Hola a todos nuevamente, recuerden ver los relatos anteriores a este para comprender mejor la historia todos llevan (Memorias de Nigurathlán). Sin mas, disfruten:
Elina salió de sus aposentos temprano, había pasado una terrible noche, la calentura no la dejó dormir; y por más que trataba de bajársela “a mano” le era imposible concentrarse pues cada que se sumergía en alguna fantasía erótica el rostro y cuerpo de Tollan cambiaba por el de Velimount, haciendo que Elina interrumpiera sus lascivos pensamientos en ese instante hasta que de nuevo su clítoris reclamaba su atención.
-Tengo que hacer algo, pronto- pensó la pelirroja pues no sabía cuanto tiempo más podría aguantar ese calentón -Ya sé, la biblioteca- se dijo a si misma y enfiló hacia el recinto.
Sin embargo al dar la vuelta en la esquina que da al corredor de la biblioteca Elina tropezó con un pecho bien trabajado, fornido y de un color negro azabache muy reconocible, era por supuesto Velimount, que venía de la biblioteca leyendo un volumen de tamaño considerable. Elina alcanzó a leer “control” y “mente” mientras chocaban antes de mirar los ojos del demonio y sentir su sexo mojado y sensible. -No puede ser, ya no puedo verlo a los ojos sin ponerme así ¿Qué pasará el día que tenga que hacerle una felación? ¿Podré ser capaz de aguantar tener su enorme, deliciosa, grande…? – Elina sacudió su cabeza y pensó – Cálmate mujer, si acaso sabe lo cerda que estás lo usará a su favor y eso… no sería tan malo- sonrió pero inmediatamente recuperó la compostura
Velimount viendo a Elina actuar así sonrió para sus adentros y pensó -Está funcionando- para después preguntarle:
– ¿Todo bien Elina? No te ves muy bien hoy ¿necesitas algo? ¿Te puedo ayudar de alguna manera? – inquirió el demonio cortésmente
-Todo bien amo, es solo que pasé una mala noche, es todo- dijo Elina mientras pensaba – Claro que me puede ayudar en algo amo, déjeme chuparle la verga ya y después métamela por todos mis agujeros y déjeme goteando de su caliente semen-
-Eso es terrible, creo poder ayudarte, un té calmante es lo que necesitas, ven a verme esta noche antes de dormir y te lo daré-
-Gracias, pero no creo poder ir esta noche, te-tengo cosas que…- respondió asustada Elina mientras pensaba -Iré y me cogerás por el culo ¿verdad cabrón? me encanta, si voy, claro que voy-
-Para nada Elina, no hay nada que hacer para ti en este aburrido castillo, vendrás a verme esta noche, es una orden- dijo Velimount haciendo especial énfasis en su última palabra
Al escuchar la orden del demonio a Elina casi le da un orgasmo, que el demonio la tratara tan dominantemente la estaba poniendo muy cachonda, entrecruzó sus piernas y apenas pudo mascullar un -Si amo- y atravesar el pasillo apresuradamente mientras en su mente fantaseaba con que la tomara allí mismo, que se la metiera tan salvajemente como solo el sabía y que de ser posible todo el mundo la viera, incluso le habría calentado más si Tollan viera como la empotraban, si viera que le estaba siendo infiel.
-Deberías leer Daemonium Magicae en tus ratos libres- la voz de Velimount la sacó de ese trance -hablaba en serio cuando dije que no tenías nada que hacer en este aburrido castillo y quizás podrías aprender algo de ese libro- Elina solo asintió y se metió en el cuarto de la biblioteca.
Al estar lejos de la mirada del demonio Elina se relajó, recuperó, en medida de lo posible su compostura y arregló su vestuario, era un conjunto simple pero que marcaba bien su figura, una camisa a satín verde y una falda del mismo color, adornada con un mandil unos tonos mas claros que el resto de su ropa, curiosamente se le marcaban las nalgas y los pezones deliciosamente pues había dejado de usar corpiños y bragas ya que era muy difícil satisfacer a los orcos llevando ropa interior, en el caso del bra porque ellos son muy dados a juguetear con las tetas de Elina, y en el de las pantys porque acababa chorreando y lavar su ropa después de haber mamado tanta verga le resultaba fastidioso.
-Ho-hola- dijo con precaución -estoy buscando un libro- mientras decía estas palabras se acercó al mostrador mirando a todas partes, sin embargo el bibliotecario (o bibliotecaria) no se hallaba por ningún lado, por todas partes había estanterías y cajas con libros y más libros. -Holaaa- dijo un poco mas fuerte pero la respuesta fue la misma, así pues Elina comenzó a caminar entre los pasillos de las estanterías, le sorprendía lo grande que era la habitación pues por fuera no parecía que fuese más grande que su propia habitación, sin embargo el pasillo por el que transitaba parecía interminable. De pronto escuchó unos ruidos extraños, agudizó su oído y caminó unos cuantos pasos más, estaba por llegar al cruce de caminos entre estanterías cuando escuchó lo siguiente:
-Anda perra, trágatelo todo- dijo una voz masculina, grave y rasposa, por haber trabajado con orcos antes Elina distinguió fácilmente que el dueño de la voz era un macho de esta especie
Elina al escuchar esto pensó en irse e intentar encontrar al administrador de la biblioteca otro día sin embargo el morbo pudo más y despacio sacó un libro de la estantería adyacente y miró por entre los libros. Frente a ella a la derecha se encontraba un orco sosteniendo a una mujer joven, blanca de piel, con un vestido café muy pegado que recordaban a una trabajadora de la biblioteca y con curiosas orejas respingadas de sus rubios cabellos, los sonidos que emitía le mujer eran de lo mas exquisito de la escena, se veía que le encantaba mamar, no podía ver su cara pero la imaginaba en éxtasis, chupando y lamiendo la verga de aquel soldado con ahínco. De pronto el orco le sacó la verga de la boca, dejándola tosiendo y con hilos de baba escurriendo y le ordenó:
-Anda, párate que te la voy a meter-
La elfa respondió -No, quedamos que solo te la iba a mamar, para ya- sin embargo el soldado hizo caso omiso a la protestade la bibliotecaria y la levantó e hizo que se apoyara en el librero de enfrente, es decir en el librero desde el cual ella los estaba espiando. Casi se cae Elina al ver cara a cara a la elfa, sin embargo ella no la vio, tenía los ojos cerrados y esperaba que el orco comenzara a penetrarla, la pelirroja sonrió, levantó su falda verde y comenzó a masturbarse, ahora un poco mas escondida pues las caras de ambas estaban a unos cuantos centímetros. El orco por fin actuó y comenzó a metérsela tan fuerte que el propio librero se tambaleó y tiró unos cuantos libros de la sección superior, los gemidos de la rubia eran tan fuertes que ni siquiera el ruido de los libros cayendo lograron silenciar los gritos de la elfa
-Ah ah ah si, damelo así carajo-
El orco le propinó una nalgada y le dijo:
-Cuida tu lengua frente a mi zorra-
-Si señor, disculpe, no volverá a pasar ahhh- dijo la elfa, aun sin abrir los ojos
Elina estaba que no podía mas, tenia una mano en su sexo dandose caña a mas no poder y con la otra tapaba su boca y reprimia sus gemidos que brotaban de ella tan eróticamente. El orco, ejerciendo su dominancia sobre la bibliotecaria comenzó a bombear mas y mas fuerte, los gemidos de la rubia aumentaron en sonido y cantidad
-¡Ah ah ah si, Arno, Arno, Arno, damela toda por Arnoooo!- gritaba la elfa
La manera en la que Elina se masturbaba aumento también en velocidad; tal parece que Arno se habia apoderado de todos en la habitación pues los tres se corrieron al mismo tiempo. Mientras el soldado eyaculaba dentro de la elfa ella en un extasis casi divino abrio sus ojos y se topo con la mirada orgasmica y sorprendida de Elina que en un intento de correr se hizo para atrás, sin embargo sus piernas debido al fuerte orgasmo que tuvo no le respondieron y terminó su corrida boca abajo, en el piso de la biblioteca, chorreando el pasillo y gimiendo debilmente.
(Continuará)
Saludos nuevamente, andamos en racha dos relatos jaja, no olviden calificar y de ser posible sus comentarios me ayudarían mucho, nos vemos en unas horas.