Soy Magda, una chica melliza, tengo un hermano de nombre Javier, desde que éramos bebés compartimos tiempo, juegos, habitación.
Dormíamos en literas, yo en la parte de abajo y Javier en la de arriba, mi pijama consistía en camisones largos, Por su parte mi hermano siempre ha dormido en ropa interior, sea la que sea; eso era nuestra vida cotidiana.
Cuando teníamos 18 años, mis padres nos llevaron a un bautizo en un salón de fiestas cercano a nuestra casa, ahí en nuestra mesa estaban amigos de mi padre con sus esposas, y unos compadres de mis papás que tenía un hijo (Efrén), él era unos meses mayor que nosotros.
Con Efrén había confianza, crecimos juntos y nuestros padres nos trataban como primos; pero la biología y hormonas hicieron que en las reuniones mientras los adultos comían y bebían nosotros convivíamos con él; yo había tenido mi primer beso con Efrén, alguna ocasión en una kermes del colegio nos casamos, éramos noviecillos de mano sudada.
La adolescencia llegó y De repente buscábamos estar solos nosotros; cuando estábamos solos Efrén yo, nos besábamos y me manoseaba por encima de mis ropas, me gustaba como jugaban nuestras lenguas jaja.
Mi hermano mellizo era cómplice y tapadera en la relación que yo mantenía con Efrén. Efrén y Javier eran amigos y ahora un tanto cuñados.
La fiesta del bautizo se prolongó del medio día hasta las 7 pm, a esa hora la comadre (Rosa) que es la mamá de Efrén, tenía la boca caliente y pidió seguir la fiesta en otro lugar, mi papá también entonado decidió proponer su casa, era realmente cerca.
Llegamos a casa y la fiesta continuó y se subió de tono; Se hizo más noche y la comadre se le pasaron las cucharadas, la llevaron a vomitar al baño donde se quedó como una hora.
Mi madre y la esposa de otro amigo de mis padres llevaron a recostar a la señora Rosa en el cuarto de invitados que estaba en la planta baja, ahí la acomodaron en la cama y prepararon un sofá-cama para Efrén; ya eran las 2 am, los amigos se comenzaron a despedir e irse a sus casas, excepto el papa de Efrén y el señor Elias que no estaba casado pero era bien fiestero; y mi madre estaba cansada y a las 3 am decidió irse a dormir no sin antes mandarnos a dormir a mi hermano y a mi.
Nos despedimos de mi padre, del señor Elias, de Efrén y su papá; subimos los tres y nos despedimos en el pasillo, hacia la izquierda era el cuarto de mis padres y a la derecha el de los gemelos, el baño y el hueco de la escalera nos separaban.
Me cambie mi vestido que use en el bautizo, también el brasier, lo deje en la ropa sucia y me puse un camisón, era uno viejo y me llegaba a los muslos, mientras que Javier solo lanzaba su saco, camisa y pantalón en el cesto de ropa y como siempre se metía en la cama solo en trusa.
Habían pasado 15 minutos de nuestra ida a la cama, cuando tocaron la puerta de la habitación, era Efrén que buscaba a Javier para que le prestara una pijama o un short para dormir.
Yo me levanté de la cama, encendí la lámpara del buró y recibí a Efrén, este entró y se acercó hasta las literas para pedirle a Javier de cerca la pijama; Javier le dijo -“cuñis duérmete en calzones, no tengo pijamas, yo no uso”.
Efrén no le creyó e insistió por una pijama; mi hermano se destapó y de un brinco bajo de su litera, estaba vestido solo con su trusa blanca, y le dijo a Efrén: mírame, NO te miento.
Pero aún Javier le buscó un short en el clóset y se lo prestó, ahora al subir a la litera Efrén le daba una nalgada diciéndole gracias Javier.
Mi hermano se volvió a meter en las cobijas y Efrén se sentó en mi cama, me pregunto que si ya me dormiría o podíamos “platicar” un poco.
Empezamos a platicar mientras nos tomábamos las manos, nos acercamos más y me dio un beso, yo le dije que se detuviera que estaba mi hermano.
Me dijo al odio apaga la luz… Yo lo hice y ahora en silencio y oscuridad sentía de nuevo los labios de Efrén besándome, el me siguió fajando un rato y al cabo de media hora me había despojado el camisón, entre la penumbra noté sus manos recorrer mis pechos, luego su labios tocaron mis pezones, estaba realmente caliente, me deje chupar los pechos, me dejé y desnudar, para ese momento me baje la pantaleta y me senté en la cara de Efrén.
Su lengua me recorrió mi panocha de arriba a abajo, era delicioso, me excitaba más saber que él seguía vestido con su traje gris (el atuendo que había usado en el bautizo) y yo estaba totalmente encuerada; luego me lamió el agujero del culo, nadie había llegado hasta ahí jamás.
Podía ver en la sombra de la madrugada como Javier ya estaba despierto siendo testigo de cómo Efrén me hurgaba con la lengua todo mi coño y obvio escuchaba mis gemidos a medio guardar; la música de abajo impedía que los adultos escucharan los orgasmos que Efrén me estaba sacando a mi.
Me dejo acostada boca arriba y cuando me jalo de las piernas para levantármelas y abrió mis piernas para separar mis nalgas para lamerme él agujero del culo; fue delicioso como hacía círculos con la lengua en mi orificio.
Efrén jugaba con sus dedos en mi culo, metió primero el meñique, luego el índice y al mismo tiempo lengüeteaba mi clítoris a gran velocidad.
Ya llevaba tiempo siendo chupada por el invitado, ya estaba amaneciendo y la luz entraba por la ventana; ya no podíamos refugiarnos en la oscuridad nocturna, ya era obvio que Javier estaba viéndome retorcer en la cama; era tan placentero el contacto de la lengua de Efrén sobre mi vulva y ano, no podíamos detenernos, ya era un punto de no retorno; me senté en la cara de Efrén y él siguió dándome lengua y dedos; no pude resistir mucho y comencé a venirme en la cara de Efrén.
También fue mi primer orgasmo, nunca me había venido, menos de esa manera tan acuosa; era una escena que no creí que sucedería tan pronto y menos frente a testigos; ya siendo las 7 am me quedé hincada en la cama, estaba desnuda, cabello suelto, pezones paraditos, clítoris encendido, vulva mojada y abierta y mi ano palpitaba.
Así me quedé cerca de 10 minutos, intentaba recuperar el aliento y dejar de sudar, estaba empapada y las sábanas también; mi querido Efrén me ayudó a levantarme, estaba escurrida; me dio una toalla y me pasó mi camisón y pantaleta, pero ya eran inservibles.
De repente se escuchó cuando apagaron la música en la sala; Se oía a lo lejos a la mamá de Efrén diciendo que ya era hora de marcharse, y preguntaba por su hijo.
El papá de Efrén le dijo, ya nos vamos mujer, solo despierta a tu hijo que debe estar en la recámara de Javier.
Rápido nos pusimos a escombrar los tres la habitación, Javier me dio una nueva pijama de pantalón y una camiseta seca, mientras me vestía, los chicos quitaban las sábanas mojadas, abrían la ventana para disminuir los olores jajaja;
Ya en pijamada me lancé al clóset y me escondí; Javier se subió de nuevo a la litera, Efrén se tapó con un sleppingbag y se acostó en mi lugar.
Casi con precisión de reloj, Entró la mamá a buscar a su hijo y le regañó, que como había dormido en la misma habitación que una señorita; y mi hermano se levantó aún en solo ropa interior para explicarle que solo los dos varones habían estado en esa habitación, que yo dormí en la habitación de mi madre, que si quería nos despertaría.
Efrén dijo a su mamá: oye madre, respeta la habitación de Javier, él me cedió un lugar y ahora lo estás molestando mientras está en paños menores; la señora recapacitó, me ofreció una disculpa y salió de la habitación para darle 7 minutos a Efrén para estar en la sala y marcharse.