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Grandes Relatos - Pág. 21

Una noche en el bar

Cómo olvidar aquella noche. Fue un viernes, sentía que quería un trago y ver el ambiente nocturno. Me di un baño, me maquillé, me perfumé y elegí mi ropa. Fue un body con transparencia en el vientre y con una tela tul que cubre la parte de los hombros, un hilo rojo super sexy porque me sentía diva, leggins...

Memorias de África (IX)

Los días en los que me apetecía estar sola o metida en mis pensamientos, me dedicaba a observar la manera en que se organizaba aquella tribu. La mayoría de los días los hombres se ausentaban y no sabía dónde se metían hasta la tarde. Tengo que aclarar que sin reloj y sin ninguno de los artefactos modernos que condicionan...

La chica del Volvo Negro

Recuerdo que era un martes, entre burocracia y pendientes, estaría una buena parte del día manejando de un lugar a otro.  Salí de casa tarde pues quería eludir algo del tráfico matutino, no tenía prisa por llegar a la primera parada pues sabía que ahí empezaban tarde a atender, me bañé con tranquilidad, desayuné y emprendí el viaje. Hace unos...

Memorias de África (VIII)

Durante un par de días necesité los cuidados de Aifon y de las otras mujeres, que me aplicaron toda una suerte de cataplasmas y de hierbas para cicatrizar el ano. Caminar se me hizo un calvario y la idea de que me volvieran a follar por el culo me dio pavor durante unos días. Días que por supuesto ni...

¡Trágatela! ¿O quieres que se la traguen mis otras amiguitas

Luego de haber follado en mi departamento, se liberó y empodero sexualmente; fuimos cómplices de muchos encuentros a escondidas, obligándola a tragarse mi semen, dándole celos que se los daría a otras mujeres, al final se volvió tremenda traga leche. Después de dejar a Marla cerca de su casa para que su familia no sospeche de lo nuestro, espere casi...

Memorias de África (VII)

A raíz de aquella mañana, cuando azoté a Aifon y Samsung me folló como un semental, mi vida en el poblado cambió. Por lo pronto, preferí estar desnuda, ni siquiera con taparrabos. Me movía con total soltura por el poblado, incluso me atrevía a hacer pequeñas incursiones por el bosque acompañando a las mujeres a buscar comida. Tenía una...

Memorias de África (VI)

A la mañana siguiente me despertó el ruido de la puerta. Por la puerta entró Aifon y una luz que casi me ciega. Pude ver el cielo de azul limpio e intenso y la cara de Aifon con esa sonrisa en su boca de la que pocas veces se desprendía. Sentándose en la cama, me bajó las bragas hasta...

Mis adoradas mujeres

Desde que tenía tres años mis padres habían buscado la posibilidad de un segundo hijo. Deseaban una niña, pero al final, lo que Dios enviara sería bien recibido. Pero Dios no los complacía. Mamá no salía embarazada, no importa lo que hicieran. Veían médicos especialistas y pasaban los años y yo seguía sin tener un hermanito o una… Pocos días...

Ángel y demonio

Martha vivía en un edificio de departamentos, en el tercer piso, por cuestiones del tacaño del casero frecuentemente el elevador no funcionaba, por lo que debía subir por las escaleras. Hoy era uno de esos días, regreso de su trabajo y vio con enfado que el elevador no funcionaba, subió por la escalera con desgano, cansada ya de las...

Memorias de África (V)

A la mañana siguiente como de costumbre entraron tres mujeres a darme de beber, llevarme comida, asearme y a inspeccionar la “obra” de Aifon. Estaba todavía un poquito irritada, así que volvieron a masajearme con el mismo ungüento tanto la parte de adentro de las nalgas como el sexo, el pubis, la vulva. Aifon me había dejado tan suave...

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