Soy Alejandro, tengo una condición genética llamada Macrofalosomía, o sea tengo un pene grande. Esto me ha traído muchas anécdotas de la cual me gustaría compartir con ustedes.
Las mujeres generalmente comentan que el tamaño no importa, si en realidad tienen razón, pero no dicen que igual les llama bastante la atención o les atrae la idea de tener esa experiencia, por lo menos eso he descubierto con las mujeres que me he encamado.
Me gusta ese juego previo, en donde me doy cuenta cuando una mujer atractiva a mi gusto fija su mirada en mi bulto, esa sonrisa tentadora que realizan, esos parpados que abren en sobre medida cuando quieren algo más. Son pequeños detalles que comienzan a manifestarse cuando se sienten atraída por esa fantasía que se comienzan a imaginar en su cabeza, en la privacidad de su mente.
Esta historia comienza en una gran tienda de ropa, donde yo me desempeñaba como jefe de ventas, una promotora que había llegado durante la época de navidad, se acerca a donde yo me encontraba y me dice con una voz suave: “Jefe, me vengo a despedir… hoy es mi último día de trabajo”.
La había visto muchas veces durante mi recorrido por sala de ventas, algunas veces me había percatado realizando la vista que les comenté anteriormente, sabía que algo mío le atraía, pero yo siempre fui muy profesional en mi trabajo, por lo cual no hablé más con ella que lo laboralmente me permitía. Aunque ahora que se va, es una historia diferente.
“Oh que pena, muchas gracias por tu trabajo, te vamos a extrañar” le respondo, era una buena promotora e iba a extrañar su ayuda.
“¿Me podría dar su número?… es por si tiene algún dato de trabajo así me avisa” – me pide mi número del celular.
“Claro, anota mi número”- prosigo a dictarle mi número dígito por dígito, mientras ella anota en su celular.
“¡Listo!” me dice y suena mi teléfono “¡soy yo!, guarde mi número, que le vaya muy bien jefe, nos vemos” se despide, se da media vuelta y veo como se va, sinceramente también admiro su cuerpo a la distancia mientras se aleja, veo su trasero bien formado en una calza negra que usaba como promotora.
Trabajaba en la tienda, para pagar mis estudios en la universidad, por lo cual trabajaba el fin de semana, pero en la época de navidad apoyaba más días. Una vez terminada las fiestas de fin de año, ya se volvía más tranquilo el trabajo y me encontraba de vacaciones, por lo cual tenía mucho tiempo libre.
Echado en la cama, sin saber que hacer, me llega un mensaje al celular. “Hola Jefe, soy yo Daniela, la promotora de bicicletas” me dice, pero ya la había guardado su número por lo que ya sabía quien era. Comenzamos hablar de temas triviales, de como estábamos, que tal el trabajo, los estudios, el clima y todos esos adornos en las conversaciones de la persona que te interesa y no quieres dejar de hablar.
Luego de algunos días de chat, nos ponemos de acuerdo para salir a trotar a la mañana siguiente, obviamente que le digo que sí, quería reunirme con ella, aunque yo no era mucho de levantarme temprano, ni salir a trotar, pero por ella, era el más fiel maratonista madrugador del mundo.
A la noche anterior de la salida, busco que colocarme, no soy mucho de usar short, de hecho, en ese momento y hoy en día, tengo uno solo, obviamente no el mismo, pero nunca tengo más de uno, uso más buzo. De hecho, el short que tenía y tengo, es un traje baño. Finalmente decido ponerme el short que tenía, ya que los buzos que tenían estaban demasiado sucios.
Llegada la mañana de la reunión, me pongo el outfit deportivo, me preocupa que mi pene no se note demasiado, o que no se mueva mucho al trotar, por lo cual me coloco un bóxer que tuviera doble costura en la zona de la ingle, después mi short negro que me llega a la mitad del muslo, y una polera deportiva.
Al llegar al punto de encuentro, la espero un par de minutos antes de verla acercándose a mi, viste una calza corta, de esas que cubren un poco más que sus nalgas y bien ajustadas y una remera acorde a su figura, que dejan ver sus medianos pechos, los suficientes para dar pequeños botes al correr hacía mi.
“Hola, ¿Esperaste mucho?” me pregunta para luego saludarme de beso. “No, Que bueno verte de nuevo” le respondo y veo que sonríe amablemente.
Comenzamos a trotar, yo la veo de reojo, me quedo perplejo por su belleza, lleva peinado una cola de caballo que rebota al ritmo del trote, comienzo a bajar la vista y veo como sus senos también lo hacen. Siento como mi pene comienza a crecer poco a poco, intento acomodarlo para que no se note, pero soy medio torpe, mis movimientos de manos no son delicados.
“¿Qué pasó?” me pregunta, nos detenemos, pero mi intento por acomodar mi pene falló catastróficamente, haciendo que se me levantara el short provocando que se viera la punta de mi miembro por debajo de la tela. Veo sus ojos desorbitados y su reacción de shock. “…ehh” balbucea y yo le digo “ah disculpa” hago un movimiento rápido para volver a esconder mi pene debajo del bóxer y short.
Ella se acerca a mi y pone su mano sobre mi bulto “¿es real?”, yo me pongo muy rojo por la vergüenza, estamos en la costa de la playa por donde pasan más personas “sí” le respondo, ella se acerca más a mí y me susurra “quiero verlo completo” me abraza, yo sé que es para sentirlo, pegado a su cuerpo.
Nos dirigimos juntos a donde estaba estacionado mi auto, ella sin apartarme la vista. Al subir al auto ella no se aguanta y me toca el pene por encima del short, para luego meter su mano y tocarlo directamente “wow” exclama, yo me bajo la ropa y se asoma por completo mi erecto pene, palpitando por toda la excitación de la situación.
Acerca su cara a mi miembro y me lo besa, se ríe, yo nervioso miro a mi alrededor hay otros autos estacionados, le digo que nos vayamos a un lugar más tranquilo, accede y partimos hacia un lugar baldío cerca de los cerros, yo no recuerdo, pero llegamos muy rápido.
Apenas me estaciono ella me comienza a chupar el pene, no puede meterlo por completo a la boca, así que lo lame por alrededor, mientras yo le toco su trasero. Después de estar unos minutos así ella se baja la calza, y su calzón, me voy a colocar un condón que se encuentra en la guantera del auto, ella me lo quita y lo lanza fuera de la ventana, luego se sienta sobre mi pene, nuestros rostros quedan uno frente al otro. Comienza a subir y bajar, siento como el movimiento y nuestra respiración cada vez es más rápida.
Se golpea un par de veces en su pierna con la puerta del auto, pero eso no evita que cada vez se mueva más y más rápido, la agarro por la cintura y levanto mi cadera pegada a ella, yo comienzo a penetrarla más y más fuerte, sus gemidos me excitan cada vez más. Ya no puedo aguantar más y llegamos al clímax, ella me ve y me da un largo beso apasionado.
Luego nos vestimos, ella se limpia con un pañuelo y la llevó a la casa. Al llegar a mi hogar, veo el teléfono y observo que me mandó unas fotos de unas pequeñas heridas en su pierna por el roce que tuvo con la puerta “quiero volverte a ver” me escribe.