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El hombre: Introducción
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Hacia medio año que su perfil colgaba de esa web. Era un Daddy. Devorador de todo lo que transpirara juventud. Y con exquisita predilección por los cuerpos definidos; y de sexo bien dotados. Era el mismo y predilecto deseo; gestado desde su más tierna y precoz edad. Que con el tiempo. No solo se había mantenido e implementado con otro tipo de predilecciones; si no que se había consolidado. Siendo hoy por hoy; el hilo conductor de la mayoría de sus más húmedas fantasías. Y es que su infinita imaginación; del más mínimo y cotidiano detalle. Podía construir guiones ensamblando imágenes; que dejaban dibujados a trazos. Calientes escenas en su mente.

La media sonrisa que edificaron sus rosados labios; era un contundente y fiel testimonio. De que en ese momento. Su mente estaba imaginando una nueva escena; o rememorando alguna otra hecha realidad. Eran cortos espacios de tiempo; en los que la falacia o el recuerdo eran tan confusamente reales. Que su polla entraba en modo somnoliento; o incluso arriesgaba un poco más.

Y si por casualidad el sujeto. Se había auto impuesto la castración mediante un dispositivo cb. Esa excitación física imposible de exteriorizar por completo; lo iba encendiendo poco a poco. Proporcionándole un placer mucho más agudo. El de excitarse; con la satisfacción de su propia insatisfacción. Y su mutación hacia un estado de voluntaria y deseada sumisión. Donde la obtención de su mayor placer; es a través del placer ajeno.

Originario e infinito deseo que lo acompañaba siempre con diferente guion; pero no en su sentido y objetivo. Sin embargo. Hasta el momento pocos, muy pocos de estos deseos. Formaban parte hoy de su particular museo de recuerdos tangibles. Que en un afán por ampliar la colección, él. Siempre estaba dispuesto a dar un paso más.

Como en esa calurosa tarde de mediados de agosto, solo en casa y añorándole. Anestesiado por ese gran vacío de la ausencia del amigo, amante. Del amado; compañero inseparable y cómplice de todo lo de ellos. El hombre cierra lentamente los parpados; y la imagen de los dos se diluyo precipitándose por una súbita sensación de caída. Después. Un fundido en negro; y su mente empezó el juego.

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