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Chantajeando a mi madre
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi madre se había levantado pronto de la cama, algo más pronto de lo habitual, yo mientras estaba en el jardín haciendo ejercicio cuando mi madre me pide desde la puerta de casa que entrara un momento, que quería hablar conmigo.

Fuimos los dos al salón, mientras que yo de malas maneras le pregunto “¿qué quieres?”. En ese mismo instante me pide que lo que quiere es que deje de hacer el vago en casa y que ponga un poco de mi parte para ayudar, mientras me decía que ya que no hacía nada que por lo menos hiciera la casa. Entonces mi madre bastante cabreada conmigo, me pide que deje de vacilarla porque ella podía vacilarme a mí cuanto ella quisiera, mientras entraba en el salón la seguí.

Me pidió que me sentara en el sofá, mientras ella se sentaba en una mesa pequeña para hablar cara a cara conmigo, me pregunta que porque tengo ese comportamiento con ella, mientras que yo le respondo que toda la vida he sido así, ella me dice que no era verdad que veía a cualquier chico de mi edad y no era como soy yo, entonces le pregunto qué era lo que quería para mí y me respondió sinceramente que lo que ella quería es que fuera una mejor persona, y que todo el mundo se sintiera orgulloso de tener a un amigo o un hijo como quería que fuera.

Entonces le digo que quería una cosa, ella con una respuesta rotunda me pregunta “¿qué?”. Me sinceré con ella y le dije que lo que quería es verla desnuda, ella acepta aunque no muy convencida, empieza a desatarse la bata, se la quita quedándose en sujetador delante de mí, en ese momento mi sentido sexual se activó al ver el tamaño de las tetas naturales de mi madre.

A continuación le pedí que descruzara las piernas, aunque no estaba conforme con la situación las descruzó gracias a mi persuasión, le dije que si se quitaba el sujetador y así me enseñaba algo sobre la sexualidad femenina poniéndola como excusa, al principio ella me dijo, que lo que había debajo del sujetador eran unos pechos como cualquier mujer, pero yo quería vérselos, podía ver la forma que le hacían y la verdad es que me gustaban mucho, pero que si no estaba conforme con ello yo me iba y no pasaba nada.

Nada más levantarme ella me dijo que no pasaba nada, que me los enseñaría así que me senté de nuevo en el sofá. Al sentarme, me saqué la polla dura del pantalón y me ayudara, ella aceptó sin ningún problema, cogió un cojín y lo puso en el suelo para arrodillarse, se echó lubricante en las manos y acto seguido empezó a hacerme una paja, de repente mi mirada se centró exclusivamente en los pechos de mamá, cuando ella me dice que esto no formaba parte del trato que habíamos hablado previamente.

La verdad es que mamá me frotaba el pene como una mujer experta, se veía que lo había hecho muchas veces. Como regalo para mi madre al terminar esa paja tan maravillosa que ella me estaba haciendo terminé corriéndome en su mano.

Un par de días más tarde, mamá estaba en el baño en bragas y sujetador arreglándose el pelo mientras la observaba, al verme me dijo “¿qué estás haciendo?”, entonces entré en el baño, la verdad es que ese conjunto de bragas y sujetador rojo que llevaba puesto le quedaba bastante bien.

El último día cuando mamá me hizo la paja, me pidió que nada de esto saliera de casa, ni se lo contara a nadie. Entonces le dije que hoy tenía ganas de que mamá me hiciera una mamada, para sorpresa de ella ante esta petición me dijo “¿cómo? ¡no!”. Le pedí que fuéramos a la habitación, yo la seguí, solo había que salir del baño y estaríamos en ella. Al llegar, ella se paró junto a la cama y empecé a tocarle el culo y acto seguido me tumbé en la cama mientras ella me quitaba los pantalones, y poco después se arrodilló para empezar a lamerme la polla, me gustaba como la chupaba.

Más tarde, le pedí que me enseñara las tetas, porque me gustaba cogerlas. Estaba enfadada conmigo, y más si le dices a tu madre que siga con la mamada porque te la está chupando muy bien. Al terminar le empujé la cabeza hacia abajo para que le entrara toda la polla en la boca hasta que inconscientemente me corrí en su boca, tragándose todo el semen que había echado.

Una semana más tarde, mamá estaba en el sofá relajada cuando me acerqué y le toqué el brazo, ella se asustó y al ver que era yo se tranquilizó enseguida, pero entonces le dije que llevaba todo el día cachondo pensando en ella cuando entonces me dice, “lo sé, esta mañana he entrado en el baño mientras te estabas duchando y te he visto bastante duro”. Yo no esperaba que ella me hubiera visto de ese modo, pero estaba equivocado, me había visto.

Es entonces cuando le confieso que me había visto duro porque estaba pensando en ella, al confesarle esto ella sorprendida me dice “¡qué!”, le dije que soñaba con quitarle la bata que llevaba puesta mientras me acercaba para ver que ocultaba debajo de esa blanca bata que llevaba puesta, pero ella no me dejó, al menos de momento, cogí un cojín y lo puse en el suelo para que se arrodillara, y entonces le pedí que me hiciera una mamada como la que me había hecho hace unos días, ella sin palabras me dijo “¿cómo? cariño, esto se nos está yendo de las manos”.

Yo le expliqué que nada de esto saldría de esta casa y que sería nuestro secreto fue entonces cuando aceptó, se quitó la bata dejándola en el sofá mientras observaba las bragas rosas que llevaba puestas, bastante curiosas, mientras también aprovechaba para fijar la mirada en sus bonitas tetas, enseguida mamá se llevó la polla a la boca, mientras me decía "te voy a hacer una mamada que no vas a olvidar jamás".

Al cabo de unos diez minutos le dije que tenía unas ganas tremendas de tener sexo con ella así que se levantó y se quitó las bragas, observando el poquito vello que tenía en el chocho, lentamente se metió la polla por el mismo y empezó a cabalgarme lentamente a medida que cabalgaba más fuerte comenzó a gemir de placer, los gemidos se intensificaban cada vez más y más, la puse contra la mesa del comedor, penetrándola por el chocho. Unos minutos más tarde, mamá se tumbó en el sofá y continué follándola por el chocho, no paraba de gemir, diciéndome "sigue mi amor, no pares cariño" "sigue". Más tarde ella me pidió que la follara a cuatro patas en el sofá y hasta que me corrí en sus tetas.

Al terminar el polvo ella me dijo, “estaba muy confundida contigo”.

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