109% real. Solamente se ha puesto el nombre de Juan al dueño de la lavandería (o lavadero como decimos en Uruguay) y al profesor lo llamaré simplemente con el nombre, o mote, de Profe, o El Profe.
Hace tiempo que Carla, en busca de un veterano que sea una variante, anda con ganas de invitar al dueño del lavadero donde siempre lleva a lavar su lencería y ropa. Obviamente, él, que es el que recibe a los clientes muchas veces ha visto manchas que no dejan lugar a dudas en las prendas que le lleva.
Finalmente, aprovechando que volví de un largo viaje con muchas ganas, y que ella en ese tiempo estuvo solamente con tío, padre, medio hermano y Pedro, el de la estancia, decidimos aprovechar el viaje que emprendió otra vez a Argentina mi esposa con sus amigas.
La idea es aprovechar a fondo esos 15 días libres para realizar un par de fantasías y también una reunión de negocios con el padre y nuestras amigas íntimas.
La cuestión es que Carla había acumulado en este tiempo bastante ropa y decidió hacer el intento.
Entró, le entregó la bolsa de ropa, y él, que siempre intercala algún chiste, le dijo: —Me tengo que poner guantes? – Y… quizás! Pero tengo un problema. Necesito todo para mañana y que me lo entreguen a mediodía pues tengo que prepararme para una reunión social y no puedo venir a retirar…
—No se preocupe! Dejo a alguien a cargo y yo mismo le llevo todo.
Carla pensó “caíste!”, y le agradeció y le dejó la dirección del apartamento, que previamente nos habíamos asegurado con Luis.
En paralelo, durante mi ausencia, un día en el shopping que frecuenta se cruzó con quien que, cuando ella era estudiante de traductorado, era su profesor de cierta asignatura, otro que siempre la miraba y volvía a mirar con evidente interés pero sin pasar ningún límite ni atreverse a nada.
Carla pensó, y pensó bien, que juntarlo con dueño del lavadero llevaría a un interesante encuentro, con dos señores mayores, seguramente faltos de sexo y sobrados de leche.
Conversando en el shopping, café mediante con el ex profesor, le sugirió que quizás sería bueno encontrarse algún día a charlar mas detenidamente de “aquella época”, a lo que él accedió inmediatamente e intercambiaron números de teléfono.
Para simplificar los llamaremos Juan al dueño del lavadero y El Profe, al ex profesor. .
Obviamente ninguno sabía de la existencia del otro y mucho menos sabían lo que les esperaba.
Quedamos que yo llegaría cuando ya estuvieran los invitados.
Llegó primero Juan, preguntando si el encargue llegaba a tiempo, y por supuesto la respuesta fue que si y hubo invitación a que se quedara a comer alguna cosita liviana con Carla. Nada de alcohol, porque Juan debería conducir.
Comenzaron una charla bien humorada y pícara, que de a poco fue subiendo de tono, con el clima sexy ayudado por la vestimenta informalísima de Carla: descalza y con apenas un enterito tipo mameluco, jardinero o carpintero como quieran llamarlo de esos que son muy sueltos, abiertos al costado del torso y con una pechera rectangular, en este caso, dos talles mas de lo correcto ja ja, a cada ratito se veía o vislumbraba algo.
Juan se fue atreviendo a preguntar como llevaba tanta ropa al lavadero, “a veces con signos evidentes de actividad especial”, risas de Carla, y confesión de que “soy así”, y mi pareja, Sergio, es muy liberal… —Ufff dijo Juan, debo confesarte y espero que no te moleste, que una vez me toqué con unas medias tuyas”. -Molestarme? Es un cumplido y lo agradezco!
En eso llegó El Profe, citado un par de días antes a recordar viejos tiempos (no tan viejos) y a comer algo.
Presentación de Juan al Profe, y continuación de charla y picadita.
Según me contó Carla después, ella se inclinaba a cada ocasión y mostraba todo lo posible. Juan ya estaba caliente y el Profe se empezó a excitar. Aprovechó Carla a poner picante a la conversación e hizo notar al Profe que Juan era dueño del lavadero donde lleva su ropa, y que una vez “había incurrido en un desliz”.
—También yo, y otros en la facultad, dijo el profesor… éramos como tres que soñábamos con Carla y otra chica, María, y nos imaginábamos, como diré, pasándoselas por las caras. Eran tan lindas! Pero siempre nos contuvimos!
-Ahhh que degeneraditos! A María nunca mas la vi después de los cursos. Y se imaginaban eso? Tremendo, éramos super serias!
—Y sí, pero bueno, ha llegado el momento de pedir disculpas hasta por lo que no fue!
Desde la cocina, Carla me había avisado que todo estaba en orden, y llegué yo .
-Buenas tardes…
-Hola amor! Te presento al profesor NN. Y a Juan, aunque a Juan ya alguna vez lo has visto.
Nos saludamos y Juan dijo: Debería irme, pues creo que ustedes tienen una reunión, Carla me lo dijo.
-Es con ustedes la reunión, Juan, para conocernos un poco contigo y rememorar cosas con mi profesor.
Fijate Sergio como me han encontrado, impresentable, me doy una duchita rápida y me visto de gente, no así, a medio vestir y tené cuidado Sergio que esta gente me resultaron medio degeneraditos.
Se fue y aproveché a comer algo yo y a charlar de cualquier cosa.
Quince minutos y vuelve Carla de diosa. Duchada, pelo mojado, stilettos negros, medias negras, que yo conozco y son de las de puño elastizado bordado, vestido mini. Plateado elastizado sin breteles.
Se sentó a mi lado y directamente preguntó: Te contaron algo éstos sinvergüenzas degeneraditos de como piensan o pensaron en mí?
-De ti no pueden haber pensado nada malo!
-Te cuento…el señor Juan, se ha tocado con unas medias mías, que había llevado al lavadero. Y el Profe, junto a otros se imaginaba que me pasaban por la cara ya te imaginas qué!
-A ver si entiendo bien, dije. Descalzate y parate entre nosotros. Lo hizo.
Me paré, levanté un poquito el vestido y bajé una de las medias, se la saqué y volvió a calzarse.
Saque mi pija y la frotaba con la media… decís que él hizo eso?
-Sííí, eso me dijo!
-Arrodillate… Lo hizo. Le refregué la pija en la cara. – Y esto es lo que te dijo el profesor que se imaginaban?
-Sí, yo le entendí eso.
Los invitados rojos como tomates no sabían que hacer.
-Sacate la otra media y dásela a Juan, quiero verlo. Y usted Profe, pásele la poronga por la cara!
Mientras Carla se sacaba la segunda media y se la dio a Juan, ellos se miraban atónitos. Finalmente Juan se bajó los pantalones y bóxer y con la media comenzó a pajearse.
El Profe lo siguió y acercó su verga, todavía blanda a la cara de Carla, sin tocarla.
-Qué pasa? Lo soñabas y no te animás? Dijo Carla abandonando el tratamiento de Ud. Al Profe.
Le agarró la pija y comenzó a refregársela por la cara, mientras Juan seguía pajeándose lentamente con la media.
Quise activar la acción y me desnudé. Carla me interpretó y dijo “desnudos o se van” y se puso de pie.
Hay un momento en la vida en el que hay que decidirse, y esta no era una decisión difícil, estando ya de pija parada era obvio que se quedarían.
Lo que siguió, es lo que nos gusta…ella parada en el centro los tipos en bolas y yo la desvisto de a poco, bajando el vestido lentamente. Mientras tanto le voy lamiendo las mejillas frotadas de pija.
Surge un hermoso corpiño blanco, de crochet, que deja escapar los pezones por un orificio en el centro de cada copa, sigo bajando el vestido y, oh sorpresa! Nada de nada, solamente los pelitos.
—Putita atrevida se anima a decir el Profe, y tanto que te respetábamos!
—Divina, fue lo único que dijo Juan.
Tira el vestido y le desprendo el ganchito trasero del corpiño, después de acariciarle unos segundos los pezones que escapaban por los orificios de la copa de crochet. Corpiño sin breteles, simplemente lo dejo caer y queda Carla hermosa, desnuda, solamente sus tacos altos y sus pelitos ja ja.
Los invitados de pija dura.
En un momento ella toma una mano de cada uno de ellos y los pone a acariciarle una teta cada uno mientras va refregando mi pija con su culo.
No contenta con eso, atrae al profesor y comienza a besarlo de lengua. Alterna con Juan, mas besos de lengua.
Caricias, besos y el refregarse en mi pija, duran un rato.
Cuando los tiene desesperados, los aparta, les pide que se arrodillen y, ella en cuatro, les da pequeñas chupadas y lengüetazos a las vergas, mientras yo le refriego la pija en los labios de la concha, ya húmeda, y, por las dudas, le dejo caer mi saliva bien espesa en el culo, previamente se había hecho enemas, por las dudas je je.
Paró de chuparlos un momento y se fue corriendo al dormitorio, y mientras nos decía: No quiero que se acaben en la alfombra!
La seguimos, encantados.
Se puso en cuatro al borde de la cama, y el profe ganó la posición como dirían los relatores de fútbol, colocándose atrás.
Juan se fue al otro lado de la cama para posicionarse que lo pudiera seguir chupando, y yo de costado le acariciaba las tetas y miraba al Profe.
En vez de metérsela, empezó el también a pasársela por los labios de la concha, arriba y abajo, arriba y abajo, haciendo que los labios se fueran abriendo y que su pija comenzara a mojarse con los fluidos de Carla. A veces le frotaba hasta los pelitos, a veces se insinuaba en el culo.
-Metémela! Un poco pidió y un poco ordenó Carla.
Fue decir eso y zás, se la metió de una, a fondo, sin problemas pues no la tiene grande. Y comenzó un bombeo tan frenético como breve. Cuestión de dos minutos y el Profe arqueó la espalda y casi detuvo su ritmo de bombeo dejando escapar un enorme suspiro. Señal inequívoca de eyaculación, sumado al “Que chorro” de Carla.
-Amor, me llenó y chorrea verdad?
-Sí, chorrea, le dije, viendo como el profesor retomaba el bombeo y de pronto la sacaba y se la apoyaba en el culo, pero la verga, cubierta de leche se ablandaba y no entró.
-Después, Profe, dijo Carla, venga que se la limpio y mientras tanto Juan me la pone.
Dicho y hecho, en un momento Juan se la estaba clavando en cucharita, se la metió muy despacio, pero fácilmente dado toda la leche que había en esa concha. Con la verga adentro y Juan dando juego, Carla se prendió a limpiar la verga del profesor, como siempre hasta dejarla reluciente. Y ahí desalojé al Profe del frente de Carla, me acosté frente a ella y empecé a empujar para metérsela. Sin drama ninguno entró y nos encontramos en una doble vaginal, una mas, a Carla. Sentir el roce de las pijas adentro, precipitó la acabada de Juan, que al acabar instintivamente la sacó y se la dio en la boca a limpiar.
Acabé yo también y dediqué unos largos segundos a contemplar como manaba leche de mi Carla, me aguanté para no ponerme a limpiarla, pero recogí leche con los dedos y se los di a chupar.
—Admirable cuan puta resultó mi alumna!
—Y yo entiendo por que me llega tanta ropa al lavadero! Dijo Juan, al tiempo que horrorizado miraba la hora y dijo que debía irse pues nunca dejaba tanto tiempo solo el comercio.
Apenas se lavó y se vistió para irse, lo acompañé desnudo a la puerta y nos despedimos con un: Hasta cualquier momento!
Volví al dormitorio y vi que Carla y el Profe se duchaban. Fui a otro baño a ducharme y los dejé jugar tranquilos. En diez minutos salí en bóxer para estar fresco, sin pudor alguno y me fui al living. Vi que Carla se asomó desnuda y me dijo, ya voy, y el Profe se queda un rato a conversar y quiero proponerle algo.
Enseguida salió él, ya vestido y Carla dijo desde adentro: Me visto y voy!
Nos quedamos conversando, mejor dicho yo oía y él hablaba de la sorpresa que se había llevado y de su infinito goce.
Y aparece Carla…
-Viste amor? Con el apuro de estos señores ni pude concretar lo que siempre me gusta de ponerme de novia en el primer encuentro! Por eso lo hice ahora!
Zapatos blancos, ligas, solamente ligas, sin medias, blancas, muy ajustadas para resaltar aún mas el culo, adornadas con una cinta de seda y moño cada liga.
Una hermosa micro tanga blanca, blanco satinado, mínimo triangulito delante, dejando ver la tira de pelitos, hilo en el culo, que se bifurca al salir de la raya, y va a atarse en cada cadera, con los hilos que vienen del frente.
Como siempre, corpiño nupcial fetiche, blanco inmaculado de apenas media copa, resaltando hermosamente las tetas. Y el toque, a la cabeza, tiara de cristalitos con velo atrás que cae a media espalda.
—Y yo que te esperaba de jean y camisa… para despedirme y dejarlos.
-Simplemente quise que vieras como suelo vestirme en un primer encuentro al que le doy importancia. Te gusta?
—Me encanta, mas bien me enloquece!
-Ademas, quería proponerte algo, pero si se hace que lo hagamos bien.
—Díganme! Estoy seguro ya lo habrán hablado entre ustedes, un rayo de esperanza de repetir le iluminó los ojos.
-Me contaste que en realidad, cuando yo era tu alumna, fantaseabas junto a otros dos profesores conversando acerca de pasarme la pija por la cara. Podrías ubicarlos?
—Claro que sí, aún ejercemos el profesorado los tres.
-Te animas a invitarlos a reunirnos, con sorpresa incluida, diciéndoles que me viste casualmente en el shopping y absolutamente nada mas? No pueden saber que ya hubo sexo. Y claro, si te gustó lo de hoy y quieres hacerlo.
—Que buena idea! Claro que si.
-Pero dejemos pasar al menos 10 o 15 días, te quiero cargado como hoy, como gocé esa acabada! Se sintió como un río tibio que me inundaba!
—Bien, debería irme, tendrán cosas que hacer.
Se paró, y como era de esperar al pararse se vió que estaba nuevamente excitado por el tenor de la conversación y la posibilidad de volver a tener a Carla.
-Profe! No podés irte así, esperá a que se te pase! Dijo Carla avanzando hacia él y tocándole la entrepierna…La tiene durísima Sergio.
-Para mi que debe esperar, o será que no descargó bien…
-Pero si me llenó de leche!
—Vengo de larga abstinencia, problemas conyugales…
-Bueno, esperas un rato a ver si se te pasa. Ni soñar salir así a la calle.
Nos sentamos los tres nuevamente, nosotros frente a él, y comencé a acariciar a Carla, diciéndole: Que hermosa novia! Que bien te queda esta ropita. Y Carla: por favor Sergio! Así no se le va a bajar al profe!
-Y bueno, quizás deba descargar…
-Te parece?
-Estoy seguro, verdad Profe?
—Sí, Sergio, por favor…y ni esperó respuesta y se desvistió nuevamente, mostrando que estaba casi completamente erecto.
-Me parece amor que le falta un poquito aún, hoy no pudo ponerla en la cola.
Le comencé a acariciar las piernas, jugaba con el lazo de adorno de las ligas. Le saqué el corpiño y comencé a lamerle los pezones, que saltaron al toque, erectos. El profe comenzó a acariciar su miembro, suavemente y yo incrementé la apuesta, llevando a Carla bien cerca de él y comencé a acariciar sus pelitos, luego mis dedos se internaron debajo del micro triángulo de la tanga, mientras hice caer mi bóxer y refregué apenas su raya del culo con mi verga.
-Profe, Sergio me está poniendo re caliente, venga, y con sus manos le puso las tetas en bandeja, apretadas, saltonas, y el Profe se abalanzó a chuparlas.
Un rato de chupárselas y estaba la verga como piedra. Yo ya le había sacado la tanga, y él le refregaba la verga en los labios de la concha.
De pronto Carla dio dos pasos y dobló su cuerpo sobre el posa brazos del sofá, ofreciendo toda su intimidad a la vista y a la lengua del profesor.
Se deleitó lamiendo aquella concha en la cual había vuelto a escurrir leche, y siguió hasta lamerle y lamerle el culo, un dedo entró apenas, lo siguió lamiendo y le pasé un pote de gel…untó el orificio generosamente y lo mismo su glande.
—Esta vez no fallo, dijo.
-Adelante! Dije.
Le pasaba la cabeza de la pija por el esfínter, como jugando, hasta que respiró hondo, apoyo la cabeza al culito y empujó. Ésta vez estaba bien dura y comenzó a entrar, un hermoso espectáculo que yo gozaba bien de cerca. Metida a fondo, oyendo los ahhh de Carla, que aunque no es fanática del anal, lo gozó, pero con un pedido especial: No me acabes ahí , dámela en la concha.
Unos bombazos más y la verga salió, con un plop! Característico de los culos apretados.
Una innecesaria pasada de toallita antibacterial, y a metérsela de nuevo sobre una sábana que extendí sobre la alfombra. Nuevamente, igual que con Juan, cucharita de él y doble vaginal, conmigo de frente, besándonos.
El profesor resultó mas morboso que Juan, pues, re excitado acabó primero, que lindo se siente cuando el otro acaba; y se quedó adentro, bombeando junto a mi hasta que acabé y seguimos un poco mas. carla ésta vez deliraba y acabó ella también.
Nos chupó las porongas para escurrirlas bien y la besamos los dos sin drama. Y luego de una sesión de caricias, algo que ha ido incorporando, un beso negro de despedida.
Con el profesor comenzando a pensar en irse, le dijo “dame un ratito los huevos”… y se los comenzó a chupar, yendo rápidamente hacia atrás y dándole una lamida y punteada de película! El profesor terminó retorciéndose de goce.
Nos duchamos los tres, con abundante besuqueo bajo la ducha.
La despedida fue reafirmando el plan para traer a los otros colegas de Profe.
Pero antes, justo hoy domingo toca cumplir un pedido muy especial conjunto del papá, que no es sexo con él.