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Carla: Amante fija de cliente de su padre, papi aprovecha
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Tiempo de lectura: 17 minutos

100 % real. Lo de Carla y el padre, está totalmente estabilizado. Perdonado definitivamente por Carla, que ahora lo disfruta, el padre la coge a mas no poder, y hace todo lo posible por ayudarla en la financiación de este último año de estudios y también a instalar lo que será su bufete compartido con Pía.

En el marco de la sociedad/corresponsalía con el estudio del abogado que hemos llamado Abo, en Bs As, Carla comenzó a viajar cada 30 días mas o menos a visitar a Abo, cuya técnica de coger echando todo el cuerpo sobre ella, le encanta a mi chica.

En la primera ida, en ocasión de un almuerzo de ambos en P.M. Varios “colegas y clientes” pasaron a saludar (sospechosamente todos iban por separado a ese lugar y a esa hora) a Abo. Y era evidente que de paso admiraban un momento a Carla, sin dramas de compromisos, recordemos que Abo es viudo e incluso invitó a su casa a Carla. No nos extrañe que Abo hubiera dado pre aviso a algunos amigos o clientes seleccionados, para que envidiaran y admiraran la chica que l acompañaba.

En ocasión del feriado de 2 de abril en Argentina, con día lunes sandwich que mucha gente se tomó libre y viajaba, un señor, propietario de cadena de franquicias que desea comenzar a expandirse en Uruguay, y cuya asistencia legal lleva el estudio de Abo, vino a Montevideo a contactar el estudio del padre de Carla, lógicamente referido por Abo. Ustedes ya lo saben o al menos lo imaginan, este Sr. era uno de los que pasó por el restaurante de P. Madero, y posteriormente habló con Abo de todo el tema de trabajo y discretamente, preguntó por Carla.

La respuesta de Abo, quien inmediatamente nos llamó para contarnos y asegurarse de que no había actuado mal, fue mas o menos esta:

—Es hija de mi colega de Montevideo, aunque se enteraron hace menos de un año y ella no quiso que la reconociera como hija, mantiene su filiación anterior, muy linda, ya la viste, y tan fogosa y abierta al sexo como linda.

Además, de excelente nivel, a fin de año será colega pues termina sus estudios de Derecho.

—Será accesible?

—En lo atinente a relacionarse y en lo personal, es un encanto, más que accesible… si te pones de acuerdo en lo otro… pero sé que no tendrás problemas, por tu potencial y por lo que te he visto contratar en el hotel XX.

—Son gustos que uno se da!

Con esos antecedentes que Abo nos transmitió, y con la invitación del padre de Carla a almorzar el lunes, todo estaba dado para una linda aventura.

Después de trabajar el lunes de mañana, y antes de la sesión de trabajo del lunes de tarde, se produjo el almuerzo. José, el papá de Carla, encantado, pues el almuerzo le servía de coartada para verse con su hija sin riesgo, ahora que mutuamente se han aceptado (y mucho mas que aceptarse ja ja).

Además, si el argentino, digámosle Manuel, avanzaba, sería excelente para todos, Carla ganaría y disfrutaría de un Sr. nuevo, lo cual siempre le gusta; y José y Abo fidelizarían a un cliente, cliente nuevo para José y ya establecido de tiempo para Abo.

Y así se hizo, Carla llegó un poco tarde pues venía de clases de facultad y debía volver a la tarde.

Pero aun así, con clima agradable y sentados al interno del restaurante, se vino con un vestido muy suelto, sin bra, lo cual era notorio, y con una mínima tanga hilo, que permitía que la tela del vestido se metiera en su raya trasera marcando notoriamente la hermosa forma y firmeza del trasero.

A medida que el almuerzo avanzaba, una pierna de Carla rozó levemente la del invitado, algunas frases pícaras se intercambiaron, y Manuel dejó saber que era una lástima que debiera irse el martes a media mañana, porque le hubiera gustado estar mas tiempo “para que Carla me haga una recorrida de lindos sitios de Montevideo”.

—Pero Manuel, no te preocupes, seguramente volverás para adelantar con el inicio de tus negocios aquí, te acompañaré con gusto, igual que quizás me acompañes en alguna ida mía a Bs As, cuando Abo me invita, y además, podemos tomar algo esta noche, así lo vamos programando, te parece bien?

Parece ser que Manuel abrió los ojos y con alegría dijo:

—Perfecto! Y yo invito todo. Vayamos a tomar algo al mejor lugar y no reparemos en gastos! Además, también yo puedo invitarte a Buenos Aires, y por cierto me gustará hacerlo, no seré menos que Abo! Ja ja ja!

—Que linda invitación. Terminan para las 18?

—Sin dudas, dijo José, te lo libero para esa hora.

—Y no se animan a venir los dos a casa? Estaremos mas cómodos y de paso Manuel ahorra en gastos ja ja.

Al terminar e irse, se apartaron un momento Carla y Manuel, para conversar a solas.

—Eres muy amigo de Abo?

—Muy amigo, y desde siempre es mi asesor legal, sabe de mi potencial y de que no vacilo en gastos para tener lo mejor para mi, siempre. Abo fue quien me dijo que no perdiera la oportunidad de conocerte., y por cierto vine preparado…en todo sentido!

—Ayyy que divino Abo, un gran amigo, uno de esos amigos que siempre quiero ver, obviamente sabes que me invita a Bs As.

—Sí, lo sé, y por cierto, me dijo que le gustaría reunirnos en su casa, expresó Manuel.

—Lo damos por hecho, sí?

—Síí.

—Y hoy quiero nos conozcamos mas…

—Me encantará! Y Abo me dijo que algo así como… (susurro al oído de Carla) sería atractivo para ti.

—Ya lo creo!

Disuelta la reunión y cada cual a lo suyo, Carla asistió a sus clases de la tarde y fue a su casa a prepararse en todo sentido.

Preparó todo para una bebidas, y decidió que si alguien deseaba comida, pedirían, pero no quería que nada interfiriera con sus planes.

Previsión de anal, repaso de depilación y recorte de landing strip, ducha, bata, pelo mojado y a esperar los pocos minutos que faltaban para la llegada de José y el invitado Manuel.

Por cierto, lo del pelo mojado y la bata no fue descuido ni casualidad, era la antesala de algo que habíamos hablado y que ella deseaba repetir, pues le encanta: nada mas y nada menos que el famoso truco del toallón.

Algo que nos permitió debutar en todo el tema de entregar a Carla, con los arquitectos A Y B como protagonistas sorprendidos por ese truco (lo recuerdan queridos lectores?).

Por mi parte yo llamé a José para unirme a ellos, a fin de sumar un poco de morbo y no perderme todo, pero con el compromiso de retirarme temprano, antes de que la acción estuviera a full.

Quedamos de llegar juntos, a la hora exacta, pues debíamos entrar juntos para que Carla nos recibiera “saliendo de la ducha”, por cierto eso lo sabía José, pero no Manuel. Los vi a distancia caminando hacia el edificio donde vive Carla, le avisé que llegábamos y fui a encontrarme con ellos. José me presentó como “pareja de Carla, aunque escapado de su esposa” ja ja.

Llegamos al apartamento y llamamos, concurrió Carla a recibirnos, descalza, pelo mojado, cubierta de cuello a rodillas con un toallón que sostenía con la mano izquierda.

—Perdonen que los reciba así! Me demoré al salir de clase y recién termino de ducharme!

Beso en la mejilla a Manuel, beso con perceptible roce de comisura de labios al padre y beso de lengua, rápido, a mi.

—Que suerte que te sumaste amor! Discúlpenme, me seco el cabello y vengo, mas formal, lo prometo! Sírvanse algo de tomar, demoro diez minutos.

La entrada a la suite de dormitorio y baño es cercana, unos ocho pasos, quizás diez. Retrocedió cuatro o cinco pasos y se dio vuelta y entró a la suite.

Obviamente, al girarse y caminar esos pasos remanentes, quizás en dos segundos, se vio toda su espalda, a full, hermoso culo incluido, había “olvidado” cubrir su trasero con el toallón. Fue un momento, pero que momento.

José carraspeó como aclarando la garganta, Manuel miró y después de mirar, desvió la mirada como disimulando, y yo discreto, dije: “un descuido, disculpen, no quiso ofender”. Pero mis ojos acostumbrado a ver detalles cuando otros miran a Carla, percibieron un cierto crecimiento en la zona del bulto de Manuel .

—Por favor, no es nada, ninguna ofensa, dijo Manuel, confirmando indirectamente que había visto ese hermoso derriére.

Les serví gin tonics, refresco para mi, conversamos de todo un poco, incluso de que hacía relativamente poco tiempo que José se enteró de ser el padre de Carla, de como Carla lleva su vida independientemente, y que a fin de año será abogada, pero ejercerá junto a su socia Pía, casi sin relación de trabajo con su padre.

También quedó claro que Juan, el hijo de José y medio hermano de Carla, sabe todo (y tienen sexo abundante) y que por ahora la esposa de José ignora absolutamente todo, aunque José me sorprendió al confesar que piensa presentarla como hija, hija que al fin y al cabo engendró antes de conocer a su actual mujer.

En eso estábamos cuando apareció Carla, ni que decirles tacos altísimos como siempre en sandalias negras. Medias negras de puño elastizado con bordados turquesa (que no llegaban a verse, cubiertos por el vestido), portaligas turquesa alto, a la cintura y micro tanga turquesa, con hilo dental y triángulo frontal mínimo dejando al descubierto toda la tira de pelitos recortados con total prolijidad. El resto, depilado totalmente, y suavizado con crema perfumada.

Encima, un vestido elastizado, negro tipo tubo, el colmo de la simplicidad.

Al llegar ella a la cercanía de los caballeros, Manuel se levantó y tomó un ramo de rosas rojas que había traído, en el cual introdujo discretamente un sobre.

—Para alegrar la casa, no te mereces menos.

—Es una alegría recibir esto, dijo Carla. Y se retiró a colocar las flores en un florero con agua, y de paso poner el sobre fuera de la vista sin siquiera abrirlo, la confianza debe ser total y mutua. Desde luego al retirarse aprovechó al caminar para lucir su silueta, realzada con los altísimos tacos aguja.

Al regresar, colocó las flores en el centro de la mesita donde estaban las bebidas y dijo, dirigiéndose a Manuel:

—Muchas gracias por todo caballero.

Y no pasó desapercibido un cierto énfasis en la expresión “por todo”.

Al sentarse, un estratégico cruce de piernas, seguramente debe haber permitido a Manuel vislumbrar el tono turquesa de la tanga, nada mas que un instante.

Avanzamos con las bebidas y la conversación avanzaba, intrascendente, hasta que en determinado momento Carla preguntó si alguien quería una segunda ronda de bebidas.

José y Manuel aceptaron, Carla, que dijo que quería mantenerse fresca, atenta y bien lúcida y yo dije que no pues debía conducir al retirarnos, y me ofrecí a llevar al visitante a su hotel y a José a su casa.

Volví con las bebidas, y brindaron a la salud de los que no bebíamos, yo agregué:

—Y no beban mas o comenzarán a ver doble!

—Igual, no estaría mal dijo José.

—Pues a mi me encantaría ver doble lo que ustedes se imaginan dijo Manuel.

Nos reímos José y yo, y Carla, actuando a la perfección como siempre, y luciendo realmente sorprendida dijo:

—Me perdí de algo?

—No te diste cuenta hija?

—De que hablan? No entiendo.

—Lo que pasa amor, es que cuando nos recibiste, al retirarte giraste y… bueno, el toallón no te cubría la espalda. Y parece que a Manuel no le molestaría ver eso doble! Ja ja.

—Ayyy que pícaro! Y no me advirtieron del error.

—Vida, fue solamente un segundo o dos, no te preocupes, pero bebamos en paz, debo irme temprano, no tengo coartada para llegar tarde a casa.

Carla puso su mejor mohín de tristeza, me besó y me dijo que al menos me quedara un poquito mas, cosa que hice gustoso, (todo convenido de antemano).

Esto había desviado la conversación del tema del toallón, y seguimos hablando de otras cosas. Aunque nuevamente, pude percibir al hablar del tema, incremento del bulto de Manuel.

En determinado momento Carla dijo: “saben? No puedo creer que no me avisaran de mi desliz”.

—Seguro nadie se molestó aventuré, ni siquiera tu padre y creo que tampoco Manuel.

—Cero molestia y mucho agrado, aventuró José, somos liberales, verdad?

—Créanme, dijo Manuel, hubo algo que me molestó y es que fueron apenas dos segundos, nada mas!

—Que pícaro Manu! Exclamó Carla.

—Te das cuenta? Parece que deseaba mas.

—Tampoco es para tanto! Habrá visto en Buenos Aires colas mejores!

—Te aseguro que mejores no creo, aunque no pude verte bien ja ja.

—Que opinas Sergio? Y me hizo Carla un guiño pícaro.

—Opino que el Sr. desea ver mas, quedó intrigado. Que opinas José? No te ofende que Carla se deje ver por Manuel unos segundos mas?

—Para nada! Hasta diría que disfrutaré yo también, me encantaría…

Esta frase hizo abrir los ojos a Manuel, lleno de sorpresa, y aún sorprendido atinó a decir:

—Bueno, si es posible, me gustaría; (siguiendo el juego con habilidad, pues bien sabía que había hecho todo lo convenido y necesario para estar con Carla).

—Que divinos! Como me halagan!

Decir eso y pararse fue todo uno. A la expectativa, nos paramos nosotros también.

Ella se alejó un paso para darnos mas visibilidad y nos dijo:

—Así que Manu y mi papi quieren verme de cola?

—Bueno, si es posible…

—No podría negarme después de toda la gentileza que has tenido conmigo. Y dicho esto comenzó su ritual.

—Me ayudás Sergio?

Unos lentos movimientos de trasero de lado a lado mientras permanecía de espaldas a José y Manuel y yo me puse de frente a ella.

Puse mis manos sobre sus caderas y fui levantando el vestido muy lentamente, casi hasta la cintura. Todo el trasero quedó al aire, apenas se veía en la raya el hilo de la mini tanga.

Manuel no pudo contener una expresión no muy elegante pero sí demostrativa de su admiración:

—Que culo! Hermoso culo!

Y Carla: —Le gusta caballero? Le atrae quizás?

Dejé pasar varios segundos y comencé a bajar el vestido cubriéndola de nuevo y dije:

—Me parece amor que Manuel duerme aquí y que tu padre y yo nos vamos ya.

—Mmm, me parece buena idea dijo Carla. Me encantaría ver que tanto te gusto Manuel.

—Mucho! Fue la simple respuesta de él.

Pero José exclamó, un poco exaltado:

—Antes de irme quiero verte desnuda!

—Ayyy papi, como se ha puesto! A lo mejor Manu se ofende si hacemos eso! Manuel, aceptas verme y que me vean antes de irse? No te molesta que me vea mi papá? Tenemos mucha confianza entre nosotros.

—Sí, por que no? Al fin y al cabo luego te quedas conmigo. Tu padre puede verte sin ropas?

—Alguna vez lo ha hecho sí, y mas, je je.

No necesité más indicaciones, ella se giró para estar de frente a ellos y procedí a comenzar a desnudarla, esta vez desde el escote, bajando el vestido. Poco a poco fueron apareciendo los preciosos senos, los pezones duritos y rosados, todo el torso. Al llegar con el vestido a la altura de la cintura, me detuve y acaricié los senos unos segundos, me chupó dos dedos y continué con mi labor, apareció el portaligas, color turquesa, alto a la cintura, y seguí bajando el vestido.

Llegó el momento que aparecieron los primeros pelitos de la franja que se deja, luego la franja a pleno, con un Ahhh de Manuel, luego el mínimo triangulito turquesa de la tanga, que cubría pero transparentaba la mínima rayita de los labios vulvares.

Dejé caer el vestido al suelo y dije:

—Creo que deseaban verte así amor, al tiempo de poner un dedo por debajo de la mínima tanga y meterlo en su conchita, de donde salió húmedo y brillante. Me lo chupé y dije: —Que delicia!

—Yo pedí desnuda! Dijo el padre. Y Manuel, sonriente y complaciente agregó: —Falta la tanga.

Cuidadosamente me incliné, la retiré milímetro a milímetro, haciendo que desearan ver aquella hermosa conchita, y también la dejé caer al suelo, ahora solamente tenía puestos su zapatos, medias y portaligas, haciendo un conjunto impresionante.

—Amor, tu papá y yo nos vamos, deberías saludarlo con una reverencia.

—Tenés razón.

Se giró, abrió las piernas un poco, y de espaldas a ellos, se inclinó doblando la cintura como en una reverencia un poco exagerada.

Lo primero que vieron, fue el hermoso esfínter, digamos que perfecto, totalmente simétrico, todas las estrías iguales, rosado; y mas abajo, fue apareciendo esa hermosa vulva que tantos caballeros hemos disfrutado (llevamos prolijamente la cuenta, 62 caballeros en seis años), sin defectos, absolutamente depilada, los labios apenas entreabiertos y el interior ya brillante y un poquito húmedo.

Volvió de frente a ellos y a mi, que había contemplado la reverencia junto a ellos, y nos dijo:

—Deben irse, cuídense; y nos dio sendos besos de lengua. Pero agregó: — No te escandalices porque bese a papá Manuel, ni porque me vea así, el ha estado en mí, de todas las maneras posibles, y lo disfrutamos, verdad papá?

—Claro que sí hija.

—Eso sí que me sorprende! Deberé invitar también a Sergio y José a Buenos Aires, entonces.

—Papi vení mañana a buscar a Manu, lo quiero toda la noche aquí. Cierra ahora y entras mañana con tu llave, si? Puede que estemos todavía en cama cuando vengas. No te molesta Manuel?

—Para nada, divina.

Y así nos fuimos el padre y yo.

A partir de aquí, el relato lo escribo basado en lo que me transmitió Carla, con lujo de detalles durante varias sesiones de sexo entre nosotros. Salvo un pequeño episodio de llamada telefónica y envío de una foto, que ese lo viví en directo, a poco de salir del apartamento de ella.

Quedaron solos Manuel y Carla, y él dijo:

—Que deliciosa entrega, jugaron un juego muy lindo tu y Sergio.

—Ja ja, fue el mismo juego con el que me entregó por primera vez. Pero pongámonos a gusto! No vale, yo desnudita y tú vestido.

Y ella misma le quitó la camisa, el pantalón, él se quitó los mocasines, y cuando Carla le bajó el bóxer, no pudo contener una exclamación al verle la pija: —Que divina pija amor! Me encantan así!

Lo que tenía a la vista, era pija y bolas de excelentes dimensiones, afeitadas, y para deleite de Carla (nuestros lectores ya conocen su preferencia), el glande estaba totalmente recubierto de piel, que parecía cerrarse en el extremo, y eso, en plena erección.

—Parece una salchicha! Se corre la piel hacia atrás?

—Sí, al meterla o si la trabajas a mano y con lengua, dijo él.

Se lo tengo que mostrar a Sergio! Y se fue a buscar el teléfono, sacó una foto en primer plano, se la mostró a Manuel para que viera que solamente aparecía el miembro, y me la envió.

Yo iba conduciendo y pedí a José que recibiera el mensaje, lo abrió y riéndose me mostró la foto, con el texto de “mirá que tesoro encontré”. Le pedí a José que respondiera “disfruta” y continué con mi recorrido a casa de José y a la propia mía.

Descubierto ese tesoro, Carla quiso aprovecharlo y admirarlo, se alejó un paso, miró a Manuel de arriba a abajo, y le dijo:

—Me gusta lo que veo!

—Y tu a mi me enloqueces, tu cuerpo y tu elegancia, creo que vamos a vernos mucho en el futuro.

—Mmm cuando quieras, aquí o en tu ciudad, sabes bien las condiciones. Te gusta mi idea de quedarte toda la noche?

—Claro que si, y no me molesta darme este tipo de gustos, por suerte puedo y me gustará tenerte.

—Te lo mereces por todo lo que me has dado, las rosas, y lo demás.De verdad te gusto? Y giró mostrándose… Tanto te gusta mi culo? Y el resto? Avanzando hacia él.

—Me gustas toda, y hay detalles que me enloquecen, ese portaligas y las medias, esos pelitos, los voy a comer!

Carla se pegó a él, a besarlo y lamerle las mejillas, lenguas entrelazadas, labios apenas mordisqueados, salivas mezcladas y de pronto ella cayó sobre sus rodillas, y se llevó uno de sus huevos a la boca, lo abarcó con dificultad pero pudo chuparlo y lamerlo, luego el otro, y comenzó a lamer pero no a chupar el pene, para no destaparle el glande.

Se fueron a la cama, y Carla se tiró boca arriba, en el borde de la cama, ofreciendo su deliciosa fruta a la boca de él.

“Sabés Sergio? Es un consumado chupaconchas, que concierto de lengua me hizo. Me pasaba la lengua de abajo hacia arriba, me la metía un poco en la vagina, y después de un rato se fue al clítoris, casi me vuelve loca. Primero lengua , después pequeñas chupadas hasta hinchar el capuchón, y por último, me hizo un masajito y logró dejar a la vista el clítoris en sí, y ahí, a lamerlo de nuevo, me acabé toda! “

“Yo desesperada me lancé a lamerle otro poco el miembro, nos besamos y lo llevé a chuparme las tetas. Hasta que le pedí metémela!”

Parece ser que Manuel dudaba, hasta al fin preguntar si usarían protección, “tengo profilácticos en mi pantalón que quedó en el living”.

—Te parece que quiero privarme de esa hermosa poronga y de lo que me podés regar? Quiero que me llenes… tienes miedo? Lo hago con papá, con Sergio y con Abo tranquilamente, y están sanitos!ja ja.

—Quise preguntarte porque no sabía, quiero llenarte de leche!

Carla, de espaldas en la cama, le dijo:”vení , quiero ver como me entra esa belleza, amo tu pija. Ponémela así, de cabeza tapada.”

Con un movimiento típicamente femenino, se mojó los dedos en la boca y se pasó la saliva en los labios de la concha, aunque la tenía totalmente mojada.

Manuel dirigió su verga, mas parecida a una salchicha al no verse la cabeza, a la raja de amor de Carla, me dijo que la refregó suavemente varias veces y que ella lo tomó del culo y lo atraía hacia ella.

De a poco la fue metiendo, y se sentía fenomenal según ella. De pronto cuando él comenzó el vaivén, ella sintió claramente como la piel se corría hacia atrás del glande, y cada vez la fricción era mayor y la excitación de ellos también.

La eyaculación llegó sin aviso, cálida y abundante, “como corresponde a un señor con buenas bolas” ja ja.

Manu fue capaz aún de seguir entrando y saliendo de ella unos instantes mas hasta que la verga aflojó, y el se tendió al lado de Carla.

Ella, nada perezosa, se tendió a limpiarle la pija, ahora de cabeza descubierta, chupándola gozosamente. Luego se puso a lo largo de él a besarlo,sin que a el le molestara el obvio sabor a semen. Y el visitante pidió: —Por favor, contame como es la historia con tu papá. Me puso muy caliente escuchar que ha estado dentro de ti.

—Y no solamente él, tambien mi medio hermano y un tío, pero temo que te escandalice y me dejes… y yo estoy encantada de como cogimos, y quiero que sigas queriendo estar conmigo.

—Nada de escandalizarme, me encanta todo esto, y si es entre personas mayores de edad, y por su propia voluntad, como puede molestarme? Contame, por favor.

Y comenzó a acariciarla, a besarle las tetas, le acariciaba el culo, la espalda, le mordía las orejas, le acariciaba la conchita.

—Bueno, voy a contarte rápidamente, pero comenzando por la historia de mi tío, que fue el primero de la familia en poseerme, aunque ya Sergio me venía entregando a otros caballeros desde años antes.

Mientras le contaba, a veces se interrumpía para besarlo, lamerle la cara o el pecho, y casi de continuo masturbarle lentamente el miembro semi caído.

De a poco, avanzando en los relatos y ya entrada la noche, Manuel estaba nuevamente en erección.

—Viste que no ha habido nada mas que sexo y buscar mis raíces familiares? Cero interés económico, pero como gozo!

—Me has dejado duro nuevamente, dices que podré verte con tu padre dentro de ti?

—Sin dudas si querés, y ya sabes como convencerme.

Manuel prácticamente fuera de sí de calentura, le pidió que se pusiera en cuatro, y se arrodilló y clavó su cara al culo de Carla, a chuparle todo, esfínter y concha, lengua va lengua viene, “me puso a mil!”.

Él adoptó la posición tradicional y nuevamente la fue penetrando de a poco, hasta meterle todo su pedazo, y que los huevos golpearan contra el cuerpo de ella.

Por supuesto, no se privaba del placer de hacer círculos con su pulgar ensalivado en el esfínter de Carla, seguramente probando si habría receptividad mas tarde.

Y así, llegó a acabar nuevamente, bastante agotado ( es un Sr. de unos 60 años), pero acabando muy buena cantidad.

Nuevamente lado a lado, Carla se pasaba la mano por la concha recuperando el semen que escurría por entre los labios, y se lamía la mano.

Las tetas recibían caricias y chupones de Manuel, hasta que, sin el mas mínimo recuerdo de que no habían cenado, decidieron dormir un rqto.

—Por favor, cuando quieras me despiertas, susurró Carla, no lo olvides, soy toda tuya y te deseo, eres un amor.

Se acurrucaron, con la verga caída de él entre las piernas de ella, y las manos de ella acariciándole la cara mientras se besaban.

Y era previsible, luego de unas pocas horas de sueño, Carla despertó al sentir movimiento entre sus piernas. Nada mas ni nada menos que las manos de Manuel explorando su entrepierna, acariciando sus pelos.

—Hola Manu!

—Hola divina! Perdona si te desperté, tenía ganas de comerte la conchita.

—No te preocupes! Prefiero que me chupes la concha mas que dormir. Chupa tranquilo y yo te acaricio sí? O mejor 69?

—Sí, sí, un lindo 69 al despertar.

Mientras Manuel se dedicó nuevamente a chuparle la concha con entusiasmo, derivando a veces, previsible, hacia el ano; Carla fue chupándole las bolas, acariciándolas, babeándolas, dejando que un poco de saliva corriera hacia el ano de M y jugándole allí con un dedo, sin metérselo pero sin que él protestara.

Al rato, le pidió Carlita a Manuel que se pusiera al borde de la cama, los pies apoyados en la cama, y ella arrodillada en el piso comenzó con una de sus especialidades, el beso negro.

La lengua de Carla iba y venía pasando por el ano, o se detenía a jugar en él, a veces lo salivaba, a veces jugaba con el dedo y luego lo punteaba con la lengua.

A medida que el juego se prolongaba, el invitado se retorcía de placer… —Que divino, puta, que bien lo hacés, dale dale ensalivame mas!

—Me encanta sos una diosa, que me importa la plata! Sí, sí, mas lengua, mas, mas… quiero clavarte, putita…

—Toda tuya amor.

Se trepó a la cama, y volvió a lamer un poco el miembro, ya como piedra, de Manuel.

—En cuatro, bajó la cabeza hasta tocar las sábanas, levantó la cola todo lo posible… ”en el culo por favor, en el culo, y bien ensalivada, quiero sentirla a full”.

—No querés gel?

—Quiero tu verga, tu verga, metémela!

Dijo Carla que Manuel se animó a la pose mas difícil, parado en la cama, dobló las rodillas hasta quedar en posición de entrarle, y no se hizo rogar.

Puso la punta en el esfínter y empujó, quizás un cuarto de verga entró.

—Ayyy gritó Carla. Automáticamente Manuel la sacó.

—No, no, metémela, quiero!

“Sentí clarito como me escupía el culo” y la apoyó de nuevo, y empujó con todo, a fondo, y hasta el fondo le entró, y la recibió con un “ahhh, entró toda”.

Y se derrumbó sobre la cama, con Manuel acostado sobre ella.

De a poco Manu empezó a subir y bajar, cada vez con mas facilidad, hasta que ya el esfínter se adaptó totalmente y el ritmo se tornó frenético.

Ayyy que divino, así, así me gusta, no pares de culearme! (Nunca gocé tanto por el culo, debía ser la falta de gel, me dijo).

Pero Manuel tenía otros planes. Fue bajando el ritmo para no acabar, aprovechó a recuperar su respiración, que estaba alterada, y haciendo que Carla se pusiera de costado, le dijo: “ahora de cucharita, quiero acabarte adentro otra vez.”

—Si como quieras, pero dame leche, me encanta.

De costado sobre su derecha, Carla levantó su pie izquierdo y lo apoyó encima de la rodilla que estaba sobre la cama. Concha y culo disponibles para Manu que estaba tendido detrás de ella.

Sin dificultad, pudo clavar su instrumento de amor en la ranura de Carla, y empezó, según su costumbre, a bombear de a poco incrementando su ritmo gradualmente.

—Me vengo, me vengo,

—Sí, acabame, me encanta como me cogés!

—Ahhh.

—Mmm sí, que delicia, que tibieza!

Tirados en la cama se quedaron, mimos, besos, limpieza oral de la pija de Manuel, Carla recuperaba la leche que se le escurría de la conchi y se lamía la mano.

—En cualquier momento llega mi papi… estás satisfecho de tu chica, de tu puta como me dijiste?

—No podría estar mas contento, aunque me falte leche para otro polvo, no doy mas, no recuerdo otra inversión tan buena! Y lo de putita fue cariñosamente! Sin ofensa!

—Las buenas inversiones se repiten, verdad? Y por favor, puedes decirme todo lo que quieras, me cogés tan lindo, quiero seguir siendo tu putita.

—No lo dudes. Y ya agregaremos juegos…o amigos. Sería posible?

—Totalmente a tus órdenes! No olvides que dentro de poco cogerás o cogerán a toda una abogada! Estoy segura que tienes amigos muy muy… importantes, digamos, y bueno me entendés no? Amigos que sabrán satisfacerme…

—Claro que te entiendo, y antes de irme verás que aumento mi agradecimiento.

Sonido de mensaje telefónico. Carla lo mira y se lo muestra a Manuel “llego en 10 minutos, besos”

—10 minutos? Puedo pedirte que me chupes un poco?

—Encantada!

—Que lástima que deba irme! Me encantaría verte verte con tu padre, para confirmar lo vuestro, que me ha impresionado.

—Si él entiende… quizás veas al menos algo. Veamos si capta la indirecta, hago todo por ti Manu, eres un amor. Arrodíllata de frente a la puerta.

Manuel se arrodilló mas o menos al centro de la cama, y Carla se puso en cuatro a chuparle la pija con el culo de ella hacia la puerta.

En tres minutos oían abrirse la puerta del apartamento y los pasos del padre llegando. Antes de entrar venía haciendo chistes:

—Se despertaron ya?

Y al entrar a la habitación dijo “Uhhh”…

El espectáculo era tremendo, en primer plano el trasero y concha de Carla abiertos, llenos de saliva y restos de semen. Mas adelante, Carla chupaba entusiasmada en miembro erecto de Manuel.

Dejó de chupar y girando la cabeza hacia el padre, dijo:

—Buen día papi, bienvenido, estoy despidiendo a Manuel y me pareció bien recibirte con esta profunda reverencia… si quieres servirte, yo sé que mi nuevo amigo íntimo no se ofende, le he contado todo.

—Sabe todo?

—Todo! Hasta del tío y mi hermano , verdad Manuel?

—Verdad! Y me encantaría confirmarlo.

Ante los ojos atentos de Manu, mientras Carla volvía a chuparla, el padre simplemente se bajó los pantalones y sacó la verga ya dura.

—La vas a coger para mi?

—Ella dijo que querías confirmar que lo hacemos. Y le metió la verga a fondo en la concha.

Carla soltó la verga de Manu un momento y dijo en el culo también papá, con saliva nada mas, que está bien dilatado, pero no acabe, lo quiero en la boca.

Después de un buen tratamiento de concha, José sacó el miembro y dirigió su privilegiado glande (recuerden que es cabezona) al esfínter filial.

Lo ensalivó y lo apoyó en los rayitos de sol que semejaban las estrías del esfínter, flojo por la cogida de Manuel.

Vio la oportunidad, y sin aviso ni demora se apoyó cargando su peso en el miembro que entró hasta los huevos.

Carla me confesó que solamente se quejó y atrajo a Manuel para besarse.

Un minuto de bombeo y José hizo un poco de mete saca mara deleite de Manuel que miraba absorto.

—Que lindo ver como le hacés el culo nada menos que a tu hija! Dijo Manuel

La sacó definitivamente, y ella se dio vuelta.

Tomo la verga de Manuel y lo masturbó hasta que obtuvo las últimas gotas de leche que le quedaban, que dirigió a su boca, y luego fue el turno del padre, que le depositó una serie de chorros en la lengua. Cuando el padre terminó, Carla, pícara, les mostró a ambos su lengua cubierta de leche y con gusto se la tragó.

Recostados descansando, salieron planes de futuro y Carla nombró a Manuel, en vista de sus relaciones, “agente representante plenipotenciario en Bs As, con plenos poderes de negociación” para diversión de todos por la ocurrencia de otorgarle un título tan grandilocuente.

Y también gustó mucho una sugerencia de Manuel:

—Para la próxima intentamos una doble?

—Hecho!

Duchas de rigor, preparativos, y partida de los caballeros a recoger el equipaje de Manuel en su hotel, pues se le hacía la hora de partir. Por supuesto tuvieron Manu y Carla su momento de despedida a solas, con besos y caricias y un:

—Serás mi amante fija dicho por él. —Si me sigues cogiendo así, no lo dudes, esa culeada me fascinó!

Mas besos de despedida de Carla y Manu, una atención adicional “para con la mejor chica que he conocido” y mas horas de sueño para una Carla realmente agotada y cogida como nunca (bueno, salvo la noche en la estancia de Pedro, hace como cuatro años).

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