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Convirtiéndome en el juguetito sexual de mis amigos
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Os vengo a contar una historia que me pasó recientemente junto a una pareja de amigos en lo que resultó ser la cosa más loca que he hecho sexualmente hasta la fecha.

Dejad que me presente un poco. Mi nombre es Gina, tengo 19 años, tengo el pelo negro, largo y lacio con un flequillo largo y recto. Mi piel ha sido siempre blanquita. Ojos oscuros en los que acostumbro a llevar hecho el eyeliner con un rabillo mas bien grande y marcado, labios carnosos. Tengo unos pechos pequeñitos pero respingones, de una copa B mas o menos. Soy muy menuda y delgada, apenas mido 1.50m. Pese a mi delgadez tengo unas buenas piernas y culo, un cuerpo pequeñito pero apretado y muy bien proporcionado.

Siempre me han gustado mucho los videojuegos y he echado muchas horas en juegos online. Allí he hecho grandes amigos y he conocido a mucha gente. En especial voy a destacar una pareja con la que me llevo especialmente bien.

Con María y Lucas, que es como se llaman he coincidido después de dos años de relación online en un evento de videojuegos que hacían en su ciudad. Me ofrecieron alojamiento y me quedaba a dormir en su casa, en una habitación para invitados que tenían.

El encuentro fue maravilloso, y todo el buen rollo y química que teníamos por internet se transportó a la realidad. Eran muy cariñosos conmigo ambos, al igual que en internet, pero transportado a la realidad. Con detalles que obviamente la distancia evita que sucedan, como muchas muestras de cariño físico, especialmente por parte de María. Pero nada mas allá del que se dan los muy buenos amigos.

María a contraposición mía es bastante alta, medirá su buen 1.80m, rubia de pelo rizado y pelo hasta los hombros, ojos azules, pechos medianos tirando a grandes, también delgada pero un poco mas “curvy” que yo. Y por supuesto la edad, ella tenía ya 32 años, la misma edad que su pareja, Lucas.

Lucas también era alto, poco mas que María, sobre el 1.85m. Cuerpo mas bien delgadito, no excesivamente musculado ni tonificado, con pelo negro corto y una barba recortadita.

Formaban una muy buena pareja y son de las mejores personas que he conocido.

El primer día como he dicho me alojaron en su casa y apenas hubimos acabado de acomodarme nos fuimos al evento para que no se nos pasara la mañana. Fue muy interesante y me lo pasé muy bien, era de los primeros que iba en mi vida y me encantó. Allí conocimos a muchas personas y tuvimos la oportunidad de saludar a otros amigos con los que coincidimos en el lugar también.

Todo fue normalmente y nos fuimos ya por la noche tras cenar a casa bastante cansados, sobre todo yo que me había pegado un madrugón para hacer el viaje. Estaba en mi habitación donde me cambié y me puse una tanguita a juego con un sujetador de lencería, aunque no sea una ocasión especial y nadie tenga que verlo me gusta bastante llevar ese tipo de ropa interior, incluso para usarlo como pijama fresco como en ese momento. No lo he mencionado, pero era verano y hacia muchísimo calor. Por encima otra prenda que uso mucho para ir por casa; un kimono cortito por debajo y me lo acostumbro a dejar un poco escotado por arriba.

En esas María llamó a la puerta y preguntó si podía pasar. Yo le dije que sí, que ya me había cambiado.

—Madre mía niña. ¿De donde has sacado ese Kimono? Es precioso, y hace que ese cuerpo pequeñito que tienes luzca maravillosamente.

Yo me ruboricé, a pesar de mi atrevimiento con el outfit soy bastante tímida. Además, que no os voy a mentir, es algo que me costó aceptar, pero durante mi adolescencia descubrí que era bisexual, y que muchas chicas también me atraían. Y María definitivamente era una de ellas.

—Ayy joo, muchas gracias. Podrías comparte uno, seguro que te queda genial también.

—Pero si te has puesto toda rojita, que mooona. Ya sabes que hay confianza, que no te vergüenza que una amiga admire lo pivón que eres.

Yo me volví a ruborizar, sonreí y bajé la cabeza tímidamente, no sabía bien cómo reaccionar, pero sus halagos me gustaban, y la situación me estaba poniendo cachonda, porque no decirlo.

—Vaya, pero si vislumbro por aquí un sujetador de encaje negro precioso. ¿Me dejas ver el conjuntito de debajo por favor? —Dijo poniendo cara de tonta, como cuando una niña pide un caramelo a sus padres.

—Su… Supongo que sí, mira—Me abrí un poco mas el kimono y descubrí mis hombros para mostrarle mejor el sujetador. En ese momento me agarró ligeramente por los codos y me puso en pie.

—Quiero ver el conjunto entero, por favor, ver como te queda en tu figura completa —Mientras decía eso desabrochó la tira de tela que hace las funciones de cinturón, me puse rígida, pero me dejé hacer, la situación de todo aquello me excitaba. El kimono cayó al suelo dejándome de pie frente a ella con mi cuerpo expuesto excepto por la tanguita y el sujetador —Eres preciosa Gina, ese encaje te queda divino sobre tu piel blanca

—Gra… gracias —Respondí muy tímida y llevándome un dedo a los labios. Me volteó en par de veces para apreciar mejor mi figura y mi culo. En esas me agarró una nalga y la manoseó un instante antes de soltarla. Noté humedad en mi entrepierna

—Vaya culito respingón gastas niña, no lo hubiera dicho tanto desde fuera— Ya en ese momento me volteó de nuevo, quedamos frente a frente, ella se agachó ligeramente y bajó la cabeza, yo instintivamente me puse de puntillas y subí la mía hacia arriba, nuestra diferencia de altura era considerable como ya he contado. Y nos dimos un beso, fue corto, nuestras lenguas llegaron a tocarse durante un instante, pero no fue mucho mas de allí. —Eres increíble Gina, pero tengo que volver con Lucas. —En ese momento se separó de mí, me giñó un ojo y se fue de mi cuarto cerrando la puerta tras de sí, no sin antes lanzarme una miradita con amplia sonrisa.

Me quedé como un minuto ahí de pie sin saber bien como reaccionar. Como he dicho María me parecía atractiva, pero nunca había pensado que algo así fuera a suceder, tan solo éramos amigas, muy buenas amigas. Pero yo no podría quitarme eso de la cabeza de ahora en adelante.

Cuando al fin reaccioné me eché en la cama, tenía mucho calor, tanto por el clima como por lo que había acabado de pasar. Lo primero que hice fue quitarme tanto el sujetador como el tanga. Este saló como había ya vaticinado húmedo por la parte del coñito. No me hizo falta gran cosa, con la humedad y fluidos de mi propio coño lubriqué los dedos y empecé a frotar mi clítoris. Mi otra mano se alternaba entre acariciarme los pezones y bajar abajo a entrar ligeramente en mi cavidad. Tengo un coñito pequeño y con lo labios cerraditos y hacia dentro, me dejo un triangulito pequeño de vello cortito que señala al clítoris que en mi opinión le da un toque muy sexy. Pese a lo cerrado que está normalmente en ese instante estaba bien abierto esperando recibir mis dedos… O una lengua, o algo más grande, que más dará.

Como mucho aguanté unos dos minutos y creo que fue la mejor masturbación de mi vida, un orgasmo super intenso que solo podría haber sido superado por María, si se hubiera quedado a darme placer.

Decidí ya pasar la noche desnuda, estaba con las luces apagadas cuando a lo lejos empecé a escuchar como un movimiento de cama, y lo que parecían gemidos. Seguramente María también cachonda perdida por la situación se estaba desahogando como dios manda con Lucas. Probablemente, me dije, que la cosa no había ido a más obviamente porque ella le debía fidelidad a él. Pero joder que cachonda me había puesto. No pude evitarlo y me masturbé varias veces más durante la noche, mientras los oí follar, yo me masturbé en paralelo a ellos.

El día siguiente llegó y volvimos a repetir en el evento. Decidí ir con unos shorts muy cortos tejanos que casi dejaban entrever el principio de mis nalgas por debajo y un bralette en la parte de arriba. Era un outfit atrevido, especialmente para ir a ese evento donde había muchos chicos desesperados que iba a hacer que captara muchas miradas. Pero me daba igual, mi objetivo era calentar aun mas a mi amiga.

Ya desde buena mañana María no dejaba de hacerme miraditas y aprovechaba la mínima para darme algún abrazo mientras su mano traviesa me tocaba un poco el culo como el que no quiere la cosa, me la pasaba por las caderas, estando sentadas me acariciaba el muslo, cositas. Lucas se mostró aun mas cariñoso conmigo también, pero de manera más controlada, ya que no llegó a meterme mano como si lo había hecho María. Empezaba a darme cuenta de que también le ponía burro a él.

Sin darle mas vueltas a lo que sucedió en la feria llegó la hora de regresar una vez más. El ritual fue parecido, cada uno fue a su habitación. Yo me puse un nuevo conjunto de encaje, esta vez uno con la tanguita aún más pequeña y con bastantes transparencias. Y para rematarlo unas medias largas de encaje con un liguero y sus ligas sujetándolas.

Respiré profundamente y salí así de mi habitación, que daba al comedor. Lucas estaba sentado viendo la tele y María supuse que estaba en su habitación. Eché mi mejor mirada de zorra a Lucas que se me quedó mirando mientras yo crucé despacio el comedor y me metí al baño. Esperé ahí dentro unos cinco minutos, mi plan era simplemente que Lucas me viera. Salí y la luz estaba apagada y no había nadie allí. Pude escuchas voces bajas y vi la línea de luz que salía por debajo de la puerta de su habitación. En ese momento me entristecí un poco. Niña estúpida, ¿Qué creías que iba a pasar? Esto no era una porno. Las cosas no suceden así. Por lo que regresé resignada a mi cuarto. Iba a empezar a quitarme las ligas cuando escuché de nuevo movimiento fuera. Entonces, el milagro que había estado esperando. Alguien llamó a la puerta.

—¿Si?

—Gina cariño, soy María ¿Puedo pasar?

—Sí, claro, adelante —Respondí mientras me levantaba rápidamente y me puse con una mano en la cintura, intentando posar un poco realzando lo mejor de mí.

María abrió la puerta y vi como su mandíbula caía. Pero no fue la única ya que la mía también lo hizo. Estábamos las dos frente a frente, ella esta vez también con su mejor lencería puesta. Solo eso bastó para que el coño se me hiciera agua. Pero esta vez supe aguantar mejor la compostura.

—Vaya, realmente se de una que le dio verdadera envidia mi outfit de ayer

—Y yo de se de otra que solo hace que superarse, ¿quieres que me caiga aquí muerta?

Me acerqué lentamente y la agarré por las caderas, sintiendo su forma

—¿Has venido a darme el beso de buenas noches? ¿O algo más? —En ese instante sin casi tiempo a reaccionar me levanto como si de una pluma me tratara y me lanzo sobre la cama, donde empezó a besarme apasionadamente, primero la boca, luego el cuello, por encima de los pechos. Seguidamente me aprisionó las muñecas por encima de la cabeza sobre la cama.

—¿Qué pasa niñata? ¿Dime que es lo que quieres presentándote así en mi casa? ¿No querrás que te folle salvajemente como castigo por tu atrevimiento?

—He sido muy traviesa, y no puedo pensar en otra cosa ahora mismo —Respondí entre gemidos, la situación había dado la vuelta en un momento, pasé de dominar la situación provocándola a ser ella quien me tenía sumisa total. Y me encantaba, María dominándome me ponía terriblemente caliente.

Pegó un tirón hacia abajo a mi sujetador dejando mis tetitas al aire, acto seguido las apretó entre sus manos y empezó a alternar, chupando un pezón y otro, poniéndomelos bien duros. Yo no podía parar de jadear, de vez en cuando se me escapaba algún “no pares” y “sigue, por favor”.

Entonces plantó su mano en mi entrepierna y enseguida notó toda mi humedad.

—Mira quien está caliente como una perra, ¿te has corrido ya alguna vez?

—Aún no, pero me falta bien poco—solté un jadeo aún mas fuerte en el momento que empezó a frotarme con mas ímpetu sobre el tanga.

—Vamos a ver si sabes tan rico como luces —Bajó hasta poner su cara sobre mi coñito, apartó la tanguita y me besó el triangulito de vello púbico mientras decía; —sexy. —Entonces comenzó a hacerme una comida de coño apoteósica, lamia y frotaba mi clítoris mientras metía sus dedos—Sabes delicioso pequeña —Después de esa frase ya no aguanté mas y tuve mi primer orgasmo. Así seguimos un rato, en el que conté al menos cuatro orgasmos, estaba siendo el mejor polvo de mi vida y solo acababa de empezar. Y así me lo hizo saber.

Me levantó de la cama de un tirón, me quitó del todo la tanga y el sujetador, quedándome solo con el liguero y las medias puestas.

—Ayer he de admitir que me asusté y me quedé con las ganas, se que Lucas le pones perrísimo, me lo ha dicho muchas veces. Tampoco sabía como reaccionarias, pero hoy te has puesto en plan perra ¿eh? Así que vas a venir a nuestra habitación ahora mismo y te vamos a follar entre los dos. ¿Qué me dices? —Todo eso me lo dijo mientras me presionaba contra ella y me miraba desde arriba.

—Me he comportado como perra en celo, es lo que merezco

—¡Vamos! —Gritó mientras me daba la vuelta y me empujaba a su cuarto sujetándome con los brazos por detrás.

Cruzamos el comedor y llegamos hasta su habitación, que tenia la puerta entreabierta. Al entrar ahí estaba Lucas recostado sobre la cama totalmente desnudo y subiendo y bajando la piel de su prepucio sobre la cabeza de su pene. Un pene grande, probablemente de unos 18 cm.

—Hombre Gina, veo que alguien ha sacado su verdadera naturaleza a relucir. Siempre supe que estaba ahí, era cuestión de tiempo.

—He sido una perra muy sucia Lucas

—Ya sabes lo que has de hacer pequeña—Contestó haciendo un gesto con el dedo para que me acercara.

María me soltó de su amarre y me empujó ligeramente sobre la cama, gateé hasta aquel pene, lo agarré con una mano y empecé a masturbarlo. Acto seguido me lo introduje en la boca y comencé a chupar. En esas que noté algo detrás, María estaba de rodillas en el suelo chupándome el ano, el cual poco a poco me iba palpitando y se iba abriendo deseoso de más lengua y saliva.

Yo seguía y seguía chupando, su pene era delicioso y de los mas grandes que había visto en mi vida. A todo esto, María empezó a introducir un dedo por mi culo

—Ohh, —gemí. —María, nunca me ha entrado nada por ahí, por favor—Pero la sensación era agradable, ya con la lengua me lo había dilatado un poco, y ahora con la ayuda de lubricante y haciéndolo con cuidado y paciencia su dedo se fue abriendo paso cada vez mas profundamente en mi culito virgen. La verdad que la sensación fue mas agradable de lo esperado y nada dolora.

—Hoy es el día que vas a ser una perra de verdad, y no ir por ahí solo provocando.

Ya con mi culito mas dilatado sacó un plug anal, no era demasiado grande, pero teniendo que era mi primera vez por detrás era más que suficiente. Lo fue introduciendo lentamente, primero la punta, sacándolo de nuevo un poco, presionando otra vez, hasta que de golpe mi culo como si estuviera hambriento absorbió el plug y quedó puesto en su sitio. Yo podía controlar un poco el movimiento de este, e iba moviendo mis esfínteres de manera que este se movía ligeramente hacia dentro y fuera.

Entonces María me movió y Lucas se levantó. Me colocaron recostada donde antes había estado él. Comenzaron comiéndome un pezón cada uno y luego fueron bajando hasta comerme de manera simultánea el coño. Sus lenguas entrechocaban entre ellas mientras lamian todo mi clítoris y labios. Iban introduciendo dedos en mi coñito, a veces uno, a veces el otro, e incluso a veces los dos a la vez mientras en mi interior sus dedos jugueteaban entre ellos también.

—Permíteme—Le dijo Lucas a María, a la vez que le daba un beso. Ella hizo un gesto de asentimiento. Se levantó y me comenzó a besar mientras Lucas se ponía en posición, y empezó a meterme dos dedos buscando el techo de mi coñito por dentro.

María puso su coño delante de mi cara y empecé a comérmelo. El suyo tenía los labios mas saliditos y lo llevaba totalmente depilado. A mi me salían gemidos de la boca mientras le practicaba el cunnilingus ya que Lucas me estaba haciendo magia allí abajo. De golpe sentí muchas ganas de mear, seguido de un gran orgasmo que se acercaba, empecé a literalmente chillar por esa nueva sensación, y de golpe explotó todo, en un orgasmo muy muy intenso acompañado de un chorro de líquido que mojó toda la cara de Lucas.

—Mírala, mira cómo ha squirteado

—Oh dios mío—grité yo, — no sabía que podía hacer eso.

—Ayy que mona—Dijo María separándose de mi en ese instante— Su primer squirt, Lucas es increíble con sus dedos—Guiñó el ojo.

Lucas se tumbó de nuevo y me invitó a sentarme encima

—Vamos, ahora debes estar ya bien abierta

A pesar de la intensa experiencia ya vivida, eso había que rematarlo como dios manda. Me senté sobre su pene y comencé a cabalgar. Mi coñito admitió todo su pene dentro, y cabalgué con energía. Mientras María situada a mi lado me iba besando, luego mamando las tetas. De vez en cuando me frotaba el clítoris y movía ligeramente el plug anal. Me sentía muy llena allí abajo y el roce en ambas paredes me provocó varios orgasmos increíblemente intensos. Si eso era un sueño no quería que se terminara.

—Ya basta, no seas acaparadora —soltó María mientras me levantaba en sus brazos y me sacaba el pene de Lucas de mi coñito. —Le toca el turno a la esposa —dijo con una sonrisa, aunque realmente no estaban casados. Se puso encima de él y yo me senté en la cara de Lucas. María cabalgo con velocidad mientras Lucas me comía el coñito y yo besaba a María, le tocaba las tetas y la ayudé a correrse frotándole el clítoris.

—Casi no aguanto—Dijo Lucas. Acto seguido María se bajó de cabalgar ese pene. Lucas empezó a masturbarse de manera veloz.

—Ven aquí, niñata. —Dijo María, me acercó a ella, ambas de rodillas, y me comenzó a masturbar velozmente metiéndome los dedos. Yo le devolví el favor y empecé a hacer lo mismo. Ambas estábamos gimiendo muy fuerte, cuando vi que María se corría por ultima vez, eso me excitó aún más, y con la ayuda del plug y la técnica de ella hice mi segundo squirt de la noche pegando grandes alaridos.

—Vamos Lucas, córrete sobre estas perras—Le chilló María a la vez que yo estaba eyaculando.

Al parecer esa visión también fue demasiado para él, ya que se corrió sobre ambas con grandes cantidades de semen. La verdad que yo recibí mas cantidad que mi amiga.

—Eres la invitada, has de limpiar este estropicio, ¡vamos!

Recorrí todo el cuerpo de María comiéndome hasta la ultima gota de semen, y con los dedos recogí el que había por todo mi cuerpo y me lo llevé a la boca también. Aunque he de decir que María me ayudó un poco. Después me besaba y lo pasaba de su boca a la mía, pero pude ver como se quedó un poco para ella que se tragó con gusto. Yo hice lo mismo con mi parte, más abundante por supuesto.

—Eres increíble Gina—Dijo lucas

—Es simplemente, la mejor. Creo que hacia meses que ambos fantaseábamos con pegarte una buena follada. —Río María.

—La verdad que yo nunca os había visto con estos ojos. Pero he de decir que no me arrepiento de nada, sois una pareja fantástica y me habéis dado la mejor follada de mi vida.

—Definitivamente pasas a ser nuestro juguete favorito—dijo María con una gran sonrisa mientras nos guiñaba el ojo a mí y a Lucas.

Nos quedamos dormidos desnudos, yo en el centro. Ya al día siguiente al despertarme noté que había algo entre mis piernas. Era el plug anal, me quedé dormida con el metido toda la noche y en algún momento lo había expulsado. Fue a devolvérselo y me dijeron que lo guardara como recuerdo, y que entrenara mi ano. Que si quería repetir íbamos a jugar más por esa parte.

Nos duchamos, por separado por desgracia, y ya me llevaron a la estación de tren. Quedamos que iban a venir a mi pueblo en poco mas de un mes aprovechando unos festivos y con la promesa de repetir, más y mejor.

Había sido el juguetito sexual de mi pareja de amigos, y me había encantado. Ah y a todo esto, después de la ducha me volví a colocar el plug anal y lo llevé todo el viaje hasta mi casa, la verdad que le cogí bastante el gusto a eso del anal a partir de entonces.

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