El agua limpiaba todo lo ocurrido, pensaba que mi conciencia me haría sentir culpable. La verdad mi calentura estaba al límite, pero todo este cúmulo tenía nombre, yo solo quería descargar toda la libido con mi hijo.
Al oír la voz de mi esposo, por un breve segundo me sentí una mala persona. Pero recordé mi enojo además todo esto era por el bien de nuestro hijo, con este pensamiento limpié en profundidad mi entrepierna quizás tocando un poco más de lo normal para un baño.
—Cariño de verdad se me la noción del tiempo, no era mi intención quedarme tanto tiempo
—Como digas…
Mi esposo estaba dando sus típicas excusas, en otra ocasión habría iniciado una discusión, pero mi mente aún estaba en el debate moral, mi disociación era tanto que incluso perdí la mitad del discurso que estaba hablando mi esposo.
—¿Entonces qué dices? Un poco de cariño estaría bien…
—Ee… Si como digas…
—¿En serio? Entonces ven para acá…
—¿Qué? Oyeee espera…
Sin previo aviso mi esposo me empuja hacia él, no sabía que estaba pasando. Mi primera reacción fue sorpresa luego susto, él sin previo aviso quita la toalla que cubría mi cuerpo al salir del baño, todo esto hizo que pegara un grito de susto, cortando todo avance de él. Soltándome sorprendido nos quedamos viendo unos segundo cuando el acto que marcó un antes y un después ocurrió.
—Mamá… Escuche que gritaste ¿Qué pasó?
Sin previo aviso Miguel entra a la habitación, el grito de susto debió alarmarlo. La escena era fácil de malinterpretar, yo desnuda protegiéndome y asustada, mi esposo sorprendido frente a mí.
—¿Qué haces? ¿por qué negras al cuarto así?
—Lo siento papá… Pensé que algo le había pasado a…
—Oye estúpido, yo no soy tonto, lo tuyo ya es algo enfermo
En un tono inquisidor mi esposo estaba cada vez más enojado hablando con mi hijo, quien por cierto de vez en cuando me observaba.
—Tapate por dios, por cosas como estas este niño está mal de la cabeza.
Sin saber a lo que se refiere realmente pude tomar mi bata que estaba tendida en la cama y taparme con ella, pero la conversación o más bien el juicio que mi marido estaba teniendo en contra de Miguel sólo se intensificó.
—Te aprovechas en cada ocasión para poder mirar a tu madre, cuando niño lo dejaba pasar porque es normal pero ahora ya es enfermo y da asco
—¿De qué hablas papá?
—Eres un degenerado, te aprovechas de tu propia madre
Paff!… Sonó una cachetada, Le dio en pleno rostro, ocupe toda mi fuerza, acumule todo el enojo que tenía en ese golpe, no podía soportar ese tipo de acusación, él tenía todo el derecho de estar enojado pero yo debería ser el objetivo no mi hijo.
—Lárgate…
Mi voz fue fría casi susurrando, él con furia devolvió la mirada, luego caminó hacia la puerta empujando a nuestro hijo y salió de la habitación. A los pocos segundos escuchamos desde afuera el ruido del motor a toda velocidad alejarse.
Nos quedamos en silencio, atormentados por todo lo acontecido, realmente era mucho por procesar, mi hijo sin decir una palabra salió de la habitación mientras yo me senté en la cama mirando hacia el horizonte pensando en las palabras de mi esposo.
Un mensaje en mi celular tomó mi atención, pensé que era de mi esposo por lo que lo ignoré unos minutos pero al ver me sorprendió, era Miguel avisando que iba a salir y pasar la noche en casa de Adam. Se me congeló la sangre después de todo el avance que había logrado nuevamente volvía a juntarse con ese chico que me traía muy mala espina, esa tarde solo me levanté para secarme el pelo, ponerme unas bragas cómodas y volví a estar estirada sobre la cama mirando el techo.
En algún momento ya estaba todo oscuro, no podía dormir me atormentaba el hecho de que el concepto familia estaba arruinado, me asustaba el no sentir nada cuando mi esposo se fue de la casa, además los recuerdos de lo vivido con mi hijo me traía un escalofrío que no debería sentir, de un momento a otro mi mano estaba tocando suavemente mi clítoris, la suavidad del tacto despejaba mi mente y me servía para distraerme de todo el caos, simplemente me deje llevar por el placer sin pensar en nadie solo en mi misma, en algún momento un relajo llegó y caí profundamente dormida.
El sonido de un golpe lejano me despertó, el sol estaba entrando por la ventana. Despacio salí de la habitación preocupada por el ruido, oía voces desde la cocina, al principio pensé lo peor, algún robo o algo asi, pero la familiaridad de estas me hizo percatar que era mi esposo e hijo conversando, haciendo poco ruido me asome por la escalera escuchando atentamente su conversación.
—Cállate degenerado, te doy un mes para salir de la casa…
—Papá de verdad escu…
—Ya te dije, te vas. Agradece que no le dije nada a tu madre para no arruinar nuestras vidas,
—Pero…
—Pero nada, ahora sal de la casa no te quiero hoy acá
Acto seguido se escuchó las sillas siendo arrastradas, y pasos hacia la puerta. Aún no entendía el odio que tenía mi esposo contra mi hijo, mi primera idea fue pensar que había descubierto parte de mi plan, y al enterarse de eso Miguel se declaró él como culpable, debía corregir este error no podía ser él quien cargara con todo esto.
Rápidamente volví a mi habitación y me acosté fingiendo estar recién despertada, pude oír como se acercaba hacia acá. Fingiendo sorpresa veo como ingresa mi esposo con una bandeja en la mano.
—Querida, perdón por lo de ayer…
—Oh habías llegado, bueno ahórrate esto, de verdad ayer te pasaste y no solo conmigo sino con Miguel
—Ya está solucionado el tema con él, tuvimos una conversación padre e hijo.
Ignorando su desayuno me levanté y me fui al baño, lave mi cara y me mire al espejo, estaba demacrada la sensación extraña en mi cuerpo aún estaba, y el caos mental estaba empeorando.
Mientras me vestía tranquilamente, mi esposo estaba mirando con sorpresa, no recuerdo la última vez que habíamos peleado, generalmente las discusiones terminaban en sexo frenético. Mientras ponía mis zapatillas aprovechó para quitarse la ropa, tomar una toalla y entrar en la ducha, su cuerpo era espectacular, se cuidaba muy bien, pero no sentía el deseo de antes. Mientras ordenaba el dormitorio escuché despacio la puerta principal, luego la habitación de mi hijo.
—Veo que no me hizo caso y volvió…
—¿Ya terminaste? Por favor déjalo
Para evitar que siguiera el juicio contra mi hijo me acerque a mi esposo y lo abrace pasando mis manos sobre su cadera apoyando mi cabeza en su pecho. En menos de un minuto sus manos estaban levantando mi polera, me dio mucha flojera porque recién me había vestido por lo que me aleje pero agarré su mano y lo guie hasta la cama, baje mi pantalón hasta debajo de las rodillas y me puse como perrita sobre la cama mostrando toda mi conchita, que se la dejaba a su disposición.
No podía continuar esquivando y actuando raro, lo normal era tener sexo de reconciliación para evitar sospechas, además si ayudaba a calmar el calor interno podría ser bueno. No era raro que las mujeres cerca de una edad aumenten el deseo sexual, y para mi que normalmente era alto, ahora era un infierno.
Mientras mi mente estaba pensando a mil por hora, sentí la lengua de mi esposo jugando con mi clítoris, su rostro estaba entre mis nalgas y él devoraba todo lo que podía, sentía su lengua pasar y el líquido que brotaba formaba un hilo que iba desde mi vagina hasta sus labios, al igual que anoche solo me deje llevar. En un momento separó mis nalgas y comenzó a lamer el círculo de mi ano, no pude evitar soltar un leve gemido, era algo que me gustaba pero nunca lo había dicho por vergüenza, sentí como su lengua se introdujo unos centímetros y sin esperar comencé con un delicioso orgasmo, contuve mis jadeos y solo interrumpí mi respiración.
Mi reacción dio cabida para que mi esposo continuará jugando con su lengua en mi ano, mientras con su mano masturbaba mi vagina, mis jadeos eran ruidosos haciendo que mi esposo se preocupara.
—Baja el volumen, Miguel está al lado…
—Tu solo sigue no quiero que pares otra vez…
Haciendo caso a mi respuesta sentí un dedo penetrarme mientras mi ano estaba siendo succionado, jadeos y gemidos brotaban de mi, en fondo quería que mi hijo me escuchara, eso me excitaba aún más, mi esposo notando lo mojada que estaba dejo mi ano y se puso de pie detrás de mí, sin previo aviso metió su pene hasta al fondo, no se si fue un gemido o un grito pero se sintió delicioso.
Mi esposo estaba embistiendo salvajemente, sin poder controlarme avance un poco para soltarme, como pude me quite los pantalones y le pedí que se acostara, me encantaba cabalgar, yo debía llevar mi ritmo. El se acomodo estirado cruzado en la cama yo subí, agarrando su pene lo lleve hasta la entrada de mis labios y me deje caer, ahora era el que gemía, subía y bajaba. Mi cuerpo estaba frente a la puerta, mientras que mi esposo le daba la espalda, por eso él no se percató que estaba entreabierta y unos ojos nos observan.
Mi pelo alborotado, y un placer desmedido debieron transformar mi cara totalmente, porque la reacción a través de la puerta fue de asombro y deseo. Cambié el ritmo de mis cabalgatas, ahora eran más cortas e intensas, ya no subía hasta la punta de su pene sino que era más mi movimiento de cadera y apretaba los músculos de mi vagina aprisionando su pene entre ellos. Los jadeos de mi esposo llenaban la habitación, yo estaba siendo víctima de un frenesí por lo comencé a hablar o más bien gritar.
Sentía centímetro a centímetro el pene dentro de mi, no me interesaba nada mas que mi propio placer, necesitaba liberar todo lo contenido estos días y el pene de mi esposo era la herramienta perfecta para eso, ya no me importaba nada…
—Lléname toda, necesito sentirte… Aaa, siiii. Dame, muévete
—Me vengo… Me vengo…
Al escuchar esas palabras, salí de arriba y agarre con mi mano su pene que estaba por estallar, comencé a masturbarlo rápidamente mientras continuaba soltando palabras que iban dirigidas hacia otra persona…
—Vamos mi amor, suelta todo… Quiero ver como sale, a la noche dejaré que me llenes con tu lechita…
—Siii, siii
Un fuerte chorro blanco salió disparado, la eyaculación fue potente cansada me deje caer al lado de mi esposo, quien intentaba recuperar su aliento.
—Eso estuvo increíble, me encantan estas reconciliaciones
—Ya veo…
—Pero cariño, tendremos que dejar eso que quieres para mañana, ahora debo volver a trabajar ya que he faltado dos días, te encargo la limpieza yo me iré así para llevar tu olor
—Eres un cerdo…
Mi última frase fue sincera, me dio asco pensar que el andaría con olor a sexo todo el día, antes lo hubiera considerado romántico, pero hoy solo era un momento desagradable, además el marcharse después de conseguir lo que quería me hizo sentir utilizada. Lo peor es que no logre tener otro orgasmo y no pude disfrutar el primero, mi cuerpo aún estaba caliente, mi esposo se había marchado como aviso y estaba totalmente caliente.
Fue entonces cuando recordé los ojos llenos de deseo a través de la puerta, silenciosamente salí en dirección hacia su habitación, era una depredadora en busca de su presa, aunque no quería llegar a nada importante, simplemente considere el momento oportuno para disfrutar y avanzar en mi plan para hacer de mi hijo un verdadero hombre, además no quería estar con mi hijo siendo recientemente utilizada por otro hombre, el no merecía esto.
Sin previo aviso entre de golpe, la imagen frente a mi era la esperada, estaba sentado en su futón con su pene apuntando al techo, masturbandose clandestinamente.
—Necesito hablar contigo… No diré nada sobre tu acto espía
—Mamá… puedo explicarlo
—Después ahora haré lo que deseas, me tocaré para ti
Uno al lado del otro, consciente del cuerpo del otro comenzamos a tocarnos, esta vez mi hijo estaba con más confianza además ambos estábamos muy caliente por lo que no se hizo esperar y agarró mi mano y la puso en su pene, esto dio inicio para que comenzara a masturbarlo, acto seguido su mano se poso en mi vagina y directamente fui penetrada por dos dedos, mi dilatación del sexo anterior aún estaba por lo que le facilito. Su mano se sentía increíble, y por lo visto la mía igual.
Una, dos veces y su pene explotó igual al día anterior, esta vez no rocío sobre mi, su pene no perdió la erección, y su mano aumentó su penetración a mi conchita.
—Siii mi amor se siente rico,
—Mamá más fuerte…
Ambos estábamos como loco y nuestros cuerpos se chocaban yo tenía mi cabeza apoyada en su hombro y le susurraba lo rico que se sentía, bombeaba su pene y el me penetraba con su mano, otra vez logro eyacular pero estábamos tan cerca y enredados que ambos quedamos rociados por su semen, mi hijo con su orgasmo se dedicó a buscar el placer para mi, mi cuerpo se resistió, pero la descarga eléctrica bajando por mi espalda era intensa, mi cuerpo tembló estiré mi cabeza y solo solté mi musculatura, eran tres los dedos que estaban entrando mientras salía por montones liquido de mi vagina, y finalmente solté un chorro acompañado de un orgasmo brutal que hizo temblar todo mi cuerpo, era un delicioso infierno.
Un minuto o más aún sentía todo en mi cuerpo, era el orgasmo más placentero y a la vez brutal en mi vida.
—Eso estuvo increíble mi amor
—Wow mamá, de verdad me gusto esta vez
—¿Por qué dices esta vez?
—No importa… Pero nos pasamos de la raya
—También lo creo… pero
—Lo sé Mamá, a mi también me gusto.
—¿Entonces está bien que lo hagamos?
Él no me dio respuesta y acaricio mi cabello, esto por alguna razón se sintió más íntimo que masturbarnos mutuamente, yo apoyé mi cabeza en su hombro y estuve así hasta recuperar el aliento.
Me faltaron ganas para entrar a la ducha con él, pero no podía avanzar tanto o se podría asustar, rápidamente pedí comida por el celular, y me fui a bañar. Cuando estábamos almorzando, pude al fin escuchar la versión de mi hijo del conflicto con su padre.
Resulta que un día estaba masturbándose viendo sus videos favoritos cuando entra su padre, lamentablemente la actriz era muy parecida a mi por lo que su padre malinterpreto todo y comenzó un acoso, el se hizo amigo de Adam quien era gay para que evitar sospechas y por mucho tiempo no tuvo problemas, pero poco a poco fue creando distancia de mi, pero el otro día mientras almorzábamos yo me pare y recogí algo del suelo mostrando mi trasero, mi esposo vio como mi hijo me miraba con lujuria despertando una alarma aún más intensa que la última vez.
—Mamá ¿Estoy enfermo?
—No mi amor, es normal mostrar cariño con tus seres amados, no todos lo hacen igual además nosotros nos tenemos tanto amor que ya no hay otra forma de demostrarlo.
Continuará…