"Mientras yo entraba y salía del culo de Ana, ella lo movía en círculos, lo estaba disfrutando realmente. La tome firme de la cintura y aumente mi velocidad e intensidad con que lo penetraba, ella empezó a dar gritos de placer mientras chupaba a Sofía."
El sábado pasado, luego de nuestro viaje a España por nuestras vacaciones, recibimos para cenar en casa a mi prima Ana y a Jorge, su marido. Ana tiene 35 años, mide 1,60 m y es bastante linda, con un cuerpo normal, ni demasiado ni poco. Jorge tiene 40 años, no sale del estándar de los hombres a su edad, semi calvo, con algo de panza.
Por nuestro lado, Sofía mi mujer, mide un 1,70, 27 años, con muy buenas tetas y un culo que me vuelve loco. Yo tengo 28 años, mido 1,75, y estoy en un muy buen estado físico.
La cena fue tranquila, aunque me sorprendió la cantidad de vino que tomo Ana. Les contamos del viaje, algunas peripecias que pasamos, y los paseos que hicimos. Luego de la cena, nos sentamos en el living, a tomar un café y whisky, para seguir charlando. Mi mujer tiene mucha confianza con Ana, por eso no me sorprendió un comentario que hizo.
– Ana, no sabes como se puso Marce cuando fuimos a la playa nudista, por suerte no pasamos vergüenza porque no tuvo ningún “levantamiento”, pero se le iban los ojos.
– ¿Uds. estaban desnudos? Preguntó Jorge.
– Si, por supuesto. Y te digo que me sentí re bien, sobre todo porque varios tipos me miraban… Dijo Sofi.
– Guacha… que envidia… A mí ni mi marido me mira. Dijo Ana y nos dejó helados a los dos.
– Ana, no jodas, tenes un buen cuerpo. Te aseguro que su hubieras estado, te hubieran mirado. Sigo, al rato nos fuimos a caminar, y pasamos unos riscos, donde Marce no pudo contenerse y me hizo chuparle la pija. Por suerte estábamos casi solos.
– ¿Casi solos? Pregunto Ana.
– Si… había una chica, que no la vimos. ¿Podes creer que este desgraciado le hizo señas? Y la chica se acercó con una sonrisa, se puso de rodillas y las dos le chupamos la pija. Nos acabó en la cara a las dos el desgraciado.
– Ah… pensé que las había cogido a la dos. Dijo Ana.
– Eh… a la noche… no sabes que noche de locos que pasamos. Una gallega super caliente, fuego era la piba.
– ¿Hicieron un trio? Dijo sorprendida Ana.
– Sí, no sabes la locura que fue. Y al día siguiente, ella vino con Emilio, su novio. Eso fue de locos. Yo de pronto estaba en cuatro patas, Marce en mi concha, Emilio en mi boca, y Marcia chupándome las tetas… Mierda me hicieron.
– Mmm… guacha te diste todos los gustos parece.
– Algunos… y te digo que tengo ganas de repetirlo… Verlo a Marce hacerle el orto a Marcia, me puso a mil te juro. Tenes que probarlo, es de locos en serio.
– ¿Con quién? Jorge ya casi no me toca. Dijo con bronca mirándolo.
– Uff. Voy a servir otro whisky y un café. ¿Alguien quiere?
Yo quise y las dos se fueron a la cocina. Nos quedamos solos con Jorge, que no hablaba y miraba las fotos de la repisa. Ellas volvieron, y Sofía me dijo al oído.
– ¿Tenes ganas de darnos a las dos? ¿Hacernos el culo a las dos?
La miré sorprendido, no me esperaba esas preguntas. Por supuesto que le dije que sí.
– Ayudame Ana. Dijo Sofía.
Me hicieron parar, y entre las dos me quitaron los pantalones y el bóxer. Jorge miraba sin poder creer.
– Ana… Llego a decir Jorge.
– No me jodas, vos no me coges, pues alguien me va a coger bien cogida. Dijo ella.
Las dos se pusieron a chuparme la pija, las bolas. Sofía se metía toda mi pija en la boca y se provocaba arcadas, Ana se volvía loca lamiéndola. En un momento sus bocas quedaron muy cerca y tomando sus cabezas hice que se besaran. Lo hicieron, pero con mucha vergüenza al principio. Un par de minutos después, las dos se besaban como si siempre lo hubieran hecho. Y Sofía, le empezó a tocar el culo a Ana, jugando con sus dedos en la raya, cerca del orto. Lo mire a Jorge y estaba quieto, mirando con los ojos bien abiertos.
Sofía la dejó sola a Ana chupando, le separó los cachetes, y se puso a chuparle el culo. Ana la miró y gimió de placer.
– Guacha, que caliente que estás… vas a ver cuando te la meta en el orto, te va a hacer volar de placer. Dio Sofía y le empezó a meter dedos en el orto.
Ana empezó a chupar con desesperación, como si fuera la última pija que pudiese chupar. Cada tanto se detenía a ver como Sofía le metía dedos en el culo y gemía.
– Contale a Jorge como te estoy metiendo dedos en el orto, preparándotelo para la pija de Marce.
– La guacha tiene dos dedos en mi orto Jorge, ahora me mete un tercero… Marce, cojeme el culo por favor… Dio Ana.
Sofía se sentó en el sillón y abrió bien las piernas para meterse un par de dedos en la concha, yo puse a Ana mirándola y lentamente fui metiendo mi pija en su culo. Ana gemía de placer. Sofía la tomo de los cabellos he hizo que se pegara bien contra su concha, y le levanto la cabeza para mirarla.
– Como te gusta primita, y a mí me encanta ver como te coge ese culo.
– Hijo de puta, me estas volviendo loca, no pares por favor. Dijo Ana.
Sofía la tomo nuevamente de los cabellos y le puso a chuparle la concha.
– Jorgito, pelotudo, mira como Marce le hace el culo a tu mujer, que me está dando una chupada Aggg… de concha genial…
Mientras yo entraba y salía del culo de Ana, ella lo movía en círculos, lo estaba disfrutando realmente. La tome firme de la cintura y aumente mi velocidad e intensidad con que lo penetraba, ella empezó a dar gritos de placer mientras chupaba a Sofía.
– Así mi amor, dale con todo, que tenga un orgasmo gigante. Dijo Sofía y se bajó del sillón para ponerse de rodillas, y mientras con una mano jugaba con el clítoris de Ana, con la otra se masturbaba con todo.
– Desgraciados, me están haciendo volar en serio. No paren… Dijo Ana.
– Vamos las dos juntas Anita.
Escucharlas gemir de placer a las dos fue el detonante final. Embestí con todo el culo de Ana, y le llené el culo con mi leche. Ella dio un grito genial y con su esfínter anal, me apretaba la pija durante el orgasmo. Sofía tuvo su orgasmo y las dos me limpiaron la pija, mientras se besaban.
Me senté en el sillón y ellas a mi lado.
– Esto es lo que necesito en mi vida. Un hombre que me coja bien cogida. Quiero el divorcio. Dijo Ana.
Jorge se levantó y sin decir nada se fue de casa. Los tres fuimos a nuestro cuarto y ellas se empezaron a besar, acariciar y chupar con todo. Mi pija se volvió a poner dura, y fue el turno de Sofía…