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Armandito, camioneta, sótano en Plaza Cuernavaca
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Tiempo de lectura: 5 minutos

¡Hola! Soy Alejandra, Alexa para los que ya han leído mis más de 30-35 relatos, soy mexicana de ya 26 añitos y actualmente estudio mi maestría en Contabilidad en Quintana Roo. Soy morenita clara, cabello largo negro, tengo unos senos ahora si ya medianos tirándole a grandes jaja con esta pandemia ya soy gordibuena pero siguen estando duritos en su lugar, acinturada y lo que más me gusta y me chulean son las nalgas y las piernas, modestia aparte, si tengo unas nalgas muy lindas, me veo más culona. No me siento bonita, pero si atractiva, ya que mi 1.75 de altura más unos lindos tacones pues de verdad sobresalgo a donde me paro, además ya regresé al gym ya que me hace falta pero pronto estaré en mi excelente forma y marcadita.

Este relato paso hace unos 8 años, tenía yo mis 18 añitos, estaba en Cuernavaca con mis papas desayunando cuando recibí una llamada de mi Armandito, que aunque ya habíamos tenido nuestros quereres y habíamos cogido un par de veces, aún me gustaba limitarlo pero quería que ya ese margen fuera mínimo, además en ese entonces yo tenía novio.

Había quedado de verse con unos amigos en Plaza Cuernavaca por la tarde, la casa de mis papas esta adelante como a 20-25 minutos todavía pasando Cuernavaca. Alrededor de las cinco de la tarde llegó en su camionetota SRT8 que tenía, negra hermosa que me encantaba. Entré a la camioneta, olía a nueva, yo llevaba un short cortito de esos a la altura de la división de la nalga con la pierna y me puse una blusita holgada cortita, cortita, que dejaba ver el top de mi bikini debajo. El vestía con una bermuda beige de constructor y una playerita azul, ambos en sandalias. Para como me vio salir sin duda no pasé inadvertida para sus ojitos que me miraban con deseo y lujuria, mientras me subí y acomodaba en el asiento notaba como me estaba escaneando de arriba a abajo, y como se detenía en mis tetas claro antes de saludarme con un beso de piquito para empezar sin pena.

Entre nosotros siempre existió cierta tensión sexual que no terminábamos de resolver, mucha broma sexual, mucho tonteo, mucho toqueteo, habíamos cogido un par de veces, pero nada más no nos dejábamos entregar al placer a plenitud. Arrancó el motor y nos dirigimos a la Plaza, me empezó a decir lo guapa y sexy que iba, a mí me encantaba escucharlo decirme cosas lindas. No miraba, admiraba mis piernas y como mi blusita era grande holgada y solo traía el bikini pues me miraba las tetas a plenitud, aprovechaba todos los topes y lugares donde se tenía que detener por completo para chulearme de arriba abajo, mi primer y segundo objetivo los había alcanzado que era gustarme a mí y de paso a él. Mientras el manejaba note como algo crecía dentro de esa bermudas, sin duda ahí se escondía esa buena verga que él tenía. Con descaro le mire el paquete, él notaba que yo se lo estaba viendo. Antes de entrar en la autopista cuando me preguntó entre una pícara sonrisa, que si además de mirar quería tocar. Ni corta ni perezosa, me quité el cinturón de seguridad, me aproximé a él, mientras lo besaba le desabroché la bermuda, le bajé el cierre y metí la mano dentro del bóxer para encontrarme con ese pitote que ya estaba bien durito, su reacción no se hizo esperar y miraba sorprendido mi mano agarrando su verga y rápidamente volvía la mirada a la carretera. Le saqué la verga y los huevos, se la tome firmemente y con el dedo índice masajeé su glande haciendo circulitos por la punta, con mi otra mano acariciaba sus testículos, de la puntita salió una transparente y pegajosa gota de líquido y eso me indico que mi Armandito estaba muy excitado, la aproveché para esparcirla por su cabezota con mi dedo, de la puntita seguían saliendo gotas de excitación y bueno mi tercer objetivo estaba cumplido. Empecé a jalársela, la tenía dura como el acero, pero caliente y suave, seguí masturbándolo con afición a buen ritmo, ver las venas del tronco de su pito hinchadas. Deseaba meterme en la boca toda esa verga descomunal y ya se me notaba que tenía furor uterino. Cuando miré hacia afuera vi que ya habíamos salido de la autopista y nos quedaba poco para llegar a la Plaza, antes de entrar, escondí su verga por miedo a que nos vieran en semejante situación. Entramos al estacionamiento de la Plaza Cuernavaca, bajó casi hasta el sótano y se saltó tres o cuatro sitios para estacionarse, me dijo que no quería que nadie le estacionara al lado, a veces la gente te da portazos, aunque me pareció una medida exagerada lo entendí, me encantaba y me sigue encantando esa camioneta. Estábamos lejos de las escaleras eléctricas y de los elevadores, lejos de todo, había como 4 coches dispersos en todo el sitio.

Abrí la puerta para salir cuando sentí como Armandito me regresa al asiento, lo mire y vi que ya se había bajado nuevamente la bermuda, cuarto objetivo alcanzado, su verga ya estaba semi erecta otra vez y con la punta gelatinosa. En ese momento pensé en masturbarlo rápidamente e irnos, salir de ese apuro, en cualquier momento podía llegar alguien y ver lo que hacíamos. Le agarré con fuerza el pito, él me tomó la mano y me dijo que prefería una mamada, lo vi tan seguro que empecé a darle placer con mi boca, primero la cabezota, le lamí el tronco venoso, esas gotitas le daban un sabor saladito y empecé a mamar. En mi excitación mi bikini ya no estaba en su lugar y mis tetas estaban al aire, él las tomaba con soltura y eso a mí me excitaba aún más, él se puso cómodo reclinando todo el asiento, yo tenía el culo parado dándole una mamada deliciosa. Poseída por la lujuria no dejaba de mamar ese trozo de carne con auténtica pasión y destreza, yo disfrutaba y me estremecía de lo lindo.

De un brinco me pase a los asiento traseros para tener más espacio y estar más cómodos, yo estaba empapada y lo único que quería era tener ese animal grande y venudo dentro de mi frágil y linda panochita, me gire para quitarme el short, y él me sujetó por la cadera, metió un dedo entre mi pubis depiladito y mi tanguita para hacerla a un lado, me tomó por la cadera y me levanto un poco para darme un lengüetazo desde mi rajita hasta mi anito, me revolvía de placer, él pasaba la lengua de arriba a abajo, yo lo que quería era ya su verga dentro de mí, así que se sentó en el sillón y yo me senté sobre de él de frente dejándome caer lentamente en su animal sintiendo como entraba cada centímetro en mi panochita ardiente, quinto objetivo alcanzado, mi bikini ya no tapaba nada y mi blusa me la pase por arriba, me dejé caer por su mástil y mí resbaladiza y lubricada panocha devoró esa verga sin problemas, le puse las tetas en su cara en su pecho, él con sus manos me agarraba el culo de vez en cuando una nalgada y la otra en las tetas.

Empecé a columpiarme mas y mas rico rápido y profundo, necesitaba ya en ese momento saciar mi necesidad de coger, empecé a hacer movimientos circulares con mi pubis con su verga hasta adentro de mí, sin duda le estaba disfrutando tanto como yo, notaba como me mordisqueaba el hombro. Estuvimos unos minutos en esa posición, escuchando coches pasar pero no me importaba si me veían o no. En ese momento Armando me sujeto por la cintura y me empezó a mover cada vez más rápido sobre su falo que estaba durísimo y a punto de convulsionarse, lanzó un gemido y seguidamente dos o tres chorros a presión de semen dentro de mí, yo continué con mis movimientos acelerando y apretando para alcanzar mi orgasmo también, sentí ese recorrido eléctrico por toda mi piel, mi vagina comenzó a convulsionarse sobre él, mi piel se puso chinita y solo alcance a morderle el lóbulo de la oreja y le deje escapar un gemidito de placer, él se vació completamente dentro de mí, tenía la sensación que la temperatura del interior de mi vagina era elevadísima, sexto objetivo alcanzado.

Nos quedamos así por un momento y por mi sexo descendían sobre el todos los líquidos que habíamos generado con tanta pasión. Armando me levanto, me sentó a un lado y acomodo la tanga, yo me acomode el bikini y mi blusa bueno tapaba lo que tenía que tapar jaja me dio mi short diciéndome que no me limpiara que me bajar así yo tenía toda la entrepierna batida de nuestros fluidos, el muy vivo quería limpiarse y le dije que no, que los 2 o mejor sacara los kleenex, así que ambos nos pusimos la ropa sin limpiarnos y nos bajamos a la Plaza como si nada hubiera pasado, nunca encontramos a los amigos, paseamos y nos besábamos como si fuéramos novios, apestábamos a sexo, nosotros solo reíamos, que rico me cogía ese Armandito, algún día le pondré una estatua.

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