Las invitamos a ver la habitación del placer, de camino agarré un pomo de lubricante por si acaso. Entramos a la residencia principal, el matrimonio ya no estaba allí, y de pasada por su cuarto se les oyó hablar, el tipo le decía algunas palabras fuertes. Seguimos en silencio caminando y se sumó una cámara detrás nuestro que comenzó a filmar cuando nos acercábamos a la puerta, nos pidió entrar primero y nos esperó a que abriéramos nosotros. Las tres mujeres, incluida la mía abrían los ojos cada vez más grandes, sus bocas también, no me quiero imaginar sus vulvas.

Éramos 5 personas incluida la chica que nos filmaba, no nos perdía pisada, cerramos la puerta con llave y nos dedicamos a recorrer todos y cada uno de los sillones, encendiendo luces, la mayoría de ellas direccionales a ciertos puntos, ellas se subieron a los sillones, se colocaron en posiciones sexuales de piernas abiertas mientras reían, pude ver sus vulvas mojadas y relativamente abiertas y mi mujer les preguntó si querían ellas ser pasivas o activas en el acto, nos movimos al centro de la habitación mientras ellas caminaban al lado nuestro y pidieron que primero las dejaran a ellas penetrarla con los puños para luego ser ellas quien reciban.

Descartamos en principio el uso de la máquina de follar que estaba al lado de un banco, descartamos la zona de tortura que había contra la pared y buscando en cajones que estaban llenos de artículos como máscaras, tapones anales de todos los tamaños, esposas, jeringas, etc., encontramos una barra de amarre, Spreader le dicen, nos dirigimos al altar, ese cubo de más o menos un metro por un metro, que estaba forrado de látex con correas y cadenas que pendían del techo y otras que tenía a sus costados, ella se subió mientras ambas chicas la ayudaban a acomodarse. El cubo tenía los bordes acolchados y permitía que al estar acostado dejar caer la cabeza hacia atrás sin molestias, le sujetamos a ambos tobillos a la barra y la abrimos, primero a una posición extrema que ella no soportaría mucho rato, luego a una posición más confortable, naturalmente dejó que sus rodillas bajen hacia su pecho pero los pies se mantenían separados por la barra, que atamos con una cinta por detrás de su espalda.

Luego de asegurarnos que estaba en una posición cómoda, con sus manos, ojos y boca libres, para tocar, mirar y sentir todo ella tiró su cabeza hacia atrás y cerró los ojos, estaba dispuesta al placer. Ya estaba entregada, no había nada más que hacer, las chicas tocaban y lubricaban su vulva, miraron con atención el tamaño de los labios, mientras di la vuelta al cubo y le di un profundo beso, nuestras lenguas se enredando, sus labios estaban calientes, su vulva también, mojé mis dedos con lubricante y le penetré el ano, ella se tensó y me dijo:

-No me imaginaba que empezaran por ahí.

Luego de dos dedos, fueron tres y en unos tres minutos tenía los cuatro dedos hasta los nudillos adentro de su culo, aún estaba dócil, luego de la maratón que había tenido anoche. Ellas apretaron sus pezones y mi mujer metió la mano en las entrepiernas de ellas, una de cada lado, dos dedos adentro de cada una y el pulgar frotando el clítoris, ellas volvieron a apretar los pezones, y ella les metió tres dedos, era una competencia a ver cuál aguantaba más.

Les dije que vinieran a ver, les enseñé que había que dilatar bien primero para después poder meter el puño, le pedí a una de ella que se untara la mano y brazo con lubricante y cuando saqué la mano de su culo ella metió la de ella formando un pico de pato, primero con cuidado, después más fuerte, mi mujer apenas gimió, el agujero ya estaba estirado y aceptaba ser penetrado de nuevo, la chica ya había cerrado el puño y lo metía hasta la muñeca o algo más, cada vez que entraba lo hacía con más facilidad. Mi mujer extasiada de placer con lo que le hacían en el culo no se dio cuenta que yo le preparaba la vagina, la otra mujer se untaba lubricante en la mano, mientras yo metía 3 y cuatro dedos, ella estaba gozando, no escuchaba, no veía, y la otra chica metió su mano en la vulva y la penetró hasta el fondo, hasta que su puño se topó con su útero, ella abrió los ojos grandes y dijo

-Ay! Qué es eso!!!

-Doble fisting le dije.

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