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El precio de la traición
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Carlos y Ana son un matrimonio con dos hermosas hijas, Karina y Lucía, de 12 y 15 años respectivamente. Se conocieron en el colegio y tienen más de 20 años de casados. Son una familia feliz y lo tienen todo. Carlos es de esos hombres que lo tienen claro en la vida, muy metódico y un gran proveedor para su hermosa familia. Ana lo quiere mucho y no lo dejaría por nadie en su vida. Es una hermosa mujer de cabello largo y lacio. A sus 43 años, se ve como si tuviera 32 y es una ama de casa muy dedicada a su hogar, además de ser una gran lectora. Ana se preguntaba cómo sería estar con otro hombre, ser la mujer de alguien más, no en lo romántico.

Inicia un día normal Carlos, desayuna con sus dos hijas mientras su esposa le sirve el café, terminan, Carlos lleva a sus hijas al cole y luego al trabajo. Ana queda libre, toma su ordenador, va a buscar algo emocionante para leer, termina en un chat para ligar, una cosa llevó a la otra, terminó desnuda tocándose por webcam.

Esa experiencia despertó en Ana la curiosidad por sensaciones más fuertes. Como era temprano Ana se vistió para salir, con una falda muy corta y un escote que dejaba muy poco a la imaginación, toma su coche y se detiene en un parque, sale del coche camina muy lento muy seductora y entra en una mini van donde la espera el desconocido que la observo por webcam. El extraño hombre arranca, llegan a una zona boscosa donde los esperan dos hombres.

Ana sale del coche, se dirige a donde están esos dos extraños mientras su acompañante graba el encuentro con su teléfono móvil, sin que Ana lo notara, ella se pone de rodillas muy excitada, empieza a complacer a esos hombres mientras su acompañante pervertido empuja su cabeza contra la polla de uno de esos extraños, Ana perdió el control de su cuerpo, se dejó llevar por la pasión, la lujuria, no le importo nada solo quería ser poseída.

Ana grita, gime de lo fuerte que está siendo follada, por esos tres hombres, Ana disfruta cada vez más y más, libre de cualquier atadura moral, disfruta de ese encuentro clandestino e impulsivo. El encuentro termina con Ana de rodillas recibiendo tres corridas en su cara siendo humillada, con una meada de uno de los extraños.

Ana regresa a su coche, sucia, llena de semen y orina. En ese instante, la embarga la culpa y el arrepentimiento. Al llegar a casa, se ducha mientras llora por manchar su matrimonio con este acto tan lascivo.

Al rato llega Carlos, le da un beso a sus dos hijas que siempre lo esperan con ansias, nota a su esposa un poco callada, silenciosa distante, él no prestó importancia ceno, tomo el control para ver sus series favoritas mientras coge sueño para dormir, e iniciar otro día, mientras Ana toma un libro, se recuesta al lado de Carlos mientras este ve tele, todo está normal aquí no paso nada, pensó Ana más relajada, aliviada de su momento de culpa. Unas horas más tarde su marido ya duerme apaga la tele y se queda dormida.

Pasó un mes desde que Ana tuvo ese encuentro sexual. Ya ella lo había olvidado, bloqueado de su mente, pero ese día tendrán una fiesta con amigos y familiares, en casa ella no sabía quiénes iban a asistir, pensó que solo serían unos cuantos amigos de Carlos, sus padres y uno que otro vecino.

Ana esa noche lucía muy hermosa, era la mujer más bella de la reunión, Carlos estaba muy orgulloso, ya que todos sus amigos le decían de la bella esposa que tiene.

Para sorpresa de Ana ve cuando llega una minivan la misma de aquel día, con ese extraño hombre que conoce, pero del que ella no sabe su nombre. Resultó ser un nuevo compañero de trabajo de Carlos, con apenas una semana en la empresa.

Carlos se lo presento a Ana, ella hizo como si era la primera vez que lo veía, él la miró y se la comió con los ojos, Ana se puso muy nerviosa, dejó de actuar con naturalidad y lucía muy incómoda con la presencia del nuevo compañero de trabajo de Carlos.

La fiesta prosiguió con naturalidad, cuando el compañero le pidió permiso a Carlos para bailar con Ana, Mientras bailaban él le dijo a Ana que aún tenía el video de aquel día donde se la follaron. Que tenía ganas de metérsela otra vez aquí y ahora, Ana le dijo que no porque esta su marido y tiene muchos invitados, él le dijo que la espera en la cochera en 10 minutos y que si no llega, va a enviar el video al grupo de WhatsApp del trabajo, para que vean la esposa puta de Carlos.

Ana mira su reloj, que dan 5 minutos, no sabe qué hacer y decide ir a la cochera para encontrarse con ese hombre.

Cuando Ana llega a la cochera, es puesta de rodillas y empieza a hacerle una felación. Comienza poco a poco, pero cada vez se va intensificando hasta tragarla toda con la ayuda del hombre, quien le empuja la cabeza. Ana trata de mantener la calma y los ruidos lo más bajos posible, pero el hombre está muy efusivo, como un perro en celo.

Luego, la pone en cuatro y la toma por su cabello largo, empieza a dominarla y le da fuertes palmadas sobre sus nalgas mientras es embestida una y otra vez. Afuera, ya empiezan a escucharse los ruidos: ¡Plaf!, ¡Plaf!, y los gemidos de Ana: "¡Uh!", cada vez más intensos: "¡Uh!", "¡Uh!", y ¡Plaf!, ¡Plaf!

Carlos escucha los ruidos y entra a la cochera. Con gesto cauteloso, enciende la luz y se encuentra con Ana, recibiendo una buena cogida. El hombre ve a Carlos y continúa. Se pone más cachondo y se va a venir. Toma a Ana, se lo saca, le da la vuelta, la pone de rodillas y derrama su semen en la cara de Ana, quien está fuera de sí, había perdido la razón y no había visto que su marido la observa.

Ana, con su respiración agitada, poco a poco va recobrando la razón. Su rostro gotea semen de la enorme corrida mientras su mirada se cruza con la de Carlos, quien muestra dos lágrimas bajando por su mejilla.

Carlos sale de la cochera y se dirige a la caja fuerte, donde toma un arma. Piensa en disparar al hombre y a su esposa, pero cuando ve la habitación de sus hijas, que están durmiendo, les da un beso en la frente a cada una. Se despide y luego se marcha en su coche."

Llega al colegio donde vio a Ana por primera vez y se dirige al banco donde le pidió que fuera su novia. ¡Pum! Carlos yacía en el suelo, la vida escapándose de él en un último aliento. Un solitario disparo había perforado la región frontal de su cráneo. Horas más tarde llegan dos oficiales de policía, mientras Ana intentaba comunicarse con Carlos por teléfono, con la terrible noticia del fallecimiento de su esposo. Fin.

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