Este relato es una experiencia real que no podía dejar de ser relatada. Puedes creerla o no, pero mi satisfacción es saber que si pasó y tuve la oportunidad de vivir el morbo de 3 fetiches distintos al mismo tiempo con una persona: piernas, lugar público y golden shower.
Soy Carlos, tengo 25 años, mexicano, 1.70 de estatura, delgado, piel clara y cabello castaño largo.
Una de las partes del cuerpo de los hombres que más me gustan son las piernas, me dan un morbo especial que a algunos resulta extraño. Me encanta que los tipos usen shorts y bermudas ya que para mí son como el equivalente masculino de las mini faldas en las mujeres. Si por mi fuera estaría perfecto que los hombres usaran falda también, pero lamentablemente no es así.
Como dueño de un perro tengo que hacer una serie de paseos diarios por las zonas aledañas a mi domicilio. En una ocasión pasando en frente de unos departamentos, me percaté que un hombre que vivía o trabajaba ahí, como de 30 años (más o menos), alto, delgado, piel clara, cabello corto negro, rostro atractivo… estaba pintando las rejas de su cochera, que son estructuras con cierta separación que te permite ver tanto la cochera como el edificio y a quién esté fuera del mismo. ¿Qué tiene de interesante eso?
Pues resulta que el vecino estaba pintando la parte alta de su reja, montado encima de una escalera, y traía puestos unos shorts negros cortitos (como arribita de medio muslo, medio dedo debajo de su bulto), además de una playera blanca ajustada. Y lo al verlo desde abajo no solamente le veía sus piernas espectaculares, largas, moderadamente peludas y hasta los tobillos ya que no traía calcetines… si no que por su posición y lo corto de su short alcanzaba a verle parte de su trusa blanca, justo cubriendo su bulto.
No pude evitar quedármele viendo, me tuve que pasar rápido no para disimular, sino porque se me paró la verga… así que continué con el paseo a mi perro. Los siguientes dos días el vecino seguía pintando su reja, con distintos shorts menos cortos que el anterior, pero a fin de cuentas shorts. A veces estaba debajo de la escalera, a veces en cuclillas pintando la parte baja y a veces de nuevo arriba. Al cuarto día, salí yo de noche a un Oxxo a comprar alguna cosa irrelevante y me dio curiosidad pasar en frente de esa calle, sin aparente motivo. Él ya estaba terminando de pintar su larga extensión de puerta-reja, de nuevo montado en la escalera. Como era noche y hacía frío, él traía puesta una chamarra, sin embargo para mi fortuna de nueva cuenta traía unos pantalones cortos, ahora de mezclilla.
Me le quedé mirando, él se dio cuenta desde arriba y me dijo: "Ey, ¿Que se te perdió, qué tanto me ves? ¿Eres joto?". Yo me puse nervioso pero al nada más estar él, intenté calmarlo, le dije: "Discúlpame, la verdad es que si soy gay y creo que tienes bonitas piernas. No te quería faltar al respeto".
Al escucharme este hombre cambió su tono agresivo y más tranquilo me dijo: "Bueno, al menos lo admites, está bien". Nos quedamos hablando un rato (no recuerdo de qué), pero hablamos un poco de "cosas sexuales de los gays", yo le acabé confesando que me encantaría chuparle el pene. Me dijo que él no era gay, que ya tenía que terminar el trabajo ese día, pero que tenía muchas ganas de orinar, que si nos podíamos hacer un favor mutuo. Me preguntó directamente: ¿Te puedo mear en la boca? ¿Dentro, o sea, que te la bebas?
Al escuchar esto, se me paró la verga. Le dije que sí, bajó su cierre y se la sacó… una verga muy bonita, rosa, sin venas, y larga estando flácida. Abrí la boca, y me dijo "ahí va". En ese momento no me importaba que pasara nadie, igual ayudaba que era muy noche, de vez en cuando pasaba alguien pero cada vez menos. Vi como salió el primer chorrito de pipi de su verga. Al principio no le atinó, me cayó en mi suéter en todo el pecho, pero ya después sentí las primeras gotas calientes en mi cara, un chorro agresivo en los ojos. Recuerdo como hice mi cabeza hacia atrás sin mover el cuerpo, abrí bien la boca y cayó dentro. La sensación es muy morbosa. Sentí su chorro caliente que me ardía en la garganta y me la pasaba como si fuera agua. Él tenía mucho que orinar, como un 90% me lo tragué. Cuando él terminó, todavía se escurrió jalándose y sacudiéndosela un poco y sentí como sus últimas gotitas saladas cayeron en mi lengua.
El muy bastardo me dijo "ahí tienes putin, para que no te de frío". Yo tenía mi verga parada debajo de mi pantalón, estaba excitado, le pregunté "la puedo probar?" Con la cara me dijo que no, yo le insistí, me hizo rogarle casi. Me dijo: "ok, sólo la puntita y para regresarte el favor, no me la mames"… y fue bajando los escalones de su escalera. Tenía por fin su verga flácida a la altura de mi cara, separados por las rejas de su puerta, se estiró el prepucio y con la punta de mi lengua le froté esa deliciosa área del frenillo y el glande, soltó un gemido y me dijo "ya". Quitó su verga y se dispuso a subirse de nuevo a la punta de la escalera. Yo por último aproveché y le acaricié una de sus piernas, alcancé a tocar tanto muslo como rodilla y sobre todo su pantorrilla. Me dijo: "Ya regrésate a tu casa amigo, tengo que terminar de pintar… no vayan a sospechar en tu casa que andas de joto, bebiendo los orines de otros hombres"
Le dije: "ok, gracias, buenas noches" y me fui para mi casa. Me lavé los dientes, me enjuagué la boca y me la jalé esa noche pensando en lo que había vivido. Brincó el semen de mi verga y me salpiqué el pecho. Ya no he vuelto a ver a ese sujeto, cuando paso por ahí.