Intercambio de cuernos

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Los que se hayan leído mi primer relato recordaran como mi suegro, un hombre sesentón pero muy bien conservado, padre de once hijos, entre ellos mi marido, y hombre con un cierto éxito en el mundo de los negocios, tras afrontar un intentó de rebelión de sus hijos, motivado por la decisión de su padre de separarse de su madre y juntarse con otra mujer llamada Sonia, los dominó y tomo una drástica decisión emputecer a todas sus nueras, yo fui, creo la primera, después mi suegro me llamó para que desde una habitación de su casa viera como hacia lo mismo con una de sus nueras llamada Mirtha, y me ordenó hacérmelo con ella, cuando terminamos nos felicitó por la sesión de sexo que le habíamos dado y añadió:

–Ya sois putas y lesbianas, solo os falta ser cornudas y eso lo vais a hacer una con la otra.

Pocos días después mi suegro me llamó, uno de sus técnicos de informática iba a ir a mi casa, sin que se enterara mi marido e iba a instalar una cosa en mi habitación de matrimonio, no necesitaba saber más.

–Supongo que debo de follarmele, le dije.

–No dijo él, quizá más adelante, mientras que piense que eres una mujer decente.

Al día siguiente mi suegro me llamó ese día por la tarde yo debía ir a su casa, lo hice, su criada Violeta me abrió, no estaba sus jefes, le habían dicho que yo fuera a la habitación de ellos y encendiera la tela, cuando lo hice en la pantalla apareció la imagen de mi habitación de matrimonio, esperé un poco y en ese momento entraron mi marido y Mirtha, la muy zorra, llevaba una falda blanca cortísima y un top negro, mi marido la miraba bien salido, se sentaron sobre mi cama, Mirtha puso su sonrisa picarona y pregunto a mi marido:

–¿Así que es aquí donde follas con Lorena?, y luego añadió, tu hermano y yo llevamos una temporada que no hacemos nada, necesito hacerlo con alguien o me voy a volver loca, ¿Lo hacemos?

Y mientras decía eso, junto su boca con la de mi marido y se dieron un morreo de campeonato, entonces Mirtha añadió:

–¿Sabes a tu hermano no le gusta que le chupe la polla, me dejarías que te la chupara?

El cabrón de mi marido no opuso ninguna resistencia, se levantó un poco para quitarse la ropa y se quedó desnudo, Mirtha se quitó el top, la muy zorra no llevaba sujetador, mi marido la subió la falda, dejando al descubierto un tanga diminuto de color negro, y la acaricio el culo, ella le pidió que se tumbara y se dejara hacer, mi marido aceptó y Mirtha se puso a cuatro patas, llevó su boca hasta la polla de mi marido y se puso a besarla mientras decía:

–Caramba cuñadito, menuda polla tienes, es más grande que la de tu hermano.

Y tras decir esto se la metió en la boca y se puso a chupársela, el cabrón de mi marido se dejó hacer y se puso a gemir, se notaba que la boca de su cuñada le estaba llevando a la Gloria, mientras Mirtha decía:

–No sabes las ganas que tenía yo de chupar una polla como esta.

La muy zorra, si hacia pocos días que se la había chipado a su suegro, y el cabrón de mi marido se había dejado hacer sin acordarse en ningún momento de que yo existía, debía estar indignada, pero en realidad estaba muy caliente, no pude dejar de llevar mis manos hasta mi coño y comencé a masturbarme.

Mirtha seguía chupándole la polla a mi marido, que el muy guarro le dijo:

–La chupas mejor que mi mujer.

Menudo morro tenía mi marido, ¿Cómo que ella la chupaba mejor que yo? Pero me di cuenta de que era de las cosas que dicen los tíos cuando tienen ganas de follar. Mirtha seguía chupándole la polla, y por los gemidos de mi marido debía de reconocer que lo hacía muy bien, hasta que él dijo:

–Cuñada, me muero de ganas de follarte.

–¿No te folla bien Lorena?, dijo ella con mucha sensualidad.

–Si, dijo él, pero seguro que tú lo haces mejor.

Ella se puso de pie, le iba a quitar el tenga, pero ella con esa sonrisa de puta que tiene le dijo:

–Mejor me lo aparto y me follas con el puesto.

Mi marido aceptó la oferta, él se tumbó en el sofá, ella le pidió que se pusiera un condón, él le propuso hacerlo a pelo pero ella lo rechazo y mi maridito tuvo que coger el paquete que tenemos en la mesilla, y ponérselo, ella puso encima de él, después ella apartó su tanga, y llevó su coño hasta la polla de mi marido, y fue introduciendo a esta en el interior de su coño, algunas veces había sospechado que mi marido me engañaba, pero esta vez todo estaba sucediendo ante mis ojos, supongo de haberme puesto furiosa, pero en realidad lo que estaba era caliente.

Mientras la zorra de Mirtha seguía sobre la polla de mi marido subiendo y bajando, quizá fuera algún movimiento, pero lo cierto es que el tanga se le rompió, Mirtha siguió follando aunque le dijo a mi marido:

–Mira lo que ha pasado con mi tenga, cuando vuelva a mi casa tendré que tener mucho cuidado para que todo el mundo no me vea el coño.

–Jajaja, rio mi marido, sé que eso te gusta so zorra.

Y siguieron follando como si nada, al poco ella se giró y le hizo tumbarse del todo, y ella, como la zorra que era, se puso a cuatro patas apoyando sus manos en la cama, el tuvo los pezones de ella delante de su boca y elevándose un poco comenzó a chuparlos.

–¿Te gustan?, preguntó Mirtha, no los tengo muy grandes.

–Lorena tampoco dijo mi marido dejando de mamárselos un poco, pero es que nunca me han gustado las tías con grandes urbes.

Siguieron follando hasta que mi maridito dijo:

–Cuñadita me corro.

Ella siguió meneándose, hasta que mi marido bufó, se había corrido, Mirtha se salido de encima de él, cogió su tanga roto, y quitándole el condón se puso a limpiarle la polla, cuando lo hizo una gran cantidad de leche salió de la polla de mi maridito.

–Que macho que eres, dijo Mirtha, tu hermano no creo que nunca haya soltado ni la mitad que tú.

Yo no tardaría mucho en saber que una vez más la cuñada de mi marido mentía, supongo que en el folleteo todo vale para hacer disfrutar a tu pareja, aunque sea su ego. Mientras seguía acariciándole la polla y mi marido se puso otra vez en forma.

–Con tu permiso cuñada ahora me toca a mi ponerme encima.

–Como tú quieras mi amor, dijo ella.

Y se tumbó sobre la cama, mi marido se puso otro condón y acercando su polla al coño de su cuñada la penetró, esta se puso a gemir mientras decía:

–Que suerte tiene Lorena, que esto la entre todos los días.

Mi marido siguió penetrándola mientras la mirada de su cuñada demostraba que estaba disfrutando enormemente con la situación, mi marido se la follaba con rabia como hacia conmigo cuando estaba muy caliente, se le notaba que ella comenzó a tener varios orgasmos, mientras mi marido estaba disfrutando a tope de su nuevo chocho, en estas circunstancias no tardó en correrse de nuevo, cuando se salió se quitó el condón y dejo que una parte de su semen fuera a parar al vientre de su cuñada.

Se besaron apasionadamente, entonces Mirtha dijo:

–Si yo sé que lo haces tan bien no hubiera dejado pasar tanto tiempo para follarme a mi cuñado mayor.

–Cuñada, ¿Y si te la meto por el culo, dijo mi marido?

–Todo lo que tengo es tuyo, dijo mi cuñada y se puso bocabajo en la cama.

Mi marido acercó su polla al culo de esta para endurecérsela, y cuando estuvo se puso un nuevo condón y se la metió por el culo, ella al sentirlo se puso a gemir mientras decía:

–Cuñadito que bien lo haces, el cabrón de tu hermano dice que esto es una guarrería y nunca quiere hacérmelo.

Mi marido siguió taladrando el culo de su cuñada hasta que esta se corrió, en ese momento mi marido dijo:

–Lorena ha ido a casa de mi padre, no creo que tarde en volver, será mejor que lo dejemos, otro día seguiremos.

Tras ello se vistieron y dieron por concluido su encuentro, yo tenía mi mano en mi coño, estaba excitadísima y no me importó que Violeta pudiera oírme, me hice una paja salvaje.

Pocos días después mi suegro me llamó Rafael, el marido de Mirtha iba a estar solo en casa debía de seducirle y follarmele en el salón, en ese momento comprendí que, igual que yo había visto a la zorra de Mirtha follar con mi marido, ahora la iba a tocar a ella ver como yo me lo hacía con su marido. Me puse un vestido de lunares a medio muslo y le llamé, le dije que su padre me había dado unos papeles para que se los llevará, él me dijo que, Mirtha no estaba en casa, eso ya me lo imaginaba yo, jajaja, y que él en esos momentos estaba montando en bici, su afición favorita, pero que estaría en casa cuando yo llegase.

Emprendí camino de su casa en mi coche y al llegar vi como mi cuñado Rafael, regresaba a casa en bicicleta, llevaba uno maillot amarillo y unos pantalones negros, se creería líder del Tour de Francia, jajaja, apenas le tuve que esperar unos minutos, nos saludamos, pero yo aproveché para pegarme mucho a él, después mi cuñado me mandó entrar en su casa y nos sentamos en el sofá, le entregué los papeles que me había mandado mi suegro, me mando sentar, procure que mi vestido subiera lo máximo posible, y note como él se fijaba en mis piernas, entonces le dije:

–Rafa montar en bici te viene muy bien, estas cachas, ojalá tu hermano estuviera así.

Me abalancé sobre él y nos besamos apasionadamente, yo me imaginaba a Mirtha viendo la escena desde la casa de mi suegro, pues me iba a encargar de que tuviera un buen espectáculo, dirigí mi mano hacia su polla y le dije:

–Cuñadito se nota que tienes una buena herramienta, me encantaría verla.

Él se puso de pie, yo sentada le baje los shorts y deje su polla al aire, yo con la voz más sensual que pude dije:

–Hunn, esto es mejor de lo que yo esperaba.

Y arrodillándome en el suelo me metí su polla en la boca y comencé a hacerle una mamada, el muy cabrón me dijo:

–Cuñada lo haces muy bien, mucho mejor que mi mujer.

Jajaja, lo que hace la gente por un buen polvo, seguí chupándosela un rato hasta que él me dijo:

–Cuñada lo haces divinamente, pero quiero primero correrme dentro de tu coño, aunque me gustaría probar contigo una postura muy especial.

–Estoy a tu disposición amor, le respondí.

Me pidió que me pusiera de pie cara a la pared, él se colocó detrás de mí, cuando me la iba a meter yo le reclame que se pusiera un condón, él me dijo:

–Últimamente las mujeres estáis muy pesadas con eso, mi mujer esta con los mismo.

Jajaja si hubiera sabido que eran parte de las instrucciones que nos había dado su padre, pero se le veía con ganas de follar, salió un momento del salón y volvió rápidamente con un condón en la mano, se lo puso y se volvió a colocar detrás de mí, y desde esta postura me la metió. Si la zorra de Mirtha estaba contemplando el espectáculo, y estaba segura de que lo estaba yo iba a hacer que disfrutara hasta hacerse trozos su coño.

Mi cuñado comenzó a mover su polla dentro de mi coño, y yo a gemir, nunca me había negado a nada con mi marido, pero desde hacia unos años nuestra relación había entrado en la rutina, así que la idea me encantaba, su polla seguía moviéndose dentro de mí, con mi cuñadito preocupándose de gozar al máximo, el muy cabrón me provocó varios orgasmos, lo de ser una puta con mis cuñados se estaba revelando como algo muy interesante, y siguió moviéndose dentro de mi durante un rato, hasta que por fin dijo:

–Cuñadita, me voy a correr.

Dejé que se corriera en mi interior, aunque fuera dentro de un condón y noté como soltaba una gran cantidad de leche, en esos momentos le pregunté:

–Sueltas una gran cantidad de leche, ¿Es que tu mujer no te deja desahogarte?

–Si lo hacemos una o dos veces por semana, me dijo, pero normalmente en la cama, y ya tenía ganas de hacer cosas nuevas.

–Te comprendo cuñadito, le respondí, bueno, pues aquí me tienes a mí.

Sabía que Mirtha me estaría oyendo, pero quería vengarme un poco de lo que ella me había hecho con mi marido. En esos momentos caí en la cuenta de que si su polla se aflojaba existía el riesgo de que la leche cayera al suelo, así que llevé una de mis manos a mi paquete de clines y otra a su polla, le quité el condón con mucho cuidado de que el semen no cayera al suelo, y le dejé bien limpia su polla, después él se fue a tirar el pañuelo de papel al W.C.

Cuando volvió acercó mi mano a su polla y me dijo:

–¿Cuñada corremos una segunda etapa?

–Si tú quieres cuñado, por mi encantada, le dije.

Y comencé a acariciarle la polla que respondió rápidamente a mis estímulos y se puso durísima, él me dijo:

–La meneas muy bien Lorena, pero creo que me gustan las cosas muy especiales y ahora querría metértela por el culo.

–Cariño, después del rato que me has hecho pasar no puedo negarte nada.

El volvió a salir de la habitación y entró con un bote de lubricante.

–No hace falta cariño, le dije, mi culo, aunque últimamente cada vez menos recibe la visita de la polla de tu hermano.

–Si, pero como yo la tengo más grande no quiero hacerte daño, me dijo.

La verdad yo no veo que haya gran diferencia de tamaño entre las pollas de mi suegro y las de sus dos hijos, que en ese momento eran las que conocía, pero si a él le hacía ilusión pensar que su polla era extraordinaria, ¿Para qué quitarle la ilusión? Así que siguiendo sus instrucciones me puse en el suelo, encima de una alfombra, a cuatro patas.

–Me encanta la idea de hacerlo como lo hacen los perros, dijo él.

Untó mi culo con su lubricante mientras me decía:

–Tienes un culo fantástico Lorenita.

Y después poniéndose en una postura parecida a como lo hacen los perros introdujo su polla dentro de mi culo, y comenzó a moverse no se si era el placer de la follada o la idea de estar sodomizando a la mujer de su hermano mayor, pero el caso es que el mostraba gran excitación y sus movimientos me proporcionaban un gran placer, me llevaron a tener varios orgasmos, en un momento dado llevó varios de sus dedos al interior de mi coño y comenzó a follarme con ellos, era algo divino, y encima estaba segura de que su mujer nos estaba viendo, lo único que sentía es que mi marido no lo viera también y se sintiera un cornudo.

Seguimos de esta manera hasta que se corrió, mi culo quedo lleno de su leche. Él me dijo:

–Cuñadita esto ha sido fantástico.

Yo sentía lo mismo, pero no podíamos emplear mucho más tiempo aunque seguro que el saldo de mi suegro se ocuparía de que repitiéramos, así que me lave me vestí y me fui ser la mujer de mis cuñados parecía que iba a ser muy interesante.

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