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Zapping de sexo en la televisión
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Tiempo de lectura: 6 minutos

La noche estaba horriblemente hermosa. Viento, lluvia, tormenta. Ideal para coger hasta que salga el sol. Lamentablemente, como la mayoría de las noches, estaba sola. Todo parecía estar destinado a una nueva paja solitaria y triste. Me acomodé en el living, dispuesta a cerrar los ojos y a liberar tensiones, cuando sentí que debajo mío estaba el control remoto. Me dije a mi misma que era una señal, que quizás estaría bueno masturbarme no solo con mi imaginación, así que encendí la tele y desbloquee el paquete premium de canales para adultos, que vaya a saber por qué sigo pagando.

Una pareja. Juan y Carla, llamémoslos. Cenaban a la luz de las velas. Copas grandes, vajilla impoluta, comida que a kilómetros se notaría que era de utilería. Sonreían y charlaban, aunque sus voces eran tapadas por un pianito con melodía sexi. De repente, Juan se pone de pie, rodea la mesa y se para detrás de Carla, al parecer, con la intención de masajearla. Y comienza con eso, pero de inmediato pasa a los besos en el cuello. Eso, a ella, parece excitarla mucho. El sonido de la música abandona la escena, para dejar oír los gemidos de ella y los suspiros de él. Lentamente, Juan baja los breteles del vestido de ella, liberando dos tetas pequeñas, pero perfectamente redondas y empinadas. Desde atrás, las acaricia, sin dejar de besarle el cuello. Del cuello, pasa a su boca. De las tetas, una de sus manos baja por el vientre de la mujer, para instalarse directamente en su concha. Ya sé lo que sigue. Cambio de canal.

Tres hombres de piel chocolate brillosa, de pie, con sus pijas enormes, apuntándole directamente a una muchacha rubia, con rostro y apariencia aniñada. Esta, se come con ansiedad la pija del que está en medio, mientras masturba a los que se ubican en los costados. Luego va intercambiando posiciones, chupando un rato cada pija. Instantes después, dos hombres se sientan en un sofá rojo. La chica, siempre de rodillas, se ubica frente a ellos y sigue comiéndoles la pija. Primero a uno, luego al otro, después a los dos juntos. Esto le genera gran trabajo, pero consigue comerse ambas pijas a la vez. El tercer hombre se arrodilla detrás de la chica y le come el culo mientras le mete uno de sus grandes dedos en la concha. Cambio de canal.

Una rubia y una morocha se besan apasionadamente debajo de la ducha. Sus enormes tetas se rozan mientras con sus manos masajean cada una la concha de la otra. La rubia besa las tetas de la morocha, mientras esta gime de placer. La rubia sigue bajando, hasta llegar a la concha. Le hace levantar una pierna y la chupa con intensidad, mientras de a poco comienza a meter un dedo, luego dos. El plano se abre y un hombre de cuerpo tonificado y pija totalmente erecta ingresa en la ducha. Acaricia a la rubia mientras besa a la morocha. Ambas mujeres se arrodillan y le chupan la pija, aprovechando para besarse entre ellas. Luego de un rato, la rubia arquea su cuerpo apoyándose en la pared y el hombre la penetra por la concha, mientras la otra se arrodilla debajo de la rubia y le chupa la concha, intercambiando también con las bolas de él. Cambio de canal.

Vuelvo a Juan y Carla. Él está de pie junto a la mesa, totalmente desnudo. Ella, de rodillas, con una pija bastante grande entre sus tetas. Lo pajea mientras lo escupe y le dice frases como “¿te gusta?; Como me calienta tu pija; ¿me vas a dar toda la lechita?” El hombre solamente gime y dice “si, si”. En una escena típica y totalmente innecesaria, luego de ayudarla a ponerse de pie, el hombre tira de un manotazo todo lo que está sobre la mesa. Qué desperdicio. Ella, sin esperar orden alguna, se apoya sobre la mesa, dejando su culo y su concha en primer plano. Él se acerca y le apoya la pija en la concha, mientras le susurra cosas en el oído. Los gemidos de ella comienzan a intensificarse, hasta que se convierten en grito al ser penetrada. La danza de los cuerpos comienza lenta, pero su intensidad va aumentando. Juan la toma por los brazos, atrayéndola hacia él. El primer plano de las tetas y el rostro de la mujer es perfecto. Se muerde los labios, los saborea. De repente, él deja de penetrarla, se arrodilla detrás de ella y comienza a chuparle el culo. Ahora el primer plano es de su cara introduciéndose entre sus nalgas. Los gemidos de la mujer son cada vez más intensos. Cambio de canal.

Un joven con remera roja y gorra que tiene la palabra “Delivery” se está cogiendo a una rubia madura de cuerpo voluminoso. Ella, apoyada contra la mesada de la cocina, al lado de la heladera. Él, de pie, detrás de ella, con el pantalón en sus tobillos. Ante la corpulencia de la mujer, el hombre parece demasiado pequeño, lo que hace que su gran pija resalte de manera interesante. La mujer gime exageradamente, mientras él le dice que así va a aprender a tener efectivo para darle propina a los repartidores. Cambio de canal.

Uno de los hombres de piel de chocolate está sentado en el sillón rojo, la chica rubia montada sobre este, mientras otro se ubica detrás de ella. El tercero está de pie sobre el sillón, dándole pija por la boca. La chica intenta cabalgar, pero el tener todos sus orificios llenos de pija, le impide hacer demasiados movimientos. Son ellos los que llevan el ritmo. El que está detrás, dándole por el culo, la tiene agarrada de los brazos, tirándola hacia atrás. El que está sentado y dándole por la concha, le chupa con voracidad las tetas, mientras que el tercero le llena la boca con pijazos intensos. La chica está demasiado excitada, pero no puede gritar. El placer se le escapa en forma de lágrimas a través de sus ojos verdes. Cambio de canal.

Un hombre muy mayor, vestido de granjero, ingresa a una especie de granero, con un farol en la mano. Mira hacia el interior y sonríe. De inmediato, se muestra el primer plano del rostro de una tierna e inocente oveja. CAMBIO DE CANAL.

Carla está sentada sobre la mesa, con sus piernas abiertas. Juan le introduce la pija en su concha de un solo golpe. La mujer grita, lo insulta, él sonríe. De repente, el cuerpo de ella se tensa, anunciando el orgasmo. Una vez que estalla, él se arrodilla y le chupa la concha, tomándose los jugos que salen de esta en gran cantidad. Luego de un rato, él se sienta en una silla, y ella lo monta, dándole la espalda. En un primerísimo primer plano, vemos como su pija comienza a meterse lentamente en el culo de la chica. La cámara se queda ahí, viendo como como cada vez la penetra más. Una vez que la pija se pierde completamente, ella comienza a moverse de arriba hacia abajo, intensificando cada vez más los gritos de placer. Él la toma con fuerza de las tetas, abarcándolas en su totalidad. Cambio de canal.

Dos de los hombres morochos están de pie, con la chica rubia montada sobre uno de ellos. Uno la penetra por la concha y otro por el culo. El tercero está sentado en el sillón, observando mientras se masturba. El contraste de las pieles de chocolate con la chica extremadamente blanca en el centro, es perfecto. Sus pijas negras entrando y saliendo de sus agujeros rosados es algo totalmente excitante. Ella grita de manera histérica, emitiendo sonidos que parecen ser palabras, pero que no se entienden del todo. El hombre que está frente a ella, le pega cachadas con fuerza, mientras le escupe la cara y la boca. Ella lo disfruta y le pide que le pegue más fuerte. Este hombre saca su pija de la concha de la chica y esta deja escapar un gran chorro de squirt, que le empapa la pija y parte del abdomen. El hombre se agacha, el que estaba en el sillón se acerca, y entre ambos le chupan la concha, mientras el otro la sostiene en el aire, sin sacarle la pija del culo. De inmediato, la chica vuelve a soltar otra intensa ráfaga de líquido caliente, que ellos reciben con gusto. Cambio de canal.

Un hombre está recostado sobre la cama. Una mujer, a su lado, pero en posición opuesta, le pasa los pies por la cara, mientras este los chupa al mismo tiempo que se masturba. La escena dura tres largos minutos, hasta que él acaba potentemente. De inmediato, ella se pone de rodillas y recolecta la leche con su boca. Cambio de canal.

Una pareja de jóvenes se besa desenfrenadamente dentro de un auto. Después, uno de ellos se agacha y chupa la pija del otro. Luego de un rato, se quita los pantalones y comienza a cabalgar la pija de su compañero. Pasan varios minutos, hasta que, al parecer, uno acaba y le llena en culo de leche. Vuelven a besarse con intensidad. Cambio de canal.

La chica rubia esta de rodillas, con los tres hombres morenos al frente. Simplemente abre la boca mientras se masturba. Los hombres se masturban con intensidad, pegándole con sus enormes pijas en la cara. Acaba el primero, llenándole la boca de leche. El segundo, dándole de lleno en un ojo. El tercero, descargando con fuerza entre el cuello y las tetas. La mujer hace gran esfuerzo por juntar la mayor cantidad de leche y llevarla a su boca. Los hombres ayudan pasándole las pijas por donde está la leche y arrastrándolas hacia su boca. La chica chupa con intensidad. Una, dos, hasta que logra comerse las tres pijas juntas. Poco después, queda rendida, sosteniéndose de los hombres para no caer, con las tres pijas todavía muy erectas apoyadas en su cara y en sus hombros. La cámara comienza a alejarse, difuminando la imagen hasta hacerla totalmente borrosa. Cambio de canal.

Una morocha de pelo corto y ojos celestes le chupa la pija a un joven recostado en una camilla de masajes. Luego sube sobre él y se sienta sobre su pija. Lo cabalga por varios minutos hasta que el hombre le llena la concha de leche. Cambio de canal.

Juan sigue sentado. Carla, de rodillas, masturbándolo con la boca abierta. De repente, una gran descarga de leche golpea con fuerza en el rostro de la mujer. Esta intenta tragar todo, pero algo del líquido cae por sus tetas. Ayudada de sus manos, lleva el líquido hacia su boca, saboreándolo con gran placer. El hombre, totalmente agotado, acaricia con suavidad la cabeza de la chica. Luego de saciar su sed, ella se le sienta en la falda y se besan con ternura e intensidad. La imagen de a poco comienza a fundirse a negro.

Acabé tres veces durante la maratón. No sé en que momento me quité la ropa, pero puedo asegurar que no muchas veces terminé tan cansada y desbordada de placer. Si en algún momento pensé que no tenía sentido pagar el pack adultos, debo decir que estaba totalmente equivocada. En épocas en las que ya casi nadie mira televisión, me siento agradecida conmigo misma por haber descubierto este nuevo y tan placentero vicio.

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Me gustaría saber cuál fue tu parte favorita del relato, o cual te gustaría que, en el futuro, escriba más detalladamente. Contame en los comentarios.

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