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Estefanía, la mamá de mi amigo
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Deben entender que esta historia es totalmente verdadera, aunque no espero que la crean.

Era una agobiante mañana de enero en mi pequeña ciudad la provincia de Buenos Aires. Miré hacia afuera por la ventana más cercana y vi la avenida bañada por un sol que iluminaba con tal potencia que uno podía llevar a creer que un día nublado era algo que solo existía en ficciones alocadas.

Me entretenía acomodando las mermeladas en mi trabajo de verano mientras agradecía la existencia del aire acondicionado en el minimercado donde pasaba mis días de verano, juntando unos pesos para el invierno en que mi actividad es estudiar ingeniería.

Los foráneos imaginan las mañanas del interior bucólicas y tranquilas, pero los nativos saben que, en un lugar donde la siesta es la más sagrada de las tradiciones, las mañanas tienen la actividad de un hormiguero.

Intercepté una mirada entre el verdulero en la vereda y el carnicero en el fondo del local, seguida por una sonrisa lasciva que alcanzó para que me diera cuenta de lo que estaba pasando. Ese par no entendía de sutilezas.

Eran señales claras de que Estefanía venía caminando por la vereda.

El pelo oscuro, la piel blanca, los ojos verdes, la nariz pequeña recta y la sonrisa perlada de labios carnosos eran solo el preámbulo de un cuerpo de cintura perfecta con un trasero redondo respingón, todo el conjunto coronado con unas tetas grandes y redondas que la hacían la mujer más mirada del pueblo.

Cuando entró en el supermercado los empleados buscaron un excusa para pasar cerca y saludar.

Era el 5 de enero, hacía mucho calor y Estefanía llevaba un vestido fresco que le llegaba a la rodillas y dejaba ver una piernas torneadas y por arriba se insinuaba su pecho perfecto.

Al verme sonrió se acercó y me dio un beso en la mejilla que hizo levantar la envidia de todos los demás.

-Hola Ale, como estas?

-Bien Steffi. Vos como andas?

El que le hablara así, subió los niveles de envidia del par carnicero y verdulero a nivel de colapso.

-ummm, más o menos, pero no importa -Contestó siempre sonriente.

-Cualquier cosa, a tus ordenes -dije yo.

La razón de nuestra confianza es que Steffi es la mamá de mi mejor amigo.

Su juventud y su simpatía despertaban la envidia de las otras madres cuando íbamos a la escuela, incluida mi madre.

Era por todos conocido que mi amigo Martin y su hermana Micaela eran adoptados y las madres decían por lo bajo que si no tenían el cuerpo de Steffi era por que habían tenido sus embarazos.

Pero había mucho más que eso, Steffi se cuidaba y era deportista. Estábamos en el mismo grupo de running y el comentario entre los hombres era que correr atrás del culo de Steffi mejoraba cualquier performance.

Steffi hizo las compras, paso por la carnicería y la verdulería mientras yo reponía las góndolas. Al momento de pasar por las caja la escuché decir -No sé como voy a llevar todo esto.

me acerqué desde donde estaba.

-¿Por que no te llevas lo que necesitas ahora y yo te alcanzo lo demás al mediodía cuando cerramos?

-Ale. ¿Me harías ese favor? Si? Sos un divino.

Me dio un abrazo, un beso y se fue.

Cuando terminé de trabajar tomé las bolsas y camine las tres cuadras hasta la casa de mi amigo.

Steffi me recibió con el mismo vestido que llevaba en la mañana, pero con el pelo recogido. No llevaba maquillaje se veía preciosa, tanto que casi me hizo saltar un latido.

Llevé las bolsas de la compra hasta la cocina.

– Sos un amor chiquito -dijo mirándome a los ojos sonriendo.- ¿Te quedas a almorzar conmigo? Para agradecerte.

Yo, que llevaba trabajando desde las seis de la mañana estaba todo sucio y transpirado y quería irme a mi casa a darme un baño y dormir una siesta antes de volver al trabajo por la tarde.

-Te agradezco mucho, pero me esperan en casa- mentí, en casa no había nadie, mis padres estaban de vacaciones en la playa.- Si necesitas algo del mercado mándame un mensaje y te lo traigo, no tengo ningún problema.

– Gracias chiquito sos un amor.

Me acompaño hasta la puerta, me abrazo y me besó en la mejilla. Percibí que el abrazo duró un segundo más de lo necesario.

Por la noche recibí un mensaje de mi amigo Martin, que estaba en Buenos Aires preparando unos exámenes de la facultad que tenia a fines de febrero.

– Me conto mi mamá que le diste una mano con las compras. gracias.

La pobre se quedó en casa sola, Mica se fue con las amigas a la playa y mi viejo tuvo que ir de urgencia a Neuquén por un problema en un pozo petrolero.

Roberto el marido de Steffi es ingeniero especialista es extracción de petróleo. Es un capo en eso y gana fortunas, pero a veces tiene estas urgencias.

Seguimos charlando por mensaje y después me fui a dormir.

La mañana siguiente recibí un mensaje de Steffi pidiéndome si le podía llevar un kilo de café.

Al mediodía agarre el café pero en lugar de ir directo a lo de mi amigo fui a mi casa me di un baño super rápido y luego fui a llevarle el café.

Steffi volvió a invitarme a comer y esta vez acepte. Llevaba puesto un short de jean y una blusa de algodón blanco muy fino que insinuaba un corpiño de encaje de color claro. En un momento paso frente a la ventana y la luz al pasar por detrás de ella me dejo ver su abdomen chato sin un gramo de grasa y sus masivos pechos, indudablemente operados, pero hermosos.

El short me regalaba unas vistas de sus piernas perfectas que se veian suaves.

Realmente era la mujer más linda del pueblo. Tuve que bajar la mirada a la mesa por miedo a que me encontrará viéndola como un tonto.

Comimos un almuerzo sano y liviano en la mesa de la cocina mientras charlábamos de cosas triviales.

Steffi me invito a tomar asiento en el living mientras preparaba un café.

Me senté en el sillón, Steffi vino con 2 cafés en una bandeja. La dejo sobre la mesa baja y se sentó a mi lado.

bebí un sorbo mientras la miré hacer lo mismo.

-Gracias por hacerme compañía. Me dejaron sola, tuvimos que suspender las vacaciones. Mi marido se fue a trabajar, mis hijos están en sus cosas y mi amigas están todas en vacaciones.

-Gracias a vos por invitarme a almorzar, es un placer.

-Sos un divino chiquito. Solo te aburro un rato asi no tengo que comer sola.-dijo al tiempo en que hacía un gesto de tristeza para inmediatamente sonreír.

-¿Como me vas a aburrir? Sos interesante.

Ella giro hacia mi y apoyo su brazo en el respaldo del sillón y su cabeza en ese brazo.

Yo gire levemente y quedamos enfrentados bastante cerca, sin estar incorrectamente cerca.

-Gracias chiquito, pero no soy tan interesante como para que mi familia no me abandone cuando les surge cualquier plan.

-No digas eso, son cosas del trabajo. A Roberto debe preocuparle dejarte a sola , sobre todo con lo piratas que son los hombres y vos tan linda -Se me escapó decirle.

Ella se sonrojo y sonrió mirándome a los ojos.

-Que atento sos, pero no mientas.

Me palmeo el hombro y yo le tomé la mano.

-No exagero Steffi, sabes que sos hermosa y acá sentado al lado tuyo y me late el corazón a mil- eso era por completo cierto.

-¿Ay tonto, por qué te late el corazón a mil? -dijo en una expresión de sorpresa.

En eso momento yo estaba entregado y hasta enamorado. No podía creer que estaba a solas con la hermosa mamá de mi amigo.

-Por que miro tu boca y me muero ganas de besarla.

Me acerque tres cuartas partes de la distancia que separaba nuestras bocas y espere un segundo. Steffi me miró a los ojos y no retrocedió. Esa señal fue lo que necesitaba. Recorrí el resto de la distancia y la besé. Primero fue un picó y ella abrió levemente la boca.

La tome con cuidado del cuello y la traje hacia mi. Nuestras lenguas se encontraron, su boca sabía exquisita a cafe. Ella apoyo su mano sobre mi pecho y me acaricio.

Nos besamos largo rato. En un momento me puse de pie, la tomé de la mano y la traje hacia mi. Steffi es más baja que yo que mido un metro ochenta, por lo que puso en puntas de pie se colgó de mi cuello y yo la abrace por la cintura muy junto a mí, mientras nos besabamos sin parar.

Ella se separo de mi me tomó de la mano y me guio a su habitación.

Nos tiramos en la cama besándonos.

Acaricie todo su cuerpo.

De repente me empujó despacio y se separo de mi.

-Perdoname chiquito pero no puedo. Esta mal. Soy casada, vos sos muy joven, no no. Todo mal.

Gire sobre mi espalda, quede mirando el techo y me agarre la cabeza.

Tenía una ereccion terrible y no podía creer que no se me iba a dar.

Steffi se puso a mi lado, me abrazó, apoyo su cabeza en mi hombro y su mano izquierda en mi pecho.

-Perdóname Ale, pero no esta bien. Sos un divino, pero no puedo.

La tome de la barbilla para poder mirarla a los ojos. Tenía cara triste.

-No te preocupes, no pasa nada -dije tratando de que no se note que me quería morir -Te entiendo, pero déjame que te bese otra vez.

La bese mientras la apretaba contra mi. Continuamos besándonos y ella no mostró signos de querer que parara.

De a poco su respiración se aceleró.

Comenzó a acariciarme el pecho y el abdomen. Seguimos besándonos y ella bajo lentamente la mano hasta que acaricio mi hombria por encima del short deportivo que yo tenia puesto. Nos comíamos las boca con pasión. Yo la apretaba contra mi y le tocaba el culo. Ella acariciaba mi miembro por encima del pantalón hasta que de repente subió hasta el elástico y metió la mano dentro del short. Me agarro el pene con maestria y lo sacó del short. Me hizo una paja hermosa, me acariciaba el glande con el pulgar mientra bajaba y subía la mano todo a lo largo de mi pija. En ese momento dejó de besarme, me miró a los ojos, sonrió, me guiño un ojo y acto seguido bajo la cabeza hacía mi miembro. Beso el grande, le paso la lengua y se lo metió en la boca. Como sólo tenía apenas bajado el pantalón solo podía meterse la mitad en la boca.

-Hayyy chiquito que linda la tenes -Volvió a metersela en la boca, le dio dos chupadas- y que rica. Sácate el pantalón.

Me saque el pantalón, el calzoncillo, las zapatillas y la remera.

Me acosté completamente desnudo sobre la cama.

Ella se arrodilló, se agacho, tomó mi hombria y se la metió totalmente en la boca. Lo que siguio fue la mejor chupada de pija que me habían hecho en la vida hasta ese momento. La besaba, se la comía toda, luego hasta la mitad, apretaba los labios y luego los relajaba. La cantidad de recursos que desplegaba era infinito. Yo gemia muy fuerte y sin vergüenza. Al mismo tiempo le tocaba el culo por sobre el pantalón. Intenté meterme la mano dentro pero tenía al pantalón abrochado. Al darse cuenta Steffi, sin dejar de chuparmela, se desabrocho el short. Automáticamente se lo baje junto con la tanga, quedando su hermoso culo al descubierto. Me dedique a amasando como corresponde. Busque con mi dedo su raja y la recorrí suavemente, cuando llegue a su puerta trasera la acaricie y presione con la punta del dedo. Steffi me miró de costado con la boca llena y sonrió como podía. Eso me dio vía libre y me entretuve explorando e introduciendo el dedo. Cuanto más la manoseada, Steffi más empeño y energía ponía en la felatio.

Abandone su culo y seguí bajando hasta el vergel que es su hermosa cosita. Estaba completamente inundaba y mis dedos no encontraron la menor resistencia.

Exploré ese paraíso y eso parecía darle cuerda a Steffi que se comia mi miembro y me estaba cogiendo con los labios, boca y garganta.

Si físicamente es difícil expresar el placer que estaba sintiendo, psicologicamente es imposible describir mis sentimientos al tener a la mujer de mis sueños, esa fruta prohibida, totalmente entregada al placer conmigo.

La tome de la cara para que se detuviera, me acerque a su boca y la bese suavemente. Me incorpore y quedamos los dos abrazados de rodillas sobre la cama

Ella me tomaba de la nuca y el cuello mientras yo la atraía hacia mi de la cintura.

Tire de su blusa y su corpiño hasta sacárselo y también termine de quitarle el short y la tanga.

Se acostó desnuda sobre la cama.

Con la cabeza apoyada en la almohada y estirada todo a su largo parecía un maja de Goya.

Mientras estaba erguido me detuve más de lo necesarios en admirarla y ella sonrió y coquetamente se tapo los pechos con un brazo y su pubis con el otro.

Puse cara triste y ella abrió los brazos invitándome a acercarme.

Me coloque entre sus piernas y acercado mi boca a su oreja dije -Sos la mujer de mis sueños.

-Ahora mismo soy tu realidad, chiquito. Disfrutame.

La bese al mismo tiempo que la penetraba lentamente.

-Siii mi chiquito, asiii -Susurro a mi oreja y cruzo sus piernas sobre mi cintura.

Me dediqué a penetrarla lentamente, suave y bien profundo sin dejar de besarla.

-Que rico chiquito, que rico… metela hasta el fondo.

Me separe de ella para mirarle las telas hermosas. Todavía no las había probado. Las bese y sentí que sus pezones estaban duros.

-Me encantan tus tetas -dije en un segundo en que deje de besarlas.

-Comelas chiquito.

Deje sus tetas y las mire fijamente a los ojos.

Steffi me miró y se mordió su labio inferior. En ese momento se apoderó de mi una lujuria irrefrenable.

Me separe, tome sus piernas y las puse sobre mis hombros, doble a Steffi hasta que sus rodilla casi quedaron a la altura de sus orejas y volví a penetrarla. Pero esta vez fue duro, casi violento. Sentí como alcancé el fondo de su intimidad y seguí entrando y saliendo con toda la fuerza de que disponía.

-Duro, dame más duro, así, así, asiii -Grito Steffi.

-ah, ahh, ahhh- gemia cada vez más fuerte. Por suerte estábamos solos y la casa no estaba demasiado cerca de otras porque sus gemidos resonaban escandalosamente.

-Ah, ah, asi Chiquito, cogeme, cogeme, cogemeee me encanta, me encantas, cogeme, cogeme, ah, ah, ah, ahhh.

Sentí su orgasmo y los espasmos violentos de su vientre. Sus piernas temblaban enmarcando su hermoso rostro de ojos cerrados y labio inferior mordido.

No me detuve, incremente el ritmo y la fuerza de mis embestidas hasta que un orgasmo recorrió todo mi cuerpo, mi mente y mi alma como un impulso eléctrico arrollador.

Sentí como me descargaba dentro de ella con furiosos latidos de mi miembro.

quede tensionado haciendo fuerza contra el fondo de la intimidad de Steffi durante 5 segundos y luego me relaje y me desplome sobre Steffi al tiempo que solté sus piernas.

Steffi me abrazó y me habló al oído.

-Estuviste genial Chiquito, te sentí mucho.

Volví a besarla.

No quedamos acostados. Su cabeza apoyada en mi pecho.

Me había olvidado del tiempo y caí en cuenta que en un rato debía volver al trabajo.

Steffi dormía mientras me cambiaba tratando de no hacer ruido.

-Ya te vas lindo?- obviamente había despertado.

-Tengo que volver al trabajo y primero tengo que pasar los casa ducharme y cambiarme la ropa. Aunque me quedaría así, no puedo llegar con tu aroma.

Se paro y se acercó a mi, de puntas de pie se colgó de mi cuello y beso cual novia adolescente. Su lengua buscó la mía y su mano agarró mi nuca.

Si ningún pudor y totalmente desnuda me tomo de la mano y me guió hasta la puerta.

-Hoy tendria que estar de vacaciones, me merezco unas vacaciones ¿Queres ser mis vacaciones chiquito?

-Quiero ser lo que vos quieras -dije convencido.

Steffi sonrió, me guiño un ojo y salió corriendo hacia la cocina. Escuché el ruido de un cajón y el tintineo de unas llaves.

Steffi saco 2 llaves de un llavero y me las dio.

-Son las llaves de atrás. Te espero esta noche. Vení tarde cuando no haya gente en la calle y no llames la atención. Además se que entendes que esto queda entre nosotros dos. No?

Tome las llaves, volví a besarla y salí por la puerta.

Trabajé esa tarde como en una película de Disney, la vida me sonreia y todo me parecia bien.

Mis padres estaban de vacaciones y no tenía ganas de cocinar así que me compré unas empanadas de camino a casa. Los primeros minutos de la noche trajeron una brisa refrescante y el olor de los tilos que poblaban las veredas de las calles del pueblo.

Una vez en casa devoré las empanadas y me eche a dormir.

El despertador sonó a las diez de la noche. Salte de la cama, me duche a conciencia, me afeite y también me perfumé.

Sobre las once y cuarto salí por la puerta. Aproveché que había refrescado para ponerme una chaqueta deportiva con las solapas levantadas y una gorra negra para ocultar lo mejor posible mi rostro. No quería que nadie me reconociera o quisiera ponerse a hablar.

El cielo nocturno sin luna estaba tan plagado de estrellas que parecía que el universo estaba al alcance de la mano.

Camine pegado a las casas donde la sombra de los árboles me mantenía fuera de las luces de las calles.

El frente de la casa de Steffi daba a una plaza. A esas altas horas todavía había gente disfrutando de la noche y el fresco después de un día agobiante. Era poco prudente o quizás suicida entrar por delante. Los fondos daban a una calle mucho menos transitada. Cuando llegue a la esquina mire hacia mi destino, a mitad de cuadra los ocupantes de un auto se despedían de un vecino que estaba parado en la vereda. Rápidamente seguí de largo y di una lenta vuelta a la manzana. Cuando volví a la cuadra no había nadie.

Llevaba la llave del portón en la mano y me tomó escasos segundos entrar. Detrás del portón estaba la piscina y la parrilla. Las luces del patio estaban apagadas, pero era un lugar conocido así que no tuve problemas en llegar a la puerta de la cocina. Dentro era lo mismo, solo algunos aplique de luz tenue marcaban el camino. La planta baja estaba desierta, cruce el living amueblado con exquisito gusto hacia la escalera.

Cuando llegué a la cima de la escalera note la habitación de Steffi a media luz.

-Hola chiquito -la escuche con esa seductora vos de contralto.

Me esperaba acostada en la cama. Llevaba puesto un corpiño de encaje transparente color violeta, que dejaba ver sus pezones , liguero y medias a juego, se cubría con un camisón corto del mismo encaje. Noté que no llevan bombacha.

La habitación estaba bañada por la luz cálida de los veladores, tenue.

Steffi se paró y dejo caer el camisón, rodeo la cama y camino hacia mi como un felino, poniendo un pie delante del otro. Mientras se acercaba tuve la certeza de que estaba enamorado.

La abracé por la cintura y ella se puso en puntas de pie para besarme.

Continuamos mientras ella me quitaba la ropa y nos manoseabamos a gusto.

-Que rico olorcito tenes chiquito, te voy a comer todo- dijo ya muy excitada.

Se apoderó de mi un ímpetu arrollador de sexo y lujuria, en ese momento no existía para mi nada por fuera de esa habitación, ningún objetivo ni tarea que no fuese hacerle el amor a Steffi.

La acosté sobre la cama, bese su cuello, sus orejas.

-Que rico Ale.

Continúe bajando por su cuello hasta llegar a sus pechos. Los saboree a gusto mientras frotaba mi pene en la entrada de su cosita.

-Metemela, Ale, por favor.

Sus pelones estaban parados duros y sabrosos, pero mi destino se me antojaba mucho interesante.

Continúe por su abandonen plano y su pequeño ombligo.

Para ese momento estaba arrodillado en el piso y Steffi de espalda sobre la cama con las piernas abiertas. Bese sus ingles alternativamente antes de sumergirme en su más profunda intimidad.

Mi lengua probó su íntimo sabor empezando desde el perineo hacia el clítoris

-Ummmm, si… – la escuche decir aunque sus piernas tapaban mis oídos.

Recorrí y saboree su intimidad sin apuro, solo con la intención de llevar a Steffi al extasis.

Mi lengua al jugar con su clítoris hacia que la respiración y los jaleos de Steffi aumentaran hasta un ritmo frenético. En ese momento dejaba de hacerlo para introducir mi lengua en los más profundo de su intimidad.

Mire hacia su cara y solo vi que se masajeaba las tetas mientras yo le comia el chocho. Volví a jugar con su clítoris hasta que regresaron sus gemidos intensos y continuos, pero esta vez al bajar seguí de largo y me dedique a chupar su esfinter con pasion. Introduje mi lengua. Steffi disfrutaba también de esto aunque mucho más calma que cuando exprimia su clítoris.

-Vení mi amor- me llamó.

No pude negarme y subí hasta que nos fundimos en un beso. Que mi boca viniera sus partes íntimas no le importó y en beso sintió profundo e íntimo.

-Probemos algo. dijo y bajo hacía mi pene.

Quedamos invertidos, acostados sobre nuestros lados. Su cara en mi intimidad y la mía en la suya. Use una de sus piernas como almohada y ella hizo lo mismo y comenzamos nuestra faena. Sentí como Steffi tomó mi pene erecto y lo metió en su boca y hice lo propio y le comí la concha con dedicación.

Si Steffi la chupaba muy bien por si sola, al hacer el sesenta y nueve parecía poseída. Sus manos agarraban mis piernas y su boca se comía frenética mi miembro hasta el fondo. Esto me excitó tanto que me comí su vagina entera de manera frenética luego me centré en su clítoris y mi lengua jugo con el hasta que sentí el temblor y el gemido que me dijo que Steffi había acabado.

Ella giró y quedamos otra vez acostados, solo que ella sobre mi, sentía sus tetas apretando contra mi pecho.

Me besó y mezclamos el sabor de nuestras intimidades en nuestras bocas.

-Ahora déjame a mi Ale- Dijo mientras bajaba de nuevo.

Invertimos nuestras posiciones, yo estaba acostado de espaldas sobre la cama, con las piernas abiertas y Steffi estaba arrodillada en el piso y su cabeza estaba sobre mi pene.

Lo que siguió fue la primera vez para mi. Steffi me miraba y con la mano derecha me masturbaba, tomó el dedo índice de su mano izquierda y lo chupo hasta la base. Acto seguido y para mí sorpresa me lo metió en el culo y comenzó a mover lo dentro mientras volvió a chuparme la pija de manera extraordinaria. No se cuanto tiempo pasó, fue el suficiente para que mi culo se acostumbrará por que de repente sentí que eran dos dedos lo que jugaban en mi culo.

El placer fue indescriptible, tanto que sentí que no podía evitar acabar en cualquier momento.

-Voy a acabar mi amor -Grite.

Sin sacarme los dedos Steffi separo su boca de mi miembro por unos segundos y la dejo abierta para recibir toda mi leche. Acabe con los dedos de Steffi dentro de mi. Vi como la mayoría de la leche terminó en su boca. Lo que quedo el la comisura de los labios lo juntó con los dedos y lo llevo a también a su boca. Lo poco que había caído sobre mi lo lamio. Me mostró la lengua llena de semen y de repente se trago todo mirándome a los ojos. luego sonrió e guiño un ojo y vino a acostarse a mi lado. Fue la primera vez que una mujer se toman mi leche.

-¿Te gustó, no? Se nota por la cantidad de lechita que me diste.

Nos quedamos acostados frente a frente mirandonos a los ojos.

Cuando yo iba a hablar me tapo la boca con un dedo.

-Solo te pido que no hables de nada que no sea está noche, vos y yo. Es mejor así. Disfrutemos de nosotros ahora, nada más.

-No me importaria si no existiera otra cosa que esta noche -respondi mirandola a los ojos.

Durante media hora nos miramos y besamos con ternura. Recorrimos nuestros cuerpos para conocernos. Exploramos pecas, lunares y pequeñas cicatrices de cada uno mientras nos recuperamos del sexo anterior.

-Estas para seguir Chiquito? o no podes con esta madura? -Se burlo juguetona.

-Más que listo ¿Queres más de este pibito? -Respondi desafiante.

-De vos quiero todo y no me sacio fácil.

Me acostó de espalda, me beso y manoseo mi pene con suavidad hasta que estuvo de nuevo erecto. Pasó una pierna sobre mi, tomó mi miembro se lo introdujo y comenzó muy despacio a cabalgarme. Sus caderas se movían hacia adelante, atras y a los lados.

Me tomo de las manos, entrelazando nuestros dedos.

-Cuando sientas que estás cerca de acabar quiero que me apretes las manos -me ordenó.

Me cabalgó por una hora. Cuando yo le apretaba las manos Steffi bajaba el ritmo hasta casi quedarse quieta para luego aumentar el ritmo hasta que yo le volvia a apretar las manos.

Con este juego Steffi acabo varias veces pero en mi logro un efecto fantastico, la pija se me puso de piedra. Una ereccion absoluta y una excitacion que se acumuló hasta la locura.

Steffi se movía adelante, atrás y a los lados. Por momentos me miraba a fijo, otros miraba el techo y a veces miraba hacia abajo.

Después de un orgasmo de Steffi le dije -Quiero acabar mi amor.

No dijo nada, pero incrementó el ritmo hasta que su movimiento de cadera fue frenético.

-ay, ay, si, si siii -me oí gemir y acabe torrencial dentro de Steffi que me apretaba las manos fuerte.

Acabé con varios latidos y descargas de mi pene dentro de Steffi.

Se desplomó sobre mi y parecía exhausta.

-Me matas nene, que pija hermosa y dura. Quiero tenerte siempre adentro -Dijo con un tono lascivo y desconocido.

-Benditas vacaciones que me perdí.

Nos quedamos en la cama, pero a los pocos minutos Steffi parecía inquieta.

-Tengo hambre. ¿Comemos algo?

Caminamos de la mano, no sin detenernos a besarnos por el camino.

Por un segundo deje que se adelantara para deleitarme con su espalda desnuda y sobre todo su culo enmarcado por el portaligas y las medias.

-Prepare algo para nuestra cita- dijo pronunciado "cita" de manera extraña. como remarcando lo inusual de nuestro encuentro. Pero en ningún momento sentí que hubiese un halo de culpa o arrepentimiento entre nosotros.

Saco dos cajas de sushi y un vino blanco de la heladera.

Verla agacharse para sacar las cosas de la heladera fue hermoso.

Sirvió dos copas y nos pusimos a comer.

Sentados uno al lado del otro, compartimos la comida, nos dimos de comer en la boca, nos besamos y reímos.

-¿Te gusta como me vestí para vos?

-Claro que si. Todo te queda hermoso -Respondí mirándola a los ojos.

Se acercó y me beso cerrando los ojos.

-Soy solo una fantasía para vos, una aventura con una mujer madura.

-Sos una mujer hermosa que siempre me gustó. No puedo creer estar con vos -Respondí con seriedad.

-Solo soy yo o también te coges a las otras mamás de tus amigos? -Preguntó sonriendo pícara.

-No digas tonterías, ninguna otra mujer es como vos, acordamos solo hablar de nosotros. Ademas me están volviendo las ganas de cogerte -Respondí con seriedad.

Nos besamos y abrazamos. La alce tomándola de las caderas y ella cruzó las piernas en mi espalda.

La acosté sobre la meza donde tantas veces me habían invitado a comer.

Me incorporé y puse sus tobillos sobre mis hombros, la penetré y comencé a bombearla fuerte agarrado fuerte sus piernas.

Steffi se mordía la mano para no gemir a los gritos.

En ese momento me di cuenta que nunca la había tomado de atrás. Salí de dentro de ella, la gire sobre la mesa. Sus pies tocaron el piso y levantó el trasero y la penetre con mucha fuerza.

Ayy, – Se quejó.

Cogerla de atrás mientras la tenía agarrada con fuerza de la cintura era fabuloso.

-Si, si, si, ah, ah, ah -gemio Steffi.

-Tenes un culo hermoso, me encanta.

La forma de corazón invertida enmarcada por las ligas me excitaba aún más de lo que ya lo estaba.

-¿Queres probar? -Preguntó girando la cabeza, mirándome a los ojos y sonriendo.

-Probar que? -La pregunta me sorprendió o más bien no me anime a entender.

-Mi cola, Tonto, si queres probar cogerme la cola.

Me quedé helado, esta noche estaba siendo demasiado para mi.

-Nunca hice una cola -me sinceré.

-No importa, yo te enseño chiquito.

En un segundo dio vuelta se agacho, me agarro el pene y chupó el glande, lamiendolo y cubriéndolo de saliva.

Volvió a apoyase de cuerpo entero sobre la mesa y levantó el culo. Se llevó la mano a la boca la chupo y lleno de saliva y con esa mano se lubricó la cola.

-Te voy a pedir que la metas de a poquito, se suave por favor -rogó.

Como pidió, se la metí lento y suave. No tarde mucho en sentir como su recto abrazaba mi pija por completo. De a poco entre y salí incrementado el ritmo muy lento. Steffi puso mano derecha bajo su vientre y comenzó a masturbarse. Estaba concentrado en su Cola cuando mire su rostro mordía una servilleta de tela que tomó de la mesa.

Con mi pija dentro de su culo la tome fuerte de la cintura y empece a penetrala con más y mas fuerza. Su cola ya no presentaba resistencia.

-uggg, uggg, ugggg -gemia con cada embestida y el ruido se amortiguaba por la servilleta entre sus dientes.

Al mismo tiempo se tocaba frenética con su mano.

Me acosté sobre ella sin sacarla.

Le hablé al oído.

-Me encanta cogerte el culo mi amor.

Yo estaba poseído por la lujuria y la pasión. Al decir esas palabras mi ritmo, fuerza y lívido se fueron al máximo.

Steffi se sacó la servilleta de la boca y rogó.

-ayy Despacio papito que me estas matando, me duele, paraaa.

-Vos pediste que te la meta por la cola, ahora déjame.

La tome con todas mis fuerzas de la cintura y así mismo segui penetrandola.

-ayy, any, ayyy. – la escuché mientras descargue todo dentro suyo.

Los estertores de mi orgasmo todavía hacían que Steffi se quejase.

-ayy papito, como me dejaste, como me como me cogiste, no puedo más.

-Yo tampoco doy más mi amor.

Estábamos exhaustos.

Como pudimos fuimos al sofá de living y nos acostamos abrazados.

Cuando me desperté sonaba mi teléfono en habitación. Subí a buscarlo. Me llamaban de trabajo por que no había llegado a trabajar. Me disculpe y dije que me había caído mal la cena y que por la mañana no iría.

Volví al sofá con Steffi.

Ella me miraba seria.

Mientras me hacia lugar junto a ella en el Sofá hablo.

-¿Entendes que si esto se sabe seria un escándalo, no?

-Si claro amor.

-Entonces no me llames, ni me mandes mensajes. Yo te contacto a vos.¿Entendes, no?

-Si claro. -Asentí como niño que había hecho una travesura.

-Ahora vamos a ducharnos que tengo cosas que hacer.

No bañamos juntos, disfrutando de nuestra compañía, pero sin sexo.

Nos despedimos en la cocina y sali por atrás, teniendo cuidado que no hubiera nadie por la calle y meditando sobre la increíble noche que acaba de terminar.

Ese es el relato de mi primera noche con Steffi.

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