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Gemidos en la ducha
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Tiempo de lectura: 4 minutos

“Bueno, creo que mejor me voy a bañar”

Son tus palabras al retirarte lentamente de mis caricias y mis labios, aquellos que hace un instante te hicieron respirar profundamente. Mis manos que recorrían tu piel semi desnuda y erizaba tu piel al morder los labios de tu boca. Sin más que hacer te dejo ir a la ducha pero, ¿Cómo quedarme así después que me haz encendido totalmente?

Pienso eso dando vueltas de un lado a otro, desesperado por querer ir sobre ti y me armo de valor para seguirte hasta la ducha. Abro la puerta y sigilosamente me paro frente al cancel transparente de nuestro baño. Te observo de espaldas mientras el agua recorre tu cuerpo desde tu pelo hasta tus pies. Noto cada gota de la misma ir resbalando poro a poco por cada poro de ti. Es algo excitante observarte a detalle, mirar cada curva de tu cuerpo, detenerme en ciertas zonas y morderme los labios por mirar tan esplendida visualización.

Tus manos comienzan a enjabonar con delicadeza tu cuerpo, el escalofrío comienza a invadir mi piel, mirando a detalle cada movimiento sin siquiera parpadear en lo absoluto. Bajo mi short comienza a sentirse aquella sensación que provoca el observarte. Es inevitable para mí no sentirlo, puesto que te deseo como no tienes una idea alguna.

Continuas enjabonando tu cuerpo, el agua sigue cayendo sobre ti y mis ojos no dejan de observarte, la excitación me invade y se hace muy notorio ya. Inesperadamente giras y me observas, te quedas inmóvil al mirarme al otro lado del cristal. Sigo mudo sin decir una sola palabra mientras notas como mis ojos te recorren a detalle de arriba abajo. Puedo sentir como mi excitación incremente totalmente haciendo que tus ojos lo puedan notar sin problema alguno, puesto que miro tus ojos y noto tu mirada fija sobre mi short.

Tus manos comienzan a moverse nuevamente sobre tu cuerpo, esta vez enjabonando tus atributos de mujer, aquellos que me vuelven loco cada vez que los miro al desnudo. Te pegas al cristal y tus pechos se miran de forma increíble frente a mis ojos. Mi mano inicia un juego sobre mi short, empezando a masajear mi erección provocada por ti, haciendo que me estremezca al sentir esa deliciosa sensación recorrer mi cuerpo. Tu mano se desliza sobre tu cuerpo y va en dirección al medio de tus piernas, la mía no se queda atrás, tomo de mi short y lo deslizo sobre mi piernas para dejarlo caer y dejarte observes lo que has provocado en mí.

Tu mirada se sorprende al mirar lo que tengo para ti, puesto que ya le conoces tal cual es. Mi mano lo toma y comienza a estimularlo para ti, y tú, no te quedas atrás y empiezas al mismo ritmo que yo entre tus piernas. La sensación de lo inexplicable se incrementa y pequeños jadeos por parte de ambos comienzan a escucharse bajo el ruido del agua cayendo al piso.

Me dispongo a entrar a la ducha, frente a frente mirándonos con ojos de deseo, recurro de forma inmediata a tu boca, la devoro como si fuese la última vez. Mis manos actúan sobre tu piel de la misma forma que las tuyas, mi espalda es invadida por tus uñas que resbalan de igual manera como mis dedos bajando hasta tu cadera para poder acercarte lo más posible a mí y podamos sentirnos tan juntos. El tenernos tan cerca, tu boca sobre la mía y sobre todo, mi miembro sobre tu sexo, es una de las sensaciones más deliciosas del mundo. Mi cadera se balancea de forma suave, te hago sentir mi masculinidad recorriendo toda tu intimidad al mismo tiempo en el que mi lengua invade tu boca y mis manos no dejan retrocedas. Nuestra respiración se agita de forma incontrolable y las ganas de invadir tu sexo me desesperan. Empujo tu cuerpo sobre la pared, tu espalda apegada a ella mientras tus manos rodean mi cuello, mi mano eleva tu pierna dejándome ese pequeño espacio libre para poder adentrarme en ti. Me acomodo para ti y mi miembro presiona insistentemente, dilatando tu sexo mientras nuestras miradas se hacen fijas queriendo besarnos pero sin poder hacerlo mientras disfrutamos ese justo momento donde comienzo a invadirte muy lentamente. Mi boca ahoga tus gemidos mientras mi cadera avanza muy suavemente, me detengo y retrocedo de la misma forma, queriendo que me sientas en cada centímetro dentro de ti. Tus dedos de una de tus manos se enredan en mi pelo y me lleva a tu boca, a besarme de forma apasionada mientras mi cadera comienza a moverse de forma más rápida para ti. Mi miembro avanza dentro de ti de forma exquisita, tu humedad hace que logre llenarte por completo con todas mis ganas de esta ocasión. Tus manos bajan sobre mi espalda en busca de mis nalgas, haciendo que apenas y retroceda de ti, me llevas profundamente a invadir tu sexo de una manera descontrolable.

Retrocedo de forma inmediata y de manera rápida te volteo de espaldas rápidamente, elevo tus manos sobre la pared y obligo a separar tus piernas para mí. Mis manos separan tus nalgas y sin hacerte esperar más, mi miembro de nueva cuenta invade tu interior de manera profunda. Tus gemidos se escuchan en cada golpe de mi cadera contra tus nalgas. El sonido de eso eleva mi excitación por arriba de los mismos cielos y el deseo se vuelve indescriptible. Mis manos recorren cada parte de tu frente, desde tu cadera hasta tus pechos de los cuales me apoyo para hundirme con fuerza en ti. Mi boca se aferra a tu espalda besándola y mordiéndola a la misma vez. Mis gemidos se unen a los tuyos cuando comienzo a escucharte que no puedes más, que no me detenga, que quieres sentirme estallar dentro de ti.

Esas palabras simplemente me hacen moverme casi desesperadamente, dándote lo que pides y lo que quiero. El momento se hace exquisito cuando mis dedos van en busca de tu intimidad, de tu sexo. Hábilmente logro estimular tu clítoris con mis dedos humedecidos de ti, tus gemidos se hacen fuertes y excitantes uniéndose a los que me provocas. El choque de ambos cuerpos no cesa y continúa su juego hasta no poder más. El grito de placer de ambos se hace presente, ese justo momento donde ambos estallamos de placer, donde puedo sentir como me atrapas dentro de ti y tú puedes sentir como exploto y te lleno de mí.

Descansando sobre tu espalda mientras calmamos nuestro aliento, retrocedo muy lentamente de tu interior. Dejo sientas como mis fluidos se deslizan entre tus piernas, disfrutes ese momento tanto como yo. Te volteo frente a mí, busco tu boca y te beso dulcemente. Te miro fijamente y mis palabras simplemente son “Me encantas, termina de ducharte que te espero en la cama para dormir”…

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