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Alejandra, Andrea y yo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Mi señora tiene 38 años y yo 46. Nos casamos cuando ella tenía solo 19 años. Es una preciosa mujer de 1,70 m, pechos talla 95 y un trasero que me vuelve loco y al cual pude desvirgar luego de varios años de casado.

De más está decir, que no había tenido muchas experiencias sexuales en su juventud y que las mismas se limitaban a franelas interminables con noviecitos de su edad.

Al inicio nuestra relación fue más bien turbulenta en la cual me dedique a tratar de enseñarle los placeres de la vida, internándonos por días en secciones de buen sexo, luego ingresamos en un periodo de calma, pero lentamente empezaron a surgir ciertas fantasías.

Una de ellas era compartir nuestra actividad sexual con un hombre u otra mujer, que por otro lado esto último eran mis deseos más ocultos. Así fue como en los días en que ella se sentía más cansada, normalmente los finalizábamos con ella haciéndome la paja (la había educado bien de como satisfacer a un hombre y una de sus especialidades es masajear los huevos y hacer subir el semen hasta vaciarte todo), a esta actividad le fuimos agregando algunos relatos eróticos en los que comenzó a jugar en mi mente mi cuñadita, que está muy buena, tiene 6 años menos que mi señora. Pese al disgusto de esta por ser su hermana de a poco se fue soltando, y la íbamos alternando con otros relatos de amigas de mi señora, la mayoría de ellas maestra que es su profesión. El tiempo paso y por viaje de negocios tuve que ausentarme de mi casa por un par de días, allí se me ocurrió la idea de regalarle un consolador. Para mi sorpresa el regalo resulto todo un éxito y ese precioso instrumento sirvió para recrear un sin número de fantasías, mi señora se fue poniendo más cachonda y más abierta a realizar ciertos jueguitos así fue que la obligue a "robarle" la ropa interior a mi cuñada una vez que fue a su casa. Al principio se hizo la indiferente, pero para mi sorpresa, a la noche lucía una diminuta tanguita de color blanca, perteneciente a Cecilia mi cuñadita.

La diferencia de envergadura física entre ambas hermanas es significativa, estos hacia que le resaltara más el culo y prácticamente la parte posterior parecía un hilo dental, ante ese panorama la obligue a posar para mí y se hizo una paja fenomenal con el consolador mientras yo la observaba a pocos centímetros de tal espectáculo, del cual emanaba un intenso olor a hembra, esto me fue calentando y me puso la verga tiesa, le dije que se ponga en cuatro, en posición de perrito, lo cual accedió rápidamente, al tocar la bombacha esta estaba totalmente húmeda, le introduje un par de dedos dentro de su sexo y efectivamente este estaba empapado y ella sumamente excitada, estaba regalada, mi calentura fue en aumento y le corrí de una la tanga y le conduje mi sexo de una hasta el fondo… empecé a sentir como su flujo corría e iba a parar a mis huevos, lo que me calentó más e hizo que me mojase un dedo en el y le penetrase la cola, dio un brinco… intento quejarse, pero no la iba a dejar escapar tan fácilmente, con mi picha hasta el fondo de su vagina y un dedo juguetón en el interior de su recto.

Con el tiempo, conocimos a Andrea una maestra, morocha, no muy linda pero atractiva, con esas caras de chupar pija hasta los huevos y cuatro años menor que mi señora, lo que más me atrajo de ella fue su cola, que estaba enfundada en un jean y marcaba perfectamente unas diminutas braguitas, mi pene se puso duro al instante… y para mí ese orto era una escultura a conquistar, comencé a pensar a diario en él y casi le exigí a mi señora que lo incluya en sus relatos fantásticos.

Por razones laborales, iniciamos un pool, con ella en el mismo auto y para mi era un placer mirarle por el espejo sus piernas, ya que normalmente viste polleras. Demás está decir que empezó a ser el centro de mis fantasías, pese a que mi señora se resistía, me fui enterando que le gustaba usar bombachas diminutas y que el marido estaba ocupado laboralmente y que cumplía sus obligaciones maritales en forma esporádica, e incluso me confesó que de charla entre mujeres, esta había manifestado que este le exigía su cola, pero que solo una vez lo habían intentado sin éxito ya que le había dolido mucho el intento y su marido se había tenido que quedar con las ganas.

Un día por razones laborales concurrió a casa, la casualidad quiso que en mi casa no hubiese nadie ya que mis hijos se habían ido a pasar el fin de semana a lo de mi suegra. Mi señora y Andrea se pusieron a trabajar en el living y yo me puse a ver TV, en la misma había una película medio subida de tono lo que provoco que me fuera calentando.

En un momento ingreso a la pieza mi señora y yo estaba muy caliente, esta vestía una remera sin mangas y una pollera no muy corta, lo primero que hice fue abalanzarme sobre ella y empezar a sobarle las tetas, Alejandra me dijo que la cortara que estaba Andrea, yo entorne un poco la puerta… y al oído le dije "una metidita rápida"… cuando quiso acordar ya la había puesto contra una de las paredes y había introducido directamente mi mano derecha por abajo del vestido, sobrepase una diminuta tanga roja y le había introducido un dedo sobre su vagina, un beso de lengua apasionado la termino de desarmar. A los pocos minutos, la hice arrodillarse, me desabrocho el pantalón y la hice meterse el pene al mango y le dije que le iba a hacer una paja en su boquita… la calentura era tal que nos olvidamos de Andrea.

Para nuestra sorpresa empezamos a sentir unos gemiditos, al principio imperceptibles y luego más audibles, al dirigir la vista hacia la puerta entreabierta, observamos a Andrea, próxima al marco de la misma, que tenía, su falda subida y sus dedos metidos por debajo de una tanga color negro masturbándose. Yo casi le estallo a mi esposa de felicidad en su boca ante aquel espectáculo impensado hasta unos minutos antes. Alejandra se incorporó y se dirigió hasta el marco de la puerta, la tomo de la mano y la introdujo dentro de la pieza, la sensación fue rara y excitante, tener a dos hermosas hembras para mí y mi deseo a punto de concretarse, quería que este momento mágico no se cortase.

Ante mis ojos, Alejandra comenzó a desabrocharle los botones de una camisa negra y le dijo a Andrea, que se saque su pollera, ante mi quedo esta con un conjunto de encaje negro, las tetas me parecieron formidables y me dieron ganas de bajarle el corpiño, pero decidí esperar. Alejandra tomo la mano de Andrea e hizo que esta me agarrase el pene y le dijo "…calentame a mi machito que te voy a enseñar cómo se hace el culito" y acto seguido, empezó a quitarse la ropa excepto su ropa interior roja. Por fin tenía a dos hembras en sugestiva ropa interior. Alejandra que me conoce, le dijo "…ahora ayúdame a sacarla toda la ropita" y las dos se dedicaron a sacármela toda, cuando finalizaron la tarea le dijo "quiero que mi machito me haga muy feliz así te lo presto" y terminado esto le dijo a Andrea que se saque la bombachita negra y que me la ponga, que quería que mis huevitos sintieran los jugos de otra mujer, Andrea cumplió esto al pie de la letra y yo creí morir al observar esa concha peluda, de matas negras y su docilidad o calentura al cumplir todo lo que le indicaba mi señora.

Luego Alejandra, se puso en cuatro y le dio a Andrea un pote de vaselina, le ordeno que me pusiese una suave capa en el pene, pero no mucha porque no quería que resbalase. Acto seguido me dijo que le dejase su consolador cerca de Andrea por si se calentaba más, esta le dijo que nunca había usado uno. Cuando la escena estuvo lista corrí la fina tela de la bombacha y no sin dificultad logre ubicar mi pene en el patio trasero de mi señora, esta mientras maullaba mezcla de dolor y placer, le dijo a Andrea si le gustaba y que tenía que tener su chochita preparada, acto seguido le pidió que comience a mamar el consolador, que quería ver como se mamaba una pija con esa carita de maleva que tenía… al rato le hizo una seña para que se tirase en la cama al lado de ella.

El espectáculo era increíble yo dándole por el culo a mi señora, está en posición de perrito y Andrea al lado de esta boca arriba tratando de hacer sus primeras armas con un consolador sobre la vagina. Alejandra percibió que le estaba por echar todo el semen y me dijo que pare, que la lechita iba ir a parar a la boquita de Andrea en recompensa de lo bien que lo estaba haciendo con el chiche, en nuestras fantasías sabía que esto me erotizaba mucho y no sé por qué ya que esta usa aparatos. Así que me hizo ponerme boca arriba en la cama, mi pene estallaba y se salía por todos lados de la bombacha de Andrea que yo todavía tenía puesta e hizo que Andrea se pusiese delante de mí, no sin antes bajarle el corpiño y dejando esa par de pechos hermosos a la vista. Alejandra se puso detrás de esta como si fuese un verdadero macho y con su lengua comenzó a sobarle la roseta de la cola y con una malo le introducía el consolador en su sexo, Andrea ávidamente chupaba mi pija, y comenzó a acelerar el ritmo, se la notaba muy excitada, yo trataba de ver que le hacía Alejandra, pero poco era lo que podía observar, hasta que entrecortada escuche la voz de esta que le "decía por ahí no que soy virgen y me va a doler"… la muy turra de mi señora se la estaba ensartando por el culito, yo no di más y le llene de semen la boca, Andrea no dejo soltar ni una gotita y caímos los tres extenuados. Al rato se escuchó la voz de Alejandra que me decía "el culito de Andrea que te gusta tanto es mío, yo se lo hice y voy a hacer todo lo que quiera con el"… ante mi sorpresa, quizás con un dejo de revancha o picardía, Andrea se dio vuelta y le estampo un beso de lengua… mi pene comenzó a reaccionar, viendo que mi semen se confundía en la lengua de estas dos hembras.

Luego de esto Andrea se tuvo que retirar de casa… por supuesto con la tarea inconclusa, pero satisfecha. Por mi parte si bien se había concretado parte de mi fantasía, hacer un trío con una flor de hembra, la colita de Andrea me seguía siendo inaccesible.

Pasaron varios días sin hablar del tema, incluso la conversación a la salida del trabajo era muy superficial. Demás está decir que yo volaba, ya que solo había podido darle toda la lechita a Andrea en su boquita y mi deseo era ponerle mi verga en su colita, que le había visto en forma circunstancial en ese primer encuentro aumentaba día a día.

Alejandra evitaba en casa cualquier comentario, pretextando que se encontraban nuestros hijos, e incluso evitaba incluir el nombre de Andrea en nuestros juegos eróticos.

Así pasaron varias semanas hasta que un tarde que las pase a buscar, me dijeron que en vez de dirigirnos a la parada del colectivo donde siempre dejábamos a Andrea, nos fuéramos a casa, que debían realizar un trabajo "urgente" para la escuela. Mientras nos dirigíamos a la misma me lamente pensando que seguramente estarían mis hijos en casa.

Al llegar a la misma mi sorpresa fue mayor, ya que no se encontraban en ella, Alejandra, mi señora, me dijo que era una pequeña sorpresita para mí ya que estos no regresarían hasta el otro día.

Para romper el hielo, me propusieron jugar a un jueguito, que yo tenía que adivinar qué tipo de ropa interior tenía puesta cada una, si yo acertaba, imponía la prenda, si yo fallaba, era mi señora quien elegía la misma.

La primer pregunta, fue que bombacha tenía puesta Alejandra, respuesta que fue fácil para mí pues la había visto a la mañana mientras se ponía una tanga leopardo, la cara de esta fue de sorpresa al yo adivinar, ella se levantó su falda verde, para que Andrea pudiese observar que efectivamente ella llevaba puesta esa prenda, yo ni lerdo ni perezoso le impuse como prenda que me desabroche el pantalón y que se pusiese a mamarme la verga, cosa que hizo en forma suave como si saborease el mejor chupetín, luego de un rato, el desafío fue adivinar que corpiño lucía Andrea, yo supuse que de color amarillo, ya que como es morocha luciría muy sexy en su piel y en ese hermoso par de tetas, Alejandra le dijo que se suba la blusa, y ante mi estaban esos hermosos pechos, pero ante mi sorpresa sin soutien, Alejandra me dijo: "perdiste" y ahora elijo yo, quizás como revancha hizo que me arrodillase, que le sacase su bombacha y que le empiece a lamer su vulva, mientras esta comenzó a masajearle las tetas a su amiga, cosa que me dio un poco de envidia.

Un rato después me preguntaron que soutien tenía mi señora, respuesta que nuevamente fue fácil y respondí que del color de su bombacha, pero esta vez la prenda tuvo como destinataria a Andrea, a la que le hice sacarle el soutien a Alejandra y la puse a lamer por primera vez el par de tetas de una hembra, el cuarto y nosotros íbamos subiendo de temperatura.

Luego de un rato, me preguntaron qué bombacha tenía Andrea, yo les dije nuevamente de color amarillo, Alejandra, la hizo sentar en una silla frente a mí y le fue diciendo que lentamente se fuese abriendo de piernas, frente a mí apareció el monte tan deseado tapado de una minúscula bombachita verde agua, mi decepción fue grande y mi calentura en aumento, mi pene estaba en su máxima expresión, la prenda fue terminar de desnudar a Andrea, pero sin poderle rozar siquiera alguna de sus mejores parte, así la tuve toda desnudita ante mí, Alejandra me dijo que le busque un paquetito que habían comprado con Andrea en su cartera, mientras le dijo a esta luego de un caliente beso de boca que la desnude. Entregué el paquete a mi señora y para mi sorpresa, era una bombacha consolador, Alejandra le dijo a Andrea que la ayudase a ponérselo, que la iba a ser suya por la chochita, yo tenía el pene a mil.

Acto seguido le dijo que se ponga en cuatro sobre la cama y esta fue la vez que puede ver ese paisaje tan anhelado por mí en todo su esplendor, el culo de Andrea, con sus matas arregladas de su cachuchita, Alejandra, rápidamente se le montó por atrás y sin mucho preámbulo le introdujo el consolador en el fondo de la chocha, el espectáculo era increíble, mi señora con un falo, ensartándose a su amiga, y yo mientras la envidiaba, me hacia una paja en solitario, Andrea gemía y gemía, se veía que estaba disfrutando de la cogida y Alejandra embistiéndola como un toro bravío, al rato las dos cayeron sobre la cama rendidas, luego de un rato, ambas me observaron y yo seguía al pie de la cama, entonces Alejandra, que ya sabía mi respuesta, me preguntó qué era lo que más me gustaba de Andrea y yo sin dudarlo le dije que el culito.

Entonces le dijo que si me quería complacer primero le tenía que comer el chochito, Andrea no dijo nada, le sacó lentamente su bombacha con el consolador y le metió su lengua mojada en el medio de la vulva… al escuchar imperceptibles gemidos de mi señora, esta estaba disfrutando de una buena lamida, entonces aprovechando en la posición que se encontraban mi señora boca arriba y Andrea en el medio de su chocha boca abajo y todo el objeto de mi deseo a la vista, le introduje dos dedos en su concha que estaba empapada y luego los dirigí a su roseta y empecé a pasárselos lentamente por el culo, le dije que llevase sus dos manos atrás y se abriese bien los cachetes, ahí estaba ese ojetito tan preciado, comencé a ensartarles los dedos lentamente, al rato le jugaba sin compasión con tres dedos bien ensartados en su humanidad, mientras esta lamía el clítoris de Alejandra y bufaba de placer y dolor, me puse entre sus piernas y dirigí mi pene al patio de atrás, Andrea me dijo "excepto Alejandra los otros días nadie me culeo, no me hagas doler", le metí la punta y luego ingresó la cabeza, esta trato de zafar, Alejandra le dijo "mi machito ya te ensartó, ya pasó lo peor, seguí mamando, relájate", yo me sentía como en el limbo, rompiéndole el culo a Andrea mientras esta le comía la conchita a mi mujer, cuando Alejandra dijo "estoy acabando, estoy acabando" esta pareció ser la señal para inundarle el canal trasero a Andrea.

Luego de unos minutos y estando los tres en la cama, yo en el medio de las dos, Alejandra me dijo que tenían una sorpresita para mí y esta era que Andrea se iba a quedar toda la noche con nosotros, ya que su marido se había ausentado dos día por razones de trabajo. Esa noche las ensarté a ambas por todos lados.

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