La madura Sandra

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La madura Sandra, mientras cocinaba, 
movía sus nalgas sandías. Bien se veía
que bragas bajo la falda no había, 
y me acerqué al calor que me torraba. 

La madura Sandra, ya me esperaba, 
pues conquistaba hombres cuando 
quería:
haciéndoles la comida ese día, 
más pronto sus pollas les calentaba. 

Dije: "¿Mi pan barra puedo mojar?";
dijo: "Saca, venga, y aquí ya lo metas ". 
Su culo merecía, hasta rebañar. 

Mi torso su dorso, baile de tetas. 
Si Sandra gozaba, yo iba a estallar. 
Me corrí en su ano, ¡oh, qué bien sus recetas!

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