Ojalá supiera tu nombre y saber dónde vives para poder enviarte esto.
En realidad creo que te enviaría una carta aunque te diría otras cosas. Quizás me cansaría de escribirte reproches y muchas preguntas que se agolpan en mi cabeza desde hace varias semanas.
¿Por qué me ha elegido a mí? Soy una mujer normal y corriente que has hecho que mi vida se esté convirtiendo en un caos. Por tu culpa no soy capaz de mirar a mi marido sin sentir vergüenza y gracias a que él no se fija demasiado, no puede ver la culpabilidad en mis ojos.
A mi alrededor veo mujeres mucho más guapas que yo. ¿Acaso te llamaron la atención mis pechos, mi culo?
Maldigo aquella mañana de lunes de hace tres semanas. Nunca olvidaré que tuve que coger un autobús diferente al que cojo todos los días por haberme quedado dormida. En el que voy siempre, puedo ir sentada y echar un vistazo a mis redes sociales. En cambio, ese otro autobús iba abarrotado y tuve que ir de pie.
¿Acaso todo se puso en mi contra para que me pasara aquello?
Si supiera lo que iba a pasar no lo hubiera cogido, ni siquiera me habría puesto esa falda que tanto me gustaba y ahora al verla en el armario me sonrojo.
Quizás debí decirle algo cuando sentí que se pegaba mucho a mi. Siempre he sido demasiado inocente y hasta recuerdo que pensé que usted no tenía la culpa de que el autobús fuera tan lleno de gente y que tuviera que pegarse a mi espalda de esa manera. Después comprendí que aquello solo fue una excusa.
Otra pregunta que me hago es si había algo en mí que le hiciera saber que ese fin de semana había vuelto a discutir con mi esposo. ¿Acaso mi cuerpo me va delatando y hace saber a la gente la falta de atenciones de mi marido? ¿Por qué usted se pegó a mi como si supiera que hace mucho que los abrazos son algo extraordinario en mi vida? La vergüenza me carcome al pensar que en realidad cuando apoyó su pecho en mi espalda no le dije nada porque hacía mucho que extrañaba esa sensación.
¿Quién eres? Me fue imposible mirarte a la cara, quizás no me creas, pero soy demasiado tímida y me daba reparo mirarte. Me arrepiento de no haberlo hecho, pero ¿con que cara te iba a mirar si cuando metiste tu mano por debajo de mi falda pudiste comprobar que estaba mojada por tu abrazo? No me puedo creer todavía que no hubiera apartado tu mano cuando la metiste por dentro de mis bragas. ¿Te diste cuenta que me estaba gustando y por eso me masturbaste? Hacía mucho tiempo que no sentía un orgasmo así. ¿Me agarraste porque mis piernas temblaban y casi me caigo al correrme?
No debiste agarrar mi mano y llevarla a tu pantalón. ¿No te dio miedo desabrocharlo y que alguien pudiera ver mi mano agarrando tu sexo? ¿Siempre está tan grueso cuando te excitas? Mi marido lo tiene mucho más delgado y no se le notan tanto esas venas. Que sepas que nunca había acariciado otro pene que no fuera el de él y ahora por tu culpa a veces lo comparo y me gustaría que lo tuviera como el tuyo.
Te odio, sabes? ¿Por qué me hiciste sentir tan deseada? Tu pene me lo hizo sentir y nunca pensé que podría masturbar a un desconocido y mucho menos que pudiera hacer llegar al orgasmo a un hombre tan rápido. ¿Hacía mucho tiempo que no sentías uno? Es que todavía estoy alucinada con todo el semen que salió, me dejaste la mano empapada. ¿Te gustó como lo hice o lo hubiera conseguido cualquier otra chica?
Te haría tantas preguntas…
Debo estar loca, pero el otro día volví a coger el mismo autobús. No me había quedado dormida, pero no sé qué me pasó por la cabeza. Me puse la misma falda que ese día y esperé por esa línea que va siempre tan abarrotada. ¿Donde estabas ese día? Me puse en el mismo sitio y por tu culpa estuve todo el trayecto nerviosa esperando que te pusieras detrás de mí. Me había mentalizado que te miraría a la cara aunque me diera vergüenza.
Si supiera donde vives…
Encontrarías cualquier día en el buzón una nota, no una carta. No te diría ningún reproche y quizás solo te haría tres preguntas…
¿Me has buscado más veces en el autobús?
¿Quieres repetir lo de esa mañana, pero esta vez en tu casa?
¿Te gustaría follarme?