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Elena, madrina por adopción
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Era verano, me llamó por teléfono Elena, la esposa de mi padrino, nos habíamos encontrado de casualidad hacia unos 10 días, ellos tenían una casa de fin de semana a unos 40 Km de la ciudad. Ese día ella me había comentado que tenían un problema eléctrico y yo me había ofrecido para verlo e intentar solucionarlo.

Nosotros no teníamos en realidad casi ningún tipo de relación, no solo con ella sino también con mi padrino. Él era marino mercante y pasaba buena parte del tiempo navegando, ellos tenían una hija adolescente a quien yo no conocía.

Me sorprendió su llamado y casi me disgustó porque me arrepentí de haberme ofrecido, pero bueno no me quedó otra que ir, así que quedamos en ir el jueves, ella pasará a buscarme por casa. Charló un poco con mamá antes de irnos. La idea era terminar el trabajo ese día y volver a la noche.

Creo que en realidad empecé a conocer a Elena ese día. Al salir ella dijo:

E: ¿Sabes manejar?

G: Si

Me pasó la llave del auto y dijo:

E: Bueno entonces maneja vos; a mí no me gusta hacerlo, me pongo muy nerviosa

Era la primera vez que estábamos juntos tanto tiempo, que podíamos charlar y conocernos, a poco de estar juntos me sentí muy a gusto con ella. Mi idea sobre Elena que era una mujer de buena posición económica era la de una mujer caprichosa, engreída, orgullosa y arrogante, sin embargo era humilde, sencilla y divertida. Luego de un poco más de una hora de viaje llegamos a la casa Antes pasamos por una panadería a comprar facturas para el mate y algo para el almuerzo.

A medida que pasaba el tiempo estaba más a gusto con ella y empecé a verla de otra manera.

Elena me duplicaba en edad, ella tenía 38 años media 1,65, cabello castaño, largo y lacio, de piel blanca, cara agradable, cejas finas, ojos marrón claro una sonrisa dulce carita redonda, labios finos con rouge rosa tenue, y una sonrisa dulce ese día tenia puesto una remera blanca, de breteles anchos, collar de cuentas blancas con aros haciendo juego, escote bastante profundo, escote profundo por el que asomaban sus dotados senos, redondos y firmes, ajustada al cuerpo y un jean ajustado, de tiro bajo pegado al cuerpo, que mostraban un cuerpo torneado y una cola muy paradita, sus medidas: 95-70-90.

Luego de tomar mate, me puse a trabajar, el arreglo iba a llevar al menos 2 días, fui a una ferretería a comprar lo necesario para hacer el trabajo, así que entre una cosa y otra empecé a trabajar cerca de las 11 de la mañana, ella me ayudaba y yo por momentos disfrutaba el escote de su blusa que me dejaba ver algo de sus senos y de vez en cuando un pequeño corpiño blanco.

El día era infernal, excesivamente caluroso, eran las 4 de la tarde y el sol mataba, ella volvió de la heladería, así que hicimos un alto, en un momento nos miramos con asombro un trueno impresionante sacudió el ambiente y notamos como todo oscurecía, salimos afuera, un viento muy fuerte cruzaba el ambiente. Salimos corriendo a entrar las cosas que estaban afuera, cuando se largó a llover en forma torrencial, estábamos en el inicio de un tornado, junto con la lluvia comenzó a granizar, entramos a la casa algo mojados.

Ver a Elena así me turbó, su largo pelo mojado se enredaba en el cuello, su remera blanca se le pegaba como una segunda piel transparentando su delicioso cuerpo por el frio y su remera mojada mostraba sus pezones desafiantes, sus brazos mostraban su “piel de gallina” por el cambio climático… la miré y dije:

G: Estas helada

E: Si estoy muerta de frío

Afuera el tiempo era de terror, no se veía casi nada, volaban hojas, se caían ramas. Encendimos la radio, el tornado estaba en su máxima potencia, las calles estaban inundadas, había árboles caídos y las recomendaciones era que la gente evitase salir. En ese momento sonó el celular de Elena, era mi madre que quería saber cómo estábamos y que nos recomendaba no salir… que era una decisión que ya habíamos adoptado, era muy peligroso salir.

Por suerte media casa ya tenía luz, en el living, cocina y baño, encendí la estufa para poder calentarnos, la temperatura había bajado muchísimo habíamos pasado de 40 °C a 15 casi por arte de magia, estábamos empapados y la noche recién comenzaba

Estábamos los dos frente a la estufa, desde mi posición podía ver una buena parte de los senos de Elena y su diminuto corpiño de encaje, sus pezones estaban muy erguidos y eso me turbaba a punto tal que sentí que mi pene comenzaba a erguirse, esa cercanía y esa visión, más la buena relación que entre los dos había surgido ese día, me hizo comprender que Elena me gustaba… me gustaba como mujer, como hembra, me gustaba esa manera de mostrase dulce y sensual.

Traté de evitar esos pensamientos pero fue en vano. A medida que el tiempo pasaba, ese pensamiento se afirmaba, ver a Elena moverse, charlar y bromear conmigo, empecé a pensar que ella me estaba seduciendo. Para colmo de males hubo una pequeña charla que no hizo más que afirmar mis ideas.

E: El día se puso horrible pero me gustó porque me dio la posibilidad de conocerte y me encanta como sus, me encanta tu dulzura… tu ternura.

G: A mí también me gusto que nos conociésemos, siempre pensé que eras engreída, y hoy, me di cuenta que sos maravillosa…

Me cortó la posibilidad de seguir piropeándola de alguna manera y dijo:

E: Bueno, ahora vas a ver que no soy tan maravillosa, algo tenemos que preparar para la cena y ahí te vas a dar cuenta que como cocinera soy un desastre.

Ella fue a la cocina y yo me quedé en el living viendo las noticias sobre el tornado pero no podía dejar de pensar en Elena, en lo mucho que me gustaba, pensaba en sus senos, su cola, en su soledad en esos 5 meses sin marido… sin sexo… en poder ser yo él que calmase sus deseos sexuales… y la asemejaba con el tornado de hoy y la imaginaba violentamente deseosa, seductora, y yo saboreando su cuerpo y cumpliendo todos sus deseo y saciando cada uno de ellos… Mis pensamiento abruptamente se cortaron ella me llamó y fui a la cocina

E- Bueno, el menú del día es… bife con ensalada y postre de chocolate, es todo lo que hay… decime cuando querés cenar.

G- Todavía es temprano…

E- Para mí también, vamos a ver algo de tele

No asomamos por la ventana, afuera llovía sin parar

Elena, pasó por el baño, sus senos se movían de otra manera, más libres, indudablemente ya no llevaba corpiño sus pezones se marcaban en su remera insinuándose más imponentes, se sentó a mi lado, sentir su piel en mi brazo me estremeció, mi sangre hervía, mi corazón latía más aceleradamente, ella se levantó tomo un cubre cama y dije:

E- Si todavía no puedo entrar en calor

Nos tapamos, Elena recostó su cabeza en mi hombro, sentí su piel fría y la abrase, la situación era extraña, afuera se sentía el viento y la lluvia, mi mente fantaseaba, mi deseo por Elena se agigantaba a pasos acelerados, si algo me frenaba era pensar en qué pasaría si Elena no sentía lo mismo que yo… en ese momento ella se acurruco más, su cabeza se recostó en mi hombro, y yo la apreté más, ella me miró a los ojos con mucha dulzura.

Segundos después, Elena se acercó a mí cara me dio un tierno beso en los labios, fue un piquito dulce y tierno… y dijo:

E- Te quiero, te deseo… quiero ser tuya, necesito sentirme una mujer plena

Volvió a buscar mi boca, y su lengua entró en la mía, avasallante y deseosa, nuestras lenguas se unieron en un beso apasionado, disfrutando de ese dulce momento, al mismo tiempo su mano comenzó a deslizarse sobre mi pantalón sintiendo mi pene erguido. En forma frenética, bajo mis pantalones y mi slip, mi pene estaba completamente erguido, lo acarició desde la punta a la base, deslizando sus dedos por mi cabeza rosada y deseosa por ser absorbida por su boca.

E- Ay mi amor, que suave y hermosa…

G- Es toda tuya, todas las veces que quieras

E- Mi amor, vamos a hacer muchas cosas juntos

Se arrodillo en el piso, tomó su remera y la retiro de su cuerpo

El tamaño de sus senos se veían impresionantes, firmes redondos, sus pezones rosados totalmente erguidos, deslizó sus senos sobre mis piernas, mi cuerpo se estremeció, sentí estremecer de placer, su boca fue en busca de mi pene, sus manos volvieron a acariciarlo totalmente erguido, en mis piernas podía sentir la dureza de sus pezones rozándome, luego su boca besó el tronco de mi pene varias veces, para ir en busca de la tan ansiada presa y entonces lamió un par de veces la cabeza de mi pene y ahí empecé a sentir una vibración y una sensación que nunca nadie antes había logrado en situaciones similares, me estremecía como nunca la suavidad de su succión, podía sentir sus labios sedientos deslizándose por él, lo hacía muy suave, mi pene era recorrido por su boca introduciéndose dentro de ella.

Sus labios saboreaban cada milímetro que se introducía en su boca, así durante varios minutos, hasta que no soporté más mi pene eyaculó inundando de semen su boca, y lo que siguió fue espectacular, mientras yo eyaculaba sus labios jugueteaban con la punta de mi pene, haciendo que el semen corriese por él, entonces mi pene era vuelto a ser absorbido por su boca en una succión inolvidable, Elena parecía querer prolongar ese momento al máximo ella dejaba que el semen corriese por mi pene para volver a absorberlo y por momentos sus dedos con semen se introducían en su boca no dejando que nada de mi semen se desperdiciase continuó succionando y deslizando sus labios por él mientras mis manos acariciaban su cabello y su boca bebió todo lo que le di, hasta dejarlo completamente limpio

E- Mi amor esto es hermoso, me encanta que todavía este durito para mí

G- Por vos va a estar duro todas las veces que quieras

E- Si lo quiero toda la noche así… te amo

Elena retiro de su cuerpo su pantalón y su pequeña tanga blanca, al verla creí estar soñando, su cuerpo era de ensueño, suave, terso dispuesta a entregármelo cada vez que lo solicitase, ella anhelaba coger recuperar esos 5 meses de abandono y retiró de mi cuerpo la remera que era el último vestigio de ropa en mi cuerpo.

Nos acostamos en el piso, sobre la alfombra a 2 metros de la estufa, su cuerpo ardía de pasión y deseaba ser satisfecha. Se sentó sobre mí con mi cuerpo entre sus piernas. Tomó mis manos para llevarlas a sus tetas, eran suaves y duras sus pezones estaban erguidos al máximo, las caricias de mis manos la hacían estremecer de deseo. Me senté sobre la alfombra y rodee con mis manos su cuerpo, ella seguía sentada sobre mí, con besos dulces y tiernos empecé a besar sus senos, ella en medio de sui gemidos dijo:

E- Mi amor… mi vida… mi cielo… me encantan tus besos y tu lengua jugando con mis senos… me vas a hacer acabar

G- Hacelo bebé… me encantaría que lo hagas

Elena se sentía en otro mundo, le encantaba ser tratada con dulzura, aferré firmemente su cuerpo, mi boca se apoderó de uno de sus senos succionó su pezón, lo besó, lo lamió y su cuerpo estalló en un avasallador orgasmo, mientras su concha se refregaba en mi cuerpo nuestras bocas y lenguas se unieron en un interminable beso. Seguimos besándonos, su cuerpo había reestablecido la calma.

Al rato Elena, empezó a frotar su pelvis contra mi erguido pene. Mis manos seguían aferrando su cintura, gozaba sintiéndola así, se levantó un poco, tomó mi pene y lo colocó a la entrada de su vagina ya en posición, ella fue bajando y mi pene empezó a adueñarse de ella, sus gemidos y su respiración era entrecortada, mi pene estaba duro, caliente y deseoso. La sensación de poseer a Elena, una mujer a la hacía un par de horas no deseaba, me producía una intensa excitación.

Sentí que Elena me cabalgaba con amor, con sensual erotismo y plena entrega, yo deliraba de placer, su vagina se humedecía cada vez más, volvimos a besarnos mientras ella me seguía cabalgando dijo:

E- Mi amor nunca voy a olvidar este momento… te deseo tanto… sos maravilloso… sos lo mejor que me pasó en la vida.

Nuestras bocas se comían mutuamente, en el frenesí del momento, ella dijo:

E- No puedo esperar más… voy a acabar… hagámoslo juntos

Nuestros cuerpos estallaron al mismo tiempo, nuestras bocas se unieron en un profundo y enloquecedor beso al mismo tiempo que los dos nos agitábamos en un mutuo orgasmo de placer intenso gritando y gimiendo mientras su cuerpo se llenaba de mi cálido y deseoso semen, éramos amantes desenfrenados entregados al amor, al placer y al deseo.

Llegada la calma después de varios minutos, cambiamos de posición ahora era ella la que estaba debajo mío. Abrió sus piernas y mi pene entró dominante en su vagina rosada y deseosa. Mi pene llegó a fondo, boca gimió de placer, se la veía feliz, sus piernas rodearon mi cintura, su lengua por momentos se apoderaba de mi oído, lamiéndolo. Ella me hacía alucinar de placer, el placer y el amor reinaba en ese recinto, nos cogíamos con desesperación, ya estábamos locos, entonces ella dijo:

E- Si Gabi… sí…, me volves loca… dámelo todo… dale toda la lechita a la madrina… quiero sentir tu semen recorriendo… mis entrañas, lo deseo tanto.

Y su pedido fue una orden… volvimos a explotar juntos en un intenso huracán de pasión incontrolada, nuestros cuerpos se abrazaban, se besaban, se mordisqueaban, en un eterno placer de sexo carnal.

Cuando la quietud por algunos instantes invadió el ambiente Elena y yo nos unimos en arrumacos y besos. Pero Elena era un volcán, necesitada de sexo, que deseaba ser aplacada y yo estaba dispuesta a complacerla, poco a poco ella volvió a provocarme, nos pusimos de pie, ella tomo con sus manos mi cuello, las mías por su cintura, tomando sus nalgas y nos encendimos en calientes besos de lengua, mientras refregaba su concha sobre mi pene volviéndolo a excitar, su boca besaba mis orejas al rato nuestros cuerpos volvieron a desearse y dijo:

E- Ay… Gabi… mi amor… deseo más… quiero volver a coger con vos… te deseo tanto… nunca pensé que esto me podría pasar… te amo tanto

G- Yo también te amo, sos maravillosa y pienso complacer todos tus deseos.

Volvimos a acostarnos sobre la alfombra, al rato ella estaba debajo, mi pene sobre su cola empezó a endurecerse nuevamente, fui besando y chuponeando su espalda, bajando por ella en dirección a su cola, y al llegar a ella, besé sus glúteos, en ese instante su boca dio un intenso gemido de placer, mi lengua se deslizo entre ellos hasta llegar a su ano, y deslicé mi lengua lamiéndolo muy delicada y dulcemente, tratándolo como si fuera una preciada joya.

E- Mi amor me volves loca…

G- Tu cola me vuelve loco, es hermosa… es perfecta, ¿alguna vez va a ser mía?

E- Por supuesto que va a ser tuya, todas las veces que quieras, pero hoy deseo volver a sentir tu pene en mi vagina, hace meses que está abandonada, y ahora lo que más deseo es que vos la visites y te quedes a vivir en ella

Elena se puso en cuatro patas y dijo:

E- Cogeme de vuelta amor, quiero ser tuya otra vez, no me hagas esperar más…

Y la monté por detrás. Me arrodillé y mi pene entró en su ardiente y sedienta vagina, ella tomó mi pene y lo acomodó en la entrada diciendo:

E- Ahora si mi vida, dámela toda, haceme de nuevo tu mujer

En ese momento me sentí dueño de ella, la tomé de la cintura, y empecé a cogerla con fuerza ella gritaba de placer, esa posición la volvía loca, le encantaba coger así , sentirse dominada y que yo la satisficiese y sentir como mi pene se adueñaba de ella, llegando hasta el fondo de su cavidad. Su cuerpo temblaba y se estremecía deliraba de deseo y placer. Gritaba y pedía más como si fuera a morir.

No pensamos en otra cosa más que el placer mutuo que nos estábamos brindando Elena gemía y suplicaba que la siguiese cogiendo. En ese momento ella se sentía colmado su cuerpo me había entregado dos orgasmos.

Los gemidos inundaban la habitación, sentí mi pene que pronto estallaría y ella dijo casi en tono de suplica

E- Acabame, Gabi, acabame… por favor… quiero sentirte dentro mío… quiero tu semen recorriendo mis entrañas dámelo todo, quiero dentro mío hasta la última gota

Y no pude aguantar más. El orgasmo fue indescriptible. Mi semen inundó su vagina Elena apretaba con su vagina mi pene exprimiéndolo. Ambos caímos sobre la alfombra en medio de intensos espasmos de placer. Hasta que su vagina absorbió todo el semen.

Nuestras bocas volvieron a buscarse. Nuestros cuerpos unidos. Nos levantamos para cenar y dijo:

E- ¿Vamos a cenar, mi amor?

G- Si mi cielo, nos espera una larga noche.

Y la noche fue por demás intensa, Elena era insaciable y yo estaba dispuesto a satisfacer todos y cada uno de su deseos. Ese fue el comienzo, de algo que duró un par de años, cuando nos necesitábamos, corríamos presurosos a nuestro nidito de amor.

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