A los pies de Andrea

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Era febrero del 1984, yo había terminado el Servicio Militar, por esas fechas… Empecé a trabajar, a intentar hacer una vida normal. Y un sábado me acerco al centro de Madrid, a una discoteca, y allí conozco a Andrea. Ella se sentó casi frente a mí, con su amiga Yolanda. Yo no las conocía, pero las vi muy bonitas a las dos.

Andrea era argentina, tenía 19 años entonces. Y pasada una hora, quizás algo más; Andrea me hace un gesto con la mano, para que me acerque…Yo enseguida le pregunto, que desea y Andrea me dice que quiere dos coca-colas, una para ella y otra para su amiga Yolanda. Yo voy a por los refrescos, se los sirvo, me vuelvo a sentar, de vez en cuando las observo, como se ríen, se divierten…Y al rato de nuevo Andrea me llama, con un gesto de su mano, yo voy, y me dice que le dé un cigarro. Yo le digo: “Perdone señorita, pero yo no fumo”. Y Andrea me contesta: “No te he llamado para que me cuentes tu vida…Te llamé para que me traigas un cigarro”. Yo rápido le dije: “Ahora mismo se lo traigo, señorita”. Donde estaba el guardarropa vendían tabaco, le compré un paquete rubio, lo que ella fumaba y se lo di. Entonces se podía fumar dentro de la discoteca… Nos volvimos a ver varias veces, por marzo, por abril…

Y un sábado de mayo, yo estaba en la discoteca solo, y la veo a ella sola, que se me acerca y se sienta a mi lado. Nos saludamos, empezamos a hablar, y allí nace una bonita historia, que durará 5 años.

Andrea me dice que vive con su madre, que sus padres están separados. A todo esto yo le invito a refrescos, a tabaco… En todo momento soy muy sumiso y respetuoso con ella, Andrea poco a poco me va dominando, más y más… Y un día decide llevarme a su casa para presentarme a su madre. Yo no quería, lo veía muy precipitado, pero Andrea era muy caprichosa, y no podía llevarle la contraria…

Me llevó a su casa, me presentó a su madre, la señora Elsa, de 44 años, una mujer que me ayudó mucho, pues Andrea a veces se ponía insoportable conmigo y la señora Elsa, salía casi siempre a mi favor.

Una tarde que pasé a recogerla, Andrea me dice: “Ahora mientras me ducho, recoges la cocina, y friegas el suelo”. Yo así lo hice. Otro día me mandó a fregar los cacharros y tirar la basura. Otro dia, recuerdo que era domingo, fui a eso de las 4 de la tarde, a su casa y estaba comiendo. Y me dijo: “Hoy como sabía que venias ahora, no hice la cama, así que mientras termino de comer, te vas haciendo mi cama y me arreglas la habitación”. La señora Elsa, le regañaba, pero a Andrea, le daba todo igual. Cada día Andrea, me iba mandando más cosas y yo jamás le protestaba.

Otro día quedé con ella a las 7 de la tarde, y con el tráfico, me retrasé 12, 13 minutos. Nunca llegaba tarde, pero ese día si llegué. No había móvil, como ahora y no la pude llamar… Andrea esa tarde me recibió con una bofetada y me tuvo casi una hora castigado en su cuarto, de rodillas, limpiándole varios pares de zapatos, deportivas et. Desde ese día, Andrea, me empezó a dar bofetadas por cualquier tontería…

Pero el tiempo fue pasando y cada vez Andrea, me castigaba más duro, y me tenía más dominado… Una tarde que voy a su casa, había alquilado una película de video, que estaban muy de moda en aquellos tiempos… Y al llegar yo, me manda recoger la cocina, mientras ella y su madre ven la peli, yo la obedezco y cuando termino de fregar los cacharos y barrer la cocina, me presento a ella en el salón, y me dice, que le dé un masaje en los pies, mientras termina la peli. Yo muy cortado, pues su madre estaba con ella, me arrodillo, le descalzo sus zapatillas y empiezo con el masaje, pero al rato me manda que le bese los pies y se los lama… Su madre se enfada, pues decía que eso no me lo tenía que mandar… Y Andrea le dijo: “Se lo mando porque Edu, es mi esclavo y tiene que hacer lo que yo le mande”. El caso es que me tuvo un buen rato arrodillado besando y lamiendo sus pies.

Siguió pasando el tiempo y el dominio que Andrea ejercía sobre mí era total. Pero quiso dar otra vuelta de tuerca y una tarde me ordenó, que tenía que arrodillarme siempre delante de ella, cada vez que ELLA me llamase. Yo por supuesto acepté y cada dos por tres, me tenía que arrodillar ante ella.

Pero un recuerdo que jamás olvidaré, fue una tarde-noche, que habían alquilado otra película, para después de cenar. Ellas dos se ponen en el sofá a ver la película y a mi Andrea, me ordena masaje de pies, besar y lamer. La película duró dos horas, y yo dos horas de rodillas besando y lamiendo los pies de Andrea.

Cuando termina la película, la señora Elsa, le dice a su hija, que si no le da vergüenza, tenerme ahí dos horas de rodillas… Y Andrea empieza a discutir con su madre, yo sin saber que hacer… Al final, se calma la cosa, pues la señora Elsa termino diciéndole: “Haz lo que quieras…”. Yo le pregunté a Andrea que si me podía ir a mi casa, que eran las 12 y media, de la noche. Y Andrea me dijo: “Ni lo sueñes…Tú hoy estas castigado”. La madre que oye eso le dice: “pero como que le vas a castigar? ¿Qué te ha hecho, para que lo castigues?”. Andrea le dice: “No hace falta que haga nada, le castigo, porque me apetece, es mi esclavo y hoy tengo el capricho de castigarlo…”. “¿Y, qué castigo le vas a poner? si se puede saber”, preguntó, la señora Elsa.

“Tiene que estar hoy toda la noche de rodillas en mi cuarto, velando mi sueño”. Le contestó Andrea. La señora Elsa le dijo: “Estás loca” y se fue a su habitación.

Yo me fui luego con Andrea a su cuarto, y tuve que estar de rodillas toda la noche, a los pies de su cama, arrodillado. Si ella abría los ojos y no me veía de rodillas, me amenazó con romper nuestra relación. Así que toda, la noche la tuve que pasar arrodillado, en su habitación, mientras ella dormía.

Continuará…

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