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Consintiendo a un voyeur
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Me encuentro recostada en mi cama, apretando con disimulo las mantas debajo de mí, sintiéndome ansiosa. Puedo sentir tu mirada sobre mí, no fue una casualidad que dejara la puerta de mi habitación abierta, mucho menos lo fue el me vieras así, vestida con un short diminuto; de esos que te gustan, apretados a la figura abultada de mi culo.

¿Te gusta? ¿Quieres golpear y amasar mi maldito culo? Porque a medida que escucho como deslizas el elástico de tu bóxer crecen mis ganas de que lo golpes, tan fuerte y tan violento hasta dejarlo rojo y ardiente.

O quizás lo que te pone cachondo es el sostén que uso. Lo adoras, dices que me eleva el pecho de una forma deliciosa. ¿Qué es eso que veo de soslayo? ¿Acaso es ese pedazo de carne que tanto añoras meter entre mis senos? ¿Quieres que lo sobe mientras golpeas con la punta mis morbosos labios?

Giro y te sorprendes al verme despierta, quieres escapar, pero te quedas quieto cuando ves que abro mis piernas. Deslizo con sensualidad mis dedos por sobre mis muslos y los detengo en mi short.

Sabes lo que planeo y vuelves a masajear tu maldito miembro, gracias a la luz de afuera puedo ver cómo gotea… Mierda, quisiera estar en cuatro, con los labios entre abiertos y meneando mi culo; bien mojado tras estarte chupando sin parar tu caliente pene. Quiero recorrerlo desde la base hasta la cabeza, sólo quiero gritarte: ¡Ahógame con ese trozo de carne!

Retiro mis shorts y paso dos dedos por sobre la tela de mi tanga, ¿Te gusta? Es de tu color favorito, la compré pensando en ti. Suspiro sintiendo la presión, mi calzón está mojado, abro aún más las piernas para que lo notes y te empiezas a tocar con más fluidez.

No quiero hacerte esperar. Me quito la tanga y te la lanzo, la tomas y la enrollas en tu falo para seguir masturbándote. Uso mis dedos y los paso por mi abierta vulva… Ahh~, tan mojada y tan ansiosa por tu culpa, juego con mi clítoris para calentarme más. Puedo sentir la intensidad con la que me miras, ¿Acaso te imaginas arrodillado ante mí? ¿Con tu cabeza entre mis piernas y tu inquieta lengua subiendo y bajando? Porque yo sí.

Meto un par de dedos dentro de mí, suspiro y digo tu nombre. Mierda, mis dedos no te hacen justicia, quiero tu maldita virilidad aquí dentro, quiero que me azotes con tu pene, que me sometas y te descargues aquí dentro. ¡Lánzame tu maldito semen a la cara si así lo deseas!

Te calientas escuchando el chapoteo que mis dedos hacen, puedo verte batallar para no culminar, pero ya estás apunto y yo igual.

Yo no dejo de llamarte, quiero que uses mi vagina y no tu mano, pero creo que no pasará más de esto.

Sueltas un gemido mientras te descargas cerca mío. Maldita sea, pudiste haberlo hecho en mi boca, pude haberte chupado hasta dejarte totalmente vacío.

Yo también me vengo gimiendo tu nombre. Sonríes al oírme y te vas cerrando la puerta.

Quizás si soy buena chica esta semana… ¿La próxima vez podrías cogerme cómo a una puta?

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