Me invitó a tomar unas copas a su casa, llegué y me sirvió un vaso de ron.
Mientras conversábamos de cosas cotidianas escuchábamos música y el vaso iba bajando… Creo que me tomé tres o más…
Hacía frío, pero cada momento la conversación se tornaba más acalorada…
Me bajé de la silla y me apoyé sobre el mesón, él se acercó y comenzó a tocarme lentamente, besarme el cuello. Me subió al mesón y empujó mi cuerpo hacia él, sintiendo el calor de su cuerpo y el bulto de su pantalón.
Me recosté sobre el mesón cuando el abrió mis piernas y bajo mis pantalones, junto con mi ropa interior… Empezó a besar mi entrepierna mientras yo me retorcía de placer tratando de afirmar mis manos y de no gemir, estábamos en el patio.
Hubiese querido que en ese momento me penetrara fuerte para sentirlo dentro de mí, pero nos detuvimos y entramos a la casa.
Ya en su cama nos desnudamos y continuamos con lo que habíamos comenzado en el bar.
Su lengua acariciaba toda mi vagina y a la vez succionaba mi clítoris, estaba tan excitada que no aguantaba que mis fluidos salieran fue tanto que no me di cuenta cuando todos mis jugos llenaron si boca y su cara dejando todo mojado.
Nunca había acabado de esa forma en la boca de alguien.
Ahora le tocaba a él, me subí arriba y comencé a mover mis caderas en círculos el apretaba mis pechos y los mordía, yo solo quería sentir su semen caliente en mi interior y escuchar sus gemidos.
Sus testículos estaban grandes y llenos de sus jugos, sentía la palpitación de su pene listo para eyacular, y los movimientos eran cada vez más fuertes, los gemidos se escuchaban cada vez más, la temperatura aumentaba y sentí sus tritones, sus gemidos y su leche caliente entre mis piernas.