En su quincuagésimo aniversario el nuevo y joven compañero de juegos había dispuesto; una forma diferente de celebrar junto a su esclavo tan importante fecha. Deseaba ofrecerle una larga e inolvidable sesión de juegos; con la que deleitarse él. Siendo un mero espectador de los deliciosos y placenteros tormentos; a los que decidiera someter al cumpleañero. Que él mismo y desde hacía algún tiempo había; esmeramente preparado para dicha ocasión. Y así lo fueron revelaron las primeras reacciones en ese cuerpo maduro y bien formado. De proporcionados tamaños, definida anatomía y un hermoso apéndice sexual. Que había sido castrado dos semanas atrás; mediante un pequeño dispositivo plástico que lo amordazaba. Impidiendo su erección o eyaculación.
Desde ese mismo instante y entendiendo que todo era un excitante juego entre los dos. El sujeto fue adoctrinado mediante estímulos o prohibiciones; que lo iban domesticando corpórea y mentalmente. Con el transcurrir de los días; mente y cuerpo sometidos parecen haber alcanzado un limbo. Donde el sujeto goza. Goza mucho con su propia insatisfacción de placer frustrado, la agonía del alivio; y siendo objeto primordial del alivio de otros. De esta manera y poco a poco. El sometido alcanza incontables puntos culminantes; sin derramar una sola gota de su preciada leche. Quedando siempre expresado su punto de máxima excitación. Mediante el destilado lento y prolongado. De amordazadas y espontaneas supuraciones escupidas por su virilidad doblegada; y cautiva. Minuciosamente agolpada a lo largo de los días; y lentamente recolectada en unos huevos bien rasurados. Hoy; rosadamente hinchados y prietos. De toda esa infinita excitación huérfana de alivio, que el esclavo. Desaguo; en forma de espesísimas gotas transparentes y viscosas.