Después de esa noche me di cuenta de por qué mi papá era el hombre de la casa. Decidí cambiar la verga de mi hermano por la de mi padre, así que hablé con él la mañana siguiente.
Bajé a la cocina y mis padres estaban desayunando. Y le dije a mi papá: “Papi, ¿puedes venir a la sala tantito?” Fuimos a la sala y le susurré al oído: “Te espero en mi cuarto hoy en la noche.” Mi papá sonrió y me dio un beso en la boca apasionadamente que me hizo mojarme.
Esa noche yo estaba muy emocionada y excitada. Llevaba puesta únicamente una pequeña tanga blanca y unos tacones negros. Mientras esperaba la visita de mi papá a la habitación, comencé a masturbarme metiéndome los dedos y frotando mi clítoris con mucha efusividad. Mientras me metía los dedos no dejaba de pensar en la verga de mi papá penetrándome, entrando en mi vagina y mi culo apretado. Me vine unas cuantas veces y mis fluidos empaparon mis pies y mis tacones, así que me los quité empecé a chupar mis propios dedos de los pies cubiertos de mi venida.
Eran las 2 de la mañana y tocaron la puerta de mi habitación muy despacio. Supe que era mi papá y le dije que pasara. Cuando entró, lo primero que vio fue a su hija en 4 sobre su cama, abriéndose las nalgas con las manos y ofreciéndole el culo: “La necesito aquí papi, métemela toda y rómpeme el culo”. Todavía no había terminado de decirle cuando sentí sus manos apretándome las nalgas. Escupió en su mano y embarró su saliva en mi culo para penetrarme, pero se dio cuenta de que yo ya estaba muy mojada, así que puso su verga gorda entre mis nalgas y empezó a frotarlas con ella. Su pene todavía no estaba completamente erecto, así que utilicé mis habilidades con los pies para ayudarlo.
Comencé a acariciar su verga usando mis dedos, la sujeté entre mis dedos y lo masturbé de arriba hacia abajo. Le acaricié los huevos con los dedos, usé las plantas de mis pies para frotar su verga y poco a poco su verga comenzó a ponerse dura. Entonces me dijo: “Ay hija, no sabía que una mujer podía hacer eso con los pies, lo haces bien rico, me encantan tus patas.” Entonces agarró mis pies y empezó a chuparlos. Podía sentir su lengua pasando en medio de mis dedos y su boca succionándolos uno por uno. Cuando si lengua llegó a mi dedo más pequeño sentí un escalofrío por toda la espalda, y mi vagina empezó a mojarse de una forma muy intensa. Mi cuerpo estaba experimentando una nueva sensación, y le dije a mi papá: “Por favor sígueme chupando ese dedo, ¡No pares!”.
Mi papá me chupó el dedo con mucha intensidad y pasaba su lengua alrededor de él mientras mi vagina se mojaba cada vez más. Hasta que me vine completamente sobre mi papá. Su cara y su pecho quedaron llenos de mis fluidos y mi cuerpo empezó a temblar. Me quedé temblando por unos minutos y me hice bolita en la cama. Mi papá se acercó, se acostó detrás de mí de cucharita y empezó a acariciarme la cara con mucha ternura. Yo le estaba dando la espalda y entonces sentí que su cuerpo se acercó al mío. Pegó su verga a mis nalgas, me apretó del cuello con fuerza, y sin aviso me la metió toda en el culo.
Nuevamente tenía la verga de mi papá penetrándome el ano de forma muy agresiva, pero era muy excitante. Podía sentir su verga abriendo mi apretado culo cada vez que se movía hacia dentro de mí. Me seguía apretando del cuello y en ocasiones se acercaba para besarlo y decirme cosas sucias al oído:
“Paola, eres mi perra. Eres una putita con un culo delicioso, me la pones bien dura hija. Siempre había querido tenerte así y metértela toda. Estás preciosa y nadie más te va a poder satisfacer como yo, tu padre. Vas a soñar con esta verga siempre, y toda mi leche va a ser tuya. Estoy orgulloso de haber tenido una hija con este cuerpo tan voluptuoso, me encantan estás piernotas gordas que tienes, tus caderotas anchas y tu cinturita. Y este culote delicioso, ojalá tu mamá tuviera un culo así, pero ya no la necesito más, ya te tengo a tí hija. Y esos pies enormes y sexis que tienes, amo el sabor de tus dedos en mi boca. Me encantas hija, vas a ser mi puta de ahora en adelante.”
Con cada palabra yo me prendía más, tenía orgasmo tras orgasmo y nuestros cuerpos sudaban sin parar. Entonces mi papá vio mis tacones negros en el suelo y me pidió que me los pusiera. Me los puse y mi papá se recostó boca arriba en la cama, se agarró la verga y me dijo: “Hija, date de sentones sobre mi verga.” Entonces me pare frente a él, hice una sentadilla y dejé que toda su verga entrara en mí. Comencé a subir y bajar con mis tacones puestos mientras su verga entraba en mí. Apoyé mis manos en su pecho y me acercaba a él para besarlo. Después me levanté, me di la vuelta, y me puse de espaldas hacia él. Volví a hacer una sentadilla y nuevamente comencé a darme de sentones sobre la verga de mi papá.
No pasó ni un minuto en esa posición y de pronto me gritó: “Paola tienes unas nalgotas, tu culo está delicioso, me voy a venir.” Su pene estaba adentro de mi vagina y me asusté un poco, y le dije: “Espérate papi, quiero que te vengas en mis pies, por favor.” Entonces me sacó la verga de la vagina, me senté frente a él, extendí mis pies y le dije: “Aquí papi, échamelos aquí, lléname los pies de tus mecos”. Moví mis dedos frente a él hasta que se vino. Todo su esperma cubrió mis pies. Se escurría entre mis dedos y me llevé los pies a la boca para saborear la leche espesa y caliente. Mi papá me dio una nalgada y salió del cuarto sin decir nada más.
Pasaron así varias noches. Mi papá entraba al cuarto, follábamos, lo masturbaba con mis pies, me cogía el culo, la panocha, le mamaba la verga, me escupía en la boca, me daba cachetadas, me nalgueaba, y se venía en mi. Cada noche se venía en una parte diferente de mi cuerpo. La mayoría de veces lo hacía en mis pies, pero otras lo hacía en mis nalgas, en mis piernas, en mi boca, en mi culo, en mi cabello, en mis manos, en mi cara, hasta que finalmente lo dejé venirse en mi vagina. Algo cambió en el cuerpo de mi papá desde que empezamos a coger, porque cada vez producía más y más esperma, y con cada noche mi cuerpo recibía una dosis cada vez más abundante de semen.
Por 6 meses, sin faltar un solo día, me volví adicta al esperma de mi papá.