Después de esa gran rica y deliciosa corrida que Adela había experimentado pasamos a la ducha individualmente. Sabía que esta chica estaba ansiosa de volver a sentir esa sensación de un buen orgasmo, pues no es lo mismo la autosatisfacción que sentir el calor y la voz de otra persona incitándote a llegar a las mieles del placer, y a eso le agregamos el olor y la sensación de ser invadida de una verga. Lo podía ver en su rostro, quería continuar, quería volver a probar esa verga que por varios meses ella solo venía imaginando cuando se masturbaba en su habitación o tomando una ducha.
Adela no me lo dijo directamente, pero en su plática intuía que quería probar todo en el sexo, pues ella me había relatado de cómo me vio follándole el culo a su mamá y creo que eso le elevaba la morbosidad a un nivel muy elevado que solo a esa edad de la juventud se puede manifestar. Salí del baño completamente desnudo y con mi verga flácida y me senté a la par de ella y le pregunté:
-¿Qué te pareció?
-¿Qué quiere que le diga? ¡Me hizo acabar muy rico!
-¿Quieres que sigamos cogiendo más?
-¿Usted que cree? Don Antonio, ¿se la puedo chupar, así como la tiene chiquita? Creo que solo así me caberia completamente en mi boca. ¿Puedo?
Mi verga estaba flácida y pasiva después de una buena descarga y realmente para mí fue deliciosa corrida, pues a mi edad es raro que esa sensación del orgasmo duré mucho o que sean fuertes a como una persona los experimenta a una joven edad. Quizá la ventaja de un hombre de mi edad, es que ya no estamos ansiosos por solo penetrar a una mujer y es más bien que el sexo se vuelve un juego serio en el querer dar el más extenso placer y en todo aquello encontrar mi propia satisfacción que es tener una corrida rica y prolongada. Adela a esta edad de sus dieciocho no podría imaginar que un hombre de mi edad después de esa primera corrida puede taladrar una conchita por varios minutos para volver a alcanzar otro orgasmo. Adela me la comenzó a mamar cuando mi verga estaba flácida, pero a los segundos de chuparla con su boca, esta había tomado grosor y tamaño que ella solo me dio una sonrisa de admiración. Me la tomó con sus dos manos y me preguntaba:
-¿Y todo esto me cabera en mi culito?
-Es cuestión de intentarlo… ¿La quieres sentir en tu culito?
-La verdad que siento miedo, pero también curiosidad de como se siente. Cuando me la metió por en frente al principio me dolió, pero luego se sentía todo eso delicioso. Usted tiene una verga muy grande y me gusta cómo se le mira.
-Por mi encantado de abrirte ese culito, pero antes de abrírtelo tú no sabes que te le voy a hacer.
-¿Qué me le va a hacer? Dígame… ¿dígame que me le piensa hacer?
Creo que, en todo, la comunicación es muy importante y en el sexo no es la excepción. Hablar sucio, decir lo que uno desea o espera es muy importante. Esta chica en toda su plática me indicaba que estaba abierta para todo y de esa manera con esa confianza de lo que ella esperaba me proyectó de cómo darle placer anal. Ella con esa mamada me le había parado nuevamente mientras yo le amasaba las tetas y de vez en cuando le apretaba sus pezones. Le tomaba de las nalgas de una piel más clara de lo ya de clara que ella es, pues la piel que está cubierta de sus pantis. Nalgas que se le miran sólidas y quizá si mi cálculo no me falla, quizá le mida fácilmente sus 100 a 105 centímetros que una verga promedio de 12 a 15 centímetros los envuelve fácilmente con esos poderosos cachetes.
Me fui nuevamente buscado el pezón de sus tetas, pues creo que disfrutó mucho esta acción al principio y ella misma me había dicho que era la primera vez que alguien le mamaba las tetas y que le había parecido rico. Creo que a esta edad todas las partes del cuerpo humano podríamos decir son erógenos. Esta vez me puse a la par de ella acostado de lado y mientras le chupaba una de sus tetas, mis dedos tocaban su vulva que ya se sentía mojada. Le apretaba su pezón con mis labios y le chupaba las tetas mientras mis dedos le sobaban el clítoris y luego se los hundida y esta chica solo jadeaba y arqueaba su espalda. Llegó el momento que mis dedos tomaron agresividad en un movimiento de entre y saca de su panocha y le abarcaba con mi boca todo lo que podía de su teta y comenzó a hacer ese vaivén con fuerza a el portal de un nuevo orgasmo. Yo no paré en esa acción hasta oírla decir: ¡Me vengo… me vengo, me vengo… Dios… ¡Que rico!… ¡Me está haciendo acabar!
Podía sentir como su vagina se contraía del potente orgasmo, como su piel se erizaba y esos jugos salieron abundantes en el segundo orgasmo de la tarde de esta linda chica de nombre Adela. Y mientras ella vivía esa emoción que hasta le tembló el cuerpo yo le preguntaba al oído:
-Adela, ¿me vas a dar tu culito… quieres que te rompa el culito?
-Si… es suyo… cójalo como quiera. Quiero sentir su verga en mi culo.
A los segundos le pedí que se pusiera boca abajo y me fui a la par de ella mientras le besaba el cuello y toda la espalda. Obviamente se excitaba más cuando le besaba los lóbulos y le decía: Quiero chuparte ese culito. – Le abría las nalgas y le ponía mis dedos alrededor del ano mientras le decía esto. Baje a sus nalgas para besarlas y descubría en su espalda y nalgas varios pequeños lunares. Le volví a besar sus entrepiernas y esta vez llegué hasta chuparle cada uno de los pequeños dedos de sus pies y poco a poco subía a conquistar ese monumento de sus nalgas y sentir con mi lengua el sabor de ese culito de solo 18 añitos.
Ella en esa misma posición sintió mi lengua alrededor de su ojete y me dijo: ¡Usted me va a volver loca de tanto placer! -Continué chupando ese culo como que con mi lengua se lo iba a desvirgar, luego después le puse dos almohadas debajo de su abdomen para que sus nalgas se elevaran y de esa manera también chupar a la vez su panochita. Déjenme decirles que esa panocha vibraba y se comprimía del placer y sus jugos vaginales escurrían en su entrepierna y esta chica solo gemía y en cierto momento le di una embestida frenética con mi lengua a ese culo y no pudo más… me dijo así cuando vivía su tercer orgasmo: -Canijo… me está haciendo correr por el culo. – Y Adela daba una especie de chillido de placer. Yo no se lo dejé de chupar hasta que de repente ella se puso a reír.
-¿Qué te pasa? -le pregunté.
-¡No sé! Esa corrida fue muy fuerte y rara… me dieron unos espasmos tan fuertes que luego después me provocaron cosquillas.
-¿Pero te gustó?
-¡Claro… me encantó! Usted don Antonio, si sabe lo que hace.
-¿Quieres que te abra el culo con mi verga?
-A eso he venido… a que me de verga como usted quiera.
Mi verga estaba inflamada de solo escuchar de como esta chica se había corrido. La puse en cuatro a la orilla de la cama y después de haberle pompeado la verga en su panocha por unos minutos y con mis dedos abrir es ojete, estaba listo para hacer esa perforación divina. Le pegaba con mi glande a su culo mientras Adela se abría las nalgas ella misma. Miraba ese ojete rosadito y sin ningún vello, solo con un lunar rojizo cerca de él. Le tiré una escupida y apunté mi arma bien calibrada para la perforación: -¡Ay… ¡ -dijo en un principio. Pero después de decirme que le había dolido y que continuara, seguí empujando mi verga hasta que sentí ese rico anillo que me apretó la punta de mi verga: ¡Ay..! – dijo otra vez. Me pidió que se la sacara pero que se la metiera otra vez. Le daba morbo sentir la invasión y sentir ese dolor era también una ansiedad del placer. Mantuve la punta de mi verga en el culo de Adela por unos segundos y ella misma me pedía que se la metiera más. Y de esa manera, poquito a poquito mi verga entró toda… literalmente toda hasta sentir que mis huevos chocaron con su conchita. Su vientre era reducido, pero ese culo se podía tragar mi verga de 21 centímetros y quizá le hubiesen cabido los huevos si hubiera intentado metérselos. Comencé a taladrarle la colita y le pedí que se masturbara la panochita mientras con una mano le halaba su cabello rubio hacia atrás y con la otra la nalgueaba. No tardó en decirme que le gustaba… que sentía rico tener mi verga adentro de su culo y se lo pompeaba frenéticamente mientras ella se cacheteaba la panocha. Como se oía la combinación de los ruidos en mi cuarto; el chaqueteo de su conchita, el mete y saca de mi verga y mi pelvis pegando en sus nalgas, la cama crujiendo y Adela jadeando. Vi aparecer gotas de sudor en la espada de esta linda chica y como magnificaba su piel erizada. Movía a buen ritmo sus caderas al embate que le daba y no aguantó más y solo me dijo: -Péguele a ese culo, rómpame el culo… que rico, me estoy corriendo, dele, dele que me corro… uff, uff, me vengo.
Se fue de bruces contra la cama y yo me fui por sobre ella taladrando ese culo y con todo ese bullicio de una grandiosa corrida de esta linda chica, me llenó todos los sentidos y mis testículos se fruncieron, al igual que los labios y la boca de esta chica y le inundé ese culo con una potente descarga. Sentía como vibraba ese culo, parecía que me lo chupaba como que con sus labios lo había hecho. Se volvió a reír, como sorprendida de una nueva corrida. Me decía que era la primera vez que se había corrido cinco veces, aunque yo pensaba solo habían sido 4. Cuando nos limpiábamos me contaba que solo una vez se había corrido dos veces masturbándose. Creo que esta chica estaba más que satisfecha con la cogida que le había dado. En esa plática le pregunté:
-¿Qué otra fantasía tienes en mente? ¿Alguna posición que quieras experimentar?
-La de chupar una verga, hoy se me hizo realidad, la de probar una verga adentro de mi por el frente y detrás, hoy también se me cumplió… que me comiera el culo, eso si no me lo esperaba.
-¿Pero te gustó?
-¡Que va! Usted sabe que me fascinó.
-¿Algo que quieras hacer?
-Mire, a mí me gustaría probar el 69 y lo demás, usted me lo va a enseñar.
Tomamos posición para un 69, al principio ella por sobre mi y luego a la inversa. Tuvo su sexto orgasmo de esta manera. Le pedí a Adela a que me mamara los huevos y luego a que me chupara el culo. Me pareció que se sorprendió, pero luego me hizo acabar mientras me chupaba el culo y me masturbaba la verga ella misma. Fue un encuentro de aprendizaje en el ruedo sexual de esta linda mujer. A las 7:30 de la noche, iba bien servida hacia su casa en una cuenta bastante desigual para mí, pero satisfactoria para cualquier mujer. Adela me había ganado con 9 orgasmos que yo le conté, con los 3 que esta linda chica me sacó, pero, aun así, yo siempre me siento el ganador. ¿Hay alguna chica que también me quiera ganar en este juego?