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¿Dónde estás, Anahí?
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Sergio estaba sentado en el sofá y yo en sus piernas. Nos besábamos y Sergio acariciaba mis piernas. Yo usaba una bonita blusa de satín negro, minifalda rosa y zapatos de tacón negro. Mi pene estaba erecto, me excitaba que mi novio me manoseara, me excitaba saber que me deseaba.

– ¡Anahí – me dijo – eres muy hermosa!

– ¡Mi amor!

Después volvió a meter su lengua en mi boca.

– ¿Te gustó mi falda? – pregunté.

– Me gustan tus piernotas – me respondió al tiempo que mallugaba mis muslos.

Yo gemí de placer.

– ¿Me la chupas?

– ¡Sí!

Me puse a cuatro patas en el piso y mi novio se bajó el pantalón, después metí su pene en mi boca y comencé a mamar.

– ¡Anahí! – gimió mi novio.

Mi corazón latía desbocado mientras le chupaba el pito a mi novio, estaba enamorado de ese hombre, lo amaba. Después de algunos minutos, no resistí más y me acerqué para besarlo.

– ¡Sergio! – le dije.

– Anahí…

– ¡Ya penétrame!

– Sí, nena…

En la habitación Sergio hizo que me empinara sobre la cama, me bajó los calzones y después comenzó a lamer mi ano. Yo gemí de placer, amaba cuando mi novio lamía mi sexo. Sergio atendía por completo mi zona íntima, lamía mi ano, besaba mis nalgas, mis muslos y acariciaba mi pene. Después mi novio comenzó a aplicarme el lubricante por mis nalgas y piernas y colocó su pene en la entrada de mi ano.

– Anahí… – me dijo – esta falda te hace ver como una puta…

Sergio empujó, mi ano cedió y su pene se abrió camino hasta el fondo de mi recto. Yo mordí las sábanas para no gritar.

– ¡Soy tu puta, mi amor! – le dije – ¡Cógeme!

La pelvis de mi novio comenzó a estrellarse una y otra vez sobre mis nalgas y su pene a entrar y salir una y otra vez de mi ano. La gloria: nuevamente yo era la hembra que siempre había querido ser.

Había oscurecido. Sergio y yo estábamos completamente desnudos y llevábamos ya algunas horas revolcándonos por toda la cama adoptando todas las posiciones macho-hembra posibles. Al final yo estaba acostado sobre la cama con mis piernas abiertas y Sergio estaba sobre mí.

– ¡Voy a terminar, Anahí! – me anunció mi novio.

– ¡Préñame, Sergio! – le supliqué a mi pareja.

Y mi novio comenzó a eyacular dentro de mí al tiempo que yo tenía mi segundo orgasmo de la noche. Después de llenarme con su semen, Sergio se tumbó a mi lado y yo permanecí ahí, abierto de piernas, preñado por tercera vez y adolorido por el brusco trato que mi novio me había dado aquella noche.

– Te quiero, Anahí…

– Y yo te quiero a tí, Sergio… – le respondí, sin tener el valor de decirle que lo amaba.

Poco después escuché que mi novio roncaba. "Descansa, mi amor -pensé- te lo ganaste". Yo me sentía feliz, pleno; mis entrañas chorreaban semen, mis piernas estaban adoloridas y me sentía mujer. Recordé los años de angustia que pasé intentando reprimir mis deseos sexuales y tuve la certeza de que haber comenzado mi relación con Sergio había sido la mejor decisión que había tomado en tomado mi vida. Después escuché que mi teléfono sonaba.

Me levanté de la cama y busqué el aparato. Desbloqueé la pantalla y vi que había recibido algunos mensajes de un número desconocido.

19:10 – Hola mi amor…

19:11 – Necesito decirte algo, conozco tu secreto

19:11 – Sé que te gustan los hombres y que tienes relaciones sexuales con un hombre veinticinco años mayor que tú

19:12 – Sé que tu novio se llama Sergio y que tus papás no saben lo que eres

19:15 – Me gustas mucho, Anahí

20:20 – ¿Estás con Sergio?

20:25 – ¿Están haciendo el amor?

22:20 – Anahí, ¿cuánto tiempo pasan en la cama?

23:07 – Me gustas mucho, Anahí, y vas a ser mío…

23:43 – Contéstame en cuanto puedas, mañana paso por ti cuando salgas del trabajo

23:43 – Te voy a llevar a un hotel y te vas a entregar a mi o haré que tus padres se enteren de tu secreto

23:44 – Si no te entregas a mi mañana les haré llegar a tus padres todas tus pláticas con Sergio para que lean las cochinadas que se dicen y las cosas que haces con él

23:57 – Lamento que las cosas tengan que ser así, te quiero

Mi sangre se heló. Sin poder controlarme, caí sobre mis rodillas. Aterrado, volví a leer los mensajes una y otra vez. No podía entender lo que estaba pasando. ¿Quién era esa persona? Desesperado, en un instante pensé en una salida.

00:43 – Disculpa, creo que te equivocaste de número

– Anahí, ¿estás bien? – escuché que me preguntaba Sergio desde la cama.

– Sí, amor, solo necesito ir al baño.

– No tardes – me dijo y luego regresó a dormir.

Salí de la habitación y me dirigí al baño. Mientras caminaba, el teléfono sonó nuevamente. Entré al baño, cerré la puerta con seguro, me senté en la taza y abrí el mensaje.

00:44 – ¡Anahí!, ¿estás bien?

00:44 – Te equivocaste de número, no conozco a ninguna Anahí

00:44 – Anahí, por favor, deja de hacerte tonta

Después recibí una foto y al verla sentí que el semen de mi novio salía de mi ano. En la foto aparecía yo, vestido de mujer, abierto de piernas y siendo penetrado por Sergio.

00:46 – Alan, sé que te gusta usar faldas y coger con hombres…

Quise gritar, ¿quién era esa persona, como sabía de mi secreto y por qué tenía esa foto?

00:47 – ¿Quién eres?

00:47 – Un hombre que te ama y que quiere lo mejor para ti… ¿estás con Sergio?

00:48 – ¿Quién eres? – le repetí, desesperado.

00:49 – ¡Respóndeme, Anahí!

Sentía tanto miedo que quise llorar.

00:50 – Sí, estoy con él

01:07 – ¿Estaban teniendo relaciones?

01:08 – Sí…

Después comencé a recibir una docena de fotos en las que Sergio y yo estábamos teniendo sexo.

01:12 – A partir de este momento tienes prohibido tener relaciones con él, a partir de mañana vas a ser mía o tus padres van a ver todas estas fotos…

01:13 – No tengas miedo Anahí, todo va a estar bien. Descansa, te quiero

Mis ojos derramaron algunas lágrimas.

01:13 – Por favor, dime quien eres

01:14 – No importa quien sea yo, mañana voy a penetrarte y vas a ser feliz conmigo

Unos minutos después regresé a la cama, me acosté y Sergio me envolvió entre sus brazos. Quise conciliar el sueño, pero toda esa noche apenas pude dormitar. Estaba aterrado. ¿Como rayos se había enterado ese hombre de mi secreto, por qué tenía las fotos íntimas que Sergio me tomaba? ¿Acaso se trataba de una trampa puesta por mi novio? ¿Le había pasado mis fotos a algún amigo con la intención de ponerme a prueba? ¿Acaso pensaba que yo podía serle infiel? Y si no era así, ¿quien podría ser?

Sergio despertó cuando los primeros rayos del sol se colaron entre las cortinas. Nos besamos y luego nos metimos a la regadera. Después de limpiarnos el uno al otro, Sergio me invitó a arrodillarme. Dudé un instante antes de meter su pene en mi boca, el extraño que me había escrito la noche anterior había dicho que no quería que tuviera sexo con Sergio. A pesar de ello metí su pene en mi boca. Mientras mamaba el pene de mi novio, comprendí que él no podía ser el responsable de aquella terrible broma. Sergio me miraba a los ojos mientras se la chupaba y en sus ojos yo podía ver el amor que ese hombre sentía por mí. Acariciaba con ternura mi rostro, me quería, él no se atrevería a hacerme algo así, pero entonces, ¿quien era y por qué lo hacía? Poco después mi novio se descargó en mi boca y bebí su semen. Sergio me ayudo a incorporarme, me beso y saboreamos su semen en nuestro beso.

– ¿Estás bien? – me preguntó.

– Sí, es solo que no pude dormir bien.

– ¿Te lastimé?

– Tú nunca podrías lastimarme – le dije y después lo besé con la intención de que dejara de hacerme preguntas.

Poco después entramos en la cocina. Sergio iba a prepararme el desayuno.

– Me gustó mucho tu falda, te hace ver espectacular, nena – me dijo mientras preparaba los alimentos – vas a usarla mucho.

– Sabía que te gustaría – le dije fingiendo una sonrisa.

– Me pusiste muy cachondo.

– Me di cuenta.

Después de desayunar tomé mi mochila y nos preparamos para salir. Nos abrazamos y nos dimos un último beso antes de salir al mundo que desconocía el amor que había entre nosotros.

– Te quiero, Anahí – me dijo.

Yo me colgué de su cuello y lo besé apasionadamente, después, le dije lo que realmente quería decirle.

– Yo no te quiero, Sergio, te amo y soy muy feliz siendo tu mujer.

– Anahí…

– No tienes que decir nada, solo quería que lo supieras… ¡te amo! – y volví a besar a mi novio.

Lo había decidido. Al salir de la casa de Sergio aquella mañana yo estaba seguro de algo: amaba a mi novio y no iba a dejarlo.

Mientras corría hacía mi trabajo pensaba en lo que tenía que hacer para terminar con aquel problema y solo encontraba una solución: tenía que decirle a mis padres que yo tenía sexo con un hombre antes de que aquel extraño lo hiciera, y aunque aquella solución me aterraba, sabía que no tenía opciones. Mamá posiblemente me apoyaría, pero no estaba seguro de como iba a tomarlo papá. Estaba aterrado, ¿cómo reaccionarían mis padres al leer las conversaciones que sostenía con Sergio? ¿Que pensarían al leer las cosas que le dije a Sergio sobre como esperaba que me tratara?, ¿O de las sórdidas descripciones que él hacía sobre las cosas que deseaba hacerme en la cama? Pero sobre todo, ¿cómo reaccionarían al ver las fotos en las que soy penetrado por un hombre veinticinco años mayor que yo mientras estoy vestido de mujer? Quise llorar.

Cuando me encontraba a la mitad del camino me detuve y marqué a la oficina para avisar que no podría presentarme, "No me siento nada bien, tengo un resfriado", le dije a mi jefe. "Recupérate, Alan, te esperamos mañana", me respondió y terminamos la llamada. Después me dirigí a la casa de mis padres, era momento de revelarles un gran secreto sobre mí.

08:45 – ¿Como estás, Anahí? – me escribió poco después el hombre misterioso, pero no le respondí.

08:48 – ¿Como tomó Sergio la ruptura?

"¡Eres un infeliz!", pensé.

08:52 – ¡Nena, cuanto deseo que te abras las nalgas y me ofrezcas tu culo como lo hacías con ese viejo!

Después recibí una foto de un vestido.

08:57 – Mira lo que vas usar esta noche, lo compré para ti.

Bajé del autobús y comencé a correr. Tenía miedo y tenía que acabar con eso tan pronto como pudiera.

09:03 – ¿Por qué no has llegado a tu oficina, Anahí?

¿Como podía saber eso, acaso me estaba espiando?

09:05 – ¡Anahí, respóndeme!

09:06 – ¿Me espías? – pregunté al borde de la histeria.

09:06 – ¡Sí, Anahí, te espio! ¿Dónde estás?

Me faltaba el aliento.

09:07 – Voy a terminar con esto…

09:07 – ¿De que hablas?

09:07 – Voy a decirle la verdad a mis padres, ¡Y no voy a acostarme contigo!

09:08 – No seas tonta… ¿como lo van a tomar tus padres?

09:08 – ¡No me importa, pero no voy a ceder a tus chantajes!

09:08 – ¿Y tus compañeros de trabajo?

Después recibí una liga a un sitio de almacenamiento en linea: ahi se encontraban almacenadas todas las eviencias de mi vida secreta.

09:10 – Puedo enviarle esta liga a uno solo de tus compañeros de trabajo y para el medio día todos sabran tu secreto.

Llegué a la casa de mis padres pero no pude tocar la puerta. Comencé a llorar.

09:12 – ¿Por qué haces esto? – pregunté desesperado.

09:12 – Anahí, no quiero lastimarte, te amo y necesito que seas mía

Salí corriendo de ahí, no quería que mis padres me descubrieran llorando a las afueras de su casa. Comprendí que no iba a ser capaz de llevar a cabo mi plan.

09:20 – ¡Por favor, no hagas esto, déjame solo!

09:20 – Lo siento, no voy a hacerlo, vas a ser mía… ¿donde estás?

09:21 – ¡Te lo suplico, déjame en paz!

09:21 – ¿Dónde estás Anahí?

09:22 – ¿Dónde estás Anahí?

09:23 – ¿Dónde estás Anahí?

A las nueve con veinticinco minutos le envié mi ubicación al desconocido.

09:26 – Voy por tí, espérame ahí – me respondió y unos minutos después descubrí que el hombre que me chantajeaba era el hermano menor de papá, mi tio Jaime.

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