Hola a todos, perdonen el espacio entre un relato y otro, pero realmente, no suelo tener tiempo de sentarme y ponerme a escribir, y rara vez que puedo, estoy mirando tele o terminando cosas de la vida profesional. Así que este relato fue escrito en 3 días diferentes.
Quería relatarles la última y tercer parte de mi viaje laboral por el sudeste asiático que se extendió 10 días más de lo programado. Se acordarán de mi compañero Oaki, con quien tuve un sexo bestialmente morboso y siendo el segundo hombre de su vida. Tres días antes de lo que sería el regreso mío a Buenos Aires por la empresa, estando ambos en mi departamento luego de una hermosa culeada, Oaki se pone a llorar en el baño, escuchando su llanto me acerco y le pregunto si se encontraba bien, él me responde:
Que estaba enamorado de mí y que yo era el mejor hombre que tuvo en su vida y que me iba a extrañar mucho.
Por un lado, me pareció muy dulce de su parte esa muestra de cariño que me llevó a abrazarlo. Por otro, soy un pibe que suele rechazar ciertas muestras de cariño cuando no son el contexto adecuado. O sea, repito, fui el segundo hombre con el que estuvo en mucho tiempo. Su primera vez y en palabras suyas, fue desastroso, y conmigo se entregó y se sintió pleno en el sexo, aparte de haber aprendido muchas cosas, y sabiendo que mi estadía allí sería limitada.
Como decimos en Buenos Aires, flasheo amor, y esa situación donde él piense que pasaría algo más me enfrió. Él debe salir, conocer otras personas, romper con esa actitud conservadora y conocer alguien que pueda retribuirle afectivamente.
Luego de esa muestra de afecto, le expliqué mi parecer de una manera amigable y cariñosa y fue para peor, lloró más y se fue. Al día siguiente tuvo que haber ido a trabajar, y avisó que se encontraba enfermo y que no iría.
Ese mismo día en una videocall, me avisan que debía quedarme 10 días mas para recibir a unos clientes de Malasia y cerrar un negocio y era fundamental Oaki que servía de traductor.
El director de la seccional de Singapur, fue en persona a buscar a Oaki a la casa y ver que tan mal se encontraba. Cuando regresó a la oficina, nos dijo que tenía la cara hinchada de haber llorado tanto, que estaba en un estado deplorable, que en varios años jamás lo había visto así.
Le envié un mensaje de WhatsApp amigable, preguntándole si se encontraba bien y si necesitaba hablar más y ni me respondió. Una de las mas compañeras de Oaki, desde que se ausentó me empezó a tratar diferente, distante y de malas maneras, por lo que supuse que él le habría contado de lo que pasó entre nosotros. No veía la hora de volver a Argentina.
Esa semana de clientes malayos, donde tuvimos que contratar un traductor por unos días ya que Oaki finalmente fue a refugiarse a la casa de su padre, fue desgastante.
Una tarde llegando al departamento cansado y muy caliente, me puse a buscar en internet a algún taxiboy, alguien que me ayude a bajar la calentura. A cambio de dinero no habría emocionalidad. sexo y listo.
Me topo con una publicación llamativa. El anuncio era de un Spa para hombres “exclusivo” y que a cambio de una buena suma podría vivir una experiencia única. Había imágenes sugerentes, pero exigía escribir por correo electrónico o WhatsApp. Por las dudas, decidí usar una casilla de correo electrónico que tengo para cosas como esas.
Me responden a los 20 minutos de haber escrito, me explicaban que era un servicio top ejecutivo para empresarios o gente de poder, que según la experiencia que eligiese sería el importe de dinero. El servicio se ofrecía tanto para hombres como para mujeres y total discreción.
Elegí el servicio para hombres dado por hombres y un combo de cosas, entre ellas, un masaje “relajante” para empezar el circuito. Reservo una cita para ese día y me exigen dejar un número de celular de contacto.
Me visto y salgo al lugar. Tomo un taxi y cuando le indico al taxista la dirección a través de Google Maps, sonríe y hace un comentario que no entendí, pero ante mi cara decidió solo dedicarse a manejar y dejarme en la dirección señalada.
Llego y, era un edificio, ingreso y me dijeron que vaya directamente a los ascensores del fondo, 4º piso.
Se abre la puerta, y la entrada era como la de cualquier departamento normal, pero con cámaras de seguridad en distintas esquinas. A través de un intercomunicador, le digo en inglés mi código de reserva y la puerta se abre.
El lugar se encontraba con música suave como de jazz, y un mostrador iluminado con una luz azul y un muchacho delgado, con una camisa negra y una linda sonrisa, me da la bienvenida y verifica los datos de mi reserva y me dice que el circuito que había elegido era premium y tenía un precio de 1500 dólares. Que las atenciones o propinas eran únicamente en efectivo y que el servicio podía abonarlo con efectivo o tarjeta. Decidí pagar con tarjeta y rezaba que fuera el mejor servicio del mundo porque a cambio de Argentina era más de un millón y medio de pesos.
El muchacho me hace un gesto con su mano que pase por la puerta que estaba hacía la izquierda atravesando un living muy sencillo, y que deje mi ropa en un locker room y que la llave la lleve conmigo. Deje mi ropa guardada, me pongo una toalla sujeta a la cintura, y me ato la cerradura en la muñeca. Espero a ser llamado y se abre una puerta lateral donde un muchacho muy pequeñito de apenas 1.60 de altura y con una bata blanca me hace pasar a una sala de masajes. La sala olía muy bien, no era incienso eran otras hierbas, aromas a maderas, mezclas con cosas semi dulces, iluminado con luces bajas matiz de naranja con rojo. Muy cálido y provocativo.
El muchacho me hace gesto de que me acueste en la camilla, que siendo yo muy alto y grande, era un camilla amplia y cómoda. Me saco la toalla y me acuesto boca abajo. El masajista en ningún momento me miró, se encontraba frente a un mueble donde tenía diferentes botellas y cuencos y con mucha lentitud y suavidad mezclaba cremas o aceites, no se veía muy bien.
Decido relajarme y disfrutar por lo que había pagado.
El muchacho masajista comienza a desparramar el ungüento por mis pies y piernas, y masajea con una suavidad y seguridad impresionante la planta de mis pies, mis dedos, mis gemelos. Asombrado de como ese cuerpito tenía tanta fuerza y firmeza para saber tocar un cuerpo grande como el mío. Realmente se sentía muy relajante. Empecé a dormirme cuando el masaje empieza a subir hacía mis muslos, y hacía mis glúteos lo que hace que automáticamente me empalme cuál roca. Dejé hacer, ya que se notaba la experiencia de tacto del muchacho.
Sus dedos bajaban hacia mis cuádriceps y dos de las yemas de sus dedos tocaban suavemente mis huevos, con una técnica muy delicada, se acercaba suavemente con las yemas de sus dedos aceitadas al tronco de mi pija y a mis huevos. Continuó con esa técnica durante algunos minutos donde me puso al 1000%, pero luego subió a mi espalda y realizó un masaje relajante que realmente, fue de los mejores que probé en la vida. El masajista era muy parecido en físico y en rasgos a Oaki, quería darme vuelta y penetrarlo, pero quería esperar a ver que más sorpresas me tenía ese lugar.
En un inglés algo desacomodado el masajista me pidió que me de vuelta boca arriba. Mi pija era indisimulable, estaba al palo y muy caliente. Cubre mi pelvis con una tela muy fina que no era una toalla, arroja algo de aceite en mi torso y masajea suavemente, deteniéndose en mis pectorales, pasando suavemente las yemas de sus deditos por mis tetillas. Mi pija estaba inquieta, se movía hacía todos lados. Necesitaba meterla en algún agujero o boca. Cubre mis ojos con un paño fino y blanco que olía muy bien. Deja lo que está haciendo y escucho que se acerca a una de las puertas de la habitación, habla en voz muy baja con alguien, y unos pasos más firmes se aproximan hacía la camilla.
Manos más grandes y fuertes comienzan a acariciar mi pecho embadurnado de aceites, y el masaje tuvo un poco más de presión. Avanzaba por mis hombros, mis brazos, volvía a mi pecho, bajaba a mis abdominales, llegaba a mi pelvis y volvía a subir. Cambia la posición, siento que corren el paño que estaba sobre mi pelvis y pija porque era más una carpa, y sujetan mi pija con una mano.
Corro lentamente el paño sobre mis ojos, y era un chico trans, con pelo largo negro liso, sin tetas, muy delgado, con un maquillaje muy suave, manos muy suaves. Vestía con una tanga negra y tacos. Labios apenas oscuros, me mira, me sonríe, apoya una de sus manos sobre mi pecho, y me pide que me recueste y me relaje.
¡Shhh…! Giro mi cabeza, y a un costado, sentado en una silla contra la pared, se encontraba el masajista parecido a Oaki que muy atento miraba la situación.
La masajista que entró segunda, se colocó algo de aceite en la mano y comenzó a pajearme de una manera que era un sueño, dominaba mi pija con una sola mano y con la otra acariciaba lenta y suavemente mis huevos. Estaba completamente entregado en cuerpo, alma y pija a ese momento. A los pocos minutos siento un calor muy suave sobre mi pija y había comenzado a chupármela de una manera hermosa y muy delicada. Mi pija era piedra.
La sujetaba con ambas manos y sobraba algo de tronco y se la metía en la boca despacio. Le costaba, trataba de ponerse de diferentes posiciones, pero le costaba metérsela entera en la boca. Vino el masajista que estaba sentado, se acercó, observó de cerca y probó él si le entraba completa, y tampoco pudo. Ambos me la chupaban como podían, entre ellos se reían y murmuraban cosas inentendibles.
El primer masajista riéndose se acerca a mi oído y me dice en un torpe inglés: no suelen venir clientes tan bien dotados.
El chico trans de la no sabía su nombre me toma del brazo y me invita a que me incorpore y me ponga de pie lentamente al lado de la camilla. No había visto que tenían una especie de escaloncito al lado de la camilla para llegar más cómodos a clientes como yo que somos grandes.
El chico trans se pone en 4 bien abierto sobre la camilla, toma su pelo y se lo lleva hacia su izquierda y me hace un gesto para que lo penetre, mientras tanto el otro masajista me pajeaba y me chupaba la pija, como preparándola para la culeada que le iba a pegar al chico trans. Era más alto que el masajista, tenía unos tacos, medias finas, piernas delgadísimas y suaves (creo que por las medias), un culo delgadito pero bien formadito, lampiños los dos, pero el chico trans una cinturita y un cuello de cisne.
El masajista no se despegaba de mi pija. Me agache para correrle el hilo de la tanga negra al chico trans, y debajo de la camilla se posiciona el masajista para continuar con la mamada. Comienzo a chuparle el orto y gemía cuál nena, lo que me calentaba muchísimo, más con el masajista debajo de la camilla contorsionado mamando cuál ternero. Le tomo el orto con ambas manos, se lo empiezo a abrir y le metía lengua y saliva. Ese culo estaba cerradito, suave, limpio pero muy cerradito.
Luego de unos minutos de cogida con lengua y de gemidos, tomo un poco de aceite con el que me masajearon que estaba a un costado, me lo paso por la pija, y comienzo a enterrársela en el culo al chico trans, que pegó un pequeño grito y pidió que lo haga despacio.
El masajista indignado porque le saqué su juguete. Se puso debajo de mi, entre mis piernas, y lamia mis huevos y mi orto, cosa que me causó gran placer ya que casi nadie lo suele hacer conmigo.
Me excité por demás y mis embestidas contra el chico trans fueron más brutales, me sujetaba de la cadera, gemía, le dolía trataba de que sea más suave pero no podía. Tanta cosa bien hecha me convirtió en un toro. Aceleré un poco más y el chico trans gemía, apretaba el colchón de la camilla, lo mordía y trataba de taparse la boca. Me calmé porque se me vino la leche casi para acabar. El masajista se quedó parado, el chico trans se bajó de la camilla, y fue a una piletita a lavarse la cara y yo me acosté sobre la camilla con el mástil recto.
El masajista, se acercó, la miró y se sentó encima ya que quería que lo parta a él. Se colocó aceite, y yo lo sujeté de sus bracitos y en un pequeñito empujón se la metí entera. Gritó, pero se tapó la boca, y comencé a moverme de abajo a arriba, lo tomé de sus nalguitas y se las empecé a mover de arriba a abajo, deslizándose completo por mi tronco. No sacaba sus manitos de su boca. Con su mano libre intentaba pajearse y tocaba mis pechos.
Se acerca el chico trans y chupa mis pechos y me besa. Tranzamos y acelero las embestidas al masajista. Él extiende una mano y comienza a masajear mis huevos, muy suavemente. Les avisé que me venía y el masajista salió de arriba de mi pija, el chico trans comenzó a masturbarme con la mano llena de aceite, tomo mi pija de su cabeza, masturbo y en unos segundos retorciéndome de placer lancé chorros de leche que ambos intentaron atrapar en sus caritas y en sus bocas. Y eso que lanzo mucha leche cuando estoy muy estimulado. Los tres nos quedamos como muy relajados uno sobre otro, bah, ellos sobre mí.
Toman un pañito húmedo y me limpian, se limpian ellos, se ríen de la situación, me siento sobre la camilla, y el masajista tomaba mi pija morcillona con su manita y trataba de sacar una medida. El chico trans toma una bata, me la da, me ayuda a incorporarme y me acompaña a un cuarto contiguo que era el sauna de vapor. Que en unos minutos pasarían a buscarlo para ir a la sala de té.
El vapor pesado, espeso cubrió todo el cuarto de vapor. No se veía nada. De un lado las paredes tenían vidrio que apenas se veía hacia adentro, y después eran paredes blancas de azulejos. Se escuchaba una música muy baja y relajante y el vapor no sé qué tenía o era la hermosa culeada que di lo que me relajó mucho que me saqué la bata, la dejé a un costado, me senté cómodamente, extendí mis brazos hacia los costados y abrí mis piernas. Estaba yo solo, y hacía donde mirara no se veía nada por lo espeso del vapor.
Logro relajarme y escucho que la puerta se abre, y se cierra rápidamente. Se ve una figura pequeñita que atraviesa el vapor. Se acomoda entre mis piernas y con un solo movimiento de su boca, comienza a mamar mi pija. Traté de sacarlo porque necesitaba recuperar un poco, pero no quería. Cuando me acerco veo que era el masajista con una peluca semi rubia y cortita, era todo lo que llevaba puesto. Quedó con ganas, lo dejé chupar ya que lo hacía excelente. Y era hermoso ver su lucha por metérsela completa en la boca.
Finalmente y derrotado no lo logró pero si quiso que lo penetre. Se subió rápidamente arriba mío, tomó mi pija con su manita y la apoyo en su agujerito que ya estaba lubricado, y lo sujete de sus nalguitas, el me rodeo con sus bracitos, me paré y empecé a menearlo de arriba a abajo, gemía, lloraba, me pedía más despacio pero que no me detenga. Inclinó su cuerpito hacía atrás y me dejó más margen de movimiento para cogerlo.
No pesaba nada, con un brazo mío sostenía su cuerpito y con el otro le manejaba las nalgas, empujándolas hacía mi para que le entre toda. así estuvimos unos minutos, hasta que lo puse en 4 contra la pared con ventanas, se apoyó sobre el marco mirando hacia afuera, y lo culee a mi modo, gemía, lloraba, balbuceaba comentarios que no entendía, pero pedía que no me detenga. Lo tomé de su cuellito y aceleré la penetrada. Se había convertido en un animal en celo y se puso en disposición para que le haga lo que quiera.
Yo me encontraba a punto de explotar, la diferencia de tamaño entre él y yo era bestial, lo tomé de su caderita y le acabé tanto adentro que sale de ahí con 3 hijos míos. No paraba de soltar leche, no se si fue la situación por demás excitante o el vapor tenía algo extra. Me quedé casi desfallecido sobre ese cuerpito que ya no podía sostenerse en pie. Me salí de su orto y se sintió una especie de presión y que me cayó de mi leche sobre mi pie. Se dio vuelta, me acaricio el pecho, y se retiró, me senté nuevamente en el escalón, poco a poco el vapor comenzó a desaparecer.
El chico de la recepción vestido con una bata, abre la puerta y me invita a salir. Me invita a pasar a la ducha. Me duché tranquilo, me relajé lo que me faltaba, salgo de ese baño y el chico de recepción me da una toalla y una bata. No dejaba de mirarme la pija. Estos se habrán hablado entre ellos de lo que pasó y él quiere probar también. Realmente no daba más, necesitaba combustible y aire. Me pide que lo siga, me lleva a una mesa de té donde me invitan a elegir diferentes tes de sabores variados, muy ricos, había otra mesa con una separación hecha de algo parecido al bambú y se ve a otro hombre, pero oriental que estaba ahí.
Terminé mi té, comí algo de frutas, y habiendo pasado unos 20 minutos, el muchacho de la recepción me invita a pasar a la sala del facial. El encargado del trabajo era él mismo. Ok, me pone una mascarilla, distintas cremas, vapores, masaje en el cuero cabelludo. Me resultó más relajante que el masaje en sí.
Me comenta que dejaría actuar unos minutos y luego retiraría con una esponja suave. Me encontraba tirado sobre una especie de camilla, con mis brazos cruzados sobre mi torso, pero mis piernas, abiertas y no me había dado cuenta que mi pija se asomaba. Mis ojos se encontraban tapados por las rodajas de no sé qué, por lo que solo escuchaba y percibía movimientos.
Escucho escurrir algo, escucho algunos pasos, escucho que retiran unos envases cerca mío y les cierran las tapas. Me toma de los brazos y me pide que los deje a los costados. Comienza retirar los productos sobre mi cara, me limpia con una esponja suave y tibia, por último, coloca un ungüento y masajea mi rostro con suavidad, se pone de frente mío y masajea mi cuello, lleva esas manos por debajo de la bata a mis pechos, desata el nudo de mi bata y la abre. Continúa con el masaje por mis abdominales y llega a mi pija, donde finalmente quería llegar.
Se pone de pie, se saca su bata, y tenía un cuerpo delgado, más tonificado que el resto de los empleados, un culo duro, levantado, duraznito, lampiño y piernas algo tonificadas. Acaricio esas nalgas que eran la suavidad de la piel de un durazno. Se coloca sobre una especie de silloncito enfrente de mi camilla se abre de piernas en posición de 4. Me acerco, me agacho, le tranzo el culo, se retorcía de placer. Me sujetaba del cuello para que siga con la tranzada de culo. Pero se la quería meter, y como ya estaba muy vaciadito, iba a durar más y esté iba a tener que bancársela en serio. Me unté una crema que estaba al lado del sillón, se la puse a él en el culo, apoyé la cabeza de pija, hizo una mueca de dolor, pero respiraba agitado, pero se relajó y con movimientos despacio, entró completa, me quedé así un instante y comencé a moverme más rápido.
Gemía cual loba en celo, y se tomaba las piernas para acercarlas a él y quedar bien abierto y entregado. Era real que los asiáticos son las mejores putas. Lo tuve sobre ese sillón varios minutos hasta que se levantó y se puso boca arriba sobre una mesa. Se abrió de piernas, se la metí y con sus piernas me encierra y me atrae hacía él de manera de no sacar mi pija de su culo y que no me escape. Me apretaba los pectorales, gemía, le dolía pero lo disfrutaba. Lo tome de la cintura y lo empujaba hacía mi para que la sienta toda completa, su cara de dolor y placer era única.
Se masturba y acaba rápidamente, yo continué como si nada. Me pide que me salga, me salí me senté en el sillón donde comencé a cogerlo, se acerca se sienta sobre mi y me cabalga, unos movimientos increíbles, lo sujeté de la cintura aceleré la cogida, y no aguanté pero sujetándolo fuerte, lo preñe con fuerza. Ambos sudábamos, jadeábamos, y nos quedamos uno sobre el otro. Cuando mi pija se relajó, él salió de encima de mí y me ofreció agua y más té. Bebi ambos. Paso a ducharme nuevamente x que me sentía extremadamente cansado. Había perdido la noción del tiempo.
Me cambió, me acerco al mostrador y no había nadie, toco la campanita y sale de atrás de una puerta el chico de la recepción con una sonrisa de oreja a oreja y acomodándose la ropa. Me pregunta como me sentí y me ofrece pedirme un taxi.
Esperando el auto me di cuenta que ese lugar tiene empleados máquinas sexuales que terminan de satisfacer al cliente y continúan con su labor diaria.
Volví al departamento, al día siguiente armé las valijas, cené con mi equipo y tomé el avión tan esperado a mi Buenos Aires.
Gran experiencia, gran país.
Hasta la próxima.