Comenzaré contando esta historia que ya fue hace años, me llamo Ignacia, tenía 27 años por ese entonces casada, de profesión ingeniera al igual que mi marido Francisco, nos conocimos en la universidad.
Soy de 1.65 metro, de test clara, ojos cafés, siempre me han resaltado mis curvas, tengo un trasero grandote natural pero tonificado de mucho gimnasio un poco más de 100 cm. Tengo unos pechos que me retoqué un par de veces, la mayoría las pagó Francisco jejeje, aumento con siliconas alrededor de 100 también. Lo me convierte en una mujer con muchas curvas y muy admirada por los hombres, mi cintura diminuta entre 66 y 68 cm hace que los ojos de los varones se arranquen de sus aposentos y se enamoren a primera vista.
Eso sí, nunca fui infiel y nunca me porté mal hasta mis 27 añitos que describiré a continuación. Casi se me olvida decir que Francisco es alto un poco más de 1,80 m; con un cuerpo bien tonificado y deportista, muy guapetón con una verga bien grandota, me satisfacía muy bien en la cama jejeje. Retomando con la historia todo comenzó, por el plan que teníamos con Francisco de comprar una casa, automóvil y viajar por el mundo. Como yo no trabajaba, porque Francisco no quería que lo hiciese, era muy chapado a la antigua, él quería ser el proveedor de la familia.
Queríamos tener hijos, pero no se daba. Para cumplir los otros planes, decidimos que yo comenzara a laburar y buscar trabajo para ello. Estaba complicado encontrar alguna oportunidad, todas me cerraban la puerta al no tener experiencia. Hasta que llegó el aviso que cambiaría la vida de ambos, Francisco llegó un día a nuestro hogar que arrendábamos a contarme que en su empresa que trabajaba buscaban alguien de mi perfil.
Desde ese entonces, ideamos un plan para que yo quedara, el cual consistía que entregaría mi currículum a Recursos Humanos sin contar que éramos un matrimonio, porque había políticas internas de la compañía que no lo permitían. Así fue como fui pasando las etapas hasta llegar a la etapa final del proceso de selección que era con el jefe de Francisco, quién iba a ser mi jefe supuestamente también.
Francisco me dijo que para esa entrevista tenía que lucirme y estar vestida lo más provocativamente, puesto que el jefe era un señor de más de 50 años y muy coqueto con las mujeres. Dado eso, para ese día me vestí con un vestido muy ajustado, que tenía una falda bien cortita y un escote bien pronunciado que hacía lucir mis tetas, además de unos tacos puntiagudos que resaltaba mi figura.
La entrevista era al mediodía, por ende, Francisco ya estaba trabajando ya. Al llegar a la oficina, me presenté en la recepción y luego me hicieron pasar a la oficina de Juan, el jefe del equipo.
Al caminar por el pasillo, todos giran su cabeza para verme, me observan de abajo a arriba, se quedan contemplando mi silueta.
Toco la puerta de Juan, que era una oficina cerrada, me dice que ingrese. Me hace sentarme en la silla al frente de su escritorio y comienza con las preguntas típicas de las entrevistas laborales. Veo como su mirada se fija en mi pecho en forma descarada y desafiante. Termina la entrevista, respondo todas las preguntas en forma tranquila y concreta.
Luego de eso, se despide en la puerta de la oficina, me despido formalmente con un apretón de manos para conservar la distancia, giro y me agacho levemente en forma coqueta, y me da una palmada en mi trasero, se sintió un poco fuerte, me hice la desatendida, caminé por el final del pasillo, sabía que me estaba mirando mi futuro jefe, así que moví mi cintura de lado a lado hasta que salí por las puertas de la oficina.
En la noche, cuando Francisco había llegado, sólo le conté lo bien que me fue en la entrevista, él me dijo que me veía estupenda. Hicimos el amor en la noche como si fuese todo normal.
Me llamaron al día siguiente del nuevo trabajo, me indicaron que comenzaba el lunes de la semana próxima. Le conté a Francisco y estaba feliz.
Los primeros días, íbamos por separado a la oficina, llegábamos en intervalos distintos. Yo llegaba más tarde, por lo general 15 minutos más atrasada que el horario de entrada que era las 8. El jefe Juan, me llama a su oficina para retarme por los atrasos, pero en verdad quería ver mis tenidas y escotes, no me hablaba mucho a la cara, siempre a mis tetas.
En los primeros meses, trabajé con mucho esfuerzo, quería me promocionaran. Me quedaba hasta más tarde, haciendo reportes y reuniones con otras áreas. Francisco llegaba temprano a la casa y yo llegaba entre las 9 y 10 de la noche.
Juan siempre buscaba una excusa para verme en sus oficinas, su plan era ver mis pechos y mi trasero, ya que todos mis vestidos con que iba a la oficina eran ajustados y pequeños. Hasta que llegó el día de la evaluación trimestral, en el que se pagaba un variable por las metas cumplidas. Juan me llama en primer lugar, y me pregunta Ignacia quieres ganarte el bono, yo asiento con seguridad.
Él me hace una señal, con su mano haciendo que me arrodillara, ya sabes lo que tienes que hacer para ello. "Si Jefe", asentí y le bajé el cierre del pantalón, él se levantó de su asiento, con sus dos manos me tomó de la cabeza y empujó hacia él. Le di, un par de lengüetazos alrededor de su verga, que rápidamente se estimuló. Luego, con otro empujón, me vi obligada a tragármela, sus movimientos se hicieron cada vez más fuerte, me costaba respirar, en un momento a otro me dice: "Ya putita, qué rico como la chupas, qué buen mamón le haces a tu jefe para ganarte el bono" – comencé a sentir como su verga arrugada y peluda estaba a punto de explotar, en ese entonces golpean la puerta de la oficina, escucho que Francisco estaba al otro lado, Juan me hace esconderme debajo de su escritorio, sin sacarme de la boca su pene erecto a punto de erupcionar. En ese instante me envuelve una sensación de adrenalina que hacía que mi panochita estuviese mojada.
Cuando ingresa Francisco, mi marido, yo estoy en cuatro en piso chupando la verga de nuestro jefe, mostrando todas mis nalgas dentro de mi colaless rosado a Francisco, era imposible que no me descubriese, ya que tenía toda mi cola empinada luciendo mis dos relucientes cachetes hacia él, sin que pudiese ver mi cara.
Me sentía muy puta por estar haciendo esto. Francisco realizó una pregunta sobre unos reportes que al jefe Juan lo enfadó y lo mandó sentarse a su puesto gritándole: "No ves que estoy ocupado, no ves que esta golfa está haciendo el mamón de su vida". Cuando Francisco sale de la oficina y dirigiéndose hacia mi exclama. "Qué hombre más inepto, no sirve para esta compañía!".
Luego continuó conmigo obligando a que la siguiera succionando, hasta que siento un líquido caliente en mi boca, el jefe saca su verga rápidamente y me chorrea en mis tetas, y me las hace tragar hasta la última gota. Me levanta raudamente, me pasa unas servilletas del escritorio, me da dos nalgadas con su mano en cada uno de mi cachetes y me manda a mi puesto con el resto del equipo. Me hago la desatendida durante todo el día para no levantar dudas.
Me quedaba todas las tardes después del horario laboral en oficina del gordo de Juan viendo los nuevos proyectos, por supuesto que él aprovechaba de verme el poto. Hasta que llegó el día que se transgredieron aún más los límites, traía un vestido bien corto, que se me pegaba al cuerpo. Sin dudas, que mi trasero se realzaba aún más, lo que él no pudo resistirse, aprovechó cuando estaba buscando el enchufe para conectar mi notebook que ya no tenía carga. Sentí como su verga se apegaba a mi trasero, mientras yo estaba agachada y arrodillada en cuatro sobre el piso de la oficina.
No voy a negarlo que se sentía rico, mientras que se siente el desabroche de su cierre del pantalón, mientras que me sube un poco el vestido y me baja la tanga que llevaba. Buuum! Siento su verga adentro de mi vagina. Era un palo duro y grueso, se sentía más rico que el de mi marido. Me empezó a decir muchas cosas al oído. Lo que me provocó más excitación fue cuando me dice: "Tienes el poto más rico y grande que me he culiado en mi vida!".
Me empieza a dar fuerte y duro, yo me hago la tonta y sólo disfruto, estaba mojadísima, cuando mi jefe exclama: "Te voy a reventar este culazo todos los días!" Siento como él derrama todo su líquido en mi vagina. Se queda allí por un momento, sin sacarlo, luego lo retira y me obliga con su mano en mi cuello a limpiarle su verga gorda con mi boca. Me ordena a irme a casa, antes que me retirara, me indica que ya tengo un 5% de aumento en mi salario. Me pongo feliz espontáneamente, mi interior me decía que ya estaba logrando el objetivo.
Cuando llegué a la noche a la casa, él me esperaba. Le obligué que me hiciera sólo un oral, ya que estaba cansada y tenía ganas igual. Como buen cornudo que es mi marido jejeje, se tragó todo el semen de nuestro jefe que todavía estaba allí, claro que él no lo sabía.
Así fue como empecé a tener un relación con Juan, todos los días me quedaba más tarde trabajando e incluso me iba a la casa de él. Me culeaba todos los días, todos los días mi poto era reventado por él, todos los días me lo ponía, él siempre creyó que yo era soltera, nunca supo que era casada. Mis tetas y mi poto ya no eran de mi marido eran de Juan, estaba feliz ya que tenía cada vez más responsabilidades dentro de la empresa.
Más de algún compañero notaba la relación que tenía con Juan, incluso el cornudo de Francisco creo que lo sabía a esta altura. Durante el día en la oficina, Juan me coqueteaba al frente de todos me daba besos cuneteados, casi en la boca, sus abrazos eran más largo de lo normal, incluso a veces me agarraba el poto en público. Almorzábamos juntos, por supuesto que yo me trataba de ver distante como si fuese él el acosador. Así fue como fui escalando y recibía muchos regalos lujosos de él, lo que Francisco jamás me regalaría, porque no tenía ese dinero.
Un par de meses después que gané el bono de desempeño, me promociona como coordinadora del equipo. Cuya primera tarea, era la de desvincular a Francisco. Por obvias razones, no lo pude hacer, dejé que Juan lo hiciera, no le dije a mi marido que lo iban a echar, eso fue lo que me arrepiento, pero sentía que era mejor así. Tiempo después terminamos con Francisco, yo no me sentía ya cómoda con él y además me empecé a enamorar de Juan, me regalaba carteras de lujo y me invitaba a cenar a lugares que Francisco no podía hacerlo.
Espero que les haya gustado la historia, tengo muchas más de cómo fue la relación amorosa después con mi jefe Juan y sus gustos extraños, y como conocí a mi actual pareja. No crean que soy tan mala persona y una mujer tan interesada, tengo mis gustos eso si. Me escriben si les gustó no. Besitos.
Q riko