Hola, soy un hombre de 52 años, casado y hetero morboso, me caliento bastante cuando veo un nabo empalmado. Mi matrimonio hace ya tiempo que perdió esa magia en el sexo, cuando hacemos el amor mi mujer y yo, ella se queda muy quieta, ya no es la persona con esa excitación como antes. Quizás por eso empecé a fijarme en las pollas de los tíos cuando veía porno hetero, después me pasé a ver porno bisexual y me excitaba muchísimo cuando veía esas pollas correrse.
En el trabajo, y por motivos de hacer una inspección a determinadas sedes dependientes de la empresa en la que trabajo, me mandaron unas 2 semanas al arco de la Bahía de Cádiz, hacía bastante que no follaba con mi mujer, al menos 3 semanas, ni con mi mujer ni con nadie, bueno, con mi mano sí, ya me entendéis.
Pues eso, cuando llegué al hotel y vi la habitación pensé en lo bien que estaría si hubiese un hombre conmigo allí, así que me dije que no podía desaprovechar el momento que me brindaba la empresa, así que cogí el portátil y me puse a buscar a hombres que cumplieran unas determinadas condiciones, por ejemplo: no me gustan los típicos tíos de gimnasio, musculitos y muy tatuados, no van conmigo, no me gustan los que tienen la polla gigantesca, los prefiero con pollas normalitas, imagino que será por el miedo de que si me la meten pueda doler más, no me gustan los pelos, me desagrada el notar un pelo en mi boca…
En fin, después de mucho buscar y de entre todos los que me contestaron, me fijé en uno que cumplía con las condiciones, era un hombre de Sevilla que estaba por la Bahía de Cádiz también por trabajo, casado (esto es importante porque los casados cuidamos más la discreción) así que quedamos por la tarde, sobre las 20 horas en un conocido bar.
Después de trabajar, acabé sobre las 18:30 me fui al hotel y me preparé con esmero, una buena ducha dedicando especial atención a determinadas zonas de mi cuerpo, así que bien vestido y perfumado lo justo, salí del hotel rumbo al bar en el que quedamos.
Cuando iba llegando me iba poniendo cada vez más nervioso y pensaba si lo estaba haciendo bien o no, pero ya de perdidos al río, entré en el bar y me senté en una mesa que estaba vacía. Pedí una cerveza y me puse a esperar, ya faltaban 10 minutos para las 20 h cuando entró un hombre regordete, alto como de 1,80, yo mido 1,74, y muy nervioso, echó una mirada a todas las mesas y se sentó en una mesa vacía que estaba en la otra punta del bar. Pensé que era él mi cita cuando recibo un whatsapp de él en el que me decía que ya estaba en el bar, cuando levanto la cabeza veo a la persona que se sentó en la otra esquina del bar con el móvil en la mano, así que le dije:
– mira hacia tu izquierda, el hombre que está solo en la mesa junto a la venta, soy yo.
Me miró y se puso a reírse, se levantó con su consumición y se sentó junto a mí, ufff me puse más nervioso y él también lo estaba, así que le dije que mejor nos relajábamos charlando antes de hacer nada, cosa con la que estuvo de acuerdo.
Ya me contó que sería la primera vez que iba a estar con un hombre, sentía mucho morbo de tocar una polla y unos huevos, y eso me estaba calentando, ya notaba como mi nabo empezaba a despertar, me acomodé el paquete y él me preguntó si me estaba empalmando, le dije que sí, que me había gustado y me producía bastante morbo a lo que me respondió que yo también le había gustado y que deseaba ver lo que tengo entre las piernas, no lo pensé más y pedí la cuenta dejando una buena propina, para irnos al hotel.
Una vez que llegamos al hotel, ya en el ascensor me acerqué a él y con mi mano derecha le palpé el paquete y tuve muy buenas sensaciones, él se excitó y me besó en la boca, con un beso caliente que transmitía bastante.
Llegamos a la planta de la habitación y con rapidez entramos en ella. Nada más cerrar la puerta me volví a él y le besé en la boca, su lengua se introdujo en mi boca buscando mi lengua, enredándose con ella, mientras mis manos le soltaban el cinturón, y le habrían el pantalón cayéndose al suelo, llevaba unos slips blancos que tenía una mancha de líquido preseminal, estaba caliente él ya me había quitado la camisa y el pantalón, y mi polla ya estaba bien dura y mojada, me bajó los bóxer y me agarró la polla con una mano mientras que con la otra me masajeaba los huevos, lo notaba suspirar, su respiración estaba acelerada le bajé el slip y le agarré los huevos, que eran grandes y colgones y totalmente depilados, su polla era algo más pequeña que la mía, la mía mide sobre los 17 cm, la de él sobre los 15, le dije:
– ¡vas ganando puntos! Me encanta tu polla. Vamos a desnudarnos completamente, quiero disfrutar de ti y que disfrutes de mí
Nos desnudamos del todo, se había depilado todo, desde el cuello para abajo, no tenía ningún pelo, me dijo:
– Verás, sabes que es la primera vez que estoy con un hombre, y no me hago a la idea de que me des por el culo aún, aunque me lo he depilado completamente, prefiero que no me la metas hoy.
Le contesté que sin problemas, también era mi primera vez con un hombre y estaba muy excitado, le pregunté:
– ¿y qué te apetece hacer? ¿me pajeas y te pajeo o pajas y mamadas?
– Lo segundo, me respondió, tengo ganas de tener tu polla en la boca
Estábamos sentados en la cama, le agarré la polla y me incliné hacia su entrepierna, me cogió la cabeza y la guio hasta su polla olía estupendamente, olía a macho caliente y me excitaba, abrí la boca y metí su capullo comenzando a mamar, mi lengua se frotaba contra el frenillo y mis manos estaban ocupadas con su huevos y pajeandolo. Bajaba mi boca para chuparle los huevos y su respiración se aceleraba, la saqué de mi boca e hice que se sentara en el centro de la cama con las piernas abiertas, tenía el nabo muy duro y las pelotas hinchadas, solo me decía:
– ¡Por Dios, no te pares, no te pares!
Me volví a meter su polla en la boca y comencé a mamarla, mis dedos buscaban su ano, su ojal, su culito, y él levantaba el culo como indicándome el camino. Le puse mi dedo índice en su boca para que lo ensalivara, se lo comió cono si fuese una polla, lo dejó muy mojado y lo bajé buscando su puerta de atrás, el levantó las caderas y se sentó sobre mi dedo, gimió, jadeó, suspiró sin parar, me saqué su polla de la boca porque empecé a notar las contracciones para correrse, aceleré el movimiento de mi mano mientras mi dedo lo follaba sin parar, comenzó a gemir y jadear más fuerte diciéndome:
– ¡dame cabrón, dame más, fóllame con el dedo! ¡me voy a correr!
Y en ese momento soltó un trallazo de leche que me cayó en la frente, seguido de otros trallazos con menos potencia pero con la misma cantidad de leche, mientras mi dedo seguía en su culo, notando las contracciones de su corrida. Una vez que acabó le saqué el dedo y se tumbó en la cama, con la respiración alterada, me incliné sobre él para preguntarle, y me cogió la cabeza, la acercó a la suya y me besó, metiendo su lengua en mi boca, se separó y me dijo:
– no quiero dejar de verte, ha sido, con diferencia, el mejor polvo que he echado, y ahora te toca a ti.
Se inclinó sobre mi polla, y se la metió en la boca y comenzó a mamar, notaba su lengua como se frotaba con el frenillo, como lamía el capullo y mi polla se iba poniendo más dura cada vez, notaba como me salía el líquido preseminal y lo lamía. Me acariciaba los huevos, bajaba su boca por el tronco de mi nabo hasta llegar a los huevos, y los besaba, los lamía, los chupaba. Me iba poniendo a mil cada vez, hasta que se inclina más su lengua comienza a buscar mi ojal, mi ano, noté como me ponía más caliente aún mientras me comía el culo, me pajeaba, tenía la polla empapada en su saliva y en el precum que salía de mi polla.
De nuevo volvió su boca a dedicarse a mi polla y ya notaba que me iba a correr, así que le dije:
– ¡Más rápido, más rápido que me voy a correr, cabrón!
Me dijo:
– No, aún no por favor, quiero que me eches la leche en mi culo pero sin meterla, ¡¡¡quiero notar tu leche caliente en mis nalgas y en mi ojal!!!
Le levanté la cabeza, lo giré, se puso a 4 patas y le coloqué el capullo en su ano, cuando pegué el primer trallazo de leche, le cayó en su ojal, y por las nalgas, mientras se pajeaba hasta correrse de nuevo.
Caí encima de él, y él cayó sobre las sábanas, manchadas de leche de ambos, nos reímos bastante y nos volvimos a besar, mientras nos decíamos que había sido increíble y que teníamos que repetir, él se levantó y se puso a llamar a su mujer, como si estuviese a punto de acostarse ya. Mientras yo le limpiaba el nabo con la boca y tragaba parte del semen que había echado, él me hacía muecas con la cara, pero notaba que le excitaba.
Y eso será para el siguiente relato.
Es mi primera vez que escribo, porno o no, y me gustaría que me indicasen si gusta, si hay formas de mejorar las expresiones, etc., estoy "abierto" a todo, jejeje. Ruego me lo indiquen por email. Gracias de antemano.