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A mi amiga le gusta duro
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Hola a todos, este es mi primer relato, está basado en hechos reales, en general se referirá a los involucrados con palabras como “amiga”, “amigo”, etc., pero si es necesario llamarlo por un nombre, se usará un nombre ficticio para proteger la privacidad de los involucrados.

En primer lugar, me voy a presentar, soy un chico delgado y algo guapo, me se defender, tengo un pene promedio, de unos 17 cm, pero la experiencia me ayudó a saber usarlo bien. Soy el típico chico que se la pasa estudiando y gracias a ello soy una persona inteligente, he tenido varias novias, pero solamente pasajeras. Por el momento con esta información es suficiente, comenzaré con el relato.

Este suceso tomó lugar en mi último semestre del bachillerato, acababa de cumplir 19 años y estudiaba la carrera de técnico en informática, tenía varias amigas en la escuela con las que me llevaba muy bien, siempre me he llevado mejor con las mujeres, pero había una que me tenía loco desde el primer semestre, la que fue siempre mi mejor amiga, desafortunadamente ella consiguió novio desde que entró y ese novio le duró todo el bachillerato; su novio era también amigo mío, aunque no tan cercano.

Ella era muy simpática y buena onda, lo que más me gustaba de ella (y a todos en general), era su trasero, sus pechos eran muy pequeños, pero su trasero era sin lugar a dudas de los más grandes que he visto, junto con unas piernas deliciosas también, lamentablemente nunca usaba short o vestido, siempre vestía pantalones de mezclilla, lo cual de cualquier forma hacia resaltar esas nalgas ricas.

Cuando eran ocasiones especiales, como exposiciones o juntas, si que iba con vestido, todos la miraban, aunque ella tuviera novio, yo mismo aprovechaba para subir las escaleras antes que ella y lograr ver su cachetero, que hacía que sus nalgas resaltaran aún más, incluso le tomé una que otra foto con las que me masturbaba al llegar a mi casa. Ella era muy suelta conmigo, nos teníamos mucha confianza, al punto de contar nuestras experiencias sexuales.

Cuando ella mencionaba los encuentros que tenía con su novio, no era muy explícita, sin embargo, era suficiente para provocarme una erección y poder imaginar el escenario. Siempre que platicábamos de cosas sexuales nos excitábamos mucho, los dos nos poníamos rojos y sudábamos un poco. Así eran nuestras pláticas durante mucho tiempo, generalmente las teníamos en el camión camino a casa o en alguna plaza un fin de semana.

Todo cambió una ocasión que nos pidieron ir a una obra de teatro; su novio no pudo ir y nuestros demás amigos quedaron en ir otro día, por lo que mi amiga y yo fuimos solos. Cuando nos vimos en la salida del metro me sorprendí, traía una falda y las piernas se le veían brillantes, como con crema, me excité; no era el único que la veía, uno que otro chico e incluso hombres mayores llevaban su mano a su entrepierna e incluso algunos le tomaban fotos sin que se dieran cuenta. En fin, me acerqué a ella y nos saludamos, me dio un beso en la mejilla, tenía un perfume muy rico.

Ella: ¡Hola!, ¿cómo estás?

Yo: Bien, algo cansado porque me desvelé haciendo tarea.

Ella: Sí, me imagino, yo estoy igual. Al menos nos divertiremos un rato. La obra tratará del abuso sexual, puede que haya desnudos.

Me sonrió y yo le devolví la sonrisa, caminamos hacia el lugar donde tomaba lugar la obra, no sin antes aprovechar un par de veces para ver su trasero moverse al caminar. Cuando llegamos vimos que era un lugar mediano, cerrado y oscuro, solamente tenía luces el escenario, nos sentamos y esperamos a que comenzara, platicando cosas triviales como alguna serie o película.

Finalmente comenzó la obra, era cómica, aunque resaltaban temas de actualidad como las violaciones y esas cosas; pasados 10 minutos, salió una actriz que me dejó boquiabierto, tenía un vestido súper ajustado, de tela, tenía unos pechos muy grandes y un trasero igual, tuve una erección al momento. Además de eso la manera en la que se movía me tenía embelesado, sus tetas y sus nalgas rebotaban frecuentemente, yo me tocaba el pene por encima del pantalón, que afortunadamente era un pants, mi amiga se dio cuenta de eso, se acercó a mi oído y me dijo: “apuesto a que desearías cogértela”. Ese comentario me sorprendió, nunca había dicho algo así, aunque también me excitó, le dije que sí y sonreímos.

La obra siguió, no hubo ningún acontecimiento importante hasta la escena final, la cual se ambientaba en una fiesta, los actores y las actrices se cambiaron de vestuario. Cuando salió la chava que mencioné anteriormente, me excité aún más, tenía solamente un top blanco sin brasier, sus pezones resaltaban, el top apenas y alcanzaba a cubrir sus grandes tetas, y tenía un short igual de pequeño, este tenía más descaro, cubrían solamente la mitad de sus nalgas, se me hizo agua la boca. Para terminar, no tenía zapatos ni calcetines (debo mencionar que uno de mis fetiches son los pies), por lo que me excité aún más, no aguantaba la excitación, tanto que decidí meter mi mano en mi pantalón y masturbarme lentamente para que nadie se diera cuenta.

Mi amiga por supuesto se dio cuenta de eso, y lo que hizo a continuación provocó que mi corazón palpitara con fuerza y rapidez, metió su mano en mi pantalón, quitó la mía y ella misa me masturbó, yo estaba en shock, de todas las cosas que podían pasar ese día, esa era la que menos me imaginaba, su mano era muy suave, la movía con delicadeza, por la excitación yo ya estaba sacando mucho líquido preseminal, el cual no tardó en llenar su mano, ya la tenía muy mojada, por lo que la sacó de mi pantalón, me miró a los ojos y pasó su lengua por ella, limpiando todo mi líquido, eso me excitó aún más.

Yo: ¿Qué te pasa?, ¿por qué estas actuando así?

Ella: ¿Qué tiene?, ¿no te gusta?

Yo: Claro que me gusta, pero tú tienes novio y es mi amigo, además tú y yo no tenemos es clase de amistad.

Ella: Lo sé, pero para serte sincera hace mucho que quiero tener sexo contigo, y no es mal momento para empezar.

La música de la obra se hizo más fuerte, lo que nos hizo concentrarnos y callarnos. La escena era impresionante, un chavo estaba manoseando a la chica, incluso le bajó el short y se vieron sus nalgotas, hizo lo mismo con el top, aunque sólo un pecho salió de él, pero ya con todo eso era suficiente para que todos los hombres estuviéramos súper enajenados. Qué envidia le tenía a ese chavo, no estoy de acuerdo con el abuso sexual, pero daría lo que fuera por cogerme a una chava así. La obra siguió y no pasó nada más extraordinario, dieron un sermón de la violencia y el abuso sexual y se despidieron, el público aplaudió y se escucharon algunos chiflidos adulando el cuerpo de la protagonista.

Mi amiga y yo salimos del teatro, los dos íbamos en silencio, yo no tenía ni idea de qué decir, ¿hablaría de la obra?, ¿de la chica?, ¿o tal vez de la paja que me acababa de hacer?; no fue necesario que yo dijera nada, ella fue la que comenzó a hablar.

Ella: Perdón por lo de hace rato, estaba algo enojada de que mi novio no viniera.

Yo: No te preocupes, te entiendo, pero, ¿es verdad que quieres tener sexo conmigo?

Se detuvo, me miró unos segundos y sin previo aviso se lanzó hacia mí, nos dimos un beso muy pervertido, no era un beso de novios, era un beso más morboso, jugábamos con nuestras lenguas, yo lamía alrededor de su boca y ella chupaba la mía como si de un pene se tratase. Estuvimos varios minutos así, cuando nos separamos me dijo con voz entrecortada: “mis papás no están, ¿vienes a mi casa?”. Le dije que sí, por lo que nos dirigimos a su casa.

Cuando subimos al metro yo perdí toda pena, le agarraba su trasero cada que podía, le daba nalgadas o tocaba sus piernas. Nos volvimos a besar. Finalmente llegamos a su casa, abrió la puerta, me tomó de la mano y me dirigió a su cuarto. Nos desnudamos inmediatamente, yo la veía de arriba abajo masturbándome, era una piel tan hermosa, blanca y brillante, unos pies bonitos, pero lo que más me prendió fue ver su trasero desnudo, ese trasero con el que fantaseaba desde que la conocí, al que le dediqué varias pajas.

Nos vimos unos segundos y nos volvimos a besar, esta vez lamiendo nuestra cara, ella me masturbaba y yo a ella, me lamió el cuello, lo mordió, yo respondí de la misma manera. Los dos estábamos muy mojados, le puse una que otra nalgada. Entonces fue que comenzó a hablar.

Ella: Hoy quiero que se te olvide quien soy yo y todo el respeto que me tienes, quiero que me cojas duro, que me uses como si fuera una puta, una puta muy barata, que me cojas con odio, como si me estuvieras violando, quiero que satisfagas todo lo que se te plazca, cualquier parte de mi cuerpo úsala como quieras.

Después de decir esto, simplemente se puso de cuclillas. Yo no podía creer lo que había escuchado, mi mejor amiga pidiéndome eso, teniendo novio, y sin que antes hubiéramos tenido intimidad. ¿Se comportaría de la misma forma con su novio? Deje de pensar y asentí con la cabeza, no podía perder esa oportunidad, una chica de cuclillas enfrente de mí, viéndome como a un amo y completamente dispuesta a que la usase como yo quisiera. El corazón me latía muy rápido, mi pene se puso muy duro y palpitante. Por lo que comencé.

La agarré fuerte del cabello, y le metí una cachetada fuerte, ella sonrío y gimió.

Yo: Escucha muy bien perra, te quería coger desde hace mucho yo también y lo voy a hacer como si este fuera el último día de mi vida. Primero usaré tu boca, si te atreves a meter tus manos te voy a castigar, ¿entendiste?

Ella: Si papi.

Inmediatamente después, dirigí su cabeza hacia mi pene, se lo metí y sentí lo suave de su lengua. Cada vez la metía más adentro, me excitó muchísimo que no diera arcadas, lo recibía como una profesional, eso hizo que lo hiciera más violentamente, usaba su boca para masturbarme, no me importaba que golpeara su cara con mi abdomen, quería que la sintiera hasta adentro, ella estaba sacando mucha saliva, cayó hasta sus piernas. Saqué mi pene de su boca, le escupí en la cara y le di una cachetada.

La acosté en el suelo boca arriba y me senté en su cara, metía su lengua en mi ano en lo que yo la masturbaba y golpeaba su vagina, ella doblaba las piernas y también azotaba mi mano en ellas, comencé a moverme por su cara, haciendo que su lengua tocara desde mi ano hasta mis testículos, quería degradarla al máximo. Me puse de pie e hice que lamiera la planta de mi pie derecho, la pateé, no tan fuerte pero lo suficiente para que le doliera, pise su cara, después pateé su vagina y froté mi pie en ella, en lo que yo tomaba su pierna y lamía yo su pie, primero uno y después el otro, me senté en la cama al lado de ella y le ordené que me masturbara con sus pies.

Ahora llegaba la hora de penetrarla, la puse en la cama boca abajo, con sus pies tocando el suelo, le puse unas buenas nalgadas que comenzaban a pintar su trasero de rojo.

Ella: ¡¡Así papi!! ¡Azótame!

Yo: ¿Te gusta que te traten así verdad puta?

Ella: ¡Sí!, soy tuya papi ¡¡¡por favor cógeme!!!

Yo: ¡Ruégame perra!

Ella: ¡Por favor!, te lo suplico, quiero que me la metas, quiero abrazar tu pene con mi vagina, métemela duro, úsame, quiero que me la metas hasta el cansancio.

Yo obedecí, introduje mi pene en su vagina que estaba ya tan mojada que no necesitó lubricación. Lo metí muy duro, nalgueándola continuamente, jalando su cabello, azotando su cabeza contra la cama, estaba fuera de mí, solo quería cogerla, no pensaba en nada más, le di la vuelta y seguí penetrándola, esta vez metiéndole cachetadas, escupiendo en su cara y haciendo que chupe mis dedos y mi mano. Yo estaba a punto de eyacular por lo que me detuve, saqué mi pene, me acosté en la cama y me montó, su trasero rebotaba de una forma deliciosa, seguí dándole nalgadas, había tanto líquido entre nosotros que sus nalgas ya estaban brillando, se dio la vuelta viéndome y haciendo sentadillas en mi pene, yo la miré y la cacheteé repetidas veces, le ordené que lamiera mi cara, mi cuello e incluso mis axilas, ella lo hizo con desesperación, como si su vida dependiera de ello.

Una vez más estaba a punto de terminar, por lo que la empujé hacia un lado, me senté y me la chupó, con la misma desesperación, desde los testículos hasta el glande, quería venirme de una vez, por lo que la aventé hacia el suelo, le dije que se pusiera de cuclillas y me masturbé enfrente de su cara, escupiéndole y golpeándola, azotando de vez en cuando mi pene en su lengua o su cara. Por fin iba a eyacular, la tomé fuerte del cabello y metí mi verga hasta adentro, lancé mi primer chorro ahí, lo saqué y apunté rápido a sus pies, después a sus tetas y en un movimiento rápido y brusco en el que la volteé, dejé, solté todo lo que quedaba en su trasero.

Algunas gotas de seme cayeron al suelo, por lo que le dije que lo limpiara, ella se agachó y pasó su lengua por el suelo, aproveché para poner mi pie en su cabeza y en un frenesí de excitación, decidí orinar en su cuerpo, la bañé de orina, de pies a cabeza, alcé su cara para orinarla y meter mi pene dentro de su boca para orinar ahí también; ya a punto de terminar oriné en su cabello. Le dije que no se iba a limpiar hasta que ella limpiara el piso, así lo hizo, su lengua pasó por todo el semen y la orina del suelo, para terminar, lamió mi pene, dejándolo impecable y dándole un beso en la cabeza al final.

Ya había pasado nuestra aventura, nos metimos a bañar, nos vestimos y acordamos no hablar de esto con nadie. Antes de irme de su casa le marqué a su novio y le informé que la había dejado en su casa, él me agradeció, al colgar, mi amiga y yo nos reímos, me despedí dándole una nalgada y me fui de ahí.

Si leíste el relato hasta final te agradezco, espero que haya sido de tu agrado, próximamente subiré más acontecimientos de mi vida. Espero que comentes si te gustó y tu opinión sobre él, eso me ayudará a redactar futuros relatos.

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