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El día que nos encontró el marido (3)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

-¡Hola! ¿Y? ¿Cómo te fue ayer?

-¡No lo puedo creer! Pará que te llamo y te cuento.

En la mañana desperté, él no estaba, me escribí contigo y en el trabajo fue un día normal, aunque más excitada que un día común, así que cuando llegó la hora de irme, ya estaba casi que afuera del edificio. Llegué a casa y él ya estaba junto a Francisco, los saludé a los dos pero a él le di un beso más fuerte y hasta le metí un poco la lengua, sabía que iba a querer descubrir alguna pista de si había estado con vos, así que supuse que una versión de mí más excitada, le iba hacer imaginarse cosas.

Y no me equivoqué, después del beso me quedó mirando, pero no le dije nada, solo me sonreí y le dije “Te amo”.

Empecé a hacer las cosas de la casa, en un momento les dije que me iba a bañar, la verdad que ya me había olvidado un poco de todo el asunto, por eso me sorprendí cuando él me pidió que no me bañara. Me di cuenta que querría averiguar por sus propios medios si yo había estado contigo. Por suerte le estaba dando la espalda porque mi sonrisa fue muy evidente, me tranquilicé y le contesté que me dejara bañar ¿Por qué quería que no me bañara? Como estaba Francisco adelante, me miró más firme, pero como no le hice ninguna cara especial, me dijo con señas que esperáramos un rato para bañarnos juntos.

Me sonreí, ahora de frente a él y le dije “Aaah, entiendo, dale amor, espero entonces, voy a cocinar.” Lo gracioso fue que no se aguantó mucho y mientras estaba picando unas cosas, aprovechando que estábamos solos en la cocina, me agarró de atrás y metió la mano por debajo de mi pollera para tocarme justamente donde él se imaginaba que iba a tener algo de vos, supuse, y lo confirmé enseguida porque disimuladamente se dio vuelta para oler sus dedos. Ahí lo quise dejar en evidencia y le dije ¿Qué hacés oliéndote los dedos? – ¿No puedo querer sentir tu olor, no puedo estar excitado?

-¿Y por qué estás tan excitado?

-No estoy tan excitado ni nada de eso, sólo tengo ganas de estar con vos.

-Ah bueno, me gusta, pero hoy estoy cansada amor, estuvo bravo en el trabajo, quiere darme un baño y dormir tranquila ¿Te jode?

– Si, me jode, porque quiero hacerte el amor, yo tengo ganas.

Me di cuenta que se había empezado a enojar y no era mi idea, así que le dije, bueno amor, dale un ratito.

– Ratito nada, nos merecemos el rato que tengamos que estar ¿O es que vos no querés porque ya hiciste algo?

¡Al fin salió el tema!, así que aproveché para quitarle importancia y decirle que no, nada que ver que no había hecho nada, que corroborara él mismo en un rato. Y me sonreí.

Creo que en esa sonrisa le di pie para que pensara que sí, que había pasado algo, porque me tomó la palabra y me contestó que apenas se durmiera Francisco nos metíamos al baño.

El resto de la noche fue muy rara, casi no le dimos corte a nada más, yo estaba excitada también porque me gusta esto que se excite tanto si anduve con alguien más, aunque no lo reconozca, o sí, ya no sé nada.

Igual cuando acostamos a Fran, me hice la olvidada y fui al baño para prepararme para ir a la cama. Él me acompañó, ¡no sabés cómo estaba! Era todo muy raro, apenas entré al baño me dijo que abriera las piernas, yo me hice la que no tenía nada para ocultar, por eso le dije que no iba a encontrar nada, que sí había algún sabor más fuerte sería porque había ido al baño. Eso lo dejó más en dudas, supuso que era mi excusa, así que me pidió que me sentará en el váter y abriera las piernas. ¡Ay no embromes, no estuve con nadie! – Entonces, si eso que decís es cierto porqué no me dejás revisarte. -Porque si algún día anduviera con él me da cosa que te andes tomando otras cosas que no son mías.

Ahí se dio cuenta hasta dónde llegaba su debilidad, sus ganas de estar conmigo en esa situación que él imaginaba. Dudó un segundo pero después, arremetió de una contra mi entrepierna abierta, de lengua abierta, y empezó a cargar todo para adentro de su boca. La situación fue muy excitante para mí, porque aunque no tuviera nada tuyo, para él si, y por eso casi me tragaba entera, además, cualquier sabor lo iba a hacer dudar.

Yo antes ya había ido al baño y pensando en ese momento no me había limpiado, así que, ahí estaba él haciendo con la lengua lo que yo tendría que haber hecho con agua y papel.

¿Hice como si lo quisiera frenar para excitarlo más diciéndole Ta pará que ya está, no saques más que sino… -Sino que hija de puta, ¿sino qué?

-Nada, seguí chupando si querés ya no me meto más, limpiamos todo… Ese plural lo mató, me dijo -Sabía puta que me habías cagado de nuevo.

Con miedo a que una discusión empezara, son las primeras veces y no sé hasta donde es juego y hasta donde es en serio, le dije más firme. ¿En qué quedamos? Me vas a volver loca, ayer me trataste como hacía muchísimo tiempo no lo hacías pensando en mis cogidas ¿y ahora te hacés el ofendido? ¡Dale chupá cornudo!

La puta madre amor, yo no sé en qué momento se descubre está situación, si es que todos la descubren, pero te juro que en ese momento terminamos de pasar una barrera. Y además, descubrí que lo que lo excita no es mi versión más femenina hacia él, la más receptiva, sino que le excita la versión mía que lo domina.

Así que en ese momento me abrí bien de piernas y le dije, comeme toda con la lengua, sacame toda la leche y limpiame el culo también, ya que tenés ganas que te cague, te juro que no te cagué, pero si lo que vos querés es desconfiar igual, chupame toda la leche de mi macho dale, hasta la última gota sacame, eso sí, pajeate porque hoy igual que ayer no me vas a coger. Quiero que me coja un macho no un puto chupa leche dominado.

Ese momento fue increíble, sentí la lengua de él, ya sin tantas fuerzas, pero como esperando mis órdenes, así que me olvidé de todo, le agarré la cabeza y me la enterré lo más que pude, sentía su nariz apretando ni cuerpo, así que supongo respiraría por la boca, estaba más que excitada enojada que fuera tan dominado, pero por otro lado, era una situación muy nueva esta de ser una mujer de carácter fuerte. Así que le di todos mis agujeros, él se comió todo, me daba asco pensar en que estaba metiendo mi lengua en mi culo sin lavar, pero nunca sentí que quisiera sacar la lengua de ningún lado, así que lo dejé hacer hasta que sus lengüetazos empezaron a ser más suaves.

Yo ya estaba en cuatro de culo abierto, así que me di vueltas, él se paró y pude ver como le colgaba la leche de la pija, se había acabado casi solo. Lo miré a los ojos, tenía una expresión de trabajo terminado, le miré la pija, le dije si estaba conforme, me dijo que si. ¿Ahora sí me puedo bañar? Si, ahora sí. Bueno, para que te termines de acabar, te voy a mostrar lo que hice hoy, así te das cuenta que no te miento.

Abrí la conversación que habíamos tenido contigo y lo dejé leyendo. Mientras me bañaba lo miraba terminar de pajearse, lo hacía de una manera muy suave, como si lo disfrutara realmente. Me acordé del final de tu texto, así que cuando vi que había terminado de leer le dije, te agradecemos, por haber cumplido el pedido de mi amante.

No precisó más nada para acabarse, lo he visto pajearse otras veces, pero esta fue como si las piernas se le aflojaran todas, como si hubiera sido una acabada similar a cuando cogemos.

Salí de la ducha, le dije dale, ahora te toca a vos, le besé la frente, le volví a mirar la pija, y esta vez en los ojos tenía un poco de vergüenza porque me esquivó la mirada. Enseguida le dije, te espero en la cama amor, no pasa nada, es un juego entre vos y yo nomás. Te amo.

Se sonrió me quiso besar en la boca, pero le corrí la cara, le hice señas del baño y me fui.

Cuando salió del baño me hice la dormida, sentí que me abrazó, me dijo que él también me amaba y ahí me desperté recién al otro día, él ya no estaba y yo agarré el celular para escribirte.

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